Las enfermedades micóticas se encuentran en mamíferos marinos en todo el mundo, y los mamíferos marinos en cautividad parecen ser particularmente propensos a las infecciones fúngicas. Los cetáceos carecen de cornetes nasales, que pueden permitir que los elementos fúngicos entren más fácilmente en el sistema pulmonar. La mayoría de las infecciones parece ser secundarias al estrés, a factores ambientales o a otra enfermedad infecciosa concomitante. Algunas micosis sistémicas presentan distribuciones geográficas diferentes, con muchos hongos ubicuos en estos ambientes.
El diagnóstico se basa en los signos clínicos y se confirma mediante la identificación del microorganismo por biopsia, por evaluación citológica o, preferiblemente, por cultivo. Las pruebas serológicas pueden ser útiles en algunas infecciones. La preparación en fresco de lactofenol de algodón azul puede proporcionar un diagnóstico inmediato para algunos de los hongos morfológicamente distintos. Se pueden examinar frotis tisulares aclarados en hidróxido de potasio al 10 % templado para identificar cuerpos fructíferos característicos o hifas.
La administración de una medicación tópica para la dermatofitosis en pinnípedos es factible. Los cetáceos más pequeños pueden mantenerse fuera del agua en un cabestrillo durante 2-24 horas, siempre que las zonas del cuerpo que no estén tratándose se mantengan húmedas; sin embargo, esta técnica no es muy adecuada debido a las posibles molestias para el animal. De lo contrario, se utiliza tratamiento sistémico, incluyendo las vías oral e intravenosa, así como la nebulización en los casos pulmonares.
Aspergilosis de mamíferos marinos
Se ha diagnosticado aspergilosis pulmonar mortal en varias especies de cetáceos (incluyendo a delfines mulares y orcas) y en diferentes pinnípedos como lobos marinos antárticos (Arctocephalus gazella), focas comunes y leones marinos de California. Además de la forma diseminada, se han descrito aspergilomas en el oído interno de marsopas comunes silvestres y se ha observado aspergilosis cutánea en focas grises (Halichoerus grypus) con micobacteriosis concomitante.
La forma respiratoria se ha diagnosticado a menudo en el examen post mortem; sin embargo, una mayor vigilancia con un control regular de las muestras respiratorias de los cetáceos ha permitido un diagnóstico y tratamiento más precoces.
El uso de antifúngicos profilácticos también ha aumentado con la anticipación de situaciones estresantes, como el transporte. El éxito del tratamiento sigue siendo difícil debido a los retrasos en el tratamiento asociados con el diagnóstico, la naturaleza invasiva del agente fúngico y la dificultad para equilibrar un rango de dosificación seguro y eficaz. Las combinaciones de fármacos antimicóticos como los triazoles y las equinocandinas pueden ser más eficaces. Las lesiones cutáneas responden al tratamiento con povidona yodada tópica y con Ketoconazol (10 mg/kg, PO, cada 24 horas).
Candidiasis en mamíferos marinos
Cortesía del Dr. James McBain.
Cortesía del Dr. Louise Bauck.
Candida spp a menudo forma parte de la microbiota normal de los animales, lo que dificulta el diagnóstico de la candidiasis real. Esta enfermedad micótica frecuente en los cetáceos en cautividad se produce secundariamente al estrés, a la desinfección desequilibrada del agua con cloros o tratamiento antimicrobiano indiscriminado o prolongado. La candidiasis también se ha descrito en pinnípedos. Se ha encontrado en cultivos del espiráculo y del estómago de cetáceos silvestres. Las lesiones de los cetáceos afectados clínicamente se suelen encontrar alrededor de los orificios corporales. En la necropsia o la endoscopia se observan a menudo úlceras esofágicas, especialmente en la zona de unión gastroesofágica. En los fócidos, la inflamación en las uniones mucocutáneas, especialmente en las comisuras de la boca y alrededor de los ojos, el ano y la vulva, es frecuente, aunque también puede observarse en el tracto GI.
El diagnóstico se basa en la identificación de la levadura en el cultivo, la evaluación citológica o la biopsia. La detección y el tratamiento precoces suelen funcionar. La candidiasis suele responder bien al ketoconazol, al itraconazol y a las equinocandinas; la nistatina es a menudo segura y eficaz para las enfermedades orales y GI. Cualquier déficit ambiental debe corregirse. La suplementación con prednisolona (0,01 mg/kg, PO, cada 24 h) puede ser apropiada para compensar la inhibición del ketoconazol de la producción de glucocorticoides. Un estudio anecdótico sugiere una posible reacción tóxica al ketoconazol en un elefante marino del norte (Mirounga angustirostris).
Criptococosis de mamíferos marinos
Otra levadura oportunista, Cryptococcus spp, se ha diagnosticado cada vez más en el noroeste del Pacífico en mamíferos marinos varados. Los microorganismos se suelen inhalar y pueden estar inactivos antes de reactivarse, especialmente en los pulmones y los nódulos linfáticos. También se diagnosticó Cryptococcus neoformans en una enfermedad pulmonar avanzada mortal en un delfín mular. El tratamiento prolongado del delfín con itraconazol (120 días) a las dosis habituales de mamíferos fue ineficaz a pesar de que los niveles séricos del fármaco estuvieron por encima del rango terapéutico indicado.
Dermatofitosis de mamíferos marinos
La dermatitis micótica por Trichophyton spp o Microsporum canis previamente ha respondido bien a la povidona yodada tópica, a la griseofulvina oral o a ambas. Más recientemente, se ha utilizado con éxito una combinación de tratamiento tópico a largo plazo (~65 días) con enilconazol junto con la administración oral de terbinafina para tratar la dermatomicosis en varios leones marinos.
Paracoccidioidomicosis (lobomicosis, lacaziosis) de mamíferos marinos
Cortesía del Dr. James McBain.
Esta enfermedad cutánea desfigurante está causada por la infección por Paracoccidioides brasiliensisceti (anteriormente Lacazia loboi) en delfines. La enfermedad se ha descrito solamente en humanos, delfines mulares del Atlántico y delfines en América Central y del Sur.
El cultivo del microorganismo todavía no ha tenido éxito y el diagnóstico se basa en los hallazgos histopatológicos. Los diagnósticos diferenciales incluyen esporotricosis y cromomicosis, y otras enfermedades fúngicas caracterizadas por una extensa formación de granulomas.
Se han utlizado con diferente resultado el tratamiento excisional y el uso fármacos antimicóticos sistémicos.
La transmisión zoonótica se sospecha por el contagio de un cuidador europeo tras el contacto con un delfín infectado. La mayoría de los casos en personas no tienen antecedentes de contacto con mamíferos marinos.
Micosis sistémicas de mamíferos marinos
Las micosis sistémicas de los mamíferos marinos son un riesgo zoonótico, por lo que se deben tomar medidas adecuadas para prevenir la infección cuando se manipulen animales enfermos o muertos. Cystofilobasidiales ha causado enfermedad mortal en un león marino de California. La blastomicosis ha causado enfermedad mortal en delfines mulares, leones marinos de California, un león marino de Steller (Eumetopias jubatus), osos marinos árticos y osos polares. Se ha descrito una histoplasmosis sistémica mortal en una foca pía en cautividad (Pagophilus groenlandicus), un delfín mular y un delfín del Pacífico de lados blancos. La coccidioidomicosis se ha detectado en delfines mulares, leones marinos de California y nutrias marinas. Cada vez se detectan más casos en nutrias marinas y leones marinos.
La blastomicosis se ha tratado con éxito con un tratamiento intensivo, que incluye itraconazol (3,5 mg/kg, PO, cada 24 h durante 70 días), combinado con tratamiento antimicrobiano y de apoyo cuando está indicado.
Cigomicetos de mamíferos marinos
La zigomicosis (o mucormicosis) está causada por numerosos hongos filamentosos, como Mucor, Rhizopus, Cunninghamella, Apophysomyces spp, Fusarium spp y otros, y se observa cada vez más en mamíferos marinos en cautividad. Se han descrito enfermedades dermatológicas causadas por Fusarium spp en cachalotes pigmeos (Kogia breviceps), en delfines del Atlántico de lados blancos (Lagenorhynchus acutus), focas comunes, focas grises, leones marinos de California y elefantes marinos del norte. Los Mucorales han causado enfermedad mortal en delfines mulares, marsopas comunes y focas pía. Otros cigomicetos se han diagnosticado como causantes de enfermedad mortal en varias especies de mamíferos marinos. Estas infecciones a menudo se consideran como enfermedades en animales inmunodeprimidos. Para tener éxito en el tratamiento, es necesario corregir la causa subyacente de la sensibilidad del hospedador a estas infecciones oportunistas.
El diagnóstico se basa en el cultivo o la identificación del microorganismo por biopsia.
Los casos han respondido al ketoconazol (5 mg/kg, PO, cada 24 horas durante 10 días), fluconazol (0,5 mg/kg, PO, cada 12 horas durante 21 días) o itraconazol (1 mg/kg, PO, cada 24 horas durante 120 días). La fusariomicosis localizada se ha tratado con éxito en una beluga en cautividad (Delphinapterus leucas) utilizando voriconazol después del desbridamiento quirúrgico.
El fármaco de elección es la anfotericina B para las infecciones por cigomicetos, aunque los imidazoles más recientes como el posaconazol pueden tener eficacia clínica a pesar de las pruebas laboratoriales de resistencia. Las terapias combinadas también pueden ser más eficaces.