En cautividad, es prioritario garantizar el bienestar psicológico y físico de los primates no humanos. El bienestar psicológico se ve reforzado por una compañía apropiada (es decir, congéneres compatibles); oportunidades de desarrollar comportamientos relacionados con la búsqueda de alimentos, la exploración y otras actividades apropiadas para la especie, edad, sexo y condición física del animal; y un alojamiento que permita el movimiento natural y adoptar las posturas de descanso.
Las capacidades sensoriales de los primates deben evaluarse continuamente, teniendo en cuenta los sentidos de la visión, el olfato, el gusto, el oído y el tacto. Al igual que sus homólogos humanos, necesitan constantemente estimulación y ejercicio. Cuando los recintos sean del tamaño mínimo legalmente permitido, deben realizarse ampliaciones o añadir áreas de ejercicio, teniendo en cuenta las especies de primates alojadas en el recinto y sus movimientos naturales en los árboles, así como en el suelo.
Las interacciones con los cuidadores humanos deben ser positivas en general y no una fuente de estrés innecesario. La exposición voluntaria de determinadas partes del cuerpo puede enseñarse con refuerzo positivo y se establecerá un vínculo de confianza entre el primate no humano y sus cuidadores.
Los programas de enriquecimiento ambiental bien diseñados e implementados deben cumplir requisitos básicos. Estos incluyen, entre otros, áreas para posarse, ramas y cuerdas para trepar y braquiar, barreras visuales para el retiro y el descanso y cajas para esconderse con suelo o sustrato limpio.
Si un animal muestra comportamientos estereotipados o autolesivos, es necesario atenderlos. El comportamiento repetitivo, como caminar de un lado a otro, dar vueltas, ataques de extremidades flotantes, arrancarse el pelo y acicalarse excesivamente las extremidades, son el resultado de una estimulación mental inadecuada. Se puede instaurar un tratamiento farmacológico y una reorientación del comportamiento, y se recomiendan realizar revaluaciones frecuentes. La fluoxetina es un inhibidor selectivo de la recaptación de serotonina y puede iniciarse a una dosis de 0,2 mg/kg diarios e incrementarse según sea necesario. Si el animal siente dolor debido a algunos de estos comportamientos, también se puede añadir meloxicam. La mejora de los comportamientos anómalos preexistentes es importante y puede llevar varios meses.
La socialización (tanto con especies similares como con sus cuidadores) puede implicar estímulos visuales y auditivos, así como contacto físico. El refuerzo positivo de los comportamientos deseados parece proporcionar un beneficio sustancial a la mayoría de las especies de primates no humanos y debe proporcionarse dentro de las limitaciones de los protocolos de investigación y las prácticas de manejo diarias.
Entre otras opciones de enriquecimiento, se incluyen proporcionar tablas forradas con distintos materiales para estimular el tacto u otros dispositivos de enriquecimiento relacionados con los alimentos, espejos y una amplia variedad de juguetes. Se deben proporcionar en un horario rotativo para mantener la novedad. Las evaluaciones del comportamiento animal, así como la revisión periódica y la evaluación de la eficacia de los componentes del programa de enriquecimiento, deben realizarlas personal adecuadamente entrenado cada 3-6 meses.