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Enfermedades ambientales y lesiones traumáticas de los reptiles

PorStephen J. Divers, BVetMed, DACZM, DECZM, FRCVS
Última revisión/modificación jun 2020

    Las anomalías del pico en los quelonios inhiben la alimentación y a menudo se asocian con traumatismos o hiperparatiroidismo nutricional secundario que conduce a hipocalcemia, distorsión del cráneo y oclusión y desgaste anormales. Los niveles elevados de proteína en la dieta pueden contribuir a acelerar el crecimiento de estos tejidos, mientras que la falta de alimentos abrasivos limita el desgaste natural en cautividad. El tratamiento consiste en recortar y remodelar las estructuras bucales para darles una conformación más normal. Por lo general, el trastorno reaparece debido a maloclusión dental primaria, y puede ser necesario un mantenimiento a largo plazo.

    Los machos de muchas especies pueden ser muy territoriales y exhibir agresividad hacia otros machos o hacia las hembras durante los periodos de apareamiento. Las lesiones a los compañeros de jaula pueden ser graves y la mejor manera de evitarlas es separando a los animales durante la alimentación y reduciendo el número de animales en los grupos de reproducción. Cuando se juntan los individuos separados para la reproducción, deben controlarse cuidadosamente. Si los reptiles deben mantenerse juntos, es vital que el recinto sea lo suficientemente grande para evitar la competición por las fuentes de recursos, especialmente las zonas de sol y las áreas de retiro. Es mejor colocar la comida y el agua en múltiples lugares para evitar que los cohabitantes dominantes intimiden a los otros.

    Las fracturas debidas a traumatismos son comunes en todas las especies. A menudo se asocian con hiperparatiroidismo nutricional secundario en quelonios y lagartos. Los huesos largos se pueden reparar con férulas con coaptación externa ligera. Una manera sencilla de colocar una férula en las extremidades de los lagartos es pegar con cinta adhesiva la extremidad lesionada al cuerpo (extremidades delanteras) o a la cola (extremidades traseras). Estas férulas se toleran bien y protegen el miembro lesionado de daños posteriores. Las fracturas no afectadas por enfermedad ósea metabólica se pueden reparar utilizando las técnicas de fijación establecidas.

    Las heridas presentes en la columna vertebral deben evaluarse individualmente; cuando no existe un desplazamiento evidente, se debe realizar una evaluación radiográfica. Las lesiones espinales localizadas caudalmente a la cloaca pueden tolerarse bien, pero las lesiones craneales a la cloaca causan con frecuencia estreñimiento y retención de uratos, con movimientos variables de la extremidad. Los cambios en el entorno (p. ej., ramas bajas, platos llanos para el agua, sustratos no abrasivos) pueden permitir al lagarto sobrevivir con una calidad de vida aceptable. Dado que estas fracturas son a menudo patológicas (secundarias a hiperparatiroidismo nutricional secundario u osteomielitis crónica), suele requerirse una investigación exhaustiva.

    Las iguánidas agresivas a menudo pueden atacar con sus colas y dañarlas contra el vidrio del terrario u otro mobiliario. El daño continuo puede conducir a una necrosis isquémica de la cola. Puede seguir una infección secundaria y progresar a osteomielitis. En algunos casos, los émbolos sépticos pueden conducir a una infección de la cola. En cualquier caso, se requiere la amputación de la cola, además de la investigación y corrección de los factores predisponentes. La radiografía debe preceder a la cirugía, porque la osteomielitis puede aparecer más craneal que la lesión externa. La amputación de la cola en las iguánidas debe realizarse bajo anestesia, aprovechando la capacidad del lagarto para realizar la autotomía. La cola simplemente se dobla y se tuerce bruscamente para causar una fractura a través de un plano de fractura. Las fibras musculares se recortan, pero la cola se deja sin suturar para favorecer la regeneración. Las condiciones posoperatorias higiénicas son esenciales, pero los antibióticos no lo son. La necrosis de la cola en reptiles que no presentan autotomía requiere una amputación quirúrgica más tradicional con cierre primario de la herida.

    Las quemaduras suelen asociarse con luces incandescentes sin pantalla u otras fuentes de calor. La pérdida de líquidos, la deshidratación y las infecciones bacterianas o fúngicas secundarias son secuelas frecuentes. Sin embargo, muchos pueden tratarse limpiando el lugar, aplicando agentes antimicrobianos tópicos, proporcionando analgésicos y colocando al reptil en un ambiente limpio y seco. En las quemaduras no infectadas, los protectores estériles para la piel pueden aplicarse a la zona para actuar como una "segunda piel". Estos productos permiten el acceso del agua y ayudan a mantener los agentes contaminantes fuera. En los casos de quemaduras graves, se administran líquidos para compensar las pérdidas y pueden estar indicados los antibióticos sistémicos, especialmente si se requiere desbridamiento quirúrgico.

    Las lesiones traumáticas en las tortugas pueden tener como resultado fracturas en el plastrón, el caparazón o ambos. Las reparaciones deben retrasarse en todo lo que no sean heridas recientes. Si están muy contaminados, los tejidos se deben desbridar suavemente, lavar y vendar de forma adecuada usando técnicas de húmedo a seco. Se pueden crear agujeros en los vendajes para permitir que las patas permanezcan expuestas. Si existe una infección evidente, las muestras deben enviarse para microbiología antes de comenzar con los antibióticos sistémicos. Una vez estable, las heridas se deben desbridar otra vez y las fracturas se deberían alinear bajo anestesia general y reparar empleando bridas o un cierre similar. Estas lesiones también se pueden reparar utilizando una resina epoxi o una de fijación rápida extendida por encima de una placa de fibra de vidrio. Los cementos dentales y ortopédicos se han utilizado para estabilizar los tejidos rotos. La cicatrización es lenta y puede requerir 4-6 meses o más.

    La disecdisis, o muda incompleta o inadecuada, puede tener como causa la baja humedad, el ectoparasitismo, deficiencias nutricionales, enfermedades infecciosas, la falta de superficies abrasivas adecuadas o incluso una insuficiencia tiroidea. Con frecuencia, se retienen la cubierta de los ojos y las bandas anulares de la cola o dactilares. La mejor manera de tratar la cubierta de los ojos es aplicando una pomada oftálmica durante varios días o colocar a la serpiente sobre toallas húmedas en una caja con una temperatura ambiente suave. Si los espéculos no se caen, pueden retirarse con cuidado utilizando aumentos y unas pinzas finas. Se recomienda tener paciencia; la cubierta de los ojos nunca se debe forzar para conseguir su extracción, dada la posibilidad de dañar el espéculo y exponer la córnea.

    El traumatismo inducido por la presa, causado por invertebrados vivos no consumidos y presas vertebradas, puede causar traumatismos graves, con infección secundaria y abscesos. Cuando sea posible, se deben ofrecer roedores que se hayan sacrificado recientemente o los congelados y descongelados, con el objeto de prevenir lesiones en los reptiles (se debe descartar cualquier presa muerta que no se haya ingerido al cabo de 12 h). La alimentación con presas vivas es ilegal en muchos países, pero incluso donde es legal debe ser activamente desaconsejada. Las heridas recientes por mordeduras se pueden tratar mediante la limpieza con povidona yodada (a una dilución de 1:10). Los antibióticos tópicos están indicados, pero los antibióticos por vía parenteral basados en el cultivo y el antibiograma pueden ser necesarios. Las heridas no tratadas forman a menudo abscesos y se observan en forma de inflamación blanda o dura. Se debe extirpar quirúrgicamente el absceso junto con su cápsula fibrosa. Los abscesos abiertos o supurativos se deben raspar y lavar con povidona yodada hasta que se produzca el cierre por segunda intención. ( See also page Abscesos.)