Las enfermedades bacterianas son frecuentes en los reptiles, con la mayoría de las infecciones causadas por comensales oportunistas que infectan a hospedadores desnutridos, mal mantenidos e inmunodeprimidos. Se requiere un enfoque integral para asegurar el éxito del plan terapéutico. Es importante no solo para determinar el agente causal, sino también para corregir los factores predisponentes. La terapia apropiada en ausencia de un cuidado y nutrición apropiados finalmente fracasará.
La citología (o histopatología), tinciones de Gram, cultivos y pruebas de sensibilidad se recomiendan para determinar el tratamiento adecuado. En muchas infecciones bacterianas están involucradas bacterias gramnegativas, muchas de las cuales se consideran comensales. Las infecciones anaeróbicas no son infrecuentes, pero los microorganismos pueden ser difíciles de cultivar. Las bacterias grampositivas en los frotis, junto con un cultivo negativo, pueden indicar una infección anaerobia. Alternativamente, si la elección terapéutica está basada en el cultivo aerobio y la prueba de sensibilidad y la respuesta es inadecuada, entonces se debería considerar la presencia de un anaerobio. El uso rutinario de antibacterianos de amplio espectro implica un bajo nivel de habilidad por parte del clínico y no está de acuerdo con las recomendaciones actuales de administración de antimicrobianos.
Septicemia en reptiles
Existen varias afecciones infecciosas que tienen características similares de aparición, sin distinción de las especies. La septicemia es una causa frecuente de muerte. La enfermedad generalizada puede ir precedida de un traumatismo, una infección localizada, parasitismo o estrés ambiental. A menudo se aíslan Aeromonas y Pseudomonas spp; la forma de transmisión parece ser a través de ectoparásitos. La muerte puede ir precedida de un proceso prolongado. La dificultad respiratoria, el letargo, las convulsiones y la falta de coordinación son signos terminales frecuentes. Se pueden encontrar petequias sobre el abdomen, y los quelonios desarrollan eritema de la concha ventral. La higiene y el cuidado pueden ser factores significativos en la reducción de los brotes. Los reptiles afectados se deben aislar y se ha de iniciar el tratamiento antibiótico.
Enfermedad ulcerativa cutánea septicémica en reptiles
Cortesía del Dr. Stephen Divers.
Clásicamente, la enfermedad ulcerativa cutánea septicémica es una enfermedad del caparazón de las tortugas acuáticas causada por Citrobacter freundii; sin embargo, se han aislado varias bacterias de la piel y el caparazón enfermos. Serratia spp puede actuar sinérgicamente al facilitar la entrada de C freundii. Los caparazones que presentan orificio se pueden desprender con una secreción purulenta subyacente. Se observan anorexia, letargo y hemorragias petequiales en el caparazón y la piel; la necrosis hepática y los abscesos también son comunes. Se recomiendan los antibióticos sistémicos y el desbridamiento de heridas. Una higiene correcta es esencial para la prevención.
Otra enfermedad del caparazón de la tortuga está causada por Vibrio (Beneckea) chinnovora, un agente infeccioso frecuente en los crustáceos. El caparazón presenta eritema y desarrolla orificios y ulceración. La septicemia es poco frecuente. Se recomienda el yodo tópico además de los antibióticos. La práctica de la alimentación con cangrejos está con frecuencia implicada en esta afección, por lo que se debe desaconsejar.
Ulceración o dermatitis necrótica en reptiles
Cortesía del Dr. Stephen Divers.
La dermatitis ulcerativa (pudrición de escamas) se observa en serpientes y lagartos mantenidos en condiciones antihigiénicas con humedad y condensación excesivas. Los lechos húmedos y contaminados permiten la proliferación bacteriana y fúngica que, cuando se asocia con la exposición a los productos de degradación fecal y la presencia de piel dañada debida a suelos calefactables inadecuados, puede predisponer a las erosiones cutáneas pequeñas. Si la infección secundaria por Aeromonas spp, Pseudomonas spp y por varias otras bacterias no se trata, puede causar septicemia y muerte. El eritema, la necrosis, la ulceración de la dermis y la descarga exudativa son frecuentes. Aunque las lesiones son a menudo secuelas de heridas cutáneas, también se pueden desarrollar con frecuencia desde el interior, como es el caso de la dermatitis necrótica clásica en la pitón bola. La enfermedad puede aparecer incluso cuando estos animales se mantienen bajo condiciones prístinas, así que no es simplemente cuestión de humedad excesiva y mala higiene. La afección empieza con una hemorragia en las escamas, seguida de pústulas que finalmente dan lugar a lesiones abiertas y ulceradas. El desbridamiento y el tratamiento con antibióticos sistémicos, las pomadas antibióticas tópicas y unas medidas excelentes de higiene y cuidado general son esenciales.
La enfermedad de las ampollas se ha considerado tradicionalmente como una entidad separada, pero es simplemente un estadio inicial de la dermatitis ulcerativa (necrótica). La afectación cutánea se caracteriza por unas pústulas o ampollas que se pueden resolver sin el desarrollo de las lesiones ulcerativas si el tratamiento se empieza pronto. Una lesión térmica de bajo grado puede simular la enfermedad de las ampollas debido al potencial desarrollo de vesículas llenas de líquido.
Abscesos en reptiles
Cortesía del Dr. Stephen Divers.
Las infecciones focales por lesiones traumáticas, heridas por mordeduras o ambientes y a menudo provocadas por un manejo inadecuado se observan en todos los órdenes de reptiles. Los abscesos subcutáneos se observan como nódulos o tumefacciones. El diagnóstico diferencial debe incluir los nódulos parasitarios, los tumores y los hematomas. En los abscesos de los reptiles se han aislado el microorganismo anaerobio Peptostreptococcus y los aerobios Pseudomonas, Aeromonas, Serratia, Salmonella, Micrococcus, Erysipelothrix, Citrobacter freundii, Morganella morganii, Proteus, Staphylococcus, Streptococcus, Escherichia coli, Klebsiella y Dermatophilus, a menudo en combinación. Los abscesos pequeños localizados deben extirparse completamente para evitar la recidiva. En los abscesos localizados se ha de realizar resección total seguida de un tratamiento local agresivo de la lesión, incluyendo lavados diarios con antisépticos. El revestimiento del absceso se debe desbridar exhaustivamente para extraer tanto material como sea posible. Los antibióticos sistémicos rara vez son necesarios después de la extirpación completa. Las bacterias anaerobias son frecuentes en estas lesiones.
Se pueden desarrollar abscesos viscerales como resultado de la infección hematógena o la translocación intestinal. Los abscesos del aparato reproductor de la hembra son frecuentes y pueden causar celiomitis. La intervención quirúrgica está indicada; los antibióticos sistémicos por sí solos rara vez tienen éxito, si es que lo tienen.
Cortesía del Dr. Stephen Divers.
En las serpientes se observan abscesos debajo de las membranas que cubren los ojos y en los otros órdenes se observa conjuntivitis. La gravedad varía de una inflamación leve a panoftalmitis y puede ser el resultado de una estomatitis infecciosa ascendente (véase más adelante). Las tortugas, los lagartos sin membranas que cubren el ojo y los cocodrilos se tratan tópicamente con pomadas antibióticas. En las serpientes y lagartos con membranas que cubren el ojo, se logra el drenaje por medio de la extirpación quirúrgica de una pequeña cuña de la membrana que cubre el ojo y el lavado del espacio entre las membranas y el conducto lagrimal con una solución antibiótica (p. ej., gentamicina). Algunos reptiles afectados, especialmente las tortugas, pueden necesitar suplementos de vitamina A.
Estomatitis infecciosa, en reptiles
Cortesía del Dr. Stephen Divers.
La estomatitis infecciosa se ha descrito en serpientes, lagartos y tortugas, y se caracteriza precozmente por petequias en la cavidad oral; el material caseoso se desarrolla a lo largo de las arcadas dentales a medida que la afección empeora. En los casos graves, la infección se extiende y causa osteomielitis de la mandíbula y el maxilar. Se aíslan con mayor frecuencia Aeromonas y Pseudomonas spp, a menudo presentes en la boca, así como una variedad de bacterias gramnegativas y grampositivas, aerobias y anaerobias. En los casos mal tratados se puede desarrollar una infección respiratoria o intestinal. Están indicados el desbridamiento quirúrgico, la irrigación repetida con antisépticos, la administración de antibióticos sistémicos y la terapia de soporte. Puede estar indicada una intervención quirúrgica agresiva en los casos graves que presentan ulceración o formación de granulomas. La suplementación vitamínica, especialmente con vitaminas A y C, es recomendable, aunque no siempre afecta al curso de la enfermedad.
Neumonía en reptiles
Cortesía del Dr. Stephen Divers.
Las infecciones respiratorias son comunes; la incidencia puede estar influida por parasitismo respiratorio o general, temperatura o humedad ambiental desfavorable, ventilación insuficiente, malas condiciones sanitarias, enfermedades concomitantes y malnutrición. La respiración oral, la secreción nasal o glotal y la disnea son signos frecuentes. A menudo se aíslan Aeromonas y Pseudomonas spp, pero muchas infecciones respiratorias son de carácter mixto. En los casos graves o prolongados se puede desarrollar septicemia. El tratamiento consiste en mejorar el cuidado e iniciar la antibioterapia sistémica, después de la recolección de muestras para el diagnóstico Se ha utilizado la nebulización con antibióticos disueltos en solución salina, en combinación con acetilcisteína, junto con antibióticos parenterales. Los reptiles con infecciones respiratorias se deben mantener entre el límite medio a superior de sus ZTOP. Las temperaturas elevadas son importantes no solo para estimular el sistema inmunitario sino también para ayudar a movilizar las secreciones respiratorias. Las tortugas y los lagartos a menudo tienen una deficiencia subyacente de vitamina A y requieren una corrección dietética.
Micoplasmosis en reptiles
Cortesía del Dr. Stephen Divers.
La micoplasmosis es una causa conocida de rinitis y enfermedad de las vías respiratorias superiores en los quelonios y poliserositis en los cocodrilos. En los quelonios, la enfermedad se ha asociado con la disminución de la población y la enfermedad es a menudo crónica y/o intermitente. En los caimanes americanos, la micoplasmosis produce una enfermedad sistémica grave y con frecuencia la muerte. Se han aislado especies de una variedad de Mycoplasma. Se han desarrollado ayudas diagnósticas por PCR y serología, y se ha recomendado el tratamiento con tetraciclinas y macrólidos.
Otitis en reptiles
Cortesía del Dr. Stephen Divers.
Las tortugas presentan frecuentemente infecciones del oído, especialmente las tortugas de caja y las tortugas acuáticas. Se observa una inflamación intensa de la membrana timpánica y está presente un material caseoso. Se han aislado Proteus spp, Pseudomonas spp, Citrobacter spp, Morganella morganii, Enterobacter spp y otras bacterias. Se debe realizar una incisión en la membrana timpánica seguida de la inspiración completa del material. El tratamiento quirúrgico suele ser curativo siempre que se elimine toda la infección y la trompa de Eustaquio sea patente. La zona abierta se ha de lavar con povidona yodada diluida hasta que el área cicatrice por segunda intención. Los antibióticos sistémicos raramente, o nunca, se requieren. Las infecciones óticas pueden ser secundarias a la hipovitaminosis A o debido a infecciones ascendentes procedentes de la cavidad oral.
Cloacitis en reptiles
Cortesía del Dr. Stephen Divers.
A menudo con un origen traumático, la cloacitis infecciosa se caracteriza por presentar edema y exudado purulento. Los cálculos cloacales pueden alojarse en la cloaca y predisponer a la inflamación y tumefacción locales, a menos que se eliminen. En los abscesos pericloacales, la infección migra con frecuencia cranealmente. Las infecciones ascendentes de las vías genitales o urinarias son secuelas frecuentes. Está indicado un tratamiento agresivo, que incluye el desbridamiento quirúrgico, el tratamiento local de la herida y la administración de antibióticos sistémicos apropiados. Se deben realizar exploraciones fecales para identificar las causas parasitarias potenciales, y la radiografía puede ayudar a identificar causas de tenesmo.
Osteopatía espinal/osteomielitis en reptiles
Cortesía del Dr. Stephen Divers.
Aunque anteriormente se había descrito en la literatura sobre reptiles como enfermedad de Paget, ahora se cree que esta afección es una osteomielitis bacteriana crónica de la columna vertebral. Tradicionalmente, la enfermedad de Paget se caracteriza por episodios repetidos de reabsorción osteoclástica y depósitos óseos, que conducen a huesos densos y frágiles. Por lo general descritas en serpientes, estas lesiones espinales proliferativas y progresivas se han investigado y se cree que están asociadas con infecciones bacterianas crónicas, más comúnmente relacionadas con Salmonella spp en serpientes. El diagnóstico se establece mediante la biopsia o el cultivo sanguíneo. El tratamiento antibiótico a largo plazo puede ser útil, pero el pronóstico suele ser reservado o desfavorable.
Micobacteriosis en reptiles
Cortesía del Dr. Stephen Divers.
Las infecciones micobacterianas se asocian con más frecuencia al adelgazamiento crónico en reptiles silvestres importados y se observan como lesiones granulomatosas durante la necropsia; sin embargo, la infecciones también se han observado en animales criados en cautividad. Los quelonios suelen mostrar afección pulmonar, mientras que los lagartos, las serpientes y los cocodrilos muestran granulomas viscerales. Las especies aisladas son Mycobacterium ulcerans, M chelonae, M haemophilum y M marinum. El cultivo de todos ellos se realiza a temperaturas reducidas y pueden necesitar meses para su crecimiento. La rifampicina y la isoniacida son hepatotóxicos, y la administración requerida a largo plazo probablemente no sea segura. No hay informes de tratamiento exitoso, y la mayoría de los casos se eutanasian en un estadio avanzado de presentación.
Infección por Salmonella enterica en reptiles
Salmonella se han aislado con frecuencia de reptiles clínicamente sanos y deben considerarse parte de la flora GI. Se ha de tener en cuenta la naturaleza zoonótica de estos microorganismos comensales al manipular o tratar a los reptiles. Los intentos por eliminar estos microorganismos de los reptiles y sus huevos no han sido exitosos y tampoco se recomiendan. Los veterinarios y propietarios de reptiles deben estar al tanto de los folletos informativos disponibles de la Association of Reptile and Amphibian Veterinarians.