También ver Nutrición: animales exóticos y de zoológico.
Todos los primates no humanos son sensibles a la deficiencia de vitamina C. La hipovitaminosis C puede producir inmunosupresión y aumento de la sensibilidad a las enfermedades infecciosas antes de que aparezcan los signos clínicos propios de la deficiencia. Las dietas comerciales para primates contienen vitamina C, que es estable durante 3 meses desde que el alimento se procesa y envasa, siempre que se almacene adecuadamente. Las verduras de hoja verde y las frutas cítricas son fuentes suplementarias de vitamina C. La administración oral de preparados pediátricos vitamínicos, que contienen ácido ascórbico, se acepta con facilidad. La ingestión diaria de vitamina C a 3-6 mg/kg previene el escorbuto. El escorbuto se debe tratar con ácido ascórbico a dosis de 25-50 mg/kg/día, hasta que los signos clínicos desaparezcan y el consumo adecuado de vitamina C en la dieta se restablezca.
Los primates necesitan vitamina D para prevenir el raquitismo y la osteomalacia. Los primates de Asia y África pueden aprovechar la provitamina D2 de las plantas; los primates de América Central y América del Sur (Nuevo Mundo) no pueden y requiere la provitamina D3. Las dietas comerciales formuladas específicamente para los primates del Nuevo Mundo deben ser el componente principal de la dieta de estos animales. Los aceites de hígado de pescado proporcionan una fuente adecuada de D3, o se puede añadir tan solo 1,25 UI/g de dieta a la ración. La exposición de los primates a la luz solar facilita la conversión de la vitamina D a sus formas activas. Sin una cantidad suficiente de D3, los primates del Nuevo Mundo pueden desarrollar hiperparatiroidismo secundario nutricional ( ver Osteodistrofia fibrosa en animales).