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Anomalías congénitas y hereditarias del esófago en animales

PorJennifer N. Roberts, DVM, DACT
Revisado/Modificado nov 2022

    Las alteraciones esofágicas clínicamente significativas se suelen manifestar como trastornos de la deglución y como regurgitación, especialmente cuando los cachorros o gatitos se destetan y comienzan a comer alimento sólido. Estas enfermedades se presentan sobre todo en pequeños animales y se pueden clasificar en megaesófago congénito, anomalías por atrapamiento del anillo vascular y acalasia.

    Se cree que el megaesófago congénito resulta de las alteraciones en el desarrollo de la inervación neuromuscular del esófago que controla la dilatación y la peristalsis. En los perros, la incidencia es elevada en el Shar Pei, el Fox Terrier, el Pastor Alemán, el Gran Danés, el Setter Irlandés, el Labrador Retriever, el Schnauzer miniatura, el Terranova, el Goldendoodle y el Teckel. En los Fox Terriers, el megaesófago es un carácter autosómico recesivo; en los Schnauzer miniatura es autosómico dominante. El megaesófago también se produce en gatos Siameses y caballos Frisones.

    El megaesófago puede ser también un componente de una neuropatía congénita más difusa, como la miastenia gravis. Se ha descrito un complejo parálisis-polineuropatía laríngea, que a menudo comprende el megaesófago, en el Dálmata y en el Montaña de los Pirineos. El megaesófago secundario puede desarrollarse en asociación con hipoadrenocorticismo, neoplasia o trastornos GI o neuromusculares como la miastenia grave (consulte Trastornos paraneoplásicos del sistema nervioso).

    Las anomalías del anillo vascular son el resultado de errores en el desarrollo del tercer, cuarto o sexto arcos aórticos y dan lugar al atrapamiento del esófago torácico y la tráquea, lo que provoca signos clínicos que se han descrito en perros, gatos, caballos, ganado vacuno y camélidos. La anomalía más común es el arco aórtico derecho persistente; sin embargo, también se han descrito arterias subclavias derecha e izquierda aberrantes, ligamento arterioso derecho y arco aórtico doble. En perros, los Boston Terriers, los Pastores Alemanes y los Setter Irlandeses son las razas que presentan una mayor incidencia. En los gatos, el arco aórtico derecho persistente puede estar asociado con anomalías esqueléticas axiales. Las pruebas de imagen avanzada, incluida la TC tridimensional, son útiles para el diagnóstico de anomalías específicas y la planificación quirúrgica.

    La acalasia cricofaríngea es un fallo del esfínter esofágico superior (específicamente, del músculo cricofaríngeo) para relajarse durante la deglución, impidiendo así el paso normal del bolo alimenticio desde la faringe caudal al esófago proximal. El Cocker Spaniel y el Springer Spaniel Inglés parecen estar en mayor riesgo. Los signos clínicos se hacen evidentes después del destete durante la transición a alimentos sólidos. El tratamiento de la acalasia congénita es la miectomía cricofaríngea. La acalasia del esfínter esofágico inferior se considera parte de una alteración esofágica motora más generalizada (es decir, el megaesófago) y no una entidad independiente.

    El diagnóstico de un trastorno esofágico suele basarse en los signos clínicos característicos (p. ej., regurgitación, ptialismo, disfagia, neumonía por aspiración) y pruebas de imagen con contraste. El examen radiogáfico puede identificar un esófago distendido y lleno de gas y la fluoroscopia puede identificar alteraciones en la peristalsis esofágica y la deglución. El diagnóstico de la etiología específica subyacente puede requerir más pruebas, como la endoscopia, la prueba de función endocrina y el tratamiento de la miastenia gravis.

    Algunos pacientes levemente afectados con trastornos esofágicos congénitos pueden mejorar con el tiempo; en general, sin embargo, el pronóstico es malo. La neumonía por aspiración es una complicación común y a menudo mortal. Puede ser útil dar de comer en posición elevada, pequeñas cantidades y frecuentes de dieta blanda muy digestible. Para los caballos, se ha sugerido alimentarlos con un puré a la altura del pecho o en pastoreo a tiempo completo. El compromiso del propietario es esencial para un tratamiento exitoso. Experimentalmente, se ha demostrado que el citrato de sildenafilo oral disminuye los episodios de regurgitación y aumenta la ganancia de peso en cachorros con megaesófago congénito idiopático. En un estudio con perros, la corrección quirúrgica de las anomalías de los anillos vasculares tuvo una tasa de supervivencia global del 72 %, mientras en otros estudios con caballos y camélidos, todos murieron o fueron eutanasiados. En los perros, solo el 30 % dejan de tener signos clínicos tras la cirugía. Los signos clínicos persistentes comprenden regurgitación y neumonía por aspiración. La modificación de la dieta suele ser necesaria de por vida.

    Los divertículos esofágicos pueden afectar al esófago cervical inmediatamente por delante de la entrada en el tórax o ser epifrénicos (justo por delante del diafragma). Los divertículos pequeños pueden no causar signos clínicos. En casos más graves, los signos clínicos pueden incluir impactación, esofagitis y, en raras ocasiones, rotura y piotórax. El tratamiento (si es necesario) consiste en la resección quirúrgica. Los divertículos esofágicos justo craneales a la entrada torácica pueden observarse en los Bulldogs Ingleses debido al acortamiento torácico y a la compresión externa del esófago por otras estructuras torácicas.