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Hernias en animales

PorJennifer N. Roberts, DVM, DACT
Última revisión/modificación nov 2022

    Una hernia verdadera se define como un anillo, un saco y un contenido herniario. Las hernias de la pared abdominal son comunes en todas las especies domésticas e incluyen hernias umbilicales y hernias inguinales o escrotales. Las hernias pueden ser directas (a través de una rotura en la pared corporal) o indirecta (a través de un anillo ya existente, como el anillo inguinal o el anillo umbilical). Las hernias congénitas tienden a ser indirectas.

    Las hernias umbilicales varían en tamaño y pueden contener solo grasa o epiplón o, en los casos más graves, asas intestinales. En los perros, los Weimaraners, los Pequineses, los Basenjis y los Airedale Terriers están sobrerrepresentados. En muchos casos, la hernia umbilical se observa en perros con criptorquidia concomitante. Se sospecha etiología hereditaria, pero no se ha podido probar. En el ganado vacuno, la raza Holstein tiene una mayor incidencia. En las Holstein, el padre y la infección umbilical previa se han asociado con un mayor riesgo de hernia umbilical. El diagnóstico en todos los animales se basa en la observación del saco herniario, la palpación, el examen ecográfico y posiblemente la evaluación radiográfica. El cierre quirúrgico del defecto de la pared corporal está indicado en la mayoría de los casos para reducir el riesgo de incarceración intestinal.

    Hernias en animales
    Hernia umbilical congénita, potro, abordaje quirúrgico
    Hernia umbilical congénita, potro, abordaje quirúrgico

    Fotografía intraoperatoria del abordaje quirúrgico de una hernia umbilical congénita en un potro que muestra una incisión circunferencial alrededor del saco herniario.

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    Cortesía del Dr. Lisa Pearson.

    Hernia umbilical congénita, potro, saco herniario abierto
    Hernia umbilical congénita, potro, saco herniario abierto

    Fotografía intraoperatoria en la que se abre el saco herniario de una hernia umbilical congénita en un potro.

    Cortesía del Dr. Lisa Pearson.

    Hernia de hiato, perro, radiografía
    Hernia de hiato, perro, radiografía

    Radiografía lateral con contraste que muestra una hernia de hiato en un perro. La porción oral del estómago está presente en la cavidad torácica, tras haber atravesado el hiato esofágico del diafragma.

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    Cortesía del Dr. Ronald Green.

    Hernia inguinal congénita, potro, aspecto macroscópico
    Hernia inguinal congénita, potro, aspecto macroscópico

    Esta fotografía de un potro muestra el aspecto macroscópico de una hernia inguinal congénita en el lado izquierdo (lado derecho de la imagen con el paciente en decúbito supino), que se caracteriza por tumefacción y asimetría del escroto.

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    Cortesía del Dr. Lisa Pearson.

    Hernia inguinal congénita, potro, contenido de la hernia (intestino delgado)
    Hernia inguinal congénita, potro, contenido de la hernia (intestino delgado)

    Esta fotografía muestra el contenido (intestino delgado) de una hernia inguinal congénita en un potro.

    Cortesía del Dr. Lisa Pearson.

    Hernia inguinal, carnero, ecografía
    Hernia inguinal, carnero, ecografía

    Imagen ecográfica del plexo pampiniforme y del escroto dorsal de un carnero con una hernia inguinal. Los vasos del plexo pampiniforme están dilatados y hay líquido y epiplón dentro de la cavidad vaginal que rodea al testículo. La parte superior de la imagen es dorsal y la inferior ventral. La sonda está orientada longitudinalmente.

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    Cortesía del Dr. Jennifer Roberts.

    Hernia inguinal, carnero
    Hernia inguinal, carnero

    Esta fotografía muestra una hernia inguinal en un carnero Hampshire, con herniación del contenido abdominal y acumulación extensa de líquido en el escroto.

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    Cortesía del Dr. Jennifer Roberts.

    Hernia inguinal, toro
    Hernia inguinal, toro

    La hernia inguinal del toro en esta fotografía se manifiesta como una tumefacción asimétrica (flecha) en la cara proximal del lado izquierdo del escroto.

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    Cortesía del Dr. Jennifer Roberts.

    Las hernias inguinales y las hernias escrotales son frecuentes en cerdos, caballos (especialmente en razas de tiro y de sangre caliente) y en muchas razas de perros. Se sospecha que son hereditarias. Las hernias inguinales también pueden darse en perras y pueden afectar al útero. Los signos clínicos varían desde tumefacción inguinal o escrotal indolora hasta cólico agudo en los caballos o vómitos en los perros, especialmente si el intestino delgado está estrangulado.

    En los caballos, la palpación rectal puede servir para diagnosticar asas intestinales en el anillo vaginal, que se pueden extraer suavemente para proporcionar alivio antes del transporte a una instalación quirúrgica. Cualquier intestino desvitalizado se reseca por celiotomía por la línea medía. En los sementales, el cierre laparoscópico de los anillos inguinales con conservación de los testículos se ha realizado tanto en caballos de pie como en decúbito, con buenos resultados y sin perder la fertilidad. En toros y carneros, las hernias inguinales pueden contener asas de intestino o epiplón. El aumento de la temperatura debido al contenido abdominal en el escroto produce espermatogénesis anormal, defectos en los espermatozoides y disminución de la fertilidad.

    La castración unilateral puede estar indicada si hay un daño irreparable en el testículo o una formación extensa de adherencias. En potros y terneros, el tratamiento médico mediante la reducción de la hernia y la colocación de un vendaje en forma de ocho ha tenido éxito en algunos casos. Las hernias que no se resuelven espontáneamente a una edad temprana deben corregirse quirúrgicamente para prevenir complicaciones posteriores.

    Las hernias entre las cavidades abdominal y torácica que afectan al diafragma son de varios tipos. Las hernias pleuroperitoneales congénitas se han descrito en pequeños animales, caballos y terneros. En los caballos, se ha descrito un tipo específico de hernia, la hernia retroesternal o de Morgagni, en la que un saco herniario sobresale hacia el tórax en la porción tendinosa dorsal izquierda del diafragma. El saco se caracteriza por una cubierta pleural y un revestimiento peritoneal. En los casos descritos, el signo de presentación fue cólico y se diagnosticó mediante celiotomía exploratoria.

    Los defectos se pueden reparar quirúrgicamente usando mallas para reducir el riesgo de recidiva. El saco herniario suele dejarse in situ. En los casos de hernia directa, los signos clínicos incluyen disnea, intolerancia al ejercicio, letargo y pérdida de peso. En el ganado vacuno se ha descrito la hernia del retículo en el tórax, con un defecto diafragmático del lado derecho. Los signos clínicos incluyen anorexia, escasa presencia de feces, timpanismo y disminución o ausencia de rumia. El diagnóstico se basa en la evaluación radiográfica o ecográfica.

    Las hernias peritoneopericárdicas se definen como un defecto embriológico que se produce cuando el tabique transverso no se fusiona durante el desarrollo diafragmático, lo que permite la comunicación entre la cavidad abdominal y el saco pericárdico. El Weimaraner y el gato Común Europeo de pelo largo pueden verse afectados con mayor frecuencia que otras razas. Los signos clínicos reflejan el contenido de la hernia, que puede incluir epiplón, hígado, vesícula biliar o asas del intestino delgado, e incluyen taponamiento cardiaco; estos signos incluyen disnea, taquipnea, intolerancia al ejercicio, tos, vómitos y obstrucción gastrointestinal.

    En muchos casos de hernias peritoneopericárdicas, el diagnóstico es un hallazgo accidental durante la prueba de imagen o la celiotomía por otras razones. En muchos casos se encontraron otros defectos congénitos, como hernia umbilical, criptorquidia, paladar hendido, derivación portosistémica o anomalías esternales o vertebrales. Los pacientes con signos clínicos se tratan con herniorrafia quirúrgica; los pacientes sin signos clínicos deben ser monitorizados estrechamente.

    Las hernias de hiato ocurren a través del hiato esofágico. El tipo I, la hernia deslizante, es la más común en pequeños animales y se caracteriza por el desplazamiento intermitente del esfínter esofágico inferior y del fondo gástrico hacia la cavidad torácica. El tipo II es menos común e implica solo el desplazamiento del fundus gástrico. Las razas braquicéfalas tienen mayor incidencia, sospechándose una naturaleza hereditaria en el Shar Pei.

    Los signos clínicos de las hernias de hiato incluyen disfagia, regurgitación, vómitos, ptialismo y esofagitis debido a la disminución de la función del esfínter esofágico inferior. El diagnóstico se realiza mediante radiografía o fluoroscopia; sin embargo, la naturaleza intermitente puede dificultar el diagnóstico. La esofagitis requiere tratamiento médico. Las hernias de hiato se corrigen quirúrgicamente mediante una combinación de plicatura de hiato, esofagopexia y gastropexia del lado izquierdo.