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Colangiohepatitis canina

PorSharon A. Center, DVM, DACVIM
Revisado/Modificado may 2015

    La colangiohepatitis en perros es rara y se suele asociar con inflamación supurativa e infección del árbol biliar ascendente con una amplia variedad de microorganismos (bacterias entéricas gramnegativas y grampositivas, Salmonella, Campylobacter jejuni, coccidiosis). La colangiohepatitis canina se asocia más comúnmente con trastornos que causan estasis del flujo biliar, formación de mucocele biliar, colelitiasis y manipulaciones quirúrgicas del árbol biliar. Los signos clínicos incluyen anorexia, vómitos, diarrea, letargo, PU/PD, fiebre y dolor abdominal.

    Las anomalías de laboratorio son consistentes con colestasis hepática e incluyen hiperbilirrubinemia y aumento de las actividades de FA, GGT y transaminasas. La ecografía puede revelar anomalías que afectan al árbol biliar o la vesícula biliar. En algunos casos se identifica una ecogenicidad hepática rugosa, que refleja infiltrados inflamatorios del tracto portal y tejido conectivo. En algunos casos, los hallazgos ecográficos pueden indicar la necesidad de una intervención quirúrgica de urgencia (p. ej., mucocele maduro de la vesícula biliar, colelitiasis asociada con EHBDO). Los aspirados o frotis de hígado o bilis pueden revelar inflamación séptica supurativa. Las muestras recogidas del hígado, la bilis y las secciones del árbol biliar deben someterse al cultivo aerobio y anaerobio y a sensibilidad. El tratamiento antibiótico debe basarse en el cultivo de microorganismos, y otros tratamientos deben dirigirse a los procesos patológicos subyacentes. Antes de que los resultados del cultivo y de la biopsia estén disponibles, se suele iniciar un tratamiento con una combinación de ticarcilina, metronidazol y enrofloxicino. Para obtener los mejores resultados en los animales sometidos a cirugía, los antibióticos deben iniciarse antes del procedimiento quirúrgico.