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Descripción general de la enfermedad hepática en pequeños animales

PorSharon A. Center, DVM, DACVIM
Última revisión/modificación may 2015

    El hígado realiza numerosas funciones, que incluyen, entre otras, el metabolismo de lípidos, carbohidratos y proteínas; almacenamiento, metabolismo y activación de vitaminas; almacenamiento de minerales, glucógeno y triglicéridos; hematopoyesis extramedular y síntesis de coagulantes, anticoagulantes y varias proteínas de fase aguda. También influye en las respuestas inmunitarias y contribuye a la digestión mediante la síntesis y la circulación enterohepática de los ácidos biliares y la desintoxicación de muchos compuestos endógenos y exógenos, tóxicos y xenobióticos. Dado que el hígado tiene una gran reserva funcional y la capacidad de regenerarse, la lesión hepática debe ser considerable o crónica y recurrente para causar una disfunción o insuficiencia hepática manifiesta.

    La lesión hepática activa se acompaña de un aumento de la actividad enzimática hepática, con transaminasas citosólicas (ALT, AST) que reflejan de forma aguda la alteración de la permeabilidad o viabilidad de la membrana o el fenómeno de formación de ampollas en la membrana, e inducción enzimática asociada a la membrana (fosfatasa alcalina [FA], gamma-glutamil transferasa [GGT]) que refleja colestasis y aumento de la transcripción de proteínas (inducción enzimática). El hígado está predispuesto a una lesión secundaria debido a su posición centinela entre la circulación sistémica y el tracto GI y porque contiene la mayor población de macrófagos fijos (células de Kupffer) en el cuerpo. La fagocitosis de los macrófagos puede iniciar la liberación de una cascada de citocinas inflamatorias, lo que produce daño celular local y reclutamiento de infiltrados inflamatorios. La considerable actividad metabólica del hígado exagera su exposición a productos nocivos, especialmente en la región centrilobular, donde la alta actividad del citocromo p450 produce productos nocivos y aductos. Los hepatocitos de esta región también se lesionan más fácilmente por la hipoxia. La acumulación de cobre y/o hierro hepáticos puede iniciar y aumentar la lesión hepática a través de mecanismos oxidativos.

    Los signos clínicos de las lesiones hepáticas varían en función del tipo, el mecanismo y la cronicidad de la lesión. Las manifestaciones clínicas frecuentes pueden incluir anorexia, vómitos, diarrea, pérdida de peso y fiebre. Con una lesión hepática difusa grave, los animales pueden presentar ictericia y mostrar poliuria y polidipsia (PU/PD), alteraciones de la coagulación y ascitis. La ascitis indica el desarrollo de hipertensión portal y se suele asociar con la formación de derivaciones portosistémicas adquiridas (DPSA) e hipoalbuminemia concomitante. La encefalopatía hepática (EH) se desarrolla en la enfermedad hepática adquirida solo cuando se han desarrollado fibrosis difusa y DPSA, en la insuficiencia hepática aguda fulminante o secundaria a derivaciones portosistémicas congénitas (malformaciones congénitas de la vena porta que desvían la sangre portal directamente a la circulación sistémica). El color fecal puede cambiar con la oclusión completa de los conductos biliares (heces acólicas o de color pálido) o debido a una mayor eliminación de bilirrubina entérica (color fecal verde). La hepatomegalia se encuentra con trastornos infiltrativos difusos o de almacenamiento, obstrucción aguda del conducto biliar extrahepático (EHBDO), malformaciones quísticas biliares congénitas o congestión pasiva, mientras que la microhepática (hígado pequeño) suele reflejar hipoperfusión venosa portal, desviación de factores hepatotróficos entéricos normalmente liberados en la circulación portal, o la presencia de fibrosis hepática crónica en perros.