En todos los animales se da un cierto grado de inflamación durante la erupción de los dientes deciduos y permanentes. Sin embargo, si hay maloclusión, la enfermedad periodontal grave es inevitable. En los caballos, se trata de una secuela común de la formación de diastemas, traumatismos orales, fracturas dentales e impactos, y suele ir acompañada de un desgaste irregular.
En las ovejas, la enfermedad periodontal de los dientes rostrales mandibulares (incisivos) a menudo se conoce como boca quebrada. Algunas veces se afecta drásticamente la viabilidad de la ovejas en pastoreo. La vida productiva de muchas ovejas alimentadas en estabulación suele ser 2 años más larga que la de los animales alimentados en pastoreo. Es poco lo que se puede hacer para alterar la progresión de esta enfermedad, aunque se recomienda la profilaxis dental y la restauración de la regularidad de las superficies de oclusión de los incisivos. Esto se puede conseguir usando un triturador dental o un rodillo dental de hoja fina.