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Infección por herpesvirus equino

(Rinoneumonitis vírica equina, virus del aborto equino)

PorKara M. Lascola, DVM, MS, DACVIM-LA, Department of Clinical Sciences, College of Veterinary Medicine, Auburn University;Lindsey Boone, DVM, PhD, DACVS-LA, Department of Clinical Sciences, College of Veterinary Medicine, Auburn University
Revisado/Modificado jul 2023

Los herpesvirus equinos son ubicuos en todo el mundo, siendo el HVE-1 y el HVE-4 los que tienen mayor importancia clínica como causantes de enfermedad respiratoria en los caballos. Los signos clave son fiebre, secreción nasal, malestar, faringitis y tos. El HVE-1 también puede causar abortos tardíos o enfermedades neurológicas (mieloencefalopatía por herpesvirus equino, MHE). El diagnóstico se realiza principalmente mediante la técnica de PCR en hisopos nasales o sangre completa. El tratamiento es en gran medida de apoyo, aunque se ha descrito el uso de fármacos antivirales para el tratamiento de caballos con MHE.

Etiología y epidemiología de la infección por el herpesvirus equino

El herpesvirus equino de tipo 1 (HVE-1) y el herpesvirus equino de tipo 4 (HVE-4) son alfa herpesvirus y comprenden dos grupos de virus antigénicamente distintos que previamente se han denominado subtipos 1 y 2 del HVE-1. La infección y enfermedad por el HVE-4 se limita a los caballos, y el HVE-1 causa enfermedad en la mayoría de los équidos, así como en otras especies. Los dos virus están distribuidos mundialmente en la población de caballos y producen enfermedad respiratoria febril aguda después de la infección primaria, caracterizada por rinofaringitis y traqueobronquitis.

El reservorio natural tanto del HVE-1 como del HVE-4 es el caballo y la latencia es un sello distintivo de la infección. La transmisión se produce a través de secreciones nasales (contacto directo, fómites, aerosoles). La replicación vírica se produce en la mucosa y los nódulos linfáticos de las vías respiratorias superiores y va seguida de viremia asociada a células. Una vez infectado, se produce una latencia vírica (p. ej., en los ganglios trigéminos o en los linfocitos de la sangre periférica) y se establece un estado de portador en los caballos jóvenes. El estrés precipita la reactivación vírica, la excreción y nuevas infecciones, perpetuando así el virus en la población equina. La transmisión se produce por contacto directo o indirecto con las secreciones nasales infecciosas, fetos abortados, placentas o líquidos placentarios. En los caballos individuales, el resultado de la exposición está determinado por la cepa viral, el estado inmunitario, el estado de preñez y posiblemente la edad.

Los brotes de enfermedad respiratoria se producen anualmente entre grupos de potros o caballos jóvenes de rendimiento en áreas con poblaciones concentradas de caballos. La mayoría de estos brotes en potros destetados están causados por las cepas de HVE-4. También pueden darse brotes esporádicamente que afecten a caballos de cualquier edad y varíen según la distribución estacional y geográfica, con una manifestación de la enfermedad determinada por el estado inmunitario y la población de caballos. Además de la enfermedad respiratoria, los brotes de HVE-1 se asocian con otras enfermedades, como el aborto tardío (tormentas de abortos), la mieloencefalopatía por herpesvirus equino (MHE) y la muerte neonatal del potro. Las yeguas pueden abortar varias semanas o meses después de la infección clínica o subclínica con el HVE-1. La forma neurológica del HVE-1 (MHE) ha demostrado una morbilidad y mortalidad crecientes en los brotes documentados desde el año 2000. El USDA-APHIS designó al HVE-1 como una enfermedad emergente y es de declaración obligatoria en muchos estados de EE. UU. La infección por el HVE-4 puede causar brotes de enfermedades respiratorias, pero rara vez provoca abortos en yeguas gestantes.

Hallazgos clínicos de la infección por el herpesvirus equino

  • Enfermedad respiratoria.

  • Abortos

  • Enfermedad neurológica.

El periodo de incubación del HVE es de 2-10 días. Los caballos sensibles presentan fiebre de 38,9-41,7 °C, neutropenia y linfopenia, secreción nasal serosa, malestar, faringitis, tos, inapetencia y/o linfadenopatía submandibular o retrofaríngea. Es frecuente que los caballos infectados con el HVE-1 desarrollen una fiebre bifásica (1-2 días y 4-8 días), coincidiendo la viremia asociada a linfocitos con el segundo pico de temperatura. Las infecciones bacterianas secundarias son frecuentes y se manifiestan con exudados nasales mucopurulentos y trastornos pulmonares. La infección es leve o inaparente en los caballos con exposición inmunológica previa al virus por una infección anterior o vacunación.

Es infrecuente que las yeguas que abortan después de la infección por HVE-1 manifiesten signos previos del proceso. Los abortos se producen 2-12 semanas después de la infección, por lo general en los 7-11 meses de la gestación. Los fetos abortados están frescos o presentan autólisis mínima, y la placenta se expulsa poco después del aborto. No hay evidencia de daño al aparato reproductor de la yegua, y la concepción subsiguiente no está afectada. Las yeguas expuestas al final del periodo de gestación pueden no abortar, pero parir potros vivos con neumonitis viral fulminante. Esos potros son sensibles a infecciones bacterianas secundarias y suelen morir a las pocas horas o días.

Los brotes con cepas específicas del HVE-1 dan lugar a una enfermedad neurológica debida a la MHE. Los signos clínicos varían desde falta leve de coordinación y paresia caudal a parálisis caudal grave con postración, pérdida de la función de la vejiga urinaria y la cola, y pérdida de sensibilidad en la piel de las áreas perineal e inguinal. En casos excepcionales, la parálisis puede evolucionar hasta tetraplejia y muerte. El pronóstico depende de la gravedad de los signos y del periodo de decúbito.

Lesiones

Los mecanismos patogénicos del HVE-1 y el HVE-4 difieren: el HVE-4 se limita al epitelio de las vías respiratorias y a los nódulos linfáticos asociados, mientras que las cepas del HVE-1 desarrollan viremia asociada a linfocitos y tienen predilección por el endotelio vascular, especialmente dentro de la mucosa nasal, los pulmones, la placenta, las glándulas adrenales, la tiroides y el SNC. La cepa neuropática del HVE-1 produce una carga virémica de 10 a 100 veces mayor que la de las cepas no neuropáticas.

Las lesiones macroscópicas de la rinoneumonitis viral son la hiperemia y la ulceración del epitelio respiratorio, y los focos múltiples, pequeños, de color morado, en los pulmones. Histológicamente hay evidencia de inflamación, necrosis e inclusiones intranucleares en el epitelio respiratorio y en los centros germinales de los nódulos linfáticos asociados. Las lesiones pulmonares se caracterizan por infiltración neutrofílica de los bronquiolos terminales, infiltración celular mononuclear peribronquiolar y perivascular, y exudados serofibrinosos en los alvéolos.

Las lesiones típicas en fetos abortados por el HVE-1 incluyen edema pulmonar con líquido pleural; áreas multifocales de necrosis hepática; petequias en el miocardio, la glándula adrenal y el bazo; y necrosis del timo. Las inclusiones intranucleares se encuentran en el tejido pulmonar, hepático, adrenal y linforreticular.

Los caballos con enfermedad neurológica asociada con HVE-1 pueden no presentar lesiones visibles o solo evidencia mínima de hemorragia en las meninges, cerebro y parénquima de la médula espinal. Histológicamente, las lesiones son discretas y comprenden vasculitis con lesión celular endotelial y manguitos perivasculares, formación de trombos y hemorragia y, en los casos avanzados, áreas de malacia. Las lesiones pueden producirse en cualquier nivel del cerebro o de la médula espinal.

Diagnóstico de la infección por herpesvirus equino

  • Ensayo de PCR

  • Aislamiento viral.

La rinoneumonitis vírica equina es difícil de diferenciar clínicamente de la influenza equina, de la arteritis vírica equina o de otras infecciones respiratorias equinas basándose solamente en los signos clínicos. El diagnóstico definitivo se determina con más frecuencia por prueba de PCR o a partir de muestras obtenidas por vía nasofaríngea tomadas con torundas y con una muestra de sangre con citratos (capa leucocitaria) tomada al principio de la infección; el aislamiento del virus también es posible, pero requiere más tiempo. La prueba de PCR con hisopo nasal proporciona una evaluación más precisa de si un animal está excretando el virus, pero dado que los caballos pueden excretar de forma intermitente, puede dar lugar a resultados falsos negativos.

En los casos de sospecha de aborto por el HVE-1, el diagnóstico definitivo se basa en la prueba de PCR, el aislamiento del virus y las lesiones macroscópicas y microscópicas características en el feto abortado. Los tejidos pulmonar, hepático, adrenal y linforreticular son fuentes productoras del virus. Las pruebas serológicas de las yeguas después de abortar tienen poco valor diagnóstico.

El diagnóstico del HVE-1 neuropático se determina mediante prueba de PCR en tiempo real en muestras obtenidas de las secreciones nasales, LCR o tejido neural. El diagnóstico presuntivo se basa en los signos clínicos y el análisis de LCR (xantocromia, disociación albuminocitológica). El examen post mortem revela un manguito perivascular característico y una hemorragia en el SNC.

Tratamiento de la infección por el herpesvirus equino

  • Cuidados de apoyo

  • Antivirales

No hay un tratamiento específico para la infección por el HVE. El reposo, los cuidados de apoyo y los AINE están indicados para minimizar las complicaciones secundarias y para tratar la fiebre >39 °C. El tratamiento antimicrobiano solo se instaura a partir de la sospecha de infección bacteriana secundaria, evidenciada por las secreciones nasales purulentas o por la enfermedad pulmonar. La mayoría de los potros infectados prenatalmente con HVE-1 mueren poco después de nacer a pesar de los cuidados intensivos y de los medicamentos antimicrobianos. Si los caballos con enfermedad neurológica asociada con HVE-1 permanecen ambulantes o bien en decúbito solo 2-3 días, el pronóstico suele ser favorable.

La administración de aciclovir (10 mg/kg, PO, 5 veces al día) se ha descrito para su uso en caballos con MHE, pero tiene una biodisponibilidad muy baja. El valaciclovir (30 mg/kg, PO, cada 6-8 horas), un profármaco del aciclovir, se ha mostrado prometedor en el tratamiento de los caballos afectados experimentalmente y en la profilaxis durante los brotes de HVE-1, aunque se necesita más información sobre su eficacia sobre la infección natural. Recientemente se ha descrito el uso de productos con heparina para el tratamiento de la MHE. Los cuidados intensivos son necesarios para evitar la congestión pulmonar, la neumonía, la rotura de la vejiga urinaria o la atonía intestinal en los pacientes con MHE. La recuperación puede ser completa; sin embargo, un reducido porcentaje de casos presenta secuelas neurológicas.

Prevención de la infección por el herpesvirus equino

  • Inmunidad natural.

  • Manejo y bioseguridad.

  • Vacunación

La inmunidad tras la infección natural por HVE-1 o HVE-4 consiste en una combinación de inmunidad humoral y celular. Aunque haya poca protección cruzada entre los tipos virales después de la infección primaria en los potros nunca expuestos, se desarrolla una protección cruzada en los caballos después de las infecciones repetidas con un tipo viral particular. Los herpesvirus equinos de tipo 1 (HVE-1) y 4 (HVE-4) son endémicos en las poblaciones de caballos como resultado de la latencia del virus en la mayoría de los caballos adultos (1). La infección permanece latente durante la mayor parte de la vida del caballo, aunque el estrés o la inmunosupresión puede provocar un recrudecimiento de la enfermedad y la eliminación del virus infeccioso. La inmunidad a la reinfección de las vías respiratorias puede persistir hasta 3 meses; sin embargo, las infecciones múltiples dan lugar a un nivel de inmunidad que previene el desarrollo de signos clínicos de enfermedad respiratoria. La disminución de la resistencia en las yeguas preñadas permite el desarrollo de una viremia asociada a células, que puede ocasionar una infección transplacentaria del feto.

Para la prevención y el control de las enfermedades relacionadas con el HVE-4 y el HVE-1, se recomiendan pautas de manejo y bioseguridad que disminuyan la diseminación del virus. En un brote, estos incluyen protección de barrera, higiene y desinfección estrictas y aislamiento de los caballos en contacto y afectados durante 28 días después de la recuperación del último caso clínico. La transmisión se produce de forma aerógena a través de gotículas o por contacto y el virus puede permanecer viable en superficies comunes durante aproximadamente 48 horas en condiciones ambientales reales. Los caballos nuevos (o los que regresan de otras instalaciones) deben aislarse durante 21 días antes de mezclarlos con los caballos residentes, especialmente con las yeguas preñadas. Las situaciones de estrés inducidas por el manejo deben evitarse para prevenir la recrudescencia del virus latente. Las yeguas gestantes deben mantenerse en un grupo alejado de los potros destetados, potrancos y caballos fuera de entrenamiento.

Actualmente, no existe una vacuna que ofrezca una protección completa frente al HVE, particularmente el aborto asociado al HVE-1 y la MHE. La vacunación (HVE-4 y HVE-1) con los productos actualmente disponibles debe comenzar cuando los potros tengan entre 4 y 6 meses de edad. Se administra una segunda dosis 4-6 semanas más tarde y una tercera dosis a los 10-12 meses de edad. Las revacunaciones pueden indicarse cada 6 meses, hasta la madurez (5 años de edad). Para caballos adultos no gestantes, las pautas actuales de vacunación recomiendan que los caballos <5 años de edad, en yeguadas de cría o en contacto con yeguas gestantes, alojados en instalaciones con movimiento frecuente dentro o fuera de las instalaciones, o que son caballos de rendimiento o carreras en situaciones de alto riesgo, sean revacunados en intervalos de 6 meses o con mayor frecuencia, dependiendo de las normas de vacunación específicas de cada instalación o evento. Se recomienda una vacuna de HVE-1 inactivada para prevenir el aborto por HVE-1. La vacuna debe administrarse durante los meses 3, 5, 7 y 9 de preñez. Las yeguas a menudo se vacunan con el HVE-1/ HVE-4 inactivado en un intervalo de 4-6 semanas antes del parto. Está disponible una vacuna viva modificada del HVE-1 para ayudar a prevenir la enfermedad respiratoria causada por el HVE-1. Los eventos de la United States Equestrian Federation (USEF) actualmente exigen la documentación de la vacunación frente al HVE (y el virus de la influenza equina) en los 6 meses anteriores a la entrada en el lugar del evento.

Infección por otros herpesvirus equinos

El herpesvirus equino de tipo 2 (HVE-2), un gammaherpesvirus, se localiza en la mucosa respiratoria, en las conjuntivas y en los leucocitos de caballos sanos de cualquier edad. Su importancia patogénica sigue siendo poco clara. Se ha sugerido que el HVE-2 es la causa de la queratoconjuntivitis herpética y la faringitis en potros y se ha implicado en el desarrollo de asma de leve a moderada en caballos jóvenes y atléticos. El herpesvirus equino de tipo 3 (HVE-3) es la causa del exantema coital equino, una enfermedad exantematosa progenital benigna. La enfermedad respiratoria asociada con la infección por el HVE-3 no está descrita.

El herpesvirus gamma equino de tipo 5 (HVE-5) ha surgido como el patógeno asociado con fibrosis pulmonar multinodular equina (FPME). El papel del HVE-5 en la FPME no está claro (es decir, si es precipitante, causal o accidental). Los signos clínicos incluyen pérdida de peso, tos, fiebre (variable) y dificultad respiratoria. La FPME se observa principalmente en caballos de mediana edad, aunque se ha descrito en caballos jóvenes. Los hallazgos de la exploración física incluyen taquicardia, taquipnea, aumento del esfuerzo respiratorio (inspiratorio) y mala condición corporal. Las sibilancias y las crepitaciones a menudo se auscultan sin necesidad de volver a respirar. En los primeros casos, la FPME puede confundirse con el asma grave o la bronconeumonía. Además de la FPME, el HVE-5 se ha asociado con la enfermedad linfoproliferativa y el linfoma. Un caso inusual describe un caballo de 21 años con pancitopenia profunda y fibrosis pulmonar; el HVE-5 se aisló de la médula ósea de este caballo.

Las pruebas diagnósticas de la FPME incluyen análisis rutinarios de sangre, radiografías torácicas y prueba de PCR específica del virus en las secreciones pulmonares (lavado broncoalveolar) o muestras de biopsia pulmonar percutánea. El hemograma completo muestra leucocitosis neutrofílica con o sin hiperfibrinogenemia y anemia. Los hallazgos en las radiografías torácicas varían desde un patrón intersticial moderado a un patrón reticulonodular grave. La ecografía torácica puede revelar una rugosidad pleural difusa, así como nódulos discretos en la enfermedad avanzada. El diagnóstico diferencial de las imágenes radiográficas incluye neumonía fúngica y neoplasia metastásica, ambas relativamente infrecuentes. La prueba diagnóstica ante mortem más común es la PCR prueba específica del virus del líquido de lavado broncoalveolar. Se puede realizar una biopsia pulmonar percutánea guiada por ecografía para confirmar el diagnóstico y establecer un pronóstico. La evaluación histopatológica muestra granulomas multifocales, hiperplasia de neumocitos tipo II y acumulación celular intraluminal. La fibrosis pulmonar avanzada indica un mal pronóstico de supervivencia.

El pronóstico global de supervivencia en caballos diagnosticados con FPME es de ~50 % y el tratamiento es prolongado. Los caballos con FPME han respondido al tratamiento con antivirales. El valaciclovir (30 mg/kg, PO, cada 8 horas) o el aciclovir (10 mg/kg, IV, en 1 L de fluido cristaloide isotónico en infusión continua durante 1 hora, cada 12 horas × 2 días) parecen prometedores, aunque la sensibilidad del virus a estos medicamentos y su eficacia en el tratamiento de la FPME no se conoce. También se administra un tratamiento antimicrobiano de amplio espectro para combatir la infección bacteriana secundaria. La administración de corticoesteroides es controvertida, aunque se usan con frecuencia. Los corticoesteroides (0,08-0,1 mg/kg, IV, cada 24-48 horas) pueden mejorar el resultado de la enfermedad mediante la reducción de citocinas pulmonares y mediadores inflamatorios; sin embargo, también pueden causar inmunosupresión, lo que puede aumentar la replicación viral y la gravedad de la enfermedad.

Puntos clave

  • El HVE-1 y el HVE-4 son las principales causas de enfermedad respiratoria vírica en los caballos. El HVE-1 también causa abortos y enfermedad neurológica y es de declaración obligatoria en varios estados de EE. UU.

  • La latencia vírica y el estado de portador están asociados con la infección por el HVE; esto permite que el virus se mantenga dentro de las poblaciones de caballos.

  • La transmisión se produce principalmente a través de las secreciones respiratorias; el diagnóstico se basa en una serie de PCR de un hisopo nasal en caballos que excretan activamente y una serie de PCR de sangre completa en caballos virémicos.

  • La vacunación y las prácticas de bioseguridad adecuadas son esenciales para controlar los brotes y prevenir la diseminación del HVE.

  • El HVE-5 es un agente causal potencial de FPME, mientras que el HVE-2 tiene una importancia cuestionable como causa de enfermedad respiratoria en los caballos.

References

  1. Patel JR, Heldens J. Equine herpesviruses 1 (EHV-1) and 4 (EHV-4): epidemiology, disease and immunoprophylaxis: a brief review. Vet J. 2005;170:14-23.

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