La erisipela es una infección causada por Erysipelothrix rhusiopathiae. Los signos clínicos más comunes son la muerte súbita, las lesiones cutáneas y los tarsos hinchados. El diagnóstico se realiza mediante frotis de impresión, PCR y/o aislamiento e identificación. El tratamiento es por lo general con penicilina de acción rápida. La erisipela es zoonótica.
La erisipela es una enfermedad bacteriana causada por la infección por Erysipelothrix rhusiopathiae. La enfermedad se observa con mayor frecuencia como septicemia, pero existen formas urticariales y endocárdicas. E rhusiopathiae infecta a una amplio rango de hospedadores aviares y mamíferos. La enfermedad se ha descrito en aves domésticas, especies de aves silvestres, aves silvestres en cautividad y mamíferos. Se ha descrito también esta infección en reptiles y anfibios. El microorganismo también se ha aislado de la superficie del pescado (sin causar la enfermedad), que puede servir como una fuente de infección para otras especies. Desde un punto de vista económico, los pavos son las aves de granja más afectadas, pero se han producido brotes graves en pollos, patos y gansos. Entre los mamíferos afectados, los cerdos son las especies más importantes económicamente, pero la infección por E rhusiopathiae también es una causa de poliartritis en los corderos. (También ver Infección por Erysipelothrix rhusiopathiae (erisipela, poliartritis no supurativa, cojera posterior a la inmersión).)
La erisipela en avicultura se observa en todo el mundo y, aunque se considera una enfermedad esporádica, existen zonas endémicas.
Etiología y microorganismos relacionados de la erisipela en aves de producción
E rhusiopathiae es una bacteria anaerobia facultativa. Se han descrito otras dos especies genómicas, E tonsillarum y E inopinata, pero ninguna se considera patógena en avicultura. Morfológicamente, E tonsillarum y E inopinata no pueden diferenciarse de E rhusiopathiae. E rhusiopathiae es grampositiva, pero tiende a decolorarse, particularmente en cultivos antiguos. El microorganismo es pequeño, no es acidorresistente, no es móvil, no forma esporas y no produce toxinas conocidas. No tiene flagelo, pero se ha demostrado la existencia de una cápsula.
La morfología celular de E rhusiopathiae es variable. La presencia de factores de virulencia como la neuraminidasa desempeña un papel en la adhesión bacteriana y en la invasión de las células hospedadoras. Las células aisladas de tejidos durante una infección aguda o de colonias uniformes muestran bacilos rectos o ligeramente curvados que pueden formar cadenas cortas. Las células de cultivos viejos o de colonias desiguales tienden a ser filamentosas y pueden confundirse con micelios. Las formas filamentosas suelen aparecer después de pases múltiples en medios artificiales.
E rhusiopathiae tiene tres tipos de colonias y crece fácilmente en los medios de cultivo comunes que contienen sangre o sueros de varios animales. Es posible aumentar el crecimiento reduciendo el contenido de oxígeno o incrementando el dióxido de carbono a niveles del 5-10 %. La temperatura de incubación óptima es de 35-37 °C, y el intervalo de pH óptimo de 7,4-7,8.
El organismo no se elimina fácilmente con los desinfectantes habituales de los laboratorios. Es bastante resistente a la desecación y puede sobrevivir a los procesos de ahumado y encurtido. Puede sobrevivir en la cama o en el suelo durante varios periodos de tiempo. Los portadores infectados pueden excretar el microorganismo e infectar el ambiente y dificultar la desinfección de las instalaciones. Se inactiva con una concentración de 1:1000 de bicloruro de mercurio, una solución de hidróxido de sodio al 0,5 %, cresol líquido al 3,5 %, una solución de fenol al 5 %, amonio cuaternario, cloro o formol al 0,5 %, siempre que no esté en materia orgánica.
Aunque se han descrito 26 serotipos diferentes de E rhusiopathiae a partir de una prueba de difusión en gel de agar, algunos de estos serotipos han sido E tonsillarum tras su confirmación como especie distinta. Los serotipos 1, 2 y 5 de E rhusiopathiae se han aislado con mayor frecuencia en avicultura.
Epidemiología de la erisipela en aves de producción
La erisipela aparece esporádicamente en aves de todas las edades. Es ubicua en la naturaleza y se encuentra donde se descomponen las sustancias nitrogenadas. Los pavos son sensibles independientemente del sexo o la edad, aunque en condiciones de campo es más frecuente en las aves de más edad. Los últimos datos indican que puede haber una resistencia genéticamente relacionada en los pavos. La incidencia es mayor en los machos, pero esto no se ha confirmado con datos experimentales. La erisipela puede afectar a la fertilidad de los machos y puede contribuir a la disminución de la calidad y a las pérdidas de la cría. Con la introducción de la cría ecológica y sin jaulas de las ponedoras comerciales, se ha registrado un número creciente de infecciones de erisipela en los pollos.
La infección se produce por la entrada de los microorganismos a través de cortes en la piel, a través de las membranas mucosas como en el caso de la inseminación artificial, por la ingestión de alimentos contaminados (en particular, el canibalismo de cadáveres infectados) y, posiblemente, por la transmisión mecánica a través de las picaduras de insectos. El ácaro rojo de las aves de producción puede contener el microorganismo y servir de vector mecánico. Las peleas y el canibalismo incrementan las pérdidas.
El microorganismo se libera en las heces de los animales infectados y contamina el suelo, en el que puede sobrevivir durante largos periodos, según la temperatura y el pH. Las aves de granja, al igual que otros animales, pueden ser portadores asintomáticos de la enfermedad y liberar el microorganismo. Los portadores pueden excretarlo por las heces, la orina, la saliva y las secreciones nasales. Puede producirse la transmisión a las naves a través de los roedores.
En los lotes no vacunados, las tasas de morbilidad y mortalidad pueden alcanzar el 40-50 %, pero la mortalidad suele ser <15 %. En grupos vacunados, algunas aves pueden estar deprimidas durante un corto periodo de tiempo y recuperarse. La virulencia del microorganismo influye en la mortalidad de las aves vacunadas y no vacunadas.
No se ha demostrado que exista una correlación entre el serotipo, la estructura química o el patrón bioquímico y la manifestación de las formas septicémicas, urticariales o endocárdicas de la erisipela.
Hallazgos clínicos de la erisipela en aves de producción
La erisipela es principalmente una infección aguda que causa la muerte súbita. En un lote afectado, algunas aves pueden estar deprimidas, pero se activan fácilmente; en 24 horas, algunas aves estarán muertas. Justo antes de la muerte, algunas aves pueden estar muy decaídas, con un paso inestable. La enfermedad clínica crónica en un lote no es habitual, pero se da; las aves pueden presentar lesiones cutáneas y tarsos hinchados. Los pavos con endocarditis vegetativa no tienen habitualmente signos clínicos y pueden morir súbitamente. Debe sospecharse una erisipela en grupos a los que se inseminó artificialmente 4-5 días antes de que se produzca la muerte de animales que carecen de sintomatología clínica. El tiempo frío y lluvioso que coincide con el inicio de la madurez sexual aumenta el riesgo de enfermedad clínica. Los signos clínicos en pollos consisten en debilidad general, depresión, diarrea y muerte súbita. La mayoría de las aves enfermas mueren. En las gallinas ponedoras, el consumo de agua y la producción de huevos pueden disminuir notablemente. La disminución de la producción de huevos y el edema conjuntival pueden observarse en las explotaciones ecológicas sin jaulas.
Lesiones
Cortesía del Dr. Patricia Wakenell.
En la necropsia, es frecuente un oscurecimiento generalizado de la piel o áreas de varios tamaños de oscurecimiento difuso. El hígado y el bazo están agrandados y friables y pueden mostrar un aspecto moteado. Pueden observarse otras lesiones macroscópicas, como peritonitis por yema de huevo, pericarditis, petequias en el corazón, exudado catarral en el tracto GI y degeneración de la grasa asociada al muslo y al corazón. La lesión vascular y los trombos de fibrina son hallazgos frecuentes en la exploración microscópica.
Diagnóstico de la erisipela en aves de producción
Cortesía del Dr. Jean Sander.
El diagnóstico se basa en la necropsia, frotis de impresión del hígado o del bazo que demuestran la presencia de microorganismos grampositivos y la PCR.
El diagnóstico presuntivo se erisipela se basa en un frotis de impresión del hígado o del bazo o en un frotis de sangre cardiaca o de médula ósea que muestre bacilos pleomórficos grampositivos. La médula ósea es el tejido de elección de animales con descomposición parcial. Para poder establecer el diagnóstico definitivo es necesario aislar e identificar E rhusiopathiae. La identificación puede realizarse mediante tinciones de anticuerpos fluorescentes y PCR. La PCR puede distinguir E rhusiopathiae de E tonsillarum. Se ha descrito un modelo de escarificación de oído de ratón que es particularmente útil para los cultivos mixtos. Se dispone de un ELISA indirecto, pero prácticamente todas las aves de producción están expuestas y los niveles de anticuerpos aumentan con la edad. Hay que tener cuidado al intentar el reaislamiento, porque el organismo produce colonias puntiformes que pueden pasarse por alto fácilmente o estar enmascaradas por bacterias de crecimiento más rápido. Existen medios altamente selectivos para llevar a cabo el reaislamiento. Recientemente se ha demostrado que la erisipela puede aislarse a partir de muestras ambientales, como hisopos tomados para la detección de Salmonella enteritidis.
Las infecciones por Escherichia coli o Pasteurella multocida, así como la salmonelosis y la enfermedad de Newcastle hiperaguda, pueden confundirse con la forma septicémica de la erisipela. La urticaria y la endocarditis pueden estar originadas por diversos hongos o bacterias. El diagnóstico diferencial de procesos no infecciosos incluye el envenenamiento, las lesiones por estampidas y los depredadores.
Tratamiento, control y prevención de la erisipela en aves de producción
Antibióticos, preferiblemente penicilina de acción rápida, y vacunación simultánea.
El antibiótico de elección para tratar la erisipela es una penicilina de acción rápida, como la sódica o la potásica. Tan pronto como se establece un diagnóstico preliminar, debe administrarse penicilina por vía IM, a una dosis de 22 000 UI/kg de peso corporal, al mismo tiempo que una dosis completa de bacterina de erisipela. La penicilina inyectable está justificada para un brote agudo, pero puede ser un uso no indicado en la etiqueta.
En situaciones en las que es imposible el tratamiento individual de cada ave, la administración de penicilina en el agua de bebida a 395 000 UI/L durante 4-5 días reduce las pérdidas. Las sulfamidas y la oxitetraciclina oral no son eficaces; los antibióticos de amplio espectro, como la eritromicina, sí lo son. Los antibióticos en el pienso o en el agua solo sirven para tratar a los miembros del lote que siguen comiendo y bebiendo con normalidad y pueden no tener resultados drásticos.
Las aves recuperadas tienen un alto grado de resistencia. La vacunación con una bacterina ayuda a proteger a las aves de un grupo que todavía no está infectado. Sin embargo, la inmunidad derivada de la bacterina no es duradera y puede requerir dos o más inyecciones a intervalos de 2-4 semanas. El tratamiento antibiótico o la vacunación no eliminan la fase de portadores. Se ha documentado la resistencia antibiótica a la tetraciclina.
La vacunación controlará la erisipela. Existen vacunas inactivadas y vivas para su uso en pavos; solo deben utilizarse vacunas aprobadas para su uso en pavos. El uso de bacterinas en lotes destinados a la producción de carne es útil, pero requiere mucho trabajo. En reproductores, la bacterina debe administrarse cada 4 semanas antes del inicio de la producción de huevos. El uso de vacunas vivas administradas en el agua de bebida no requiere la manipulación de cada ave y, por lo tanto, es menos estresante. Las vacunas vivas requieren dos dosis a intervalos de 2-3 semanas. La vacuna contra la erisipela porcina disponible comercialmente puede usarse en ponedoras y se administra hasta dos veces la dosis recomendada para los cerdos mediante inyección. No interfiere con la producción de huevos. Aunque la vacuna porcina es segura, no se han realizado estudios de provocación.
No existen recomendaciones específicas para el control de la erisipela en las aves de producción que no sean las prácticas de manejo adecuadas para el control de la erisipela, especialmente en las zonas endémicas. Después de un brote, los equipos han de desinfectarse a fondo y las aves muertas deben retirarse de las instalaciones.
Riesgos zoonóticos de la erisipela en aves de producción
E rhusiopathiae puede infectar a las personas y causa tres síndromes diferentes: erisipeloide, una forma cutánea generalizada y una forma septicémica con endocarditis. El organismo suele entrar a través de cortes en la piel, y entre las personas de riesgo se encuentran las que manipulan tejidos infectados, como los veterinarios, los carniceros y los pescaderos. No se han registrado casos de personas infectadas por vía oral.
Puntos clave
Erysipelothrix rhusiopathiae infecta a muchas especies de aves domésticas y silvestres, así como a mamíferos. En las aves de producción, los pavos y las gallinas ponedoras de suelo, con y sin acceso al exterior, son los de mayor riesgo. Todas las edades son sensibles.
El signo clínico predominante es la muerte súbita, a veces precedida de una disminución de la producción de huevos y del consumo de agua. Las lesiones cutáneas y los tarsos hinchados suelen observarse en las infecciones crónicas menos frecuentes.
El diagnóstico presuntivo se basa en las lesiones macroscópicas, los frotis frescos del bazo o del hígado y la PCR.
El antibiótico de elección es una penicilina de acción rápida simultáneamente con la vacunación.
La erisipela es una enfermedad zoonótica.