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Síndrome hemorrágico del hígado graso en aves de producción

PorRocio Crespo, DVM, MSc, DVSc, DACPV
Última revisión/modificación jul 2019

El síndrome hemorrágico del hígado graso es un trastorno metabólico de los pollos. La presentación clínica típica es la muerte súbita de aves alimentadas con dietas de alta energía y con ejercicio limitado. El diagnóstico se basa en el hallazgo de hemorragia hepática e ingurgitación grasa en la necropsia. El trastorno se puede controlar monitorizando la ingesta de alimento y el peso corporal de las aves cuando tienen un balance energético positivo. Cambiar el equilibrio de carbohidratos y grasas en la dieta y suplementar con selenio también puede ayudar.

El síndrome hemorrágico del hígado graso (FLHS, por sus siglas en inglés) es una afección metabólica que afecta a los pollos en todo el mundo. La muerte súbita de las aves en plena producción es el signo más común. El principal hallazgo es el exceso de grasa en el hígado, asociado a diversos grados de hemorragia. La afección se asocia con dietas ricas en energía y ejercicio restringido. Se da con mayor frecuencia en los meses cálidos de verano.

Etiología y fisiopatología del síndrome hemorrágico del hígado graso en aves de producción

El FLHS se asocia con un exceso de ingestión de energía, independientemente de la fuente, en aves cuyo ejercicio es limitado. Además, esta afección se observa principalmente en hembras. Con el inicio de la producción de huevos, los niveles de estrógenos en el suero aumentan, al igual que el contenido de grasa en el hígado. El FLHS puede inducirse experimentalmente en ponedoras e incluso en pollos mediante la administración de estrógenos. Esto sugiere que el FLHS se produce con mayor frecuencia en aves de producción intensiva que presumiblemente están produciendo más estrógenos a partir de ovarios activos.

Hallazgos clínicos del síndrome hemorrágico del hígado graso en aves de producción

Las aves afectadas aparecen muertas sin haber presentado signos clínicos. Las ponedoras con FLHS tienen niveles sanguíneos elevados de estrógeno, osteocalcina y proteínas similares a la leptina. Parece haber un aumento concomitante del recambio óseo, lo que es significativo en una gallina ponedora que ya depende de un importante flujo diario de calcio que entra y sale del esqueleto.

Lesiones

El hígado suele estar agrandado, de color blanco masilla y friable, y muestra diversos grados de hemorragia. La cavidad abdominal suele contener grandes cantidades de grasa insaturada. El ovario suele estar activo, al menos en las primeras fases del FLHS, y el estrés metabólico y físico asociado a la oviposición puede ser un factor que induzca la hemorragia final y mortal. Las aves afectadas a menudo tienen las crestas pálidas, debido a la reducción de la producción de huevos o a la pérdida de sangre.

Diagnóstico del síndrome hemorrágico del hígado graso en aves de producción

  • Hemorragia hepática e ingurgitación de grasa en aves que han muerto repentinamente.

El síndrome hemorrágico del hígado graso es fácil de reconocer en la necropsia debido a la hemorragia hepática y porque el hígado está agrandado y lleno de grasa. Esto hace que el hígado sea friable y dificulta la extracción de cada lóbulo en una sola pieza. El color amarillo pálido del hígado, aunque característico, no siempre es específico del FLHS. Las ponedoras normales alimentadas con cantidades apreciables de maíz amarillo o altos niveles de pigmentos xantofílicos también tendrán un hígado de color amarillo pero sin hemorragias asociadas. Varios ingredientes específicos de la dieta pueden inducir hemorragia hepática, pero sin la acumulación de un exceso de grasa. Del mismo modo, la alimentación con grasas rancias puede causar hemorragia hepática, de nuevo sin acumulación de grasa. En las aves con FLHS, la materia seca del hígado es característicamente al menos un 40 % de grasa.

El grado de FLHS puede describirse con una puntuación de la hemorragia hepática en avicultura, que se suele basar en una escala de 1-5:

  • 1 = sin hemorragia.

  • 2 = 1-5 hemorragias.

  • 3 = 6-15 hemorragias.

  • 4 = 16-25 hemorragias.

  • 5 = >25 hemorragias, así como una hemorragia masiva, por lo general mortal.

El trastorno del hígado graso también altera el metabolismo del calcio en el ave, lo que afecta a la integridad del esqueleto y a la calidad de la cáscara del huevo.

Control y prevención del síndrome hemorrágico del hígado graso en aves de producción

  • Control del peso corporal y de la ingesta diaria de pienso.

  • Sustituir los hidratos de carbono por grasas suplementarias, manteniendo la energía total estable.

  • En las granjas con un historial de FLHS, las dietas deben incluir al menos 0,3 ppm de selenio.

Debido a que el FLHS se produce con mayor frecuencia cuando las aves tienen un balance energético positivo, se deben controlar el peso corporal y la ingesta diaria de pienso. Cuando se observan problemas potenciales, se han de considerar medidas correctoras para limitar la ingesta de energía mediante el uso de dietas menos energéticas y/o un cambio en la gestión de la alimentación. Además, se debe restringir la exposición de las aves a altas temperaturas, ya que es más probable que estas temperaturas den lugar a un balance energético positivo.

Experimentalmente, muchos intentos para prevenir o tratar la enfermedad se han basado en modificaciones de la dieta. La sustitución de hidratos de carbono por un suplemento de grasa, aunque no aumenta el contenido energético de la dieta, parece ser beneficiosa. Supuestamente, esta modificación implica que el hígado necesita sintetizar menos grasa para la yema. La sustitución de maíz por otros cereales, como el trigo y la cebada, es a menudo beneficiosa. Sin embargo, esta sustitución puede reducir el nivel de energía de la dieta o requerir el uso de grasa adicional para mantener las condiciones isoenergéticas, dos factores que se sabe que influyen en el FLHS. Una proporción amplia de energía/proteína en la dieta agravará el FLHS.

Varios subproductos alimenticios, como los granos de destilería, la harina de pescado y la harina de alfalfa, reducen la incidencia del FLHS. También se ha demostrado que la suplementación con selenio reduce el FLHS, pero el mecanismo de acción no está claro. Cuando una granja tiene una historia previa de FLHS, la dieta debe contener al menos 0,3 ppm de selenio, preferentemente selenio orgánico, y hasta 100 UI de vitamina E/kg de dieta, con niveles adecuados de un antioxidante como la etoxiquina. Hay informes que señalan que las ponedoras tienen una mayor incidencia de hígado graso cuando se alimentan con oligoelementos quelados que con minerales inorgánicos convencionales. Sin embargo, se desconoce la relación entre el incremento de minerales orgánicos en las dietas de ponedoras y la incidencia de la enfermedad. Estos diversos aditivos ayudan colectivamente a limitar la aparición de rancidez tisular y, por tanto, la hemorragia del exceso de grasa en el hígado.