El tétanos está causado por la neurotoxina producida por Clostridium tetani, que se encuentra en el suelo y en el tracto intestinal y se suele introducir en los tejidos a través de heridas punzantes profundas. La toxina causa una parálisis muscular espástica generalizada. Los síntomas clínicos y la historia suelen ser suficientes para el diagnóstico. El tratamiento es de apoyo, e incluye el lavado completo de la herida, junto con la inyección de antitoxina tetánica. El toxoide tetánico se administra como inmunización activa.
La toxemia tetánica está causada por una neurotoxina específica producida por Clostridium tetani en los tejidos necróticos. Casi todos los mamíferos son sensibles, aunque los perros y gatos son relativamente más resistentes que cualquier otro mamífero doméstico o de laboratorio. Las aves son bastante resistentes; la dosis letal para las palomas y las gallinas es 10 000-300 000 veces mayor que para los caballos (en relación al peso corporal). Los caballos y los corderos parecen ser las especies más sensibles, con la posible excepción de las personas. Si bien el tétanos tiene distribución mundial, hay zonas, como la parte norte de las Montañas Rocosas de EE. UU., donde el microorganismo rara vez se encuentra en el suelo y el tétanos es casi desconocido. En general, la incidencia de C tetani en el suelo, especialmente en suelos cultivados, y la incidencia del tétanos en personas, caballos y corderos, es mayor en las partes más cálidas de los distintos continentes.
Etiología y patogenia del tétanos en animales
C tetani, un anaerobio con esporas esféricas terminales, se encuentra en el suelo, especialmente en suelo cultivado, y en el tracto intestinal. En la mayoría de los casos se introduce en los tejidos a través de heridas, particularmente si estas son punzantes y profundas, que proporcionan un ambiente anaerobio apropiado. Sin embargo, en los corderos y a veces en otras especies, el tétanos afecta al animal tras su corte de cola o castración. A veces no se puede encontrar la puerta de entrada, pues la herida puede ser pequeña o haber cicatrizado.
Las esporas de C tetani no son capaces de crecer en el tejido sano, ni siquiera en heridas cuyo tejido se mantiene en el potencial normal de oxidación-reducción de la sangre circulante. Se producen condiciones favorables para la multiplicación cuando una pequeña cantidad de tierra o un objeto extraño tiene como resultado necrosis tisular. Las bacterias permanecen localizadas en el tejido necrótico del sitio en el que se inició la infección y ahí se multiplican. Cuando las células bacterianas sufren autólisis, liberan su potente neurotoxina. La neurotoxina es una proteasa fijadora de zinc que produce la escisión de la sinaptobrevina, una proteína de membrana asociada a las vesículas. Por lo general, los nervios motores de la región absorben la toxina y esta viaja de forma retrógrada a lo largo del tracto nervioso hasta la médula espinal, donde causa tétanos ascendente.
La toxina provoca contracciones tónicas espasmódicas de los músculos voluntarios al interferir con la liberación de neurotransmisores inhibidores desde las terminaciones nerviosas presinápticas. Si la cantidad de toxina liberada en el foco de la infección excede la capacidad de absorción de los nervios vecinos, la linfa transporta el excedente de toxina hacia el torrente sanguíneo y de aquí al sistema nervioso central, donde causa tétanos descendente. Incluso el menor estímulo del animal afectado puede desencadenar los espasmos musculares tetánicos característicos. Estos espasmos pueden ser lo suficientemente intensos como para causar fracturas óseas. Los espasmos que afectan a la laringe, el diafragma y los músculos intercostales acaban produciendo una insuficiencia respiratoria. La afectación del sistema nervioso autónomo da como resultado arritmias cardiacas, taquicardia e hipertensión.
Hallazgos clínicos del tétanos en animales
El periodo de incubación del tétanos varía entre una y varias semanas, pero dura de media unos 10-14 días. Primero se observa rigidez localizada, que a menudo afecta a los músculos maseteros y a los músculos del cuello, de las extremidades posteriores y de la región de la herida infectada; la rigidez general se vuelve pronunciada ~1 día después y se hacen evidentes los espasmos tónicos y la hiperestesia. Debido a su alta resistencia a la toxina tetánica, los perros y los gatos a menudo tienen un periodo de incubación largo y frecuentemente desarrollan tétanos localizado; sin embargo, el tétanos generalizado se da en estas especies.
Los reflejos aumentan de intensidad y el animal se excita fácilmente debido a los movimientos o ruidos súbitos, lo que tiene como resultado espasmos más violentos y generalizados. Los espasmos de los músculos de la cabeza dificultan la prensión y masticación de los alimentos, y de ahí el nombre común de trismo. En el caballo, las orejas están erectas, la cola rígida y extendida, los ollares dilatados y el tercer párpado prolapsado. Hay dificultad para andar, girar y retroceder. Los espasmos de los músculos del cuello y del lomo provocan extensión de la cabeza y cuello, mientras que la rigidez de los músculos de las patas hace que el animal adopte una actitud de "caballete de serrar". La sudoración es frecuente.
Por lo general, los espasmos causan trastornos de la circulación y la respiración, lo que produce aumento de las frecuencias cardiaca y respiratoria y congestión de las membranas mucosas. Las ovejas, las cabras y los cerdos frecuentemente caen al suelo y manifiestan opistótonos cuando se sobresaltan.
El estado de consciencia no está afectado. En perros y gatos, el tétanos localizado suele manifestarse con tumefacción y rigidez de un miembro que presenta una herida. La rigidez aumenta hasta afectar al miembro opuesto y también puede progresar en dirección anterior. La apariencia en el tétanos generalizado es similar a la descrita en el caballo, excepto en que suele haber apertura parcial de la boca con los labios retraídos (como se ve en las personas). Los perros jóvenes de razas grandes parecen ser los más afectados.
Por lo general, la temperatura corporal se mantiene ligeramente por encima de lo normal, pero puede subir a 42-43 °C hacia el final de un ataque fatal. En los ataques leves, el pulso y la temperatura corporal permanecen casi normales. La tasa de mortalidad es de ~80 % de media (~50 % en perros en un estudio). En los animales que se recuperan, hay un periodo de convalecencia de 2-6 semanas; la inmunidad protectora no se suele desarrollar después de la recuperación.
Diagnóstico del tétanos en animales
Valoración clínica
Presencia de toxina confirmada por PCR de tejido de la herida
Los signos clínicos y la historia de un traumatismo reciente habitualmente bastan para diagnosticar clínicamente el tétanos. Puede ser posible confirmar el diagnóstico detectando la toxina tetánica en el suero del animal afectado. En casos en los que la herida es visible, se puede intentar verificar la bacteria en frotis teñidos con Gram y en cultivos anaeróbicos. El ensayo de PCR se puede realizar en el material de la herida.
Tratamiento y control del tétanos en animales
Intervención precoz, incluyendo limpieza de heridas, refuerzo de la inmunidad, administración parenteral de antitoxina y relajantes musculares
La administración en las fases iniciales de la enfermedad de agentes curariformes, tranquilizantes o sedantes barbitúricos, junto con 300 000 UI de antitoxina tetánica por vía IV, cada 12 horas, ha resultado eficaz en el tratamiento de los caballos. También se han obtenido buenos resultados en los caballos con la administración de 50 000 UI de antitoxina tetánica inyectada directamente en el espacio subaracnoideo a través de la cisterna magna. Este tratamiento debe complementarse con el drenaje y limpieza de las heridas y la administración de penicilina o antimicrobianos de amplio espectro. Para superar el periodo agudo de los espasmos son imprescindibles unos buenos cuidados generales. El caballo debe mantenerse en un establo oscuro y tranquilo en el que los comederos y bebederos estén situados a suficiente altura para permitir su utilización sin necesidad de bajar la cabeza. Los cabestrillos pueden ser útiles en los caballos que tengan dificultad para alzarse o permanecer erguidos.
Se emplea el mismo planteamiento terapéutico para los perros y los gatos que para los caballos, pero se debe tener precaución en la administración IV de antitoxina, porque la antitoxina equina puede inducir anafilaxia. En un estudio, la antitoxina se administró a perros con tétanos solo después de una prueba intradérmica para detectar reacciones de hipersensibilidad. Además, todos los perros recibieron penicilina IV y algunos también metronidazol PO. Para reducir las reacciones hiperestésicas y las convulsiones, se puede administrar una combinación de clorpromacina y fenobarbital o diazepam.
La inmunización activa puede lograrse con la administración de toxoide tetánico. Si después de la inmunización se produce una herida peligrosa, debe administrarse otra inyección de toxoide para aumentar el número de anticuerpos circulantes. Si al paciente no se le ha inmunizado previamente, se le ha de tratar al menos con 1 500-3000 UI de antitoxina tetánica, lo que suele proporcionar una inmunidad pasiva de hasta 2 semanas. El toxoide debe administrarse simultáneamente con la antitoxina y repetirse a los 30 días.
Aunque no tiene una base científica, se recomiendan las inyecciones de refuerzo anuales de toxoide en animales; en humanos, el toxoide se administra cada 10 años. El intervalo de vacunación con toxoides se debate actualmente entre las recomendaciones de vacunación para caballos de deporte. Las yeguas deben ser vacunadas durante las últimas 6 semanas de gestación y los potros a las 5-8 semanas de edad. En las zonas de alto riesgo, los potros pueden recibir antitoxina tetánica inmediatamente después de nacer y cada 2-3 semanas hasta que tengan 3 meses, momento en el que se les puede administrar toxoide.
La decisión de vacunar a los corderos y terneros depende de la prevalencia de la enfermedad en la zona. Todos los animales que se han recuperado del tétanos deben vacunarse regularmente. Los animales que sobreviven al tétanos no desarrollan una buena inmunidad y han de vacunarse con toxoide tetánico.
Todos los procedimientos quirúrgicos deben realizarse siguiendo las mejores técnicas asépticas posibles. Después de una intervención quirúrgica, se ha de soltar a los animales en terrenos limpios, preferiblemente en pastos de hierba. Solamente los desinfectantes oxidantes, como el yodo o el cloro, son fiables para matar las esporas.
Puntos clave
Las vacunas deben administrarse de acuerdo con las recomendaciones actuales de la American Association of Equine Practitioners; las yeguas gestantes deben ser vacunadas durante las últimas 6 semanas de gestación.
La antitoxina tetánica se administra en casos clínicos.
La inmunidad debe potenciarse en animales con heridas.