La erisipela en los cerdos está causada principalmente por Erysipelothrix rhusiopathiae, una bacteria transportada por hasta el 50 % de los cerdos. Las posibles manifestaciones clínicas son eritema cutáneo, que incluye lesiones características en forma de diamante, septicemia, artritis y endocarditis. La erisipela es una causa frecuente de rechazo de las canales en los mataderos. El diagnóstico es por cultivo bacteriano de tejidos frescos, fluidos o sangre o por pruebas moleculares (p. ej., demostración e identificación de E rhusiopathiae). E rhusiopathiae es sensible a los antibióticos betalactámicos, y la penicilina es el tratamiento más recomendado. Las vacunas suelen ser eficaces para prevenir la enfermedad aguda.
Etiología y patogenia
La enfermedad infecciosa causada por E rhusiopathiae en los cerdos que se conoce como erisipela y es una de las enfermedades más antiguas reconocidas que afectan a los cerdos en crecimiento y adultos. Se considera que hasta el 50 % de los cerdos de las zonas de producción porcina están colonizados con E rhusiopathiae. El microorganismo reside habitualmente en las tonsilas. Estos portadores sanos típicos pueden eliminar el microorganismo en sus heces o secreciones oronasales y son una fuente importante de infección para otros cerdos. La infección se produce por ingestión de alimento, agua o heces contaminados, o a través de abrasiones en la piel. Una vez ingerido, el microorganismo puede sobrevivir a su paso a través del ambiente hostil del estómago y los intestinos y puede permanecer viable en las heces durante varios meses.
En las granjas donde el microorganismo es endémico, los cerdos se exponen de forma natural a E rhusiopathiae cuando son jóvenes. Los anticuerpos de origen materno proporcionan inmunidad pasiva y suprimen la enfermedad clínica. Los cerdos de más edad tienden a desarrollar una inmunidad activa protectora como resultado de la exposición al microorganismo, que no conduce necesariamente a la enfermedad clínica. Los cerdos que se recuperan y aquellos que presentan infección crónica pueden convertirse en portadores de E rhusiopathiae. Los cerdos sanos también pueden ser portadores asintomáticos.
Hallazgos clínicos de la erisipela porcina
Los brotes de enfermedad pueden ser agudos o crónicos y también se producen infecciones clínicamente inaparentes. Los brotes agudos se caracterizan por muertes súbitas e inesperadas, episodios febriles, inapetencia, dolor en las articulaciones y lesiones cutáneas que varían desde cianosis generalizada hasta lesiones cutáneas en diamante (urticaria romboide). La erisipela crónica suele seguir a los brotes agudos y se caracteriza por articulaciones agrandadas y cojera. Una segunda forma de erisipela crónica es la endocarditis valvular vegetativa. Los cerdos con lesiones valvulares pueden presentar pocos signos clínicos; sin embargo, cuando se ejercitan físicamente, pueden mostrar signos de dificultad respiratoria, letargo y cianosis, y posiblemente sucumbir súbitamente a la infección.
Las formas aguda y crónica de la erisipela porcina pueden presentarse de forma simultánea o por separado. Los cerdos que sucumben a la forma aguda de septicemia pueden morir súbitamente sin signos clínicos previos. Esta forma se produce con mayor frecuencia en cerdos en crecimiento y finalización. Los brotes pueden estar relacionados con condiciones estresantes, como el calor extremo durante el transporte. Los cerdos con infección aguda están deprimidos, febriles (40-42 °C) y reacios a pararse y moverse. Los cerdos afectados chillan excesivamente cuando se les manipula, necesitan ayuda para ponerse de pie y prefieren acostarse poco después de que se les haya obligado a permanecer de pie. Los cerdos afectados pueden también caminar de manera rígida de puntillas y descansan alternativamente sobre una pata y la otra cuando están de pie. La anorexia y la sed son frecuentes, y los cerdos febriles a menudo buscan lugares húmedos y frescos para acostarse. La piel presenta una coloración anómala que puede variar desde un eritema difuso y pigmentación purpúrea en las orejas, el hocico y el abdomen, a lesiones cutáneas romboideas casi en cualquier parte del cuerpo, especialmente en las regiones lateral y dorsal. Las lesiones pueden presentarse como áreas discretas, de color rosado o púrpura, que se elevan y hacen firmes al tacto a los 2-3 días de aparecer la enfermedad. Pasada 1 semana, estas lesiones pueden desaparecer o progresar hasta un tipo de lesión conocida como la enfermedad de la piel de diamante. Sin tratamiento, puede aparecer necrosis y desprendimiento de la piel en áreas extensas, y las puntas de las orejas y de la cola pueden necrosarse y formar escaras.
Los casos clínicos suelen ser esporádicos y afectan a animales individuales o a grupos reducidos, aunque algunas veces se producen brotes mayores. La mortalidad es variable (0-100 %), y la muerte puede producirse hasta 6 días después de aparecer los primeros signos de la enfermedad. Las cerdas gestantes con infección aguda pueden abortar, probablemente a causa de la fiebre, y las cerdas lactantes pueden presentar agalactia. Los cerdos no tratados pueden desarrollar la forma crónica de la enfermedad, habitualmente caracterizada por artritis crónica, endocarditis valvular vegetativa o ambas. Estas afecciones también pueden darse en cerdos que no han mostrado signos previos de septicemia. La endocarditis valvular es más común en cerdos adultos o adultos jóvenes y se manifiesta con frecuencia en forma de muerte súbita, que suele estar provocada por embolias o insuficiencia cardiaca. La artritis crónica, que es el resultado más común de la infección crónica, causa cojera de leve a grave. Las articulaciones afectadas pueden ser difíciles de detectar inicialmente, pero con el tiempo se vuelven calientes y presentan dolor al tacto, y después aumentan visiblemente de tamaño. Pueden verse lesiones necróticas en la piel, de color púrpura oscuro, que se desprenden frecuentemente. La mortalidad en los casos crónicos es baja, pero el ritmo de crecimiento se enlentece.
Lesiones
En la necropsia, los cerdos con infección aguda pueden presentar lesiones cutáneas, nódulos linfáticos aumentados de tamaño y congestionados, pulmones edematosos y congestionados, esplenomegalia y hepatomegalia. Se pueden evidenciar hemorragias petequiales en los riñones y en el corazón.
Cortesía del Dr. Ranald D. A. Cameron.
Cortesía del Dr. Ranald D. A. Cameron.
Cortesía del Dr. John Prescott.
En las erisipelas crónicas, la endocarditis valvular es de carácter proliferativo, y pueden desarrollarse crecimientos granulares en las válvulas cardiacas, embolismos e infartos. La artritis puede afectar a las articulaciones de una o más patas y a las articulaciones intervertebrales. Las articulaciones afectadas pueden estar agrandadas, con sinovitis proliferativa y vellosa y aumento de la viscosidad del líquido sinovial, exudado inflamatorio y engrosamiento de la cápsula articular. La proliferación y la erosión del cartílago articular pueden dar lugar a fibrosis y anquilosis de la articulación.
Diagnóstico de la erisipela porcina
Signos clínicos y/o lesiones macroscópicas.
Respuesta a la terapia antimicrobiana.
Demostración de la bacteria o ADN en los tejidos (cultivo bacteriano y/o pruebas moleculares).
El diagnóstico de la erisipela se basa en los signos clínicos, las lesiones macroscópicas, la respuesta al tratamiento antimicrobiano y la demostración de la bacteria o el ADN en los tejidos de los animales afectados. El diagnóstico de la erisipela aguda puede ser difícil de establecer a nivel individual en cerdos que solamente presentan temperatura elevada, falta de apetito y apatía. No obstante, en brotes que afecten a varios animales, es probable que se observe la presencia de lesiones cutáneas y cojera en al menos parte de los animales, hecho que puede apoyar un diagnóstico clínico. La urticaria romboide o las lesiones cutáneas en forma de diamante son casi diagnósticas cuando están presentes; sin embargo, también se pueden observar lesiones similares en la infección por el virus de la peste porcina clásica, la septicemia por Actinobacillus suis o el síndrome de dermatitis y la nefropatía porcina.
El aislamiento de E rhusiopathiae a partir de la sangre de los cerdos afectados, especialmente después del enriquecimiento, es posible en casos agudos y ayuda a establecer un diagnóstico. Además, también se pueden usar métodos moleculares (p. ej., ensayos de PCR) capaces de detectar el ADN de E rhusiopathiae en los tejidos afectados o en la sangre. Recientemente se han desarrollado métodos inmunohistoquímicos para demostrar la presencia del microorganismo en tejidos fijados con formaldehído e incluidos en parafina, y son útiles en los casos de cerdos tratados con antimicrobianos antes de la toma de muestras. Una respuesta rápida y positiva al tratamiento con penicilina en los cerdos afectados apoya el diagnóstico de erisipela aguda debido a la sensibilidad del microorganismo a la penicilina.
La erisipela crónica puede ser difícil de diagnosticar definitivamente. La artritis y la cojera, junto con la presencia de endocarditis valvular vegetativa post mortem, pueden apoyar un diagnóstico presuntivo de erisipela crónica. Sin embargo, estas lesiones pueden estar causadas por otros agentes infecciosos. Un cultivo positivo de vegetaciones valvulares o demostración por PCR del ADN de E rhusiopathiae en las lesiones es definitivo para el diagnóstico de erisipela crónica.
Las pruebas serológicas no pueden diagnosticar de forma fiable la erisipela, pero pueden ser útiles para determinar la exposición previa o el éxito de los protocolos de vacunación, porque los títulos de anticuerpos deben aumentar después de la vacunación. Para este propósito, el ELISA y las pruebas de fijación del complemento están disponibles en laboratorios seleccionados.
Los diagnósticos diferenciales que se han de considerar incluyen afecciones que pueden dar lugar a lesiones macroscópicas sugestivas de septicemia aguda. Se debe considerar la salmonelosis septicémica debida a Salmonella Choleraesuis, la peste porcina clásica causada por una infección por pestivirus y la septicemia y la endocarditis provocadas por una infección por Streptococcus suis, basándose en la similitud de las lesiones. Se pueden encontrar lesiones cutáneas similares en el síndrome de dermatitis y nefropatía porcina causado por el circovirus porcino, o en la infección con el virus de la peste porcina clásica o con Actinobacillus suis. La enfermedad de Glässer debida a la infección por Haemophilus parasuis y la infección por Mycoplasma hyosynoviae pueden precipitar cambios similares en los tejidos sinoviales y las articulaciones de los cerdos afectados.
Tratamiento de la erisipela porcina
Se debe hacer hincapié en el tratamiento preventivo a través de la vacunación.
El tratamiento precoz con antibióticos apropiados, especialmente con penicilina, suele conducir a la recuperación.
E rhusiopathiae es sensible a la penicilina. Lo ideal es tratar a los cerdos afectados a intervalos de 12 horas durante un mínimo de 3 días, aunque puede ser necesario un tratamiento de mayor duración para resolver las infecciones graves. Desde el punto de vista económico, la penicilina es la mejor opción para el tratamiento antibiótico, pero la ampicilina y el ceftiofur también producen resultados satisfactorios en los casos agudos. Cuando no es práctico inyectar a un gran número de cerdos afectados, las tetraciclinas administradas en el alimento o el agua pueden ser útiles. La fiebre asociada con infecciones agudas puede tratarse mediante la administración de AINE como el flunixino meglumina o mediante la administración de aspirina en el agua. El antisuero contra la erisipela se describe como un complemento eficaz del tratamiento antibiótico en el tratamiento de brotes agudos, pero no suele estar disponible. El tratamiento de la infección crónica por lo general es ineficaz y no compensa el coste.
Prevención de la erisipela porcina
La vacunación frente a E rhusiopathiae es muy eficaz para controlar los brotes de enfermedades en las granjas porcinas y debe fomentarse. Sin embargo, puede no ser tan eficaz para prevenir la artritis crónica. El cese de la vacunación en algunas granjas se ha relacionado con brotes de enfermedades. Las bacterinas inyectables y las vacunas vivas atenuadas administradas a través del agua están disponibles y proporcionan una mayor duración de la inmunidad. El momento óptimo de vacunación puede variar de una granja a otra. Cuando E rhusiopathiae es endémica en el entorno de producción, la vacunación debe preceder a los brotes previos. A los cerdos sensibles se les puede vacunar antes del destete, en el destete o varias semanas después del destete. Los cerdos machos y hembras seleccionados para su incorporación al lote de cría deben vacunarse con una dosis de recuerdo 3-5 semanas después. A partir de entonces, los animales reproductores han de vacunarse dos veces al año. Las vacunas no deben administrarse a animales sometidos a tratamiento antibiótico, porque los antibióticos pueden interferir con la subsiguiente respuesta inmunitaria a la vacuna.
Pueden producirse fallos en la vacunación en algunas explotaciones debido al estrés en el manejo que compromete el sistema inmunitario de los cerdos vacunados. El uso de vacunas vivas puede causar enfermedad clínica, especialmente erisipela crónica. Las diferencias antigénicas entre los serotipos en las vacunas y los serotipos circulantes en las granjas también pueden dar lugar a una inmunidad incompleta y a brotes de enfermedades, pero este es un suceso raro porque se cree que existe una buena protección cruzada entre las principales cepas de E rhusiopathiae que infectan a los cerdos.
Además de la vacunación, la atención al saneamiento y la higiene y la eliminación de los cerdos con signos clínicos sugestivos de infección por erisipela representan otros métodos viables que pueden ayudar a controlar la enfermedad en las granjas porcinas.
Puntos clave
La erisipela en los cerdos está causada principalmente por Erysipelothrix rhusiopathiae y tiene manifestaciones agudas, subagudas y crónicas.
Los signos clínicos comunes incluyen lesiones cutáneas características en forma de diamante, eritema difuso, septicemia y/o artritis.
Los cerdos son a menudo portadores sanos de la bacteria. La vacunación rutinaria es eficaz en la prevención de la enfermedad aguda, lo que incluye las pérdidas de animales y el decomiso en los mataderos.