logoVERSIÓN PARA PROFESIONALES

Leptospirosis en rumiantes

PorKatharine F. Lunn, BVMS, PhD, DACVIM-SAIM;Thomas J. Divers, DVM, DACVIM, DACVECC;Walter Lilenbaum, PhD;Peter R. Davies, BVSc, PhD
Revisado/Modificado feb 2022

Varias cepas patógenas de bacterias Leptospira infectan a los rumiantes. Algunas están específicamente adaptadas al ganado vacuno, mientras que otras son accidentales pero aún pueden causar enfermedades. Los síntomas clínicos pueden incluir abortos, crías debilitadas o leche teñida de sangre. El diagnóstico puede basarse en cultivo bacteriano, serología o ensayo de PCR. El tratamiento y el control pueden incluir antimicrobianos, vacunación y cambios en el manejo.

La leptospirosis se produce en todo el mundo y es causada por patógenos Leptospira. Hay 64 genomoespecies de Leptospira clasificadas filogenéticamente en dos categorías principales: "patógenas" (37 genomoespecies), que contienen todas las especies responsables de infecciones en humanos o animales, y "saprófitas" (27 genomoespecies), que incluyen especies ambientales para las cuales el estado de virulencia no se ha probado. Seroepidemiológicamente, las leptospiras se clasifican en alrededor de 300 serovariedades, y las serovariedades antigénicamente relacionadas se agrupan en serogrupos por conveniencia. Las serovariedades patógenas y no patógenas pueden pertenecer a la misma genomoespecie y, dado que la heterogeneidad genética dentro de la misma serovariedad se ha demostrado previamente, el uso de ambas clasificaciones para la determinación de una cepa está bien establecido.

Etiología de la leptospirosis en rumiantes

Clásicamente se definen dos grupos principales de agentes. El primero está representado por cepas adaptadas al hospedador afectado, que son portadas por ellos y están influenciadas por las condiciones ambientales para la transmisión, pero no dependen de ellas. En este grupo, los miembros del serogrupo Sejroe, como la serovariedad Guaricura en América y la serovariedad Hardjo, predominan en todo el mundo. El otro grupo consiste en infecciones accidentales causadas por cepas transportadas por animales de vida libre o domésticos (de otras especies). La transmisión de estas cepas depende más de las malas prácticas de manejo y las condiciones ambientales. Estos incluyen principalmente las serovariedades Pomona, Grippotyphosa e Icterohaemorrhagiae. Además, los animales silvestres pueden portar cepas adicionales de Leptospira, que pueden aumentar la exposición del ganado a un ambiente con una carga contaminante alta y diversa.

Hallazgos clínicos de la leptospirosis en rumiantes

La leptospirosis bovina es una enfermedad reproductiva bien reconocida. La leptospirosis aguda, fuertemente asociada con cepas incidentales, se observa con menor frecuencia y se suele presentar como un brote. Este síndrome se caracteriza principalmente por abortos en cualquier momento de la gestación, así como por el nacimiento de crías débiles. En vacas lactantes, se ha descrito leche teñida de sangre. Por el contrario, la presentación más frecuente es una infección crónica silenciosa asociada a un fallo reproductivo, como la pérdida de embriones y la repetición del celo. Las serovariedades Hardjo y Guaricura son capaces de colonizar y persistir en el tracto genital de vacas y toros infectados; por tanto, estas cepas están más relacionadas con la forma reproductiva crónica de la infección. Esta presentación genital de la leptospirosis se ha reconocido cada vez más como el principal síndrome de leptospirosis que afecta al ganado vacuno.

Diagnóstico de la leptospirosis en rumiantes

  • Cultivo bacteriano, serología o ensayo de PCR

El método diagnóstico de referencia es el cultivo bacteriano, pero a menudo no se realiza debido a limitaciones técnicas y económicas. Sin embargo, el aislamiento y la caracterización molecular de los aislados es importante para los estudios epidemiológicos de las cepas que infectan a los animales de una región determinada.

El diagnóstico de infecciones clínicas accidentales en el ganado vacuno es relativamente sencillo. En la enfermedad aguda, los animales infectados desarrollan títulos elevados de la serovariedad infectante; un título de anticuerpos ≥800 detectado por una prueba de microaglutinación (MAT) se considera un indicio de leptospirosis. En esos casos, la presencia de leptospiras también puede demostrarse en la placenta y el feto mediante inmunofluorescencia, PCR e inmunohistoquímica.

Por el contrario, el diagnóstico de la infección subclínica o crónica causada por cepas de Sejroe es más difícil. La serología por sí sola a menudo no logra identificar a los animales infectados, porque los transmisores seronegativos son frecuentes en los rebaños de ganado infectados. Se ha demostrado repetidamente que a nivel individual la serología no concuerda con el estado de transmisión. En esos casos, el cribado en la explotación con serología (MAT) puede identificar rebaños sospechosos, pero se requiere cultivo, inmunofluorescencia o, preferentemente, prueba de PCR para un diagnóstico individual. Aunque la orina se ha utilizado ampliamente como muestra primaria, los estudios recientes han demostrado la utilidad del moco cervicovaginal para el diagnóstico de infección genital.

Tratamiento, control y prevención de la leptospirosis en rumiantes

  • A menudo se recomienda un programa integrado de antimicrobianos, cambios en el manejo y vacunación.

Debido a su compleja y dinámica epidemiología, el control de la leptospirosis bovina es todavía controvertido y frecuentemente frustrante. A menudo se recomienda un programa integrado basado en antimicrobianos, alteraciones específicas del manejo y vacunación. El tratamiento antimicrobiano previene los abortos y otros problemas reproductivos. Se suele usar la estreptomicina (25 mg/kg, IM, dosis única) y por lo general elimina el estado de portador renal. La oxitetraciclina, la tulatromicina y el ceftiofur también se han descrito como eficaces.

Considerando la corrección de factores ambientales/de manejo, se ha demostrado que la subdivisión de los animales en lotes más pequeños, la estanqueidad del suelo y la limpieza regular de los sectores de ordeño reducen significativamente la exposición de los animales a las leptospiras. Debe evitarse el acceso del ganado al agua estancada, los charcos o las zonas pantanosas, así como el pastoreo compartido (especialmente con los cerdos).

La vacunación es el método de control más barato y representa una medida esencial para el control de la leptospirosis; se recomienda en gran medida su adopción. Su eficacia varía, y se ha demostrado el fallo de las vacunas comerciales en la prevención de la colonización renal. Por lo general, la vacunación frente a la leptospirosis se produce cada 6 meses, con una dosis preferentemente antes de la temporada de cría, coincidiendo con el inicio de la primavera cuando la contaminación ambiental es más intensa.

La eficacia de las medidas de control varía según la cepa infectante. Aunque las infecciones incidentales se controlan más fácilmente, las infecciones por cepas de Sejroe son imposibles de erradicar, lo que requiere una vigilancia constante y un programa basado en la reducción de los problemas reproductivos y los consiguientes riesgos económicos.

Puntos clave

  • Las cepas de Leptospira pueden adaptarse específicamente al ganado vacuno (p. ej., miembros del serogrupo Sejroe) o ser patógenos accidentales (p. ej., Pomona, Grippotyphosa e Icterohaemorrhagiae).

  • Las cepas accidentales suelen dar lugar a brotes y enfermedad aguda con signos clínicos, mientras que las adaptadas suelen producir infecciones reproductivas asintomáticas.

  • El control es desafiante pero factible y se basa en vacunas, alteraciones en el manejo y antimicrobianos.

Para más información

  • Loureiro AP, Lilenbaum W. Genital bovine leptospirosis: A new look for an old disease. Theriogenology. 2020 Jan 1;141:41-47.