Las neoplasias oftálmicas más frecuentes en el ganado vacuno son los carcinomas de células escamosas y la infiltración orbital asociada con linfosarcoma. Este último, con extensa invasión de las estructuras orbitales, produce exoftalmía bilateral progresiva, movilidad ocular reducida, queratitis por exposición y ulceraciones corneales que suelen desencadenar una perforación.
Cortesía de K. Gelatt.
El CCE ocular es la neoplasia más común del ganado vacuno. Produce pérdidas económicas apreciables debido al decomiso en el matadero y a una vida productiva más corta. Se da con más frecuencia en las razas de Bos taurus que en las de Bos indicus, y se observa más a menudo en la raza Hereford, menos en la Simmental y en la Holstein, y rara vez en otras razas. La edad máxima de aparición es a los 8 años; los tumores son poco frecuentes en el ganado vacuno <5 años y raros en el ganado <3 años.1 Entre los rebaños, la incidencia observada varía del 0,8 al 5,0 % de los animales en riesgo por año1; sin embargo, la verdadera incidencia puede ser difícil de determinar debido a la popularidad de las Hereford y los cruces de Hereford que tienen pigmentación ocular y periocular disminuida.
El CCE ocular está causado por múltiples factores, como la heredabilidad, la luz solar, la nutrición, la pigmentación del párpado y una posible implicación vírica. Tanto la edad como la falta de pigmentación se han documentado como factores de riesgo en el desarrollo del CCE ocular. La pigmentación del párpado y la conjuntiva es altamente hereditaria y puede estar asociada con una frecuencia reducida de CCE del párpado; sin embargo, la pigmentación tiene un efecto limitado sobre el desarrollo de tumores de la conjuntiva y la membrana nictitante. La radiación ultravioleta y los elevados niveles de nutrición son también factores que contribuyen. Las regiones límbicas lateromediales (unión corneoescleral) son las afectadas con mayor frecuencia; sin embargo, los párpados, las conjuntivas y la membrana nictitante también pueden verse afectados. La afectación bilateral varía, pero se produce hasta en el 35 % de los casos. Las lesiones cancerosas o precancerosas son bilaterales o múltiples en el mismo ojo en ~28 % de los casos.1 Los virus de la rinotraqueítis infecciosa bovina (herpesvirus bovino 1) y del papiloma (virus del papiloma bovino) se han aislado de neoplasias; sin embargo, se desconoce su importancia.
Cortesía de K. Gelatt.
Las lesiones corneoconjuntivales en el ganado vacuno suelen comenzar en la esclerótica límbica y crecen a través de la córnea. Por lo general comienzan como placas benignas, lisas y blancas en las superficies conjuntivales; pueden progresar a un papiloma y luego a un CCE o pasar directamente a la fase maligna. Las lesiones de los párpados suelen empezar como una lesión ulcerante o hiperqueratósica (cuerno cutáneo). Mientras se encuentran en esta etapa benigna, se calcula que hasta ~30 % de los casos puede presentar una regresión espontánea.1 El tumor puede agrandarse bastante, sin invadir el globo ocular, sin embargo la invasión del ojo y de la órbita, y las metástasis en los nódulos linfáticos parotídeos y submandibulares, se producen en las etapas tardías de la enfermedad. El diagnóstico se suele establecer por el aspecto clínico típico; sin embargo, debe confirmarse mediante biopsia y examen histológico. La invasión del tumor intraocular debe diferenciarse de los ojos gravemente lesionados y desorganizados tras un traumatismo o una queratoconjuntivitis infecciosa avanzada.
Antes del tratamiento se debe realizar una evaluación ocular, periocular y sistémica exhaustiva para intentar determinar si la enfermedad es local, regional o sistémica. Los carcinomas de células escamosas pueden responder a una extirpación quirúrgica amplia, crioterapia, hipertermia, radioterapia, quimioterapia local, inmunoterapia o, a menudo, una combinación de estas terapias. Deben considerarse los costes del tratamiento, así como los posibles tiempos de retirada antes del sacrificio para cualquier quimioterapia. Las mejores tasas de éxito se observan con el tratamiento de lesiones más pequeñas y con una combinación de escisión quirúrgica y alguna forma de tratamiento coadyuvante. La escisión quirúrgica está indicada para lesiones pequeñas o para reducir el volumen de lesiones más grandes antes de la crioterapia, la radiación beta, la hipertermia u otro tratamiento coadyuvante. La queratectomía superficial puede utilizarse para escindir las placas límbicas, los papilomas y los carcinomas de células escamosas. Tras una queratectomía superficial y resección tumoral, la crioterapia, la hipertermia o un injerto conjuntival bulbar permanente han dado resultados excelentes a corto plazo, pero el índice de recidivas en el mismo sitio, o en uno distinto, es de ~25 %; sin embargo, la tasa de recidiva en el mismo sitio es del 3-25 %, según la localización de la lesión y el tipo de tratamiento adyuvante. Independientemente de la localización inicial y del tratamiento, todos los pacientes deben ser controlados cuidadosamente después de la cirugía para detectar cualquier signo de recidiva o nuevas lesiones en otro lugar.
Se recomienda la enucleación en las lesiones avanzadas, limitadas al globo. Si también están afectados los tejidos adyacentes, debe procederse a la exéresis del globo y del contenido total de la órbita (exenteración). La inmunoterapia sigue siendo experimental, y la regresión del tumor resultante puede ser temporal. La terapia fotodinámica y la radioterapia no están fácilmente disponibles, pero son opciones para animales valiosos.
Se debe advertir a los propietario de un rebaño problemático acerca del papel que desempeña la herencia, de ahí que se deba sacrificar a los animales afectados y sus crías para disminuir la incidencia de tumores. Los toros reproductores activos con carcinoma ocular de células escamosas han de ser sacrificados.
Referencias
Pearce JW, Moore CP. Food Animal Ophthalmology, pp: 1610–1674; In: Veterinary Ophthalmology, 5th Edition; Editors: Gelatt KN, Gilger BC, Kern TJ; 2013; John Wiley & Sons, Inc; Oxford, UK.