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Neoplasias oculares en gatos

PorRalph E. Hamor, DVM, MS, DACVO
Revisado/Modificado mar 2022

    Las neoplasias oculares son menos frecuentes en gatos que en perros; sin embargo, la probabilidad de malignidad es mayor. Los tumores del párpado y de la conjuntiva son las neoplasias oftálmicas primarias más frecuentes. Estas neoplasias suelen ser malignas y más difíciles de tratar en el gato que en el perro.

    Los carcinomas de células escamosas, que son más frecuentes en gatos blancos con márgenes palpebrales no pigmentados, pueden afectar a los párpados, las conjuntivas y la membrana nictitante. Se suelen presentar como masas rosadas, rugosas e irregulares, o como ulceraciones engrosadas, y los márgenes a menudo están mal definidos. Como ocurre con otras neoplasias, el diagnóstico precoz y la derivación mejoran el pronóstico.

    Otras neoplasias menos frecuentes son los adenocarcinomas, los fibrosarcomas, los neurofibrosarcomas y los carcinomas de células basales. El tratamiento varía según el tipo de tumor, su emplazamiento y su tamaño, e incluye la escisión quirúrgica, la radioterapia y la crioterapia. El pronóstico de los tumores malignos es malo; sin embargo, la intervención temprana mejora las opciones de tratamiento y el pronóstico. Las imágenes y la biopsia avanzadas permiten diagnósticos y opciones de tratamiento más precisos.

    La neoplasia intraocular primaria más común en los gatos es el melanoma iridal difuso, que presenta una hiperpigmentación progresiva del iris con una superficie irregular que se expande. Las anomalías pupilares, el glaucoma secundario debido a obstrucción del ángulo iridocorneal y la buftalmía aparecen en una fase tardía de la enfermedad. La enucleación está recomendada para masas de crecimiento rápido o que producen anomalías pupilares, afectación del ángulo iridocorneal o glaucoma, porque las metástasis son frecuentes en los casos avanzados. Los gatos también pueden estar afectados con melanosis difusa del iris, que es un proceso benigno. Puede ser bastante difícil diferenciar el melanoma difuso del iris de la melanosis difusa del iris. Para las masas pigmentadas focales, la extirpación quirúrgica o la ablación con láser son posibles opciones de tratamiento. Para lesiones más difusas, la ablación con láser también puede ser una opción de tratamiento. Se recomienda la derivación rápida a un especialista para cualquier lesión pigmentada en el iris de un gato.

    El sarcoma intraocular postraumático se da en los gatos de avanzada edad con antecedentes de uveítis crónica, lesión intraocular previa o inyecciones intraoculares de gentamicina. Los signos clínicos son glaucoma, oftalmomalacia o uveítis crónica. La producción cartilaginosa y osteoide intraocular es común. La enucleación precoz se recomienda para esta rara neoplasia porque este tumor es localmente agresivo e invasivo.

    El complejo felino leucemia-linfosarcoma (CFLL) es la neoplasia ocular secundaria más común en gatos. Los signos clínicos del CFLL ocular varían desde lesiones oculares aisladas (que afectan a uno o ambos ojos) hasta una enfermedad sistémica grave. Las anomalías de la córnea pueden incluir queratitis, edema, neovascularización, infiltraciones de la córnea y hemorragias dentro del estroma. Puede producirse queratitis ulcerativa. Las masas pueden surgir en la órbita, el globo, la conjuntiva y el párpado. Las anomalías pupilares, que incluyen midriasis, anisocoria, síndrome de la pupila espástica, pupila en forma de "D" o "D" invertida, y ausencia de reflejos pupilares en presencia de luz, podrían desarrollarse meses antes que otros signos clínicos.

    La uveítis anterior es el signo clínico más común del CFLL. Otros hallazgos incluyen hipotensión ocular, cambios de pigmentación iridal y color, precipitados queráticos, hipema, sinequia anterior y posterior, miosis y efecto Tyndall. Los cambios del segmento posterior comprenden hemorragias retinianas, vasos dilatados tortuosos, corte perivascular y desprendimiento y degeneración de la retina. Existen escasos estudios sobre el tratamiento del linfoma ocular en los gatos; sin embargo, los gatos que presentan linfoma e infección del virus de la leucemia felina tienen, en general, una supervivencia inferior.