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Glaucoma en animales

PorRalph E. Hamor, DVM, MS, DACVO
Revisado/Modificado feb 2023

    Los glaucomas en animales se relacionan con una reducción del flujo de salida del humor acuoso a través de la red trabecular de la cámara anterior o del ángulo iridocorneal (flujo de salida convencional, ~85 % en perros) y de la red uveoescleral (a través del cuerpo ciliar y el espacio subescleral, ~15 % en perros). Recientemente se han descrito cambios en la composición del humor acuoso en los glaucomas humanos y animales, y estos cambios de composición parecen ser importantes en la génesis y progresión de la enfermedad.

    El glaucoma es un grupo de enfermedades definidas por un aumento de la presión intraocular con la consecuente destrucción del disco óptico y de la retina. En los perros, los glaucomas primarios (hereditarios) y secundarios se producen en ~1,7 % de la población canina de América del Norte. El glaucoma primario bilateral con predisposición racial se produce en casi el 1 % de los perros de raza pura, el más alto de cualquier especie animal. El glaucoma primario de ángulo abierto en los Beagles se ha asociado con la mutación ADAMTS10. En el gato, el glaucoma es predominantemente secundario a la uveítis anterior y a las neoplasias; sin embargo, el glaucoma primario de ángulo abierto aparece en gatos de raza Siamés. En los caballos, los glaucomas parecen estar infradiagnosticados, porque la tonometría no se realiza de forma rutinaria; se dan con mayor frecuencia en animales más mayores, Appaloosas y con uveítis anterior concomitante. En el ganado vacuno, el glaucoma se ha asociado a las anomalías iridocorneales congénitas y a la uveítis anterior.

    La tonometría y la oftalmoscopia (directa o indirecta) son esenciales en el diagnóstico del glaucoma. La gonioscopia (medición del ángulo de drenaje) o la ecografía ocular de alta frecuencia (visualización del ángulo iridocorneal y la hendidura ciliar anterior) también pueden ser útiles para determinar el pronóstico. Las técnicas de electrofisiología más complejas, como el patrón de electrorretinografía y el potencial evocado de visión, estiman la lesión de las células ganglionares de la retina y sus axones, y parecen ser indicadores sensibles de la destrucción de estas células relacionadas con el glaucoma. Las nuevas técnicas clínicas de diagnóstico por imagen de alta resolución, que incluyen la biomicroscopía ecográfica para los cambios del segmento anterior y la tomografía de coherencia óptica para los cambios de la retina y de la cabeza del nervio óptico, permiten realizar exploraciones intraoculares detalladas y no invasivas. En pequeños animales, el tonómetro de indentación de Schiøtz se ha reemplazado por tonómetros de aplanación o de rebote más nuevos y precisos utilizados para estimar la PIO. Estos tonómetros también se pueden utilizar en grandes animales.

    La presión intraocular es razonablemente constante en la mayoría de las especies ( ver la Tabla: Valores de presión intraocular normal (PIO) en animales - Método de aplanamiento), y se han documentado variaciones durante el día en el perro, el gato, el conejo y los primates no homínidos. La oftalmoscopia permite la detección de lesiones relacionadas con la presión intraocular en la retina y el disco óptico. La gonioscopia es la base para la clasificación de todos los glaucomas; detecta cambios en el flujo de salida de la apertura de la hendidura iridocorneal y esclerociliar a medida que avanza el glaucoma y ayuda a determinar los tratamientos médicos y quirúrgicos más adecuados. La ecografía biomicroscópica (50-100 MHz) permite un examen adicional del ángulo de la cámara anterior y de toda la fisura esclerociliar.

    Tabla
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    Los signos clínicos de glaucoma se dividen tradicionalmente en agudos y crónicos; en realidad, la mayoría de los casos de glaucoma agudo de alta presión se superponen al glaucoma crónico en lugar de producirse como eventos singulares. A la mayor parte de los perros afectados por glaucoma de incipiente a moderado no se les lleva al veterinario porque los primeros signos clínicos son muy sutiles (lenta o leve dilatación pupilar, congestión venosa moderada de la conjuntiva bulbar y un precoz aumento de tamaño del ojo [buftalmía o megaloglobo]). En el glaucoma crónico, los globos oculares a menudo presentan luxación y cataratas. Para ayudar en la detección temprana del glaucoma, la tonometría repetida debe realizarse de forma rutinaria en las razas de perros de alto riesgo como parte de la exploración física general anual. Los signos clínicos de los niveles agudos y a menudo marcadamente elevados de la PIO son una pupila dilatada, fija o lenta; congestión venosa conjuntival bulbar; inyección epiescleral; y edema corneal. Con aumentos prolongados de la PIO, se produce un aumento secundario de tamaño del globo ocular (buftalmía), desplazamiento del cristalino y roturas de la membrana de Descemet (estrías corneales). El dolor varía con la cronicidad: el glaucoma agudo es más doloroso que el glaucoma crónico.

    La clasificación del glaucoma ayuda a planificar de forma óptima su tratamiento y a la preservación de la visión. La elección del tratamiento médico o quirúrgico, o por lo general una combinación de ambos, está basada en el cierre progresivo del ángulo iridocorneal que se produce en la mayoría de los glaucomas. A medida que el glaucoma progresa y la salida del humor acuoso continúa reduciéndose, aumenta la necesidad de una combinación de tratamientos médicos. Para el glaucoma de ángulo abierto en perros, el tratamiento a corto y largo plazo es la administración de mióticos, inhibidores tópicos de la anhidrasa carbónica, prostaglandinas, osmóticos y bloqueantes beta adrenérgicos. Estos mismos tratamientos se emplean para el control inicial del glaucoma de ángulo cerrado y estrecho; sin embargo, el tratamiento a corto y largo plazo a menudo requiere una intervención quirúrgica complementaria (p. ej., procedimientos de filtración, derivaciones de la cámara anterior, ciclocrioterapia o ciclofotocoagulación transescleral o endoscópica con láser). El tratamiento a corto y largo plazo del glaucoma terminal con buftalmía y ceguera en perros (p. ej., prótesis intraesclerales, enucleación, ciclocrioterapia o gentamicina intravítrea [25 mg]) también requiere cirugía. En el perro, la aplicación de los procedimientos quirúrgicos han proporcionado tradicionalmente solo una resolución a corto plazo porque las fístulas filtrantes finalmente cicatrizan y fracasan. Más recientemente, ofrecen resultados mejorados las derivaciones de la cámara anterior, con y sin válvulas. El tratamiento con medicamentos antifibróticos, como la mitomicina C y el 5-fluorouracilo, pueden conseguir retrasar o prevenir la cicatrización de los canales alternativos de flujo del humor acuoso y prolongar su función. En los gatos, el tratamiento médico suele ser el pilar y consiste en la administración tópica de bloqueantes beta adrenérgicos (estos deben usarse con precaución en gatos pequeños), inhibidores tópicos de la anhidrasa carbónica y, para el glaucoma asociado con uveítis anterior, tópicos o corticoesteroides sistémicos. En los caballos, la ciclofotocoagulación láser única o repetida (ablación con láser de los procesos ciliares) es la más eficaz.