La mayoría de los fármacos quimioterapéuticos antineoplásicos convencionales son potencialmente tóxicos por su capacidad mutagénica, teratogénica o carcinógena. Para el personal veterinario, las vías comunes de exposición a los fármacos peligrosos son (1) la inhalación de un fármaco que ha sido aerosolizado durante su preparación y administración, (2) el contacto de un fármaco con la piel o las membranas mucosas, y (3) la ingestión.
La atención a la manipulación segura de los agentes quimioterápicos citotóxicos ha aumentado en las instalaciones de oncología veterinaria. El American College of Veterinary Internal Medicine (ACVIM) publicó una Declaración de consenso sobre el uso seguro de quimioterápicos citotóxicos en pequeños animales en la clínica veterinaria en 2018. La United States Pharmacopeia (USP) ha propuesto estándares para la manipulación segura de todos los fármacos peligrosos (incluida, entre otros, la quimioterapia citotóxica) para minimizar el riesgo de exposición del personal sanitario y del medio ambiente. Esta información se ha publicado como Capítulo General de la USP 800: Fármacos peligrosos: manipulación en entornos sanitarios.
La manipulación segura de los agentes antineoplásicos dentro de una instalación veterinaria requiere una formación adecuada del personal implicado en la conservación, preparación, administración y eliminación de los fármacos; procedimientos rutinarios de descontaminación superficial; y el uso de equipos de protección personal y equipos para derrames. Otra medida importante de seguridad es facilitar el acceso a las hojas de datos de seguridad y a las especificaciones de los procedimientos operativos estándar. La preparación y administración de la quimioterapia debe limitarse a una zona controlada.
El uso de cabinas de bioseguridad de clase II y dispositivos de transferencia de sistema cerrado minimiza la aerosolización de fármacos durante la preparación o administración. Siempre que se manipulen fármacos quimioterapéuticos se debe utilizar equipo de protección personal, incluyendo batas impermeables de manga larga, guantes desechables para quimioterapia (que deben doblarse), cubiertas para el pelo y los zapatos y protectores para los ojos o la cara. Se recomiendan respiradores ajustados para ciertos agentes quimioterapéuticos citotóxicos, como la mecloretamina. La prohibición estricta de alimentos y bebidas para humanos en las áreas de quimioterapia (incluidas las perreras donde se alojan los animales tratados) es una medida simple y muy eficaz para prevenir la ingestión accidental de residuos de fármacos.
Todo el personal debe manipular los fármacos antineoplásicos con cuidado y prestando una atención meticulosa a la técnica. Las mujeres en edad fértil han de tener especial cuidado, y las mujeres embarazadas o lactantes no deben manipular estos fármacos o deben tener extrema precaución.
Una fuente de exposición a fármacos citotóxicos que está siendo objeto de un mayor escrutinio es la manipulación de líquidos corporales y excrementos de los pacientes tratados. La recogida de muestras biológicas, como sangre, orina o tejido, debe por lo tanto realizarse antes de la administración de la quimioterapia. La duración y el tipo de medidas de precaución que se deben tomar después del tratamiento dependen de la semivida y de las vías de eliminación del fármaco administrado. Por convención, las medidas de seguridad se recomiendan a menudo durante 72 horas después de la administración del fármaco.
Se debe aconsejar a los propietarios de mascotas y al personal del hospital veterinario que permitan que los perros sometidos a quimioterapia orinen y defequen en un área cerrada al aire libre, preferentemente en un lugar soleado lejos de los espacios donde las personas se congregan. El personal ha de usar mascarillas al limpiar las cajas de arena y el contenido ha de colocarse en una bolsa de plástico sellada. Se debe fomentar el uso de arena para gatos sin polvo o con poco polvo. Deben usarse guantes desechables sin talco para limpiar la orina, las heces o el vómito. Las toallitas desechables utilizadas para limpiar y aclarar una zona sucia con lejía diluida también deben desecharse en una bolsa de plástico sellada. Se anima a los veterinarios a que se pongan en contacto con la junta de salud local y con otras agencias reguladoras federales, estatales y locales para conocer las normas relativas a la eliminación de desechos peligrosos.