Los mayores riesgos de introducción de muchas enfermedades infecciosas en los rebaños son la incorporación de animales infectados de forma subclínica y la exposición a través de vectores distintos del ganado, como la vida silvestre y los parásitos externos.
Los rebaños a menudo se clasifican como cerrados o abiertos, en función de su exposición a los agentes patógenos (véase bioseguridad). La mayoría de las explotaciones son abiertas y pocas están completamente cerradas. Los rebaños cerrados restringen la introducción de animales y vehículos de origen ganadero, así como el contacto con otros rebaños y animales. Las explotaciones abiertas tienen un mayor riesgo de introducir patógenos a través de:
Introducción de ganado de reposición adquirido (especialmente de grupos de venta mezclados).
Adquisición de toros.
Mezcla de animales de diferentes orígenes.
Por lo general, todos los animales adquiridos o introducidos deberían separarse del rebaño durante un periodo de observación razonable, habitualmente 4 semanas o más, antes de ser introducidos en el rebaño. Estos animales deben haberse sometido previamente, o deben someterse después de la adquisición, a procedimientos sanitarios similares a los de su nueva explotación. Es prudente adquirir animales de rebaños con historial sanitario conocido y que tienen registros de vacunaciones y tratamientos.
Antes de comprar animales, los compradores deben asegurarse de que los rebaños hayan dado negativo en la prueba de paratuberculosis y estén libres de animales persistentemente infectados de DVB, tuberculosis y brucelosis. Si el rebaño está libre de enfermedades como la leucosis bovina y la anaplasmosis, es de vital importancia adquirir únicamente animales de otros rebaños negativos para estas enfermedades.
Los toros púberes deberían someterse a pruebas de tricomoniasis. Para los programas de inseminación artificial se debería recoger y procesar el semen en un centro certificado para minimizar el riesgo de transmisión de enfermedades venéreas a través del semen congelado.
El equipo y las instalaciones compartidas deben limpiarse entre su uso por diferentes lotes. De forma similar, los individuos que han pasado tiempo recientemente en áreas que se sabe que tienen enfermedades potenciales o riesgos para la salud que no son endémicos para la explotación deben ser obligados a usar equipo de protección o simplemente mantenerse fuera de las instalaciones.
Las herramientas que entran en contacto directo con la sangre o se ensucian han de desinfectarse antes de su uso y después de cada animal. Del mismo modo, las agujas no deben reutilizarse en los lotes, y se recomienda cambiar las agujas tan a menudo como sea posible entre animales, pero preferiblemente después de cada animal.
Cualquier cadáver en las instalaciones debe manejarse de una manera que minimice el riesgo de infección de otros animales, así como el riesgo de enfermedad o la exposición al personal o al medio ambiente.