El cuidado de los cascos es esencial para una buena movilidad y comodidad del caballo. "Sin casco no hay caballo" es una expresión tan común hoy como hace 200 años. Un recorte adecuado a intervalos regulares (4–8 semanas) dará como resultado un buen equilibrio entre el casco y las patas. Las afecciones como las grietas de los cascos o cuartos, la candidiasis y la enfermedad de la línea blanca pueden reconocerse pronto y tratarse adecuadamente. Todos los propietarios de caballos deben aprender a reconocer los signos clínicos iniciales de la laminitis para poder iniciar el tratamiento y las medidas preventivas dietéticas tan pronto como sea posible.
En potros jóvenes, destetados y de un año, el recorte frecuente de las pezuñas asegurará el soporte adecuado del peso y la alineación ósea. Un pie equilibrado al principio de la vida de un caballo también ayudará a evitar una posible cojera y aliviará las lesiones más adelante en la vida. Para que un caballo rinda al máximo de su capacidad, debe estar sano (libre de dolor). El rendimiento es un aspecto de la salud e implica algo más que la ausencia de cojera visible. Un caballo sano puede satisfacer mejor las exigencias de la actividad física y mental en cualquier disciplina ecuestre.