A pesar de un buen manejo, se observan epidemias inesperadas en el ganado de cebadero. Cuando se producen accidentes de alimentación, muchos animales pueden verse afectados súbitamente, es decir, en 1-2 días. En brotes de enfermedades infecciosas agudas, como rinotraqueítis infecciosa bovina, pasteurelosis pulmonar o meningoencefalitis por Histophilus, los primeros casos van seguidos por un aumento sostenido en la tasa de morbilidad durante varios días y luego un descenso según amaina el brote 10-14 días después del caso.
En algunos casos, el diagnóstico puede ser evidente (p. ej., sobrecarga de carbohidratos causada por un error alimentario). En otros casos (p. ej., enfermedades infecciosas de las vías respiratorias), el diagnóstico puede no ser obvio, y se requiere una investigación minuciosa epidemiológica, clínica y laboratorial. Una investigación completa puede requerir especialistas de varias disciplinas. Se debería realizar cualquier esfuerzo necesario para determinar la causa específica de la enfermedad. La investigación debería incluir una descripción general del problema, una historia completa del brote de la enfermedad (incluyendo detalles y datos del caso indicado, número total de animales enfermos, tratamientos, tasa de mortalidad, tasa de mortalidad poblacional e historial de vacunación) y una exploración clínica de varios animales afectados (con muestras adecuadas) así como necropsias. Después de que se haya determinado el diagnóstico, se determina la razón fundamental del tratamiento. Cuando se hallan brotes de enfermedades infecciosas, debe aumentarse la intensidad de la investigación para detectar nuevos casos en los primeros estadios de la enfermedad, una fase en que la respuesta al tratamiento suele ser buena.
Todos los detalles del brote se deberían listar en orden cronológico y después analizarse. Se pueden hacer correlaciones entre los factores de exposición y el desarrollo de nuevos casos durante el curso del brote. Con frecuencia se pueden identificar los determinantes epidemiológicos que explican la aparición de la enfermedad, y la información se puede emplear para controlar futuros episodios. El veterinario debería preparar un informe detallado del brote, subrayando las conclusiones de su estudio y las recomendaciones que considera que deberían seguirse y enviarlo al propietario.