logoVERSIÓN PARA PROFESIONALES

Reproducción en cabras

PorJamie Lynn Stewart, DVM, MS, PhD, DACT
Revisado/Modificado ago 2021

    La monta natural es sistema de reproducción más fácil y común para cabras. La mayor parte de las granjas para aficionados tienen una baja proporción de machos/hembras (1:5) debido a que tienen múltiples razas y líneas diferentes. Los machos tienen una libido fuerte y pueden cubrir muchas más hembras de lo que esta proporción indica (hasta 1:50), aunque a medida que envejecen y especialmente fuera de la época de cubriciones, son menos eficientes.

    La inseminación artificial (IA) se utiliza cada vez más por los productores de cabras, porque permite tanto la diseminación de genes valiosos como el control de enfermedades de transmisión sexual. La detección adecuada del celo y/o la sincronización hormonal del ciclo estral es esencial y puede conducir a un aumento de la mano de obra y de los costes. En las hembras, la ovulación se da hacia el final del celo; por lo tanto, la inseminación debe hacerse alrededor de este momento para que sea eficaz. Se suele usar la regla AM-PM: si se nota que la hembra está en celo por la mañana, la IA debe realizarse por la noche (o viceversa). Sin embargo, se deben tener en cuenta las duraciones específicas del celo de cada raza a la hora de decidir el mejor momento para inseminar en función del celo.

    Las técnicas de inseminación vaginal (depósito pericervical) o cervical (depósito intracervical) son económicas y fáciles de realizar y pueden dar lugar a tasas aceptables de gestación si se usa semen fresco en concentraciones suficientemente altas (300 millones y 100 millones de espermatozoides mótiles, respectivamente). Sin embargo, si se usa semen congelado, se deben emplear técnicas de inseminación intrauterina transcervical o laparoscópica. Estas técnicas son más caras y requieren personal más capacitado. El semen congelado, en pajuelas de 0,25-0,5 mL de capacidad, lo pueden proporcionar directamente los propietarios del macho o los recolectores. Las pajuelas deben contener una concentración mínima de 180 millones de espermatozoides móviles después de la descongelación para su uso transcervical, aunque son aceptables concentraciones menores (20 millones) si se realiza la inseminación laparoscópica. Se suele preferir la sincronización del celo cuando se realiza la inseminación laparoscópica para minimizar los costes mediante la cubrición de múltiples hembras en una sola sesión.

    El semen puede recogerse para la inseminación en una vagina artificial o con un electroeyaculador. La mayoría de los machos montan a las hembras en celo y eyaculan; con entrenamiento pueden eyacular todo el año e incluso montar machos castrados. Las concentraciones óptimas de espermatozoides dependen de cada macho y de la producción, pero han de ser de ~200-400 millones/mL para que se ajusten a una tasa aproximada del 50 % de muerte y daño durante el procesamiento y descongelación del semen. El semen debe centrifugarse si se usa un diluyente a base de yema de huevo debido a las interacciones con las secreciones plasmáticas seminales que tienen efectos tóxicos sobre los espermatozoides. Existen diluyentes sin yema de huevo, y muchos los prefieren para la congelación del semen en machos para minimizar las pérdidas de semen que se producen con la centrifugación. En América del Norte no hay una legislación estándar o normas industriales que controlen la recogida, el procesado y la venta de semen congelado; no obstante, en cada país se deben revisar y seguir las legislaciones específicas si se exporta semen.

    El lavado y la transferencia de embriones permiten la difusión de hembras de alto valor genético. Su aplicación en cabras estaba limitada anteriormente debido a que las hembras responden de forma variable a las técnicas de superovulación. Se han desarrollado nuevos protocolos que estimulan primero a las hembras a ovular, de modo que la superovulación (mediante la administración de FSH) se produce durante la onda folicular que se inicia el día 0 del ciclo estral (después de la ovulación). A continuación, se realiza la cópula natural o la inseminación laparoscópica en la ovulación subsiguiente que se induce después de la superovulación. Los embriones pueden extraerse quirúrgicamente, por vía laparoscópica o transcervical, pero las técnicas quirúrgicas son las que ofrecen las tasas más altas de recuperación. Si es posible, los ovarios deben examinarse por laparoscopia antes del lavado para confirmar que se ha producido la superovulación (mediante la visualización de múltiples cuerpos lúteos). Los embriones pueden transferirse inmediatamente por técnicas laparoscópicas o quirúrgicas a hembras sincronizadas o congelarse en nitrógeno líquido para su almacenamiento.