Parto normal en perras y gatas
El estadio I del parto en la perra y en la gata suele durar 12-24 h, durante las cuales las contracciones del miometrio se incrementan en frecuencia y fuerza, y el cérvix se dilata. Los esfuerzos abdominales (contracciones visibles) no son evidentes durante el estadio I del parto. Las perras y las gatas pueden exhibir cambios en su disposición y comportamiento durante el estadio I del parto, se recluyen, están inquietas, buscan intermitentemente un nido y rechazan a menudo la comida, que, a veces, vomitan. Se pueden observar jadeos y temblores. La secreción vaginal normal es clara y acuosa.
Por lo general, el estadio II del parto está marcado por esfuerzos abdominales visibles, que se acompañan por contracciones miometriales que culminan con el alumbramiento de un neonato. Por lo general, estos esfuerzos no deben durar >1-2 h entre cachorros o gatitos, aunque hay una gran variación. El parto completo puede tardar de 1 a >24 h; sin embargo, un parto normal se asocia con un alumbramiento total corto e intervalos (30–60 minutos) entre los neonatos. La descarga vaginal puede ser clara, de serosa a hemorrágica, o verde. Por lo general, las perras y las gatas continúan anidando entre alumbramientos, y pueden cuidar y acicalar a los neonatos intermitentemente. La anorexia, el jadeo y los temblores son frecuentes.
El estadio III del parto se define como la expulsión de la placenta. Las perras y las gatas suelen ir moviéndose entre los estadios II y III del parto hasta que el parto se completa. Durante un parto normal, todos los fetos y placentas se expulsan vaginalmente, aunque pueden no liberarse juntos en cada momento.
Distocia en el parto y expulsión en perras y gatas
La distocia se produce por factores maternos (inercia uterina, anomalías en el canal pélvico), factores fetales (tamaño excesivo, mala posición, mala postura, anomalías) o una combinación de ambos. Clínicamente, la inercia uterina desarrollada después del parto de uno o más neonatos (inercia secundaria) es la causa más frecuente de distocia. El diagnóstico de inercia primaria requiere tocodinamometría.
La distocia puede diagnosticarse objetivamente si la contractilidad uterina es inapropiada (por lo general infrecuentes contracciones miometriales débiles) para la etapa del parto, o si se produce un estrés fetal excesivo. Subjetivamente, la distocia se diagnostica, si el estadio I del parto no se inicia a término, si el estadio I del parto es >24 h sin progresión hacia el estadio II, si el estadio II del parto no produce un alumbramiento vaginal en 1-2 h, si el estrés fetal o materno es excesivo, si se observan neonatos moribundos o mortinatos, o si en el estadio II del parto no se produce la finalización del alumbramiento en un tiempo (dentro de 4–12 h).
Se pueden utilizar monitores uterinos y fetales para detectar y controlar el parto y la viabilidad fetal y para tratar la distocia. La inercia uterina sin respuesta, la distocia obstructiva, las contracciones uterinas aberrantes o el sufrimiento fetal progresivo sin respuesta al manejo médico son indicaciones de cesárea.
El manejo médico óptimo comprende la administración de gluconato de calcio y oxitocina, según los resultados de la monitorización. Los fármacos se administran solo después de 8-12 h de un patrón de contracción establecido (el estadio I del parto) detectado por el control del útero y solo si la inercia se detecta cuando el estadio II del parto se anticipa. La administración prematura de fármacos da lugar a una respuesta subóptima.
por lo general, la administración de calcio incrementa la fuerza de las contracciones del miometrio, mientras que la oxitocina incrementa su frecuencia. El gluconato da calcio (solución al 10 %, a 1 mL/22 kg de peso corporal, 2-4 veces al día) se administra cuando las contracciones uterinas son ineficaces o débiles. Se puede dar SC (no más de 6 mL/sitio), y evitar su efecto potencial sobre la irritabilidad cardiaca asociada a la administración IV. La oxitocina (0,5-2 U en perras; 0,25-1 U en gatas) se administra cuando las contracciones uterinas son menos frecuentes de lo esperado para el momento del parto. El momento más eficaz para tratar es cuando la inercia uterina empieza a desarrollarse, antes de que las contracciones se interrumpan completamente. Las dosis elevadas de oxitocina saturan el receptor y lo hacen ineficaz como uterotónico. Si el estrés fetal es evidente (bradicardia persistente o que empeora) y la respuesta a los medicamentos es escasa, la cesárea está indicada.