ver Promotores del crecimiento y potenciadores de la producción.
Hay tres grupos de modificadores del rendimiento que se utilizan en la producción de ganado vacuno de carne: promotores del crecimiento con actividad hormonal, modificadores de la bioquímica ruminal, que alteran la producción de ácidos grasos volátiles en el rumen, y agonistas beta que aumentan la masa muscular.
Los potenciadores del crecimiento con actividad hormonal se han utilizado durante casi 70 años para el engorde del ganado vacuno. Hay muchas opciones de implantes, y el protocolo de implantación específico debe adaptarse a la genética del ganado, la nutrición y el plan de comercialización. El incremento promedio de la ganancia media diaria debido al uso de implantes efectivos es del orden de ~0,23 kg/día, y la mejora del índice de conversión es 0,56 kg alimento/kg ganancia.
Los ionóforos son antibióticos que alteran la bioquímica del rumen, mediante la modificación de la microbiota ruminal, para aumentar la proporción de ácido propiónico producido y disminuir las proporciones de los ácidos acético y butírico. Estos tres ácidos, denominados ácidos grasos volátiles (AGV), son los productos de la fermentación ruminal y pueden absorberse del tracto GI de los rumiantes y utilizarse como fuentes de energía. Dado que el ácido propiónico libera más energía por unidad de peso tras su oxidación que los otros dos AGV, es importante en la producción del ganado vacuno de carne.
En las raciones modernas de vacuno de engorde, los ionóforos mejoran la eficiencia alimenticia un 2,5-3,5 %, reducen la ingesta de materia seca un 3 % y aumentan la ganancia media diaria (GMD) un 2,5 %. Una mejoría más espectacular de la GMD se observa cuando el ganado vacuno consume ionóforos con raciones ricas en fibra en comparación con raciones ricas en energía. Esto se explica por la disponibilidad de energía entre los dos sistemas. En las raciones ricas en energía, el ganado vacuno come hasta que satisface sus necesidades energéticas; de esta manera, los ionóforos les ayudan a obtener más energía por unidad de alimento consumido, y comen menos. En las raciones con alto contenido de forraje, que tienen menos energía por unidad de peso, el ganado vacuno consume alimento hasta que el rumen no puede contener más. En el pastoreo o en sistemas de alimentación muy forrajeros, si se administran ionóforos, este ganado obtiene más energía por unidad de alimento consumido y, por eso, su ganancia de peso es mayor. Los beneficios adicionales de la alimentación con ionóforos incluyen una mayor regularidad del consumo en el ganado alimentado con raciones ricas en cereales, reduciendo así la incidencia de acidosis ruminal junto con el control de la coccidiosis.
Los agonistas beta son los modificadores de rendimiento más recientes que se utilizan en las operaciones de engorde. Estos aditivos alimentarios pasan a la sangre y se distribuyen al tejido muscular, donde se unen a receptores beta específicos. Su acción da como resultado un aumento de la síntesis proteica, lo que da lugar a un aumento del tamaño de la fibra muscular. El agonista beta ractopamina se administra durante los últimos 28-42 días antes del sacrificio, mientras que el zilpaterol se administra durante los últimos 20-40 días antes del sacrificio. Las mejoras de rendimiento con los agonistas beta incluyen incrementos de peso corporal al sacrificio de 8,2-10 kg, peso de la canal caliente de 9,1-13,6 kg, GMD (durante el periodo de administración de agonistas beta de 20-42 días) del 12,5-31 % y porcentaje de rendimiento de la canal de 0-1,5 unidades porcentuales.
Los agonistas beta pueden aumentar la resistencia muscular al corte y reducir el porcentaje de ganado con una categoría excelente y superior, por lo que su uso en ganado con bajo potencial genético para terneza y/o infiltración grasa puede ser poco ventajoso.