La ración del ternero destetado es la dieta más cara de la granja. El programa tradicional de alimentación húmeda de terneros se basaba en limitar el consumo de leche para facilitar la ingesta de iniciación en un intento de lograr un sistema ruminal adecuadamente desarrollado para minimizar el estrés durante el proceso de destete. Un abordaje alternativo a la alimentación húmeda de terneros es lo que se conoce como un programa de cría de terneros de crecimiento natural o de crecimiento acelerado. En este enfoque, se administran mayores cantidades de alimentos líquidos durante el periodo previo al destete, lo que permite una mayor expresión del potencial de crecimiento del ternero. Ambos programas de alimentación exigen un manejo adecuado del suministro de calostro.
Al proporcionar grandes cantidades de alimento líquido, el desarrollo del rumen se retrasará porque depende de la fermentación del alimento sólido que genera ácidos grasos volátiles (es decir, butirato y propionato). En este sistema, el destete a menudo se retrasa, aprovechando una mayor tasa de crecimiento y un mejor estado sanitario. El retraso en la ingestión de alimentos sólidos suficientes (en relación con los programas tradicionales) requiere un proceso de destete gradual en lugar de abrupto para garantizar un desarrollo ruminal suficiente para hacer una transición exitosa a los alimentos sólidos. Un aspecto importante de este abordaje en la alimentación de los terneros es garantizar suficientes prácticas de alimentación después del destete para asegurar la eficiencia del crecimiento continuo y minimizar la depresión del crecimiento posdestete.
Después del destete, no se ofrece forraje hasta que las novillas tienen >3 meses de edad. Las concentraciones de proteína en la ración durante los periodos pre- y posdestete se incrementan (en relación con los programas tradicionales) para asegurar una ganancia de magra adecuada y evitar un engorde excesivo. Las velocidades de crecimiento pueden ser de hasta 1 kg/día, y las novillas entran en el rebaño de ordeño a los 22-23 meses de edad. Es necesario un control estrecho para asegurar que las novillas tengan un desarrollo estructural adecuado y no engorden excesivamente. El programa de crecimiento acelerado se ha recomendado basándose en la salud de las terneras, así como en el aumento de la producción de leche en la primera lactación, aunque no todos los estudios respaldan este argumento. Para obtener un retorno de la inversión es necesaria una mejor sanidad animal, una menor edad al primer parto y una mayor producción de leche. La mayoría de los estudios financieros no suelen mostrar un rendimiento positivo en comparación con los programas tradicionales de alimentación de terneros que alcanzan una edad similar en el primer parto.