El tratamiento del dolor crónico se basa en métodos farmacológicos y no farmacológicos. Los síndromes de dolor crónico tratados frecuentemente incluyen osteoartritis, enfermedad del disco intervertebral no quirúrgico y laminitis. Algunos dolores crónicos responden a los fármacos utilizados para tratar el dolor agudo, como los opioides y los AINE; sin embargo, otros tipos de dolor crónico requieren la adición de nuevos fármacos como la gabapentina, el tramadol, el paracetamol y la amantadina. Independientemente de la causa o la especie, el dolor crónico es en sí mismo un proceso patológico dinámico que requiere una evaluación cuidadosa y una revaluación frecuente. El tratamiento rara vez es monomodal, y es necesario realizar ajustes con el tiempo.
El tratamiento no farmacológico del dolor crónico depende de la causa subyacente y la especie. Entre estas terapias complementarias y alternativas se encuentran la acupuntura, la rehabilitación, los suplementos nutracéuticos, el láser de baja intensidad, el masaje, la estimulación nerviosa eléctrica transcutánea y los suplementos a base de hierbas. Es escasa la bibliografía que los analiza críticamente.
Dolor por osteoartritis en animales
La osteoartritis es la causa más común de dolor persistente en personas, perros, gatos y caballos. Los objetivos no farmacológicos para tratar el dolor por osteoartritis consisten en ir aumentando la movilidad, limitando la progresión de la enfermedad y facilitando en lo posible la reparación del tejido dentro de la articulación. Son beneficiosos el control/reducción del peso y el ejercicio diario de leve a moderado. El ejercicio excesivo y vigoroso debería evitarse porque podría forzar aún más las articulaciones y exacerbar el dolor, limitando así la capacidad de hacer ejercicio de forma rutinaria. Proporcionar calor cuando el tiempo sea frío y húmedo; una cama más acolchada puede mejorar también el bienestar.
A menudo es necesaria la extirpación quirúrgica de los fragmentos óseos y de las lesiones osteocondríticas y la restauración de la estabilidad de la articulación para disminuir la progresión de la enfermedad y reducir el dolor. La sustitución de la articulación o artrodesis podría estar indicada en casos graves. Las férulas ortopédicas pueden ser beneficiosas en pequeños animales cuando la intervención quirúrgica no es aconsejable. Varios estudios en los que se usan agentes condroprotectores como glucosaminoglucanos polisulfatados, sulfatos de condroitina, glucosamina, y el ácido hialurónico, sugieren que presentan un efecto beneficioso porque estimulan la síntesis de la matriz cartilaginosa e inhiben la degradación enzimática del cartílago. No obstante, la eficacia de estos agentes puede variar según el producto específico utilizado, la vía de administración, problemas subyacentes de conformación, patológicos y neurológicos.
Los trabajos recientes en medicina regenerativa, incluido el uso de células madre adultas autólogas, pueden ser también muy eficaces. La acupuntura y la fisioterapia se han usado con resultados prometedores para el tratamiento del dolor crónico de la osteoartritis en varias especies veterinarias.
Dolor canceroso en animales
El dolor oncológico presenta un desafío clínico único. Los componentes del dolor oncológico son tumorigénicos (productos relacionados con el tumor), inflamatorios y neuropáticos. Se debe pedir al propietario que proporcione detalles sobre la evolución de la enfermedad de un paciente cuando presente un proceso neoplásico diagnosticado o potencial. Los pacientes a menudo experimentan un dolor pronunciado y no deben manipularse sin una evaluación exhaustiva.
Al igual que otras formas de dolor crónico, el dolor de cáncer no siempre responde adecuadamente a los tratamientos habituales. Los opiáceos siguen siendo la piedra angular del tratamiento y normalmente sólo forman parte de un plan multimodal. Otros analgésicos incluyen los AINE, la gabapentina, el tramadol, el paracetamol (en perros) y la amantadina por su capacidad para reducir el efecto wind-up. Se suelen combinar un opioide y un AINE debido a su efecto analgésico sinérgico.
Recientemente, se han utilizado bisfosfonatos para tratar el dolor osteolítico asociado con metástasis óseas. El pamidronato es el análogo sintético del pirofosfato inorgánico. Se ha demostrado su utilidad en la paliación del dolor debido a su capacidad para unirse a la matriz ósea mineral, inhibir la lisis patológica inducida por los osteoclastos y retrasar la progresión de las lesiones metastásicas óseas. Las técnicas complementarias, como la acupuntura, deben usarse simultáneamente según sea necesario.
Al igual que en todos los síndromes de dolor crónico, el tratamiento del dolor por cáncer requiere una evaluación frecuente y una revaluación combinada con los correspondientes ajustes en el tratamiento.