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Necesidades nutricionales de los caprinos

PorDavid G. Pugh, DVM, MS
Última revisión/modificación ago 2020

Necesidades de agua de las cabras

El ganado caprino debe tener en todo momento libre acceso a fuentes de agua fresca, limpia. Los caprinos están entre los animales domésticos más eficientes en el uso del agua; sin embargo, la pérdida de solamente ~10 % de agua corporal puede ser fatal. Parecen estar menos sujetos a estrés por altas temperaturas que otras especies de ganado doméstico, pero deben mantenerse en ambientes que proporcionen sombra. Además de una menor necesidad de evaporar agua corporal para mantener su bienestar en climas cálidos, las cabras pueden reducir las pérdidas corporales de agua disminuyendo las pérdidas en orina y heces.

Los factores que afectan al consumo de agua en los caprinos son la lactación, la temperatura ambiente, el contenido de agua del forraje consumido, la cantidad de ejercicio, el estado productivo (crecimiento, mantenimiento, lactación, etc.) y el contenido de sal y minerales de la ración. El ganado caprino que pasta sobre pastos exuberantes puede consumir cantidades mucho menores de agua que el alimentado con heno seco. Aún así, es imperativo permitir el libre acceso al agua de todas las cabras, independientemente de su edad, raza, propósito, etapa del ciclo biológico o entorno.

Necesidades energéticas de las cabras

Las limitaciones de energía pueden ser el resultado de un consumo inadecuado de alimentos o de una baja calidad de la ración; el excesivo contenido de agua de los alimentos también puede ser un factor limitante. Las necesidades de energía se ven afectadas por la edad, el tamaño corporal, la condición corporal, el estado productivo (crecimiento, mantenimiento, gestación y lactación) y las afecciones médicas concomitantes (p. ej., parasitosis, enfermedad dental, artritis). Las necesidades de energía también pueden verse afectadas por el entorno, el crecimiento del pelo, la actividad y las interacciones con otros nutrientes de la dieta. La temperatura elevada, la humedad, la luz solar y la velocidad del viento pueden disminuir las necesidades en energía. El esquileo del mohair de las cabras de Angora y de la pashmina de las cabras de Cachemira disminuye el aislamiento y da como resultado un aumento de las necesidades de energía (al menos en entornos fríos).

Los caprinos muestran un amplio rango de actividad en pastoreo, variando desde una ligera actividad en cabras sometidas a sistemas intensivos de manejo, pasando por una actividad moderada en zonas semiáridas, a una gran actividad en cabras que pastan zonas con una vegetación muy dispersa y pastos de montaña que necesitan largos desplazamientos diarios.

La mejor valoración del consumo adecuado de energía en cabras es la condición corporal apropiada o la cantidad apropiada de grasa cubriendo el lomo, el pecho, la cara interna de los muslos y las costillas. En los sistemas de historia clínica individual o del rebaño, debe utilizarse un sistema estandarizado de puntuación de la condición corporal (1-5, siendo 1 extremadamente delgado, a 5 extremadamente obeso) para controlar los cambios en la grasa corporal y tomar decisiones menos subjetivas respecto a la adecuación energética de la ración a largo plazo. Hay más detalles sobre la evaluación de la condición corporal en cabras en Michigan State University Extension. Si los animales están libres de parásitos y enfermedades, pero se encuentran por debajo de la condición corporal ideal, la causa es que están alimentados con una ración deficitaria en energía; lo contrario es cierto si los animales están obesos. Los valores energéticos necesarios para el crecimiento y la lactación son muy comparables a los valores indicados para ovinos y bovinos, respectivamente. Por consiguiente, desde el punto de vista de la energía, los principios nutricionales para ovinos serán probablemente adecuados para todas las clases de caprinos, excepto las cabras lecheras en lactación.

Necesidades proteicas de las cabras

La proteína es necesaria para la mayoría de las funciones normales del organismo, como el mantenimiento, el crecimiento, la reproducción, la lactación, la producción de pelo y el sistema inmunitario. El déficit de proteína en la ración reduce las reservas proteicas de la sangre, hígado y músculos y predispone a los animales a sufrir una variedad de enfermedades graves e incluso mortales. El consumo de alimentos y la digestibilidad de la ración disminuyen si la proteína bruta de la ración es <6 %, causando adicionalmente una carencia energética y proteica; por tanto, para el mantenimiento de animales adultos y sanos, la ración debe tener un mínimo de 7 % de proteína bruta. Las necesidades de proteína bruta en la ración son mayores para el crecimiento, la gestación y la lactación.

La mayoría de los forrajes contienen cantidades adecuadas de proteína para el mantenimiento, pero los animales lactantes, en crecimiento, enfermos o debilitados pueden necesitar raciones enriquecidas con leguminosas o suplementos proteicos (p. ej., harina de soja, harina de semilla de algodón, etc.). Suministrar una cantidad de proteína adecuada o ligeramente superior a las necesidades parece ayudar al control (tanto en la resistencia como en la capacidad de recuperación) de los parásitos nematodos internos.

Necesidades minerales de las cabras

Las necesidades de minerales no se han establecido definitivamente para el ganado caprino, ni a nivel de mantenimiento, ni a nivel de producción. Se han realizado investigaciones con caprinos en las que se ha estudiado el metabolismo mineral, especialmente del calcio y fósforo. En general, estos datos apoyan las suposiciones de que varias necesidades minerales de los caprinos son similares a las de los ovinos. (Para conocer los requerimientos nutricionales detallados de los caprinos puede recurrirse al más reciente Nutrient Requirements of Small Ruminants, publicado por el National Research Council; www.nap.eduwww.nap.edu.) La alimentación para satisfacer las necesidades de los caprinos maximizará su producción, reproducción y sistema inmunitario. La adición de minerales específicos (fósforo con forrajes secos en invierno, selenio en zonas deficientes, etc.) a la sal (NaCl), preferiblemente en forma de granulado y ofrecida a libre disposición, ayuda a prevenir la mayoría de las deficiencias minerales y mejora el rendimiento.

Las necesidades de calcio se suelen satisfacer en condiciones de pastoreo en las cabras de Angora o de aptitud cárnica, pero los niveles deben comprobarse en las cabras lecheras de alta producción porque el déficit puede reducir la producción de leche. Son necesarios unos niveles adecuados de calcio para prevenir la paresia posparto (fiebre de la leche) en las cabras en lactación. En las cabras alimentadas con forrajes o con concentrados, la adición de un suplemento de calcio (fosfato dicálcico, carbonato de calcio, etc.) al alimento o a la sal o a una mezcla de sal con oligoelementos suele cubrir las necesidades de calcio. Las leguminosas (p. ej., trébol, alfalfa, kudzu) también son buenas fuentes de calcio.

La carencia de fósforo causa retraso del crecimiento, mal aspecto general y, en ocasiones, apetito depravado (pica). Las cabras pueden mantener la producción de leche con dietas deficitarias en fósforo durante varias semanas usando las reservas corporales de fósforo, pero se ha observado que la producción de leche desciende un 60 % durante largos periodos de carencia de fósforo. La relación calcio:fósforo debe mantenerse entre 1:1 y 2:1, preferiblemente 1,2-1,5:1, en los caprinos debido a su predisposición a padecer cálculos urinarios. La carencia de fósforo es más probable que la carencia de calcio en caprinos en pastoreo. En casos de cálculos de estruvita, la relación debe mantenerse en 2:1.

La carencia de magnesio se asocia con la tetania hipomagnesémica (tetania de la hierba), pero por lo general este proceso es menos frecuente en el ganado caprino en pastoreo que en el ganado vacuno. Los caprinos tienen una capacidad marginal para compensar bajos niveles de magnesio disminuyendo la cantidad de magnesio que excretan. Tanto la excreción urinaria como la producción de leche se reducen ante una carencia de magnesio.

La sal (NaCl) se suele reconocer como un componente necesario de la ración, pero a menudo se olvida. Los caprinos pueden consumir más sal de la que necesitan cuando se ofrece a voluntad; esto no constituye un problema nutricional, pero puede reducir los consumos de alimento y agua en algunas zonas áridas donde el contenido de sal del agua de bebida es bastante alto. Las formulaciones de sal se emplean como portadores de oligoelementos, porque las cabras tienen una clara apetencia por el consumo de sodio.

El potasio desempeña un importante papel en el metabolismo. Sin embargo, los forrajes son bastante ricos en potasio, por lo que una carencia de potasio en el ganado caprino en pastoreo es sumamente raro. Un consumo marginal de potasio solamente se observa en cabras en plena lactación que se alimentan con dietas compuestas predominantemente por granos de cereales. El consumo excesivo de potasio (especialmente al final de la gestación) puede asociarse con hipocalcemia en cabras lecheras. Si la hipocalcemia es un problema del rebaño, debe prestarse atención a la reducción o el control de los alimentos ricos en potasio (p. ej., alfalfa).

La carencia de hierro raras veces se observa en cabras adultas en pastoreo. Tal carencia podría observarse en cabritos jóvenes debido a la reserva corporal mínima de que disponen al nacer, unida al bajo contenido de hierro en la leche de la madre. Esto es más frecuente en los cabritos alimentados exclusivamente en confinamiento y en animales muy parasitados. La carencia de hierro puede prevenirse permitiendo el acceso al pasto o a una sal mineralizada de buena calidad que contenga hierro. En los casos agudos, y para los cabritos criados en confinamiento, la administración de inyecciones de dextrano férrico a intervalos de 2 a 3 semanas (150 mg, IM) durante los primeros meses puede ser curativa. En los casos de carencias mixtas de hierro y selenio, debe tenerse precaución al inyectar dextrano férrico hasta que la carencia de selenio se corrija.

El déficit de yodo en el suelo y en los cultivos producidos sobre este se da en algunas áreas de EE. UU. Por consiguiente, debe proporcionarse yodo en forma de sal estabilizada. Puede producirse una carencia secundaria de yodo cuando el consumo de yodo es marginal o normal en caprinos que consumen plantas bociógenas. Una carencia acusada de yodo causa un agrandamiento de la tiroides, retraso del crecimiento, cabritos pequeños y débiles al nacimiento y fracaso reproductivo.

La carencia de zinc da lugar a paraqueratosis, rigidez de las articulaciones, testículos más pequeños y un descenso de la libido. Una cantidad mínima de 10 ppm de zinc en la ración, o una mezcla de sal con oligoelementos que contenga 0,5-2 % de zinc, previene la carencia. Una excesiva cantidad de calcio en la ración (alfalfa) puede aumentar la probabilidad de padecer una carencia de zinc en los caprinos.

La carencia de cobre puede dar lugar a anemia microcítica, menor producción, color del pelo más claro o descolorido, mala calidad de la fibra, infertilidad, mala salud y retraso del crecimiento, algunas formas de enfermedad metabólica ósea, diarrea y posiblemente una mayor sensibilidad a los parásitos internos. El déficit de cobre en una ración puede estar causado por un consumo inadecuado de cobre, una baja relación cobre-molibdeno o un exceso de azufre en la ración. El ganado caprino parece ser mucho más resistente a la intoxicación por cobre que el ganado ovino.

El déficit de selenio en la ración suele asociarse con distrofia muscular nutricional, retención de placenta y metritis, retraso del crecimiento, cabritos que nacen débiles o prematuros y mastitis.

Necesidades vitamínicas de las cabras

Las recomendaciones sobre las necesidades de vitaminas del ganado caprino son incluso más escasas que las de los minerales. En el mejor de los casos, casi todas las recomendaciones de vitaminas para los caprinos deben basarse en las indicadas para los ovinos ( ver Nutrición: ganado ovino).