Las úlceras corneales infectadas se reconocen por su pérdida estromal, malacia y/o infiltrado celular estromal. La citología corneal y los cultivos corneales aerobios bacterianos y fúngicos deben realizarse con sensibilidad para determinar la causa subyacente y guiar el tratamiento médico apropiado. Mientras tanto, han de instaurarse antibióticos tópicos de amplio espectro, suero, midriáticos y un AINE sistémico. Se debe considerar la derivación a un oftalmólogo para determinar si es necesaria la estabilización quirúrgica para preservar la visión y/o el globo ocular.
La mayoría de las ulceraciones corneales superficiales se curan fácilmente con un antibiótico tópico de amplio espectro para prevenir la infección y un AINE tópico y/o sistémico para tratar la uveítis anterior refleja. Sin embargo, las úlceras corneales detectadas al final del proceso de la enfermedad, complicadas por otras enfermedades oculares, o con un tratamiento antimicrobiano tópico inadecuado, pueden progresar.
Cortesía del Servicio de Oftalmología Comparativa de la UC Davis.
Cortesía del Servicio de Oftalmología Comparativa de la UC Davis.
Cortesía del Dr. K. Gelatt.
Las razas braquicéfalas y los perros con queratoconjuntivitis seca son particularmente vulnerables a la pérdida del estroma por queratitis infecciosa. Las úlceras con al menos un 50 % de pérdida de estroma las debe evaluar un oftalmólogo para la intervención quirúrgica utilizando un injerto conjuntival o la submucosa del intestino delgado porcino disponible comercialmente o membranas amnióticas experimentales. Las úlceras corneales profundas, particularmente los descemetoceles, así como las que se han perforado con prolapso del iris, requieren idealmente apoyo quirúrgico inmediato del frágil globo, porque pueden amenazar o comprometer seriamente la integridad corneal. Estos defectos corneales a menudo se desarrollan en el centro de la córnea y pueden dañar la visión notablemente.
Son ayudas diagnósticas importantes la prueba lagrimal de Schirmer para medir la producción de lágrima y la fluoresceína tópica para determinar la extensión de las úlceras corneales. El cultivo y la citología corneal pueden ayudar a elegir los antibióticos tópicos y sistémicos. La uveítis anterior refleja con exacerbación acuosa, miosis, hipotonía ocular, fibrina y/o hipopion es frecuente y debe tratarse con un midriático tópico y/o un AINE sistémico.
Las úlceras corneales profundas han de valorarse con precisión utilizando una lupa, iluminación focal usando la lámpara de hendidura y fluoresceína tópica. La prueba de Seidel que usa tinción con fluoresceína es particularmente útil para comprobar si hay una fuga activa del humor acuoso si la córnea está perforada. Las úlceras corneales centrales son más delicadas porque necesitan más tiempo para la curación y la vascularización. El desbridamiento adecuado de la úlcera es esencial para conseguir una adherencia satisfactoria del colgajo conjuntival. Parece más apropiado cubrir la ulceración corneal (estromal, descemetocele o prolapso de iris) con un colgajo de conjuntiva bulbar.
La terapia posoperatoria después de la colocación de injertos conjuntivales incluye antibióticos tópicos de amplio espectro, midriáticos, AINE sistémicos y antibióticos sistémicos si el globo se perfora. Los tratamientos se van reduciendo gradualmente y se administran durante 4-8 semanas. Las complicaciones posoperatorias incluyen cicatriz y pigmentación corneal variable, sinequia anterior y posterior, formación de cataratas secundarias y, ocasionalmente, endoftalmitis bacteriana. Es necesario volver a realizar revisiones periódicas para asegurarse de que se está produciendo una cicatrización adecuada. La presión intraocular debe controlarse cuidadosamente en las razas con riesgo de glaucoma, especialmente cuando se usan midriáticos tópicos.