La rodilla está formada por las articulaciones femorotibial y femororrotuliana. Corresponde a la articulación de la rodilla en humanos. Los trastornos de la rodilla incluyen fracturas, gonitis, luxación y quistes óseos.
Fractura de la rodilla
Las fracturas graves de la rodilla que afectan al fémur o a la tibia son poco frecuentes. Las fracturas de estos huesos son difíciles o imposibles de tratar por el daño que sufren la articulación, los ligamentos y el cartílago, y por la inflamación de los tejidos blandos que se produce. Las fracturas menores pueden ser tratables, según el tipo de fractura. Se pueden tratar algunas fracturas de la rótula (patela), la tuberosidad tibial y los cóndilos femorales o crestas trocleares. Las radiografías son necesarias para confirmar el diagnóstico. Algunas afecciones pueden responder al tratamiento conservador, pero si se trata de un fragmento óseo grande será necesaria la reparación quirúrgica.
Gonitis
La gonitis es una inflamación de la rodilla. Debido a la complejidad de la articulación, hay muchas causas posibles, incluyendo la osteocondritis disecante, el "bloqueo" de la rótula en una posición extendida, lesiones en los ligamentos, los meniscos o el cartílago, erosiones del cartílago articular o infección, ya sea como resultado de una herida punzante o de bacterias transmitidas por la sangre.
Los signos variarán, dependiendo de la causa de la afección y de lo avanzada que esté. Es frecuente la inflamación leve o moderada de las articulaciones por una causa desconocida. La cojera puede ser visible en la pata de balanceo como un acortamiento de la fase de avance. En reposo, el caballo puede mantener el menudillo doblado con solo la punta del pie tocando el suelo. En los casos moderadamente graves, se puede observar cojera tanto en las patas de apoyo como en las oscilantes. En los casos graves, el caballo puede llevar la pata en posición doblada. Si el cartílago o los ligamentos de la articulación se han roto, puede oírse un crujido. Las radiografías ayudan a confirmar la afectación del hueso o del cartílago, mientras que la ecografía permite a su veterinario ver los ligamentos, el cartílago y los tejidos blandos.
El tratamiento a menudo requiere un reposo prolongado. Pueden ser útiles las inyecciones repetidas de corticoesteroides o ácido hialurónico en la articulación. Los antiinflamatorios y los corticoesteroides para todo el organismo pueden aliviar la cojera en los casos menos graves. Los casos de gonitis que se deben a la rotura de ligamentos o al daño del cartílago articular rara vez responden satisfactoriamente y evolucionan rápidamente hacia una artritis secundaria. El pronóstico de recuperación es malo si la afección es de larga duración o si se han producido lesiones graves en la superficie articular, los ligamentos o el cartílago de la articulación.
Luxación de la rótula (patela)
La luxación real de la rótula es poco frecuente en caballos. Cuando se produce, suele ser una lesión grave y la luxación es muy evidente. Algunas razas son propensas a una forma congénita de luxación.
El problema más frecuente que afecta a la rótula es la fijación o bloqueo hacia arriba del ligamento rotuliano. Algunas razas de ponis heredan una tendencia a desarrollar esta afección. La luxación también puede observarse en animales inmaduros con músculos del muslo poco desarrollados. Puede producirse en una o ambas extremidades posteriores. Los signos incluyen un bloqueo intermitente de la extremidad en extensión seguido de una sacudida repentina o una flexión excesiva de la articulación cuando el ligamento rotuliano se desbloquea. Estos signos son más frecuentes después de que el caballo haya estado parado durante algún tiempo (p. ej., al pasar la noche en el establo, o después de viajar en un remolque). Sin embargo, los signos suelen ser mucho menos llamativos, lo que dificulta el diagnóstico. Puede haber simplemente una falta de movimiento de las extremidades posteriores hacia delante asociada a una acción rotuliana más bien brusca.
En muchos casos, una mejora general de la forma física y del tono muscular de los cuartos traseros puede eliminar el problema. En los casos más graves y persistentes, puede recomendarse la cirugía para realinear la rótula. Después de la cirugía, el reposo debe ser suficiente para permitir la curación completa (4-6 semanas) antes de reanudar cualquier entrenamiento.
Quiste óseo debajo del cartílago
Pueden aparecer estructuras grandes, parecidas a quistes, en varios puntos de los huesos de un caballo, con mayor frecuencia en la rodilla y menos a menudo en el menudillo. Su causa y desarrollo no se comprenden del todo, pero pueden surgir tras un traumatismo en el cartílago articular o como resultado de un trastorno óseo o cartilaginoso (p. ej., osteocondritis disecante).
En la rodilla o babilla, los quistes son más frecuentes en los Pura Sangre Ingleses jóvenes (1-2 años de edad). La cojera puede observarse por primera vez al comenzar el entrenamiento. La afección suele producir inflamación de la articulación de la rodilla, aunque los quistes pueden causar una grave cojera sin inflamación ni dolor. Las radiografías pueden confirmar el diagnóstico. En el caso de quistes pequeños o incompletos, algunos caballos responden bien al reposo durante 4-6 meses y al tratamiento con antiinflamatorios. Si el quiste es completo o falla el tratamiento conservador, sobre todo en los animales más maduros, se recomienda la cirugía. Se utilizan diversas técnicas quirúrgicas y, debido a los resultados favorables que suele producir la cirugía, puede considerarse antes que un tratamiento más conservador.
Para más información
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