La córnea protege la parte frontal del ojo y también es importante para enfocar la luz en la retina en la parte posterior del ojo. Dado que la córnea es fundamental para una visión adecuada, es importante tratar cualquier trastorno o lesión rápidamente.
Inflamación de la córnea externa (queratitis superficial)
La inflamación e hinchazón de la córnea externa (queratitis superficial) es frecuente en todas las especies domésticas. El signo más común es el desarrollo de vasos sanguíneos en la córnea. Además, la córnea a menudo se vuelve turbia debido a la acumulación de líquido, infiltrados celulares, pigmentación o la formación de tejido fibroso. Si hay úlceras (llagas en la córnea, véase más adelante), los signos de dolor (desgarro excesivo y entrecerrar los ojos) pueden ser obvios. Si solo está afectado un ojo, la causa suele ser una lesión (incluida una causada por un cuerpo extraño). Si ambos ojos están afectados, la inflamación puede estar asociada con la falta de lágrimas, anomalías en la forma o el contorno de los párpados, o infección. Su veterinario intentará identificar la causa subyacente de la inflamación, ya que puede que no se produzca una mejoría hasta que se resuelva la causa.
Inflamación dentro de la córnea (queratitis intersticial)
La inflamación y la hinchazón dentro de la córnea afectan al tejido conectivo profundo que proporciona la estructura de la córnea. Se conoce como queratitis intersticial. Está presente en todos los casos de larga duración y en muchos de corta duración y graves de uveítis anterior (inflamación dentro de la porción frontal del ojo). La hinchazón de la córnea suele ser muy notable. Algunas enfermedades generalizadas pueden causar este tipo de inflamación en uno o ambos ojos, incluyendo infecciones de la sangre (septicemia) en potros recién nacidos e infecciones fúngicas en todo el organismo. En estos casos, el tratamiento se dirige a la inflamación del ojo, a la infección generalizada o a ambas. En los caballos se produce un trastorno específico de inflamación persistente en la parte frontal del ojo (queratouveítis); el pronóstico y la respuesta al tratamiento de esta afección son malos.
Úlceras corneales (queratitis ulcerativa)
Las úlceras corneales son heridas que se desarrollan en la córnea. Son frecuentes en los caballos. Este trastorno tiene el potencial de afectar a la visión a menos que la causa se diagnostique y trate rápidamente. Muchas úlceras corneales equinas se producen como resultado de una lesión en el ojo, pero la infección por el herpesvirus equino también puede causar ulceración corneal.
Los signos incluyen:
Dolor (entrecerrar los ojos y lagrimeo excesivo).
Irregularidad de la córnea.
Hinchazón o decoloración turbia de la córnea.
Finalmente, desarrollo de vasos sanguíneos.
La profundidad de la úlcera puede variar de superficial a profunda. Si no se tratan, las úlceras profundas pueden provocar la perforación de la córnea y la protrusión (prolapso) del iris. Las infecciones bacterianas o fúngicas secundarias son comunes y pueden empeorar las úlceras.
Para detectar úlceras pequeñas, el veterinario puede poner gotas de tinción de fluoresceína en el ojo. Las úlceras superficiales se suelen controlar con antibióticos tópicos y la corrección de cualquier factor mecánico (como párpados enrollados o un cuerpo extraño en el ojo). Además, los veterinarios suelen recetar medicamentos para reducir el dolor ocular. El tratamiento médico de las úlceras profundas es similar al de las superficiales, pero muchas úlceras profundas también requieren injertos quirúrgicos para reforzar y mantener la integridad de la córnea.
Las úlceras corneales pueden complicarse por una invasión fúngica; esto se llama queratomicosis ulcerativa equina. El hongo, que suele estar presente en la conjuntiva, se multiplica rápidamente después de una lesión en la córnea y causa inflamación y úlceras. El diagnóstico se confirma identificando el hongo en las células de la córnea. El tratamiento debe iniciarse rápidamente para evitar la pérdida de visión e incluye tanto el tratamiento con medicamentos antimicóticos como la cirugía. Incluso con un tratamiento rápido, la queratomicosis causa ceguera en alrededor del 25 % de los ojos afectados.
En los caballos también se producen síndromes de úlceras superficiales de curación muy lenta y recidivante. En estos casos, la causa suele ser un herpesvirus. El tratamiento inicial consiste en la eliminación del tejido muerto, dañado o infectado de la úlcera, seguida de la prescripción de medicamentos tópicos.
Abscesos corneales
Los abscesos del estroma corneal son úlceras llenas de pus en el tejido conectivo de la córnea. En los caballos, pueden estar causadas por la cicatrización de úlceras o defectos de la córnea y el atrapamiento de bacterias u hongos (o ambos) dentro del tejido conjuntivo tras la formación del tejido de cicatrización. En el tejido conectivo hay un material de blanco a amarillo, rodeado de una intensa inflamación e hinchazón de la córnea y formación de vasos sanguíneos. Además, puede haber una variable pero a veces intensa inflamación de la úvea anterior (la porción frontal del ojo). Los tratamientos incluyen antibióticos tópicos y, en algunos casos, para todo el organismo, antifúngicos, medicamentos para reducir el dolor y antiinflamatorios no esteroideos. Además, puede ser necesaria la cirugía para extirpar el absceso y fomentar la curación corneal.
Laceraciones corneales
Las lesiones en el ojo pueden cortar o desgarrar la córnea. Las laceraciones corneales son muy dolorosas. Las laceraciones de la córnea son frecuentes en los caballos y por lo general se pueden tratar con cirugía para cerrar la herida. Los párpados pueden suturarse temporalmente para proteger el ojo.
Las laceraciones o perforaciones graves de la córnea pueden causar:
Hinchazón o prolapso del iris.
Entrecerrar los ojos o guiñar el ojo.
Pupila de forma anormal o contraída.
Sangre en el ojo.
El pronóstico depende del tamaño y la posición de la laceración, la presencia de otras lesiones en el ojo o el cuerpo, el sexo y la edad del caballo, y el tiempo transcurrido desde que se produjo la lesión. Su veterinario puede recomendar medicamentos tópicos y orales después de la cirugía para controlar el dolor, la inflamación y la infección. Las posibles complicaciones incluyen cicatrices corneales importantes, cataratas, glaucoma (aumento de la presión dentro del ojo), infecciones bacterianas dentro del ojo y ceguera.
Para más información
Consulte también el contenido para veterinarios sobre trastornos de la córnea en animales.