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Encefalopatía neonatal en potros (síndrome de maladaptación neonatal)

PorThomas Schubert, DVM, DACVIM, DABVP
Revisado/Modificado may 2019

El término encefalopatía neonatal se utiliza para describir una serie de alteraciones del comportamiento en un potro recién nacido. También puede denominarse síndrome de maladaptación neonatal, encefalopatía hipóxica isquémica o síndrome del "potro tonto". Puede observarse una historia de parto difícil, separación prematura de la placenta o inflamación placentaria, o el nacimiento podría haber parecido normal. Se cree que es el resultado de la disminución del oxígeno que llega a los tejidos del potro durante el parto. Esto causa diversos grados de daño al sistema nervioso central, según la edad del feto, la duración de la privación de oxígeno y el nivel bajo de oxígeno. Los signos del sistema nervioso central pueden ser los más obvios, pero otros sistemas, como los riñones, el corazón, el tracto gastrointestinal y los pulmones, también pueden verse afectados por la falta de oxígeno.

Los signos varían, y van desde una respuesta lenta al mamar al nacer hasta la hiperexcitabilidad, deambular sin rumbo, depresión, decúbito prono, pérdida de tono muscular y convulsiones. En un escenario común, el potro parece normal al nacer y progresivamente pierde el interés por su madre, pierde el reflejo de succión, ya no puede mantenerse en pie y comienza a tener convulsiones. El potro puede comenzar a vocalizar, lo que se ha descrito como un sonido parecido al de un perro ladrando; por lo tanto, el término "potro ladrador" también se usa a veces para describir esta afección.

Si el potro no tiene también una infección o parálisis de las extremidades, el pronóstico de encefalopatía neonatal es de regular a bueno: alrededor del 80 % de estos potros se recuperan y crecen hasta convertirse en adultos normales. Con un buen tratamiento de apoyo, se puede observar una mejoría cada día. Los potros ligeramente afectados pueden recuperarse en 2 días, pero los más afectados pueden tardar más de 1 semana en reconocer a su madre y mamar.

Proporcionar calor y nutrición es esencial. Si el potro no tiene reflejo de succión, debe alimentarse con leche de yegua por sonda o con un sustituto de la leche de yegua adecuado para mantenerlo hidratado y mantener los niveles de glucosa. Los potros deben alimentarse con un 20-30 % de su peso corporal durante cada periodo de 24 horas. A menudo se administran antibióticos para prevenir infecciones secundarias. El tratamiento puede ser necesario para controlar las convulsiones, y un entorno protegido o acolchado y un soporte humano para acunar al potro cuando está tumbado puede evitar que se lesione durante las convulsiones. Estos potros son especialmente sensibles a los traumatismos oculares durante las convulsiones. Puede ser necesaria una transfusión de plasma si el potro no recibió suficiente calostro (leche inicial de la madre que contiene anticuerpos).

Para más información

Consulte también el contenido para veterinarios sobre la encefalopatía neonatal.