El nervio óptico transporta los impulsos eléctricos desde el ojo hasta el área de la parte posterior del cerebro donde se detecta e interpreta la visión. La lesión del nervio óptico suele producir una pérdida parcial o total de la visión.
Neuritis óptica
La enfermedad del nervio óptico más frecuente es la neuritis óptica, que es la inflamación del nervio óptico. Cuando afecta a ambos ojos, los signos incluyen pupilas dilatadas que no responden a la luz y también ceguera súbita que no se debe a otra enfermedad ocular. Su veterinario diagnosticará la afección examinando los ojos de su gato con un oftalmoscopio, realizando pruebas de reflejos visuales y completando un examen neurológico. Además, puede ser necesario un análisis de sangre, radiografías y otras pruebas para identificar la causa. La neuritis óptica puede producirse debido a la inflamación del cerebro, infecciones víricas, fúngicas, protozoarias o parasitarias, venenos, traumatismos y otras causas. El tratamiento está dirigido a controlar la enfermedad subyacente y suele incluir el uso de medicamentos para disminuir la inflamación y el daño. Si el tratamiento tiene éxito, las pupilas volverán a su tamaño normal y responderán a la luz en varios días, seguidas de una recuperación de la visión unos días después.
Hipoplasia del nervio óptico
La falta de desarrollo completo del nervio óptico (hipoplasia del nervio óptico) en gatitos puede deberse a infecciones por panleucopenia (moquillo felino, una infección vírica) mientras están en el útero de la madre. La afección puede darse en un solo ojo o en ambos, y puede producirse con o sin otras anomalías oculares. Si los nervios ópticos de ambos ojos no se desarrollan, el recién nacido estará ciego. La afectación de solo uno de los nervios ópticos a menudo pasa desapercibida o puede descubrirse más adelante en la vida si el otro ojo adquiere una enfermedad cegadora.
Atrofia óptica
La degeneración o atrofia óptica puede producirse tras un glaucoma, un traumatismo, una degeneración avanzada de la retina, una presión arterial baja prolongada en el ojo o una inflamación. El disco óptico aparece aplanado y más pequeño de lo normal; a menudo tiene color, con una reducción muy notable del nervio óptico y de los vasos sanguíneos de la retina. La pupila del ojo no reacciona a la luz y la visión está ausente. No existe tratamiento.
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