La fotosensibilización es una afección clínica en la que la piel es hipersensible a la luz solar; esta afección no es una quemadura solar. Ciertas moléculas presentes en la piel son energizadas por la luz. Cuando las moléculas vuelven al estado de menor energía, la energía liberada provoca reacciones químicas en la piel. La fotosensibilización puede ser difícil de distinguir de las verdaderas quemaduras solares.
La fotosensibilización se clasifica a menudo en función de la fuente de pigmento fotodinámico. Los tipos que se sabe que se dan en los perros incluyen fotosensibilidad primaria (tipo I) y fotosensibilidad secundaria (o tipo III). Una amplia gama de sustancias químicas presentes en plantas, hongos y bacterias pueden actuar como agentes fotosensibilizantes. La fotosensibilización también puede producirse en perros que tienen daños en el hígado causados por cualquiera de varios tipos de envenenamientos.
Los signos relacionados con la fotosensibilidad son similares, independientemente de su causa. Los perros fotosensibles se retuercen con aparente incomodidad cuando se exponen a la luz. Se rascan o frotan las áreas de la piel expuestas levemente pigmentadas (p. ej., los ojos, los párpados y el hocico). La luz solar intensa puede provocar los típicos cambios en la piel, incluso en los animales de pelo negro. El enrojecimiento se desarrolla rápidamente y a continuación se produce la hinchazón. Si la exposición a la luz cesa en ese momento, las anomalías se resuelven al poco tiempo. Cuando la exposición es prolongada, se produce una descarga de líquido, formación de costras y muerte de la piel.
Los signos se reconocen fácilmente en los casos de fotosensibilidad marcada, pero son similares a los efectos de las quemaduras solares en los casos precoces o leves. Cuando examine a su mascota para detectar fotosensibilidad, su veterinario no solo examinará la piel, sino que también buscará signos de cualquiera de las enfermedades que pueden desencadenar esta afección. La evaluación de las enzimas hepáticas y las biopsias hepáticas pueden ser necesarias para determinar si su perro tiene una enfermedad hepática. También se pueden realizar pruebas de laboratorio. Su veterinario también le preguntará sobre el acceso de su perro a venenos y si su perro puede haber estado expuesto a veneno para ratas u otros químicos venenosos.
El tratamiento consiste principalmente en aliviar los signos. Mientras la fotosensibilidad continúe, los perros deben estar totalmente a la sombra o, preferiblemente, mantenerse en el interior y permitirles salir solo durante la oscuridad. El estrés intenso de la fotosensibilización y la muerte extensa del tejido de la piel pueden causar enfermedades graves e incluso la muerte. Según el caso individual, los esteroides inyectables pueden ser útiles. Las infecciones cutáneas secundarias y la descarga de líquidos se tratan con las técnicas habituales de tratamiento de heridas. Debe evitarse la exposición a las moscas porque el daño cutáneo causado por la fotosensibilidad atrae a las moscas y puede provocar infestaciones por larvas y enfermedades secundarias. Las anomalías cutáneas causadas por la fotosensibilidad se curan especialmente bien, incluso después de un daño importante. El resultado de un perro está relacionado con el lugar y la gravedad de la lesión primaria y/o la enfermedad hepática, y con el grado de curación.
Consulte también el contenido para veterinarios sobre la fotosensibilización.