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Enfermedades no infecciosas del aparato urinario en los perros

PorSherry Lynn Sanderson, DVM, PhD, DACVIM-SAIM, DACVIM-Nutrition
Revisado/Modificado jun 2018

Existe una variedad de trastornos no infecciosos que pueden alterar el aparato urinario. Todas estas enfermedades y afecciones pueden ser graves amenazas para la salud de su perro.

Disfunción renal

La función más importante de los riñones es filtrar los desechos de la sangre. Cuando esto no sucede, los productos de desecho pueden acumularse a niveles peligrosos en la sangre. Esto se llama azoemia. La azoemia puede estar causada por muchos factores, incluyendo la enfermedad renal, la deshidratación, el shock y la insuficiencia cardiaca congestiva. La azoemia también puede producirse como resultado de que la orina no pueda fluir correctamente a través del tracto urinario.

Enfermedad renal crónica e insuficiencia renal

La enfermedad a largo plazo, o crónica, puede dañar el riñón de forma tan grave que no es capaz de funcionar correctamente. Esto sucede lentamente. La enfermedad renal crónica a menudo continúa durante meses o años antes de que el perro tenga ningún signo. Rara vez hay algo que un veterinario pueda hacer para tratar el daño existente, y solo puede retrasar la progresión (pero no evitar) un daño mayor una vez que el proceso ha comenzado. A veces, la enfermedad renal crónica es el resultado de un problema hereditario o anomalía presente al nacimiento. La mayoría de las veces, sin embargo, es un problema en los animales más mayores. A partir de los 5 o 6 años, la enfermedad renal se vuelve más común, y afecta hasta al 10 % de los perros de edad avanzada. La enfermedad renal crónica que no es hereditaria no parece ser más común entre ciertas razas de perros o entre machos o hembras.

Los veterinarios clasifican la enfermedad renal crónica en cuatro etapas según las pruebas de laboratorio, los resultados de las exploraciones físicas y los signos mostrados por el perro afectado ( ver la Tabla: Fases de la enfermedad renal crónica). En la etapa I, los riñones están dañados, pero la azoemia (véase anteriormente) todavía no se ha desarrollado y el perro no presenta signos. Esta es la etapa en la que el tratamiento tiene mayores posibilidades de éxito, pero como el perro no presenta signos, la enfermedad rara vez se diagnostica en esta etapa. En la etapa II, los riñones filtran los desechos mucho más lentamente de lo normal y hay una acumulación de desechos químicos en la sangre, pero muchos perros todavía no presentan signos. Los signos que pueden estar presentes en esta etapa incluyen un aumento en la cantidad de agua en la orina y un aumento del volumen de orina. En la etapa III, el filtrado se ralentiza aún más, los productos químicos de desecho están más concentrados en la sangre y el perro desarrolla signos de enfermedad. La etapa IV, el estadio final, refleja el daño renal continuo y la acumulación de productos de desecho en el torrente sanguíneo. En este momento, el perro se encuentra y está muy enfermo.

Los veterinarios clasifican además a los perros con enfermedad renal en función de la presencia de presión arterial alta o proteínas en la orina. Aproximadamente el 20 % de los perros con enfermedad renal a largo plazo tienen la presión arterial elevada (hipertensión), que puede causar más daño a los riñones y también lesionar los ojos, el cerebro, el corazón y los vasos sanguíneos. El riesgo de lesión de los riñones y otros órganos aumenta a medida que aumenta la presión arterial. La presencia de proteína en la orina de su perro puede indicar que su perro tiene o puede desarrollar una enfermedad renal, inflamación generalizada, enfermedad metabólica, cáncer o enfermedades infecciosas. Su veterinario realizará pruebas de orina para saber cuánta proteína está presente, para ayudar a determinar el tratamiento y el pronóstico de su perro.

Determinar la causa de la enfermedad renal crónica, especialmente en las primeras etapas, también ayudará a determinar el tratamiento apropiado y proporcionará un pronóstico para su perro. Algunas de las causas comunes incluyen enfermedades del sistema circulatorio (como presión arterial alta, problemas con la coagulación sanguínea y falta de oxígeno en la sangre) u otras enfermedades de los riñones, como pielonefritis o tumores. Cualquiera que sea la causa, la enfermedad renal crónica suele producir tejido cicatricial en los riñones, que empeoran gradualmente.

Tabla
Tabla

Los animales no suelen presentar signos de enfermedad renal hasta que se encuentran en las etapas III o IV, cuando sus riñones están funcionando a menos del 25 % de su capacidad habitual. Las excepciones a esto incluyen otras enfermedades que afectan a todo el organismo junto con los riñones, o los riñones que se inflaman o duelen de forma inusual y provocan vómitos o dolor. Los veterinarios pueden detectar un problema en un análisis de sangre o en una exploración física incluso antes de que el perro comience a mostrar signos de insuficiencia renal. Por lo general, los primeros signos son sed excesiva y micción. Sin embargo, estos signos pueden indicar también otras enfermedades y no comienzan a aparecer hasta la etapa II o III. Después de esto, no suele haber nuevos signos hasta la etapa IV, cuando los perros afectados vomitan y están inactivos. A medida que la enfermedad progresa durante meses, comienzan a aparecer otros problemas. Estos incluyen pérdida de apetito, pérdida de peso, deshidratación, llagas en la boca, vómitos y diarrea.

Para diagnosticar la enfermedad renal crónica, los veterinarios suelen usar una combinación de radiografías, ecografía, análisis de orina y sangre, medición de la presión arterial y exploración física. Estas pruebas también se usan para comprobar la respuesta al tratamiento y controlar las complicaciones relacionadas con la enfermedad renal.

Con el tratamiento adecuado, incluso los perros con tan solo el 5 % de la función renal normal pueden sobrevivir durante mucho tiempo. El tratamiento recomendado depende de la etapa de la enfermedad. También es necesario identificar y tratar las complicaciones, como la hipertensión o las infecciones del tracto urinario. Todos los perros con enfermedad renal deben ver a su veterinario cada 3 a 6 meses, o con mayor frecuencia si hay problemas. Durante estas visitas, el veterinario hará pruebas en la sangre y orina del perro y puede medir la presión arterial.

Aunque no hay forma de evitar que la enfermedad renal crónica empeore progresivamente, hay algunas cosas que puede hacer para retrasar el proceso. Estos incluyen asegurarse de que la dieta del perro no contenga demasiado fósforo, suplementar la comida de su perro con aceite de pescado y administrar todos los medicamentos según las indicaciones. Su veterinario puede sugerirle alimentos especiales que se han diseñado para animales con enfermedad renal. Si hay problemas con la acidez de la sangre de su mascota, o si los niveles de fósforo en la sangre de su mascota no son saludables, su veterinario puede recetarle un suplemento o vitamina.

En las últimas etapas de la enfermedad renal (III y IV), el perro debe acudir al veterinario cada 1-2 meses. En esta etapa, los tratamientos se centrarán en aliviar algunos de los signos de la enfermedad. Algunos enfoques incluyen la limitación de la cantidad o el tipo de proteína en la dieta de su perro (su veterinario puede sugerir alimentos especiales formulados para mascotas con enfermedad renal) y medicamentos. A veces, los veterinarios recomendarán fluidos intravenosos o sondas de alimentación. En este punto, hay muy pocas opciones. Las máquinas de diálisis, que hacen el trabajo de los riñones filtrando la sangre, pueden prolongar la vida, pero la diálisis no es factible para la mayoría de los perros. Los trasplantes de riñón rara vez se realizan y requieren fármacos inmunosupresores para evitar que el cuerpo rechace el nuevo riñón, lo que puede causar otros problemas.

Lesión renal aguda

La lesión renal aguda (a corto plazo o súbita) es el resultado de una lesión renal súbita e importante. Este daño suele estar causado por sustancias químicas tóxicas consumidas por su mascota o acumuladas por un trastorno anormal en el organismo de su mascota. La función renal también puede verse afectada cuando los riñones no reciben suficiente oxígeno, como cuando un coágulo de sangre bloquea el flujo de sangre a los riñones. Algunas infecciones (como la leptospirosis o la enfermedad de Lyme) también pueden causar una lesión renal aguda.

Algunos perros consumen sustancias químicas tóxicas, como anticongelantes, o plantas venenosas que pueden dañar los riñones. Ciertos medicamentos, como los antiinflamatorios no esteroideos o ciertos antibióticos, también pueden causar daño renal. Hay muchas sustancias y alimentos en el hogar promedio que pueden ser seguros para los humanos pero peligrosos para los perros y otras mascotas ( ver Introducción al envenenamiento). Por ejemplo, las uvas y las pasas pueden causar un daño renal significativo. De otro modo, algunos productos químicos tóxicos provienen del interior del propio organismo del perro. Por ejemplo, podría haber una acumulación de calcio u otras sustancias debido a una enfermedad en otra parte del organismo. En estos casos, los efectos sobre la función renal pueden durar 1-8 semanas, según la sustancia química que haya causado la lesión.

Las enfermedades renales leves suelen pasar desapercibidas. Sin embargo, su repetición puede provocar una enfermedad renal crónica. Las etapas de la insuficiencia renal aguda y crónica son las mismas (véase anteriormente). Por lo general, la enfermedad renal aguda se hace evidente solo en la etapa IV, cuando los signos incluyen pérdida de apetito, depresión, deshidratación, llagas en la boca, vómitos, diarrea y un volumen de orina menor de lo normal.

Es importante determinar si la enfermedad renal es aguda o crónica, así como la causa de la enfermedad. Esta información ayudará a su veterinario a determinar el tratamiento más apropiado. Por lo general, los veterinarios pueden identificar la enfermedad renal aguda tomando una muestra de orina y haciendo preguntas detalladas sobre qué ha comido exactamente su mascota, qué medicamentos puede haber tomado y cómo ha estado actuando su mascota en los meses y semanas previas a ponerse enferma.

Un riñón lesionado a menudo puede recuperar parte o la mayor parte de su función. La parte no lesionada del riñón (o el riñón lesionado restante) ayuda a compensar el órgano lesionado. Para determinar cuánto potencial tienen los riñones de su perro para regenerarse, su veterinario puede necesitar hacer una biopsia renal.

Si se puede determinar la causa de la lesión renal, el tratamiento se dirigirá a esta causa. Los perros que están deshidratados o que no comen pueden necesitar fluidos intravenosos o una sonda de alimentación. Su veterinario puede sugerir un tratamiento para promover la micción en perros que no orinan lo suficiente o que no orinan en absoluto. Este tratamiento implica la administración de fluidos intravenosos, la inserción de un catéter en la vejiga de su perro y, ocasionalmente, medicación. Si ninguno de los tratamientos disponibles funciona y su perro simplemente no produce orina, las únicas opciones restantes son la diálisis renal o la eutanasia. Alrededor del 50 % de los perros con una lesión renal aguda grave sobrevivirán.

Enfermedad glomerular

El glomérulo es una de las estructuras esenciales para la función renal. Está formado por vasos sanguíneos especiales que ayudan a filtrar la sangre. Cada riñón contiene miles de estas estructuras. La enfermedad glomerular es una causa frecuente de enfermedad renal a largo plazo en los perros. También puede causar una lesión renal a corto plazo. El daño a partes del glomérulo puede provocar proteína en la orina y niveles bajos de una proteína llamada albúmina en la sangre. Esto puede dar lugar a otros problemas, como hinchazón de las patas, colesterol alto y coágulos sanguíneos.

Glomérulos

La enfermedad glomerular puede producirse debido a los efectos a largo plazo de la presión arterial alta. Sin embargo, la enfermedad glomerular también puede ocurrir junto con otros trastornos renales. Algunas enfermedades glomerulares son inmunomediadas, es decir, están causadas por el ataque del sistema inmunitario del perro a partes de su propio organismo. Se han identificado tumores, infecciones por rickettsias, lupus, enfermedad del gusano del corazón y otras infecciones en relación con la enfermedad glomerular inmunomediada.

La enfermedad glomerular también puede estar causada por hiperadrenocorticismo, que es un exceso de una hormona llamada cortisol. El cortisol está producido por la glándula adrenal y es una de las hormonas que ayuda a convertir los alimentos en energía y a regular el azúcar en sangre. Los animales con enfermedad glomerular causada por hiperadrenocorticismo con frecuencia también tienen diabetes.

Algunos tipos de enfermedad glomerular son hereditarios. Las razas de perros más propensas a heredar esta enfermedad son el Boyero de Montaña Bernés, el Cocker Spaniel Inglés, el Springer Spaniel Inglés, el Doberman Pinscher, el Galgo, el Lhasa Apso, el Caniche, el Rottweiler, el Samoyedo, el Shih Tzu y el Soft Coated Wheaten Terrier.

Algunas enfermedades glomerulares están causadas por amiloidosis o depósitos en los riñones de una proteína mal plegada llamada amiloide. La amiloidosis glomerular suele producir proteína en la orina. La amiloidosis a veces es hereditaria en el Shar Pei. La forma no hereditaria de la amiloidosis suele afectar a perros de mediana edad o mayores. Ciertas razas, como los Beagles, los Collies y los Treeing Walker Coonhound tienen mayor riesgo. Los perros con la forma hereditaria de la enfermedad se suelen diagnosticar a una edad más temprana.

Signos y diagnóstico

La enfermedad en el glomérulo a menudo da lugar a la presencia de proteína en la orina, niveles bajos de proteína en la sangre, acumulación de líquido en el abdomen (que puede causar distensión visible), dificultad para respirar e hinchazón de las patas. Estos signos, en su conjunto, se llaman síndrome nefrótico. (Nefrótico significa relacionado con los riñones.) La pérdida de proteína a través de la orina puede causar pérdida de tejido muscular. La enfermedad glomerular grave o a largo plazo puede causar enfermedad renal crónica, por lo general en las etapas 3 o 4. La presión arterial alta es más probable en los perros que pierden proteínas en la orina.

La presencia de proteína en la orina puede provocar la pérdida de una importante proteína que ayuda a que la sangre se coagule correctamente. Esto puede causar accidentes cerebrovasculares, ataques cardiacos y otros problemas que se producen cuando la sangre se coagula con demasiada facilidad. Por ejemplo, si se forman coágulos de sangre en los pulmones, los perros pueden tener dificultad respiratoria grave.

Su veterinario buscará niveles anormales de proteínas y otras sustancias químicas en la orina y la sangre de su perro. La exploración física suele revelar que algo anda mal; sin embargo, los signos son a menudo inespecíficos y pueden indicar una amplia variedad de problemas. A menudo se necesita una biopsia de los riñones para determinar la causa de la enfermedad glomerular. En algunos casos pueden ser necesarias pruebas adicionales, como radiografías, ecografía, mediciones de la presión arterial y análisis de sangre especiales.

Tratamiento y pronóstico

El tratamiento de la enfermedad glomerular varía según la causa. Si la enfermedad glomerular es inmunomediada, se debe tratar la causa del problema. Si no se puede determinar una causa, se pueden utilizar fármacos que inhiben el sistema inmunitario en un intento de limitar el daño. Si el perro tiene signos de síndrome nefrótico (véase anteriormente), su veterinario probablemente le recomendará un alimento especial y posiblemente un diurético. Para un perro con un nivel bajo de proteína en la sangre, su veterinario puede recomendar un medicamento que diluya la sangre. Dado que la proteína en la orina puede causar la acumulación de tejido cicatricial en los riñones, su veterinario probablemente tratará de limitar la cantidad de proteína eliminada por la orina. Las opciones para esto incluyen limitar la cantidad de proteína en la dieta del perro y prescribir ciertos medicamentos. Las complicaciones de la enfermedad renal crónica también deben controlarse y tratarse.

Los perros con enfermedad glomerular viven una media de unos 3 meses una vez diagnosticada la enfermedad. Sin embargo, si el problema se puede diagnosticar y tratar pronto, los perros pueden vivir mucho más tiempo. El tiempo de supervivencia de los animales con amiloidosis varía mucho, con tiempos descritos que oscilan desde 49 días hasta 20 meses.

Problemas tubulares renales

Los túbulos renales son estructuras en los riñones que ayudan a filtrar la sangre.

Acidosis tubular renal

Los riñones sanos ayudan al cuerpo a eliminar el ácido produciendo una orina ácida. Los riñones enfermos no pueden eliminar el ácido adecuadamente y, en lugar de eliminarse en la orina, este ácido se acumula en la sangre, lo que lleva a una afección llamada acidosis urémica. Esta afección también puede producirse cuando hay defectos en los túbulos renales, en cuyo caso se denomina acidosis tubular renal. Estos defectos son raros en los perros.

La acidosis tubular renal puede causar cálculos renales y hacer que los huesos se vuelvan blandos y se rompan fácilmente. Para tratar esta afección, su veterinario probablemente le recetará medicamentos para ayudar a reequilibrar la cantidad de ácido en la sangre. Sin embargo, este tratamiento no es eficaz en todos los casos.

Síndrome de Fanconi

El síndrome de Fanconi es una afección en la que los riñones no pueden absorber adecuadamente ciertas sustancias químicas. Se trata de glucosa, sodio, potasio, fósforo, ácido úrico, bicarbonato, albúmina (un tipo de proteína) y aminoácidos. Todos estos son necesarios para satisfacer las necesidades del organismo, pero los animales con síndrome de Fanconi no pueden reabsorberlos a través de los riñones. En cambio, se pierden en la orina. Los perros pueden desarrollar el síndrome de Fanconi de varias formas. Pueden tener una reacción adversa a la gentamicina (un tipo de antibiótico) o a ciertos alimentos (como las golosinas de cecina de pollo). El síndrome puede aparecer repentinamente y sin razón aparente, o puede ser hereditario. Los Basenjis son los más propensos a heredar la afección; en este caso, la afección se desarrolla gradualmente en adultos.

Los signos del síndrome de Fanconi incluyen sed excesiva, micción excesiva y pérdida de peso. Puede haber una acumulación de sustancias químicas tóxicas en la sangre, llamada uremia. Su veterinario puede diagnosticar el síndrome de Fanconi realizando pruebas en la sangre y la orina de su perro.

No hay forma de corregir el defecto tubular que causa el síndrome de Fanconi. Los veterinarios pueden intentar equilibrar la cantidad de ácido y electrolitos en la sangre prescribiendo suplementos. El tratamiento de los signos de la enfermedad puede hacer que su perro se sienta más cómodo. Sin embargo, es poco lo que un veterinario puede hacer más allá de mantener al perro lo más cómodo posible. La mayoría de los perros con la forma hereditaria del síndrome de Fanconi mueren de uremia.

Obstrucciones del tracto urinario

Incluso cuando los riñones funcionan normalmente, una obstrucción en el aparato urinario en cualquier punto por debajo de los riñones puede dar lugar a una acumulación de desechos tóxicos que pueden dañar los riñones y causar enfermedad. En los perros, la causa más común es un cálculo renal que bloquea la uretra. Otras causas posibles incluyen tumores, cálculos o coágulos de sangre en los uréteres o la uretra.

Si el flujo de orina está bloqueado, el riñón se agranda anormalmente. Cuando esto sucede repentinamente en ambos riñones, especialmente cuando la orina está completamente bloqueada, el perro no vive mucho. Cuando el bloqueo es solo parcial, o solo se produce en un lado, el perro suele sobrevivir, pero los riñones a menudo sufren daños permanentes. Los riñones afectados acaban convirtiéndose en sacos gigantes e inútiles llenos de orina y pueden infectarse. El uréter también puede dilatarse debido a la acumulación de orina. Esto suele ocurrir cuando la obstrucción se encuentra muy abajo en el tracto urinario y lejos de los riñones.

Signos y diagnóstico

Los perros con una obstrucción en la uretra orinan pequeñas cantidades con bastante frecuencia, orinan lenta y dolorosamente (algunos perros pueden quejarse o llorar) y suelen tener sangre en la orina. También pueden presentar dolor en el abdomen. La uremia, la acumulación de desechos tóxicos en la sangre, se produce rápidamente. Los signos de uremia incluyen vómitos, deshidratación, descenso de la temperatura corporal y depresión grave. La vejiga está hinchada y dolorida. El corazón puede verse afectado por la acumulación de potasio en la sangre y comenzar a latir de forma anormal. En los perros con un solo riñón bloqueado, el otro riñón puede compensar el bloqueo. El bloqueo en estos perros a menudo pasa desapercibido a menos que haya otra enfermedad renal o su veterinario lo advierta durante una exploración física o en una radiografía o ecografía.

Su veterinario puede diagnosticar las obstrucciones basándose en los signos y la exploración física. A veces, sin embargo, se requiere una ecografía u otras pruebas especiales. Los análisis de sangre pueden mostrar un nivel elevado de potasio en la sangre. En los casos en los que el corazón está afectado, puede ser necesario realizar una prueba cardiaca llamada electrocardiograma (ECG).

Tratamiento

Para restablecer el flujo normal de orina, se debe eliminar la obstrucción. En la mayoría de los casos, se utilizarán fluidos intravenosos para restablecer el equilibrio de varias sustancias químicas en la sangre. Debido al aumento de la producción de orina después de la eliminación de la obstrucción, es normal que un perro orine más de lo normal durante 1-5 días después del tratamiento. Durante este periodo, es importante que su mascota no se deshidrate. Su veterinario puede querer controlar a su perro diariamente durante este tiempo y ajustar la cantidad y el tipo de fluidos que está recibiendo su mascota.

A menudo se necesita cirugía para eliminar la obstrucción. Si el bloqueo está causado por cálculos, estos pueden pasar de forma natural y eliminar la necesidad de cirugía. Sin embargo, el daño causado por el cálculo puede requerir la extirpación de parte del uréter o la uretra. En algunos casos, un riñón está tan dañado que es necesario extirparlo. Esto solo es posible si el otro riñón está sano.

Si un perro tiene signos de una uretra bloqueada, es fundamental buscar atención veterinaria inmediatamente. Los perros con una obstrucción completa pueden morir sin tratamiento.

Tumores

Los tumores de los riñones y las vías urinarias no son frecuentes en los perros. Los tumores pueden ser benignos (inofensivos) o malignos (cancerosos).

Tumores del riñón

Los tumores renales son poco frecuentes; solo alrededor del 1-2 % de todos los tumores en perros afectan a los riñones. Es inusual encontrar crecimientos renales benignos porque rara vez afectan a la salud de un animal. Se suelen descubrir solo por accidente y no necesitan tratamiento.

Los tumores malignos que comienzan en los riñones (a diferencia de los que comienzan en otros órganos y se diseminan a los riñones) son más frecuentes en perros de mediana edad o más mayores. En general, ninguna raza es más propensa a los tumores renales que otras; sin embargo, los Pastores Alemanes pueden heredar una tendencia a desarrollar un tipo muy específico de cáncer conocido como cistoadenocarcinoma. Este cáncer afecta a muchos tumores pequeños en ambos riñones y suele aparecer cuando el perro tiene entre 5 y 11 años de edad.

El tumor renal maligno más frecuente es un carcinoma que se inicia en el revestimiento de los túbulos renales. Por lo general, el tumor aparece en un solo riñón. Los tumores cancerosos que comienzan en los riñones se diseminan rápidamente a otros órganos, especialmente al riñón opuesto, a los pulmones, a las glándulas adrenales y al hígado.

Los blastomas son tumores compuestos por células jóvenes previamente sanas que nunca maduran normalmente. En cambio, estas células mutan a cáncer. Los que se originan en el riñón se conocen como nefroblastomas. (Otros nombres para este tipo de tumor son nefroma embrionario y tumor de Wilms). Los perros con este tipo de cáncer se suelen diagnosticar cuando tienen menos de 1 año de edad. Los machos se ven afectados dos veces más que las hembras. Los nefroblastomas suelen producir en un solo riñón, pero a veces afectan a ambos. Pueden llegar a ser bastante grandes; no es raro que un solo nefroblastoma ocupe todo el espacio dentro del abdomen del perro afectado. Los nefroblastomas se suelen diseminar a los nódulos linfáticos cercanos, al hígado y a los pulmones.

Los carcinomas de células de transición son cánceres que aparecen en el revestimiento de ciertas partes del tracto urinario, como el uréter, la vejiga, la uretra o el centro del riñón (llamado pelvis renal). El revestimiento de estas partes del tracto urinario se llama epitelio de transición y es diferente del revestimiento de otros órganos porque es muy elástico.

Otros tumores malignos rara vez se originan en los riñones, pero pueden incluir hemangiosarcomas (tumores del revestimiento de los vasos sanguíneos), fibrosarcomas (tumores del tejido conectivo), leiomiosarcomas (tumores del músculo liso) y carcinomas de células escamosas (tumores de la capa externa de la superficie del riñón),

Cuando el cáncer se disemina de un órgano a otro, se dice que metastatiza y el cáncer en sí se describe como metastásico. Los riñones son un segundo lugar común de metástasis de cánceres que comienzan en otros órganos, como los nódulos linfáticos. Hasta la mitad de los perros con cáncer de los nódulos linfáticos (llamado linfosarcoma) también desarrollan cáncer en sus riñones. En algunos casos, el cáncer permanece solo en los nódulos linfáticos y los riñones. En otros también afecta al cerebro. Cuando el cáncer se disemina a los riñones, suele tomar la forma de muchos tumores pequeños. Puede afectar a ambos riñones y hacer que los riñones sean inusualmente grandes y de forma irregular.

Los signos de los tumores renales suelen ser generales y pueden apuntar a muchas enfermedades diferentes. Los signos más frecuentes son la pérdida de peso, la pérdida de apetito, la depresión y la fiebre. Su veterinario necesitará eliminar otras causas de estos signos antes de confirmar el cáncer. En ocasiones, los tumores que aparecen en ambos riñones pueden causar suficiente daño como para que el perro desarrolle signos de enfermedad renal crónica en estadio avanzado e insuficiencia (véase anteriormente). Los propietarios de mascotas que prestan mucha atención pueden notar "bultos" en el abdomen del perro o un abdomen dilatado. Puede haber sangre en la orina, pero suele ser una cantidad demasiado pequeña para verla a simple vista.

Su veterinario puede sospechar un tumor en los riñones basándose en la exploración física y la consideración cuidadosa de los signos de su perro en las semanas y meses previos a ponerse enfermo. Esta sospecha puede confirmarse con ecografía, radiografías o radiografías de contraste del tracto urinario. Ocasionalmente también se pueden observar células cancerosas en la orina. Suele ser necesaria una biopsia del tumor para determinar su tipo.

La mayoría de los tipos de tumores renales se deben extirpar quirúrgicamente. Suele ser necesario extirpar todo el riñón afectado. Los tumores en los nódulos linfáticos alrededor del riñón se suelen tratar con quimioterapia en lugar de cirugía. Si su perro desarrolla un cáncer urinario, el veterinario evaluará la gravedad de la afección de su mascota, el pronóstico para su mascota y otros factores cuando recomiende un programa de tratamiento.

Tumores del tracto urinario inferior

Los tumores en los uréteres, la vejiga y la uretra no son frecuentes en los perros. La edad media de los perros afectados es de 9 años. Los tumores que comienzan en el tracto urinario inferior (a diferencia de los que se diseminan) tienen más probabilidades de ser malignos que benignos. Los tumores benignos que se pueden encontrar en las vías urinarias inferiores incluyen papilomas (verrugas, tumores del revestimiento de los órganos), leiomiomas (tumores del músculo liso, también llamados miomas), neurofibromas (tumores de la vaina protectora que rodea los nervios), hemangiomas (tumores vasculares), rabdomiomas (otro tipo de tumor del músculo liso) y mixomas (tumores del tejido conectivo primitivo).

El tipo más común de tumor maligno que comienza en el tracto urinario inferior es el carcinoma de células de transición. Los carcinomas de células de transición son cánceres que aparecen en el revestimiento de ciertas partes del tracto urinario, como el uréter, la vejiga, la uretra, la próstata y la pelvis renal. Los carcinomas de células de transición pueden aparecer como un solo tumor o como múltiples crecimientos en forma de verruga que son visibles en las membranas que recubren las vías urinarias. De otro modo, estos carcinomas pueden desarrollarse en todo el uréter, la vejiga, la próstata o la uretra. Una vez que aparecen, tienen tendencia a crecer y diseminarse rápidamente, con mayor frecuencia a los nódulos linfáticos cercanos y a los pulmones.

Los tumores en el uréter y la vejiga pueden causar obstrucción de la orina, que puede volver a los riñones y causar daño ( ver Obstrucciones del tracto urinario, anteriormente). Los tumores en la uretra son más propensos que los tumores en el uréter y la vejiga a cortar repentinamente el paso de la orina. Los tumores en la vejiga y la uretra suelen ir acompañados de infecciones del tracto urinario que no desaparecen a pesar del tratamiento con antibióticos.

Otros tipos de tumores malignos que pueden originarse en el tracto urinario incluyen carcinomas de células escamosas (cáncer de la capa externa de un órgano), adenocarcinomas (cáncer de las glándulas secretoras de moco de un órgano), fibrosarcomas (cáncer del tejido conectivo), leiomiosarcomas (cáncer de los músculos lisos), rabdomiosarcomas (cáncer de músculo liso), hemangiosarcomas (cáncer de los vasos sanguíneos) y osteosarcomas (cáncer de hueso).

Los signos más comunes de cáncer de las vías urinarias inferiores incluyen sangre en la orina, micción dolorosa, lenta o difícil y micción excesiva. Los perros con un uréter bloqueado pueden tener un abdomen doloroso y un veterinario puede palpar un riñón agrandado. Los perros con uréteres bloqueados en ambos lados o con la uretra bloqueada pueden mostrar signos de uremia (una acumulación de sustancias químicas tóxicas que se suelen eliminar en la orina). Mientras realiza una exploración, un veterinario puede detectar una pared de la vejiga engrosada, una uretra irregular o masas en la uretra.

Las pruebas de laboratorio en la orina del perro suelen revelar sangre en la orina y algunas veces revelan una infección bacteriana o de otro tipo que se ha desarrollado además del tumor. A veces es posible confundir los tumores de las vías urinarias inferiores con infecciones simples de las vías urinarias, especialmente aquellas que no desaparecen o vuelven a aparecer. Por lo tanto, su veterinario puede solicitar pruebas adicionales para confirmar el diagnóstico de cáncer. A veces se pueden encontrar células cancerosas en la orina, especialmente cuando el cáncer está en las células de transición. Su veterinario puede utilizar la ecografía o radiografías especializadas para localizar y evaluar la gravedad del tumor. Se necesita una biopsia del tumor para identificar su tipo.

El mejor tratamiento es la extirpación quirúrgica del tumor, si es posible. Los carcinomas de las células de transición se localizan frecuentemente en partes fundamentales de la vejiga o de la uretra, y eliminarlas requiere una reconstrucción del tracto urinario inferior. El tiempo de supervivencia tiende a ser corto para estos perros, incluso con cirugía, porque los tumores se diseminan rápidamente y a menudo reaparecen. La quimioterapia y/o la radioterapia pueden dar al perro más tiempo, pero pueden tener efectos secundarios graves. Usted y su veterinario querrán discutir las opciones de tratamiento y la calidad de vida de su mascota durante y después del tratamiento.

Problemas de micción

Los problemas para orinar pueden agruparse en problemas con el almacenamiento de orina y problemas con la eliminación de la orina. La incontinencia urinaria es la incapacidad para prevenir o controlar la micción. Los animales con incontinencia pierden orina constantemente o de forma intermitente sin darse cuenta. Un perro con incontinencia puede dejar un charco de orina donde ha estado tumbado o pueden producir un goteo de orina al andar. El pelo alrededor de la vulva o del pene puede estar húmedo, y el goteo constante de orina puede causar inflamación y quemaduras de la piel en estas áreas.

Problemas con el almacenamiento de orina

Los problemas con el almacenamiento de la orina se identifican por una fuga inadecuada de orina y pueden estar causados por varios trastornos diferentes. Estos incluyen la incapacidad de los músculos de la vejiga para relajarse adecuadamente, los músculos uretrales que funcionan correctamente, los defectos congénitos, las lesiones o daños en la uretra u otras partes del aparato urinario y el desbordamiento de la vejiga.

La incontinencia de urgencia se produce cuando la orina se filtra durante los momentos en que un animal siente la necesidad de orinar, en contraposición a la orina que se escapa cuando el animal no se da cuenta. La incontinencia de urgencia suele estar causada por la irritación del músculo de la vejiga que expulsa la orina a la fuerza. Esto se suele deber a la inflamación de la vejiga. Los niveles inusualmente bajos de hormonas sexuales en perros castrados son otra causa común. Este tipo de incontinencia, denominada incompetencia uretral con respuesta hormonal, es especialmente frecuente en las perras. Los problemas con el esfínter uretral (el músculo que permite que la orina pase a través de la uretra) también pueden causar incontinencia por acumulación de orina.

La incontinencia que resulta de defectos congénitos o malformaciones del aparato urinario se suele volver obvia cuando el perro es todavía joven. Por ejemplo, un perro que nació con un uréter ectópico en un lado puede orinar normalmente, pero gotea orina dentro y fuera, mientras que los perros con uréteres ectópicos en ambos lados son menos propensos a orinar con normalidad. Aunque parezca contradictorio, un perro también puede desarrollar incontinencia si su uretra está parcialmente bloqueada; la uretra bloqueada puede hacer que la orina se acumule y la vejiga se desborde.

Problemas con la eliminación de la orina

Los problemas con la eliminación de la orina pueden tener muchas causas, incluyendo un bloqueo físico de la uretra por cálculos, crecimientos o tejido cicatricial, problemas relacionados con el sistema nervioso o falta de tono muscular en el músculo que controla la vejiga. Los perros que no pueden orinar normalmente intentarán orinar con frecuencia, pero la micción será lenta y dolorosa, y solo saldrán pequeñas cantidades de orina. Los perros con problemas de eliminación de orina también pueden desarrollar incontinencia con el tiempo, si la vejiga no se vacía correctamente. La vejiga puede estirarse y comenzar a rebosar y filtrar.

Problemas neurológicos

Los problemas neurológicos con la micción pueden estar causados por lesiones en la mitad inferior de la columna vertebral, lesiones en el nervio principal de la pelvis o una falta de tono muscular en el músculo que controla la vejiga. Los perros con una de estas lesiones pueden tener una vejiga dilatada que se vacía fácilmente cuando su veterinario la aprieta. Otros problemas neurológicos relacionados con la micción están causados por lesiones en la mitad superior de la columna vertebral o por una enfermedad en el cerebro. Los perros con estos trastornos tienen una vejiga dilatada que no se vacía fácilmente cuando la aprieta su veterinario.

Otra causa neurológica de problemas de micción es la mala coordinación muscular. Los diversos músculos implicados en los diferentes pasos de la micción no trabajan juntos normalmente. Los perros con esta afección suelen orinar con una frecuencia extraordinaria y el chorro de orina se corta. Algunos perros con problemas neurológicos pueden perder orina. Los animales con cualquier problema neurológico de la micción pueden desarrollar incontinencia, especialmente si la vejiga se llena demasiado y comienza a rebosar y filtrar.

Diagnóstico y tratamiento de los problemas de micción

Una exploración física completa y un historial del comportamiento de su perro pueden ayudar a su veterinario a determinar si su perro tiene problemas relacionados con la micción. Su veterinario probablemente también querrá observar a su mascota orinar. Las pruebas especializadas, como la ecografía, las radiografías, la cistoscopia (visualización del interior de la uretra y la vejiga con una cámara) o las pruebas neurológicas pueden ser útiles en algunos casos.

A los perros con incontinencia causada por desequilibrios en las hormonas sexuales se les pueden recetar hormonas para restablecer el equilibrio adecuado. La incontinencia uretral puede tratarse con medicación dirigida a la membrana del interior de la uretra (denominados fármacos agonistas alfa-adrenérgicos). La incontinencia de urgencia se puede tratar con medicamentos dirigidos a ciertos nervios (llamados fármacos anticolinérgicos). Los músculos debilitados de la vejiga se pueden tratar con medicamentos que actúan sobre los músculos débiles (llamados fármacos colinérgicos). Los medicamentos pueden ser útiles en los casos en que se identifican problemas de coordinación muscular.

La obstrucción física completa de la uretra es una urgencia médica. El tratamiento varía según las circunstancias. Se puede usar un catéter para empujar la obstrucción hacia atrás, fuera de la uretra y dentro de la vejiga. Es posible que haya que eliminar la obstrucción durante la cirugía. Los perros con músculos de la vejiga que se han debilitado por el sobrellenado y el estiramiento pueden necesitar un catéter especial que permanece en su lugar o se coloca a intervalos regulares cada pocas horas durante 3-7 días. Esto permite que la vejiga se vacíe correctamente y recupere algo de tono muscular.

En los perros en los que la vejiga ha perdido su tono muscular debido a problemas neurológicos, existen pocas opciones médicas para restaurar el tono muscular. Para estos perros suele ser necesario vaciar la vejiga varias veces al día durante el resto de su vida. En estos casos será necesario que esté capacitado para insertar y extraer correctamente un catéter o para vaciar la vejiga con las manos.

Cálculos urinarios (urolitos)

Los minerales que se encuentran naturalmente en la orina se agrupan para formar pequeños cristales. Cuando los cristales se agrupan forman urolitos (también conocidos como piedras o cálculos). Estos cálculos pueden desarrollarse en cualquier parte del aparato urinario, incluyendo los riñones, los uréteres, la vejiga o la uretra.

Los investigadores veterinarios no comprenden completamente qué causa la formación de cálculos. Hay muchos tipos diferentes de cálculos, cada uno formado por una mezcla compleja de varios minerales. Los tipos más comunes están formados por estruvita, oxalato de calcio o urato. Cada tipo de cálculo se desarrolla solo bajo ciertas condiciones. Los urolitos solo se forman cuando los componentes de los cálculos están presentes en cantidades adecuadas y cuando los cristales permanecen en la orina durante un periodo de tiempo adecuado. Para algunos cálculos, también debe estar presente el ambiente correcto, como el nivel adecuado de acidez. Estos trastornos pueden estar afectados por la infección de las vías urinarias, la dieta, la digestión, la cantidad de orina que produce el perro, la frecuencia con la que orina, los medicamentos y la genética.

Los perros con cristales o cálculos muy pequeños en el aparato urinario no suelen presentar signos. Sin embargo, los cálculos más grandes en el tracto urinario inferior pueden interferir en la micción o irritar el revestimiento de la vejiga o la uretra. A su vez, estos problemas pueden causar dolor al orinar, sangre en la orina y micción lenta o dolorosa. Los cálculos renales no suelen causar signos a menos que el riñón se inflame o los cálculos pasen al uréter. Si un uréter se obstruye con un cálculo puede causar vómitos, lentitud o cansancio y dolor en el abdomen en el área alrededor de los riñones. Este signo es especialmente frecuente cuando un uréter se obstruye repentina y completamente y la acumulación de líquidos hace que el riñón se agrande. El dolor puede ser el único signo de cálculos en el uréter de un solo lado; sin embargo, el dolor puede ser difícil de detectar en los perros. Si el uréter obstruido no se diagnostica de inmediato, se produce daño renal. Finalmente, se destruye el riñón bloqueado.

Los veterinarios a veces pueden detectar cálculos en la vejiga presionando el abdomen del perro. Los cálculos en la uretra también pueden detectarse durante un examen rectal o cuando se intenta insertar un catéter. Puede haber muchos cálculos presentes a la vez, por lo que si se localiza un cálculo, es importante examinar todo el tracto urinario para buscar otros. Las radiografías pueden revelar cálculos de tan solo 3 mm de tamaño. Un veterinario también necesitará realizar pruebas en la orina del perro y puede necesitar una ecografía u otras pruebas especializadas.

El tratamiento de los cálculos y la prevención de su reaparición depende de su tipo y localización. El tratamiento y la prevención pueden incluir cirugía, litotricia (un procedimiento que usa ondas de sonido para romper los cálculos), una dieta especial y medicación. Cuando se extraen los cálculos, el veterinario probablemente los enviará a un laboratorio para su análisis. El conocimiento de los tipos de minerales que contiene el cálculo puede proporcionar la información necesaria para prescribir medicamentos que ayuden a prevenir la formación de más cálculos. Los perros sometidos a tratamiento necesitarán controlarse de cerca y regresar a intervalos regulares para pruebas adicionales.

Obstrucción uretral

Los urolitos pueden alojarse en la uretra y bloquear el flujo de orina fuera de la vejiga. Esto se llama obstrucción uretral y es frecuente en los perros machos. Puede producirse de repente o desarrollarse lentamente a lo largo de varios días o semanas. Al principio, el perro puede intentar orinar con frecuencia y producir solo un chorro fino, algunas gotas o nada. Los perros también pueden tener un dolor intenso y llorar cuando intentan orinar. La obstrucción completa hace que las toxinas se acumulen en el organismo en 1-2 días, lo que lleva a la depresión, la falta de apetito, los vómitos, la diarrea, la deshidratación, el coma y la muerte en unos 3 días. La obstrucción uretral es una situación de urgencia, y su perro necesita ser tratado por un veterinario inmediatamente.

El tratamiento consiste en aliviar la obstrucción, ya sea empujando el urolito hacia la vejiga con un catéter o extrayendo el cálculo quirúrgicamente. Si el cálculo se devuelve a la vejiga, suele ser necesaria una intervención quirúrgica para extraerlo y evitar que vuelva a pasar a la uretra.

Para más información

Consulte también el contenido para veterinarios sobre enfermedades no infecciosas del aparato urinario.