Ciertas anomalías del tracto urinario son hereditarias o congénitas (presentes al nacimiento). Estas anomalías están causadas por genes anómalos o por lesión, enfermedad o exposición a sustancias tóxicas en el útero. Pueden o no causar problemas de salud más adelante en la vida de su mascota. Son poco frecuentes, pero es importante considerarlos si su perro tiene problemas en el tracto urinario.
Trastornos de los riñones
Hay muchos problemas congénitos y hereditarios que pueden afectar a los riñones. Entre ellos se encuentran las malformaciones renales, la falta de desarrollo de los riñones, los riñones poliquísticos y los quistes renales.
Malformaciones renales
Las malformaciones renales, llamadas displasias, se producen cuando los riñones de un perro no se desarrollan adecuadamente antes del nacimiento. Cuando los riñones son inusualmente pequeños, la afección se denomina hipoplasia. Estas alteraciones se han descrito en muchas razas, incluyendo los Alaskan Malamutes, los Bedlington Terriers, los Chow Chows, los Cocker Spaniels, los Doberman Pinschers, los Keeshond, los Lhasa Apso, los Schnauzers miniatura, los Elkhound Noruegos, los Samoyedos, los Shih Tzus, los Soft Coated Wheaten Terriers y los Caniches estándar. La displasia se puede producir en uno o en ambos riñones. Cuando se producen estas afecciones, los riñones suelen ser pequeños, duros y pálidos. La porción externa del riñón que contiene los glomérulos (estructuras microscópicas que son fundamentales para filtrar la sangre) puede ser más pequeña de lo normal.
Los perros con estas afecciones suelen tener una acumulación en la sangre de los productos de desecho tóxicos que se suelen excretar en la orina, lo que se hace evidente entre los 6 meses y los 2 años de edad. Sin embargo, antes de que esto suceda, un perro afectado suele tener una sed excesiva y continuada (llamada polidipsia) y la correspondiente micción excesiva (poliuria). Un perro cuyos riñones comienzan a fallar en los primeros meses de vida también mostrará signos de retraso en el crecimiento. Su veterinario por lo general puede diagnosticar la displasia o la hipoplasia según la raza de su perro, la edad a la que comienza a mostrar signos de la enfermedad y los análisis de sangre y orina. El diagnóstico se puede confirmar con una biopsia de los riñones.
No existe tratamiento para la displasia o la hipoplasia renal. El cuidado de los perros afectados consiste en el manejo de los problemas asociados con la insuficiencia renal que resulta de estas afecciones.
Falta de desarrollo
En raras ocasiones, uno o ambos riñones no se desarrollan. Esta afección siempre se acompaña de una falta del tubo que conecta el riñón con la vejiga (uréter). Los órganos reproductores también pueden estar subdesarrollados. Un perro en el que ambos riñones no se hayan desarrollado morirá poco después del nacimiento. Sin embargo, un animal con un riñón funcional puede vivir una vida plena y saludable. En este caso, el fallo en el desarrollo de un riñón se suele descubrir por accidente. Es más probable que esta afección se produzca en algunas razas, como los Beagles, los Pastores de Shetland y los Doberman Pinschers.
Riñones poliquísticos
Los riñones poliquísticos tienen múltiples quistes dentro de la parte funcional del órgano. Los perros afectados también pueden presentar quistes en el hígado. Los riñones están muy aumentados de tamaño, y un veterinario puede palparlo durante una exploración física. Los problemas causados por esta afección pueden variar desde ninguno hasta una insuficiencia renal progresiva. En los perros, esta afección es hereditaria en Beagles, Bull Terriers, West Highland White Terriers y Cairn Terriers. Su veterinario puede diagnosticar los riñones poliquísticos examinando a su mascota, tomando radiografías, utilizando la ecografía o realizando una cirugía abdominal exploratoria.
Quistes renales simples
Estos suelen darse como un único quiste. Por lo general no interfieren en la función renal, y el resto del riñón es normal. No está claro qué causa estos quistes. Se suelen identificar por accidente.
Otros trastornos renales
Alrededor del 5 % de los perros tienen dos o más arterias renales. Un riñón normal tiene una arteria renal, que lleva sangre a los riñones. Otros problemas congénitos incluyen riñones que no están colocados correctamente, riñones que están fusionados y nefroblastoma, un cáncer que se desarrolla en los riñones como resultado de un crecimiento anormal de tejido renal en el útero.
Trastornos de los uréteres
Varios trastornos pueden afectar al uréter, el conducto que conecta el riñón con la vejiga. Los animales normales tienen dos uréteres, uno para cada riñón.
Uréter ectópico
Un uréter ectópico es aquel que se abre en otro lugar que no sea la vejiga. Los uréteres ectópicos pueden evacuar la orina a la uretra (el conducto utilizado para orinar) o, en las hembras, al útero o a la vagina. Este defecto se identifica con más frecuencia en perros de 3-6 meses de edad, estando las hembras ocho veces más afectadas que los machos.
Pueden darse otros problemas junto con un uréter ectópico. Se puede observar un uréter dilatado causado por la obstrucción del flujo urinario. Esta afección finalmente da lugar a una dilatación del riñón debida a la acumulación de orina. Junto con un uréter ectópico también se pueden encontrar riñones o vejiga anormalmente pequeños y pérdida de orina causada por problemas con el esfínter uretral.
Un signo común de uréter ectópico es el goteo continuo de orina. Debido a que la orina que permanece en la piel u otros tejidos es irritante, este goteo puede causar que las perras desarrollen inflamación de la vagina o la vulva. Los animales que tienen un uréter ectópico y un uréter que funciona normalmente pueden orinar con normalidad. No poder orinar normalmente es un signo de que ambos uréteres están ubicados de forma anormal.
Los West Highland White Terriers, los Fox Terriers y los Caniches miniatura y toy tienen un alto riesgo de padecer esta afección. Los Huskies Siberianos y los Labradores Retriever también tienen un riesgo algo más alto de lo normal. Su veterinario puede diagnosticar esta afección usando radiografías tomadas después de administrar una tinción especial por vía intravenosa.
Los uréteres ectópicos se pueden tratar moviendo quirúrgicamente el uréter al lugar correcto o, en casos graves, extirpando el uréter afectado y el riñón que lo acompaña. Algunos perros todavía gotearán orina después de la cirugía, pero los medicamentos pueden minimizar esto.
Otros trastornos del uréter
Otras anomalías del uréter incluyen la falta de desarrollo, la presencia de más de los dos uréteres habituales y la dilatación del extremo del uréter que se conecta a la vejiga (ureterocele). Para corregir los ureteroceles se utiliza la cirugía.
Trastornos de la vejiga
La vejiga es un saco muscular que almacena la orina producida por los riñones. Varios problemas congénitos y hereditarios pueden afectar a la vejiga.
Restos del uraco
El uraco es un cordón de tejido fibroso que se suele extender desde la vejiga hasta el ombligo. Antes del nacimiento, el uraco es un conducto que conecta la vejiga con el cordón umbilical para poder extraer los desechos. Después del nacimiento, normalmente se cierra y se convierte en un cordón sólido. En algunos animales, sin embargo, el uraco no se cierra correctamente después del nacimiento. Según la porción del uraco que permanezca abierta, estas anomalías se denominan uraco persistente o seno uracal umbilical. Otros problemas incluyen divertículos uracales (pequeñas estructuras en forma de saco adheridas al uraco) y quistes uracales. Los signos incluyen incapacidad para controlar la micción, quemaduras por orina (debido al hecho de que la orina es cáustica) de la piel cerca del ombligo e infecciones del tracto urinario. Su veterinario puede diagnosticar estos problemas usando radiografías tomadas después de colocar una tinción especial en la vejiga. El tratamiento suele incluir cirugía y, a veces, antibióticos.
Otros trastornos de la vejiga
Otras afecciones congénitas de la vejiga en los perros incluyen la presencia de más de una vejiga, una vejiga anormalmente desarrollada o subdesarrollada, insuficiencia de la vejiga para desarrollarse y una vejiga invertida. Estos problemas se suelen producir junto con otras anomalías en las vías urinarias. Su veterinario puede diagnosticar estos problemas basándose en una exploración física, la observación de su perro mientras orina y las radiografías de contraste. El tratamiento varía según el tipo de problema. Su veterinario le aconsejará sobre el tratamiento más adecuado para su mascota.
Trastornos de la uretra
La uretra conecta la vejiga con el exterior del cuerpo. Es el conducto a través del cual pasa la orina cuando un perro orina. Los problemas uretrales congénitos son poco frecuentes en los perros. Algunas de las afecciones que se producen incluyen una uretra que no se abre completamente o no se abre en absoluto, hipospadias (véase más adelante), uretras múltiples, divertículos uretrales (pequeñas bolsas que se forman en la uretra), fístulas uretrorrectales y rectovaginales (véase más adelante) y estrechamiento de la uretra.
Hipospadias
En el hipospadias, una afección de los perros machos, la apertura de la uretra se produce antes de la punta del pene. Además, el pene o los testículos pueden no estar completamente desarrollados. El hipospadias está causado por el desarrollo anormal del feto en el útero. Los Boston Terriers tienen un mayor riesgo de desarrollar la afección, lo que sugiere que podría ser genética. Los signos varían dependiendo de dónde se localice la abertura de la uretra. Pueden incluir quemaduras por orina (porque la orina es cáustica) e infecciones del tracto urinario. Esta afección puede tratarse con cirugía.
Fístulas uretrorrectales y rectovaginales
Los perros con una fístula uretrorrectal tienen una abertura anormal entre la uretra y el recto. Las fístulas rectovaginales son aberturas anormales entre la vagina y el recto. Son más comunes en los Bulldogs Ingleses que en cualquier otra raza. Los perros con estas fístulas son propensos a las infecciones del tracto urinario. Los signos de esta afección son los mismos que se encuentran en las infecciones del tracto urinario e incluyen sangre en la orina y micción dolorosa o dificultosa. Los animales con esta enfermedad también pueden expulsar orina por el recto al orinar. Esta afección se puede corregir mediante cirugía. Pueden necesitarse antibióticos para tratar las infecciones del tracto urinario.
Para más información
Consulte también el contenido para veterinarios sobre trastornos congénitos y hereditarios del aparato urinario.