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Introducción a los trastornos pulmonares y de las vías respiratorias de los perros

PorNed F. Kuehn, DVM, MS, DACVIM
Revisado/Modificado jun 2018

El aparato respiratorio está formado por las vías respiratorias grandes y pequeñas y los pulmones. Cuando un perro inhala aire a través de la nariz o la boca, el aire desciende por la tráquea, que se divide en los conductos conocidos como bronquios derecho e izquierdo, y luego en las vías respiratorias más pequeñas llamadas bronquiolos hasta los pulmones. Los bronquiolos terminan en los sacos pequeños llamados alvéolos, donde la barrera entre el aire y la sangre es una membrana fina.

Nariz y garganta, perro

La función más importante del aparato respiratorio es llevar oxígeno a la sangre, que se distribuye por todo el organismo, y eliminar el dióxido de carbono de la sangre. El intercambio de oxígeno y dióxido de carbono se produce en los alvéolos. Cuando este intercambio falla o se vuelve ineficaz debido a una enfermedad, el animal puede ponerse muy enfermo. El aparato respiratorio protege sus delicadas vías aéreas calentando y humedeciendo el aire inspirado y filtrando las partículas. Las partículas de gran tamaño suspendidas en el aire suelen depositarse en el revestimiento mucoso de las vías nasales, la laringe, la tráquea y los bronquios, tras lo cual son arrastradas a la garganta para ser tragadas o tosidas. Las partículas pequeñas y los microorganismos son destruidos por el sistema inmunitario del organismo. Las vías respiratorias superiores también proporcionan el sentido del olfato y desempeñan un papel en la regulación de la temperatura en animales como los perros, que utilizan el jadeo como forma de refrigerarse. El aparato respiratorio también protege al organismo de otras maneras.

Pulmones y vías respiratorias de un perro

Aunque las funciones básicas son las mismas, la anatomía de las vías respiratorias varía entre especies. Por ejemplo, los sistemas respiratorios de los perros y los gatos son algo similares entre sí, pero difieren de los sistemas respiratorios de los caballos y los humanos. Estas diferencias explican en parte por qué algunas enfermedades afectan solo a ciertas especies de animales.

Cuando el nivel de oxígeno en la sangre es demasiado bajo (lo que se denomina hipoxia o anoxia), el animal mostrará signos de dificultad respiratoria. Los niveles bajos de oxígeno pueden estar causados por la reducción de la capacidad de transporte de oxígeno de las células sanguíneas, la reducción del flujo sanguíneo a través de los pulmones y el organismo, el movimiento insuficiente de los gases dentro y fuera de los pulmones o la incapacidad de los tejidos para utilizar el oxígeno disponible (un trastorno causado por algunos venenos). El organismo del animal intenta compensar el bajo nivel de oxígeno en la sangre aumentando la profundidad y la frecuencia de la respiración, aumentando la contracción del bazo (para forzar la circulación de más glóbulos rojos) y aumentando el flujo sanguíneo y la frecuencia cardiaca. Si el cerebro sufre falta de oxígeno, la función respiratoria puede reducirse aún más debido a la depresión de la actividad del sistema nervioso. Además, las funciones cardiaca, renal y hepática pueden reducirse, así como el movimiento y las secreciones normales del intestino. Si el organismo no es capaz de compensar la reducción del nivel de oxígeno, puede iniciarse un "círculo vicioso" en el que todos los tejidos del organismo funcionan con menos eficacia.

Tabla
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Las enfermedades respiratorias son frecuentes en los perros. Aunque los signos como la tos y la respiración dificultosa suelen estar causados por problemas de las vías respiratorias, también pueden producirse por trastornos de otros sistemas, como la insuficiencia cardiaca congestiva.

Tanto los animales muy jóvenes como los de mayor edad tienen un mayor riesgo de desarrollar enfermedades respiratorias en comparación con los animales adultos sanos. Al nacimiento, los sistemas respiratorio e inmunitario no están completamente desarrollados, lo que facilita la entrada y propagación de microorganismos patógenos en los pulmones. En los animales mayores, la disminución de la capacidad del animal para filtrar las partículas y combatir las infecciones puede hacer que los pulmones sean más vulnerables a los organismos patógenos del aire y a las partículas tóxicas.

Causas de trastornos pulmonares y de las vías respiratorias

Los trastornos pulmonares y de las vías respiratorias suelen estar causados por una infección directa por virus, bacterias, hongos o parásitos, así como por reacciones inmunitarias o por la inhalación de sustancias irritantes o tóxicas. Los traumatismos (como el atropello por un coche) pueden provocar el colapso de un pulmón o de las vías respiratorias.

Una variedad de bacterias suele vivir en los conductos nasales caninos, la garganta, la tráquea y, a veces, los pulmones, sin causar signos de enfermedad. Las infecciones por estas bacterias, por lo general inofensivas, pueden producirse cuando los mecanismos de defensa respiratoria están debilitados por otra infección (como los virus del moquillo o la parainfluenza), por un irritante (como el humo o los gases nocivos) o por una enfermedad (como la insuficiencia cardiaca congestiva o los tumores pulmonares). Los microorganismos patógenos pueden seguir viviendo en el tracto respiratorio de los animales en proceso de recuperación. Cuando se estresan, estos animales pueden recaer; también pueden actuar como fuente de infección para otros animales. Las malas condiciones de manejo, como el hacinamiento, se suelen asociar con malas condiciones sanitarias y ambientales, lo que puede dar lugar a infecciones más frecuentes y más graves. Las condiciones que favorecen la difusión de las infecciones se dan con frecuencia en perreras, tiendas de mascotas, residencias y centros de protección animal.

Las anomalías presentes al nacimiento, como la estenosis de las fosas nasales, la elongación del paladar blando, el paladar hendido y la estenosis de la tráquea, pueden provocar una disfunción respiratoria. Los tumores, la lesión de las vías respiratorias y el colapso de la tráquea pueden provocar dificultad para respirar y otros signos de enfermedad respiratoria.

Diagnóstico de trastornos pulmonares y de las vías respiratorias

El historial clínico de su mascota y la exploración física del veterinario ayudarán a determinar la posible causa y la localización de la enfermedad respiratoria. Las radiografías del tórax y el cuello pueden ser útiles cuando se sospecha una enfermedad obstructiva de las vías respiratorias superiores o una obstrucción de estas. Las radiografías de tórax se suelen realizar en perros con signos de las vías respiratorias bajas como tos, respiración rápida y superficial o dificultad respiratoria. El análisis de gases en la sangre o la pulsioximetría miden la cantidad de oxígeno en la sangre y pueden ayudar a evaluar la necesidad de oxigenoterapia en un animal con dificultad respiratoria grave.

Si sospecha una enfermedad obstructiva de las vías respiratorias superiores, su veterinario puede utilizar varios endoscopios para ver la nariz, la garganta y las vías respiratorias. Si se sospecha una enfermedad pulmonar, su veterinario querrá examinar el contenido del pulmón y sus vías respiratorias. Esto puede hacerse lavando la tráquea o los sacos aéreos con un líquido estéril y examinando el contenido del líquido recuperado; los procedimientos como el lavado transtraqueal y el lavado broncoalveolar funcionan así. Cuando se sospecha una neumonía bacteriana, el cultivo bacteriano del lavado transtraqueal o del líquido de lavado broncoalveolar puede revelar qué tipo o tipos de bacterias están presentes. El análisis microscópico del líquido pulmonar también puede ayudar a diagnosticar enfermedades pulmonares fúngicas, parasitarias o alérgicas.

Signos de los trastornos respiratorios

  • Secreción de la nariz (moco, pus o sangre, según la causa).

  • Tos que puede ser seca o puede incluir moco o sangre.

  • Respiración rápida (no siempre es un signo de enfermedad, por ejemplo en los animales sanos después del ejercicio).

  • Respiración laboriosa o difícil; falta de aliento.

  • Respiración superficial.

  • Signos de dolor asociados con la inhalación o la exhalación.

  • Ruido (como gruñidos) asociado con la respiración.

Otra forma en que el veterinario puede recoger el material es utilizando una aguja fina insertada a través de la pared del tórax para extraer una pequeña cantidad de tejido; este procedimiento se llama aspiración con aguja fina. Los aspirados pulmonares con aguja fina suelen ser útiles para el diagnóstico de la neumonía fúngica. En los perros con acumulación de líquido en la cavidad torácica a menudo se extrae una muestra del líquido acumulado utilizando una aguja (toracocentesis) para permitir la evaluación microscópica del líquido. La ecografía a través de la pared torácica se puede utilizar para diagnosticar enfermedades que se producen alrededor de los pulmones (enfermedades pleurales) y enfermedades pulmonares que se producen cerca de las paredes torácicas.

La aparición súbita de goteo nasal, estornudos o ambos puede sugerir la presencia de una infección vírica o bacteriana (ambas muy poco frecuentes en perros adultos) o de un cuerpo extraño en la nariz. Los casos persistentes pueden requerir un examen adicional usando radiografías, tomografía computarizada (TC), examen con un endoscopio o una muestra de tejido nasal. La evaluación microscópica del tejido nasal puede ayudar a diagnosticar infecciones fúngicas; sin embargo, la mayoría de las infecciones nasales bacterianas de los perros se producen debido a otras enfermedades nasales. Los análisis de sangre para las infecciones respiratorias fúngicas se usan a veces además de otras pruebas y exámenes.

Control de las afecciones respiratorias

Los cambios bruscos de alimentación, el destete, el frío, las corrientes de aire, la humedad, el polvo, la mala ventilación y la mezcla de grupos de edad diferentes influyen en las enfermedades respiratorias de los grupos de animales. El estrés y la mezcla de animales de varias procedencias deben evitarse o minimizarse si es posible. La inmunización puede ayudar a controlar algunos tipos de infección respiratoria; sin embargo, no sustituye a las condiciones ambientales adecuadas ni al cuidado animal.

Tratamiento general de los trastornos pulmonares y de las vías respiratorias

Los trastornos respiratorios a menudo implican la producción de un exceso de secreciones en el aparato respiratorio (p. ej., en la nariz y los pulmones) que el animal afectado puede no ser capaz de eliminar sin ayuda. Uno de los objetivos del tratamiento veterinario es reducir el volumen y el espesor de las secreciones y facilitar su eliminación. Esto puede lograrse controlando la infección, diluyendo las secreciones y, cuando sea posible, mejorando el drenaje y eliminando mecánicamente el material.

Los animales con trastornos respiratorios por lo general deben recibir mucha agua a menos que el veterinario indique lo contrario. Añadir humedad al aire puede facilitar la eliminación de las secreciones de las vías respiratorias. A veces se utilizan medicamentos para la tos (expectorantes) para diluir las secreciones y facilitar la expectoración del animal; sin embargo, rara vez son útiles. Si la obstrucción de las vías respiratorias es grave, es posible que el veterinario deba aspirar grandes cantidades de secreciones.

Cuando un animal tiene tos que no ayuda a eliminar la mucosidad (tos no productiva), a veces se usan medicamentos para suprimir la tos. El aumento de la resistencia de las vías respiratorias causado por la contracción de los músculos de las vías respiratorias bronquiales se trata a veces con broncodilatadores, que expanden las vías respiratorias y pueden recetarse a animales con afecciones similares al asma y enfermedades respiratorias crónicas. Los antihistamínicos pueden utilizarse para aliviar la constricción provocada por la alergia. La constricción de los bronquios pulmonares también puede reducirse significativamente eliminando los factores irritantes, utilizando sedantes suaves o reduciendo los periodos de excitación. Si hay una infección bacteriana, a menudo se administran antibióticos. Los diuréticos (medicamentos que ayudan al organismo a eliminar el exceso de líquido) a veces se usan cuando un animal tiene acumulación de líquido en los pulmones.

Cuando una enfermedad respiratoria provoca una falta de oxígeno en la sangre, esto por lo general puede corregirse con la administración de oxígeno. Sin embargo, esto debe hacerse con cuidado, porque un exceso de oxígeno puede dar lugar a otros problemas.

Para más información

Consulte también el contenido para veterinarios sobre las enfermedades respiratorias de los perros.