La peritonitis es la inflamación de la membrana que recubre el interior de la cavidad abdominal (peritoneo). Es una enfermedad grave y a menudo mortal en los perros, con una mortalidad que oscila entre el 50 % y el 70 %. La peritonitis puede ser de corta o larga duración, localizada o diseminada. Con mayor frecuencia se produce debido a la contaminación de la cavidad peritoneal. Los ejemplos incluyen la perforación de la cavidad abdominal por un cuerpo extraño, la apertura del cierre de una herida abdominal, la rotura del intestino debido a la presencia de un cuerpo extraño, la rotura de la vejiga o del útero, la cirugía abdominal, la perforación de una úlcera de estómago o intestinal, un tumor abdominal, inflamación del hígado (hepatitis) o del páncreas (pancreatitis), rotura o enfermedad de la vesícula biliar, o dilatación gástrica y vólvulo (estómago "volteado"). Con menor frecuencia, la peritonitis puede estar causada por agentes infecciosos que se diseminan desde el torrente sanguíneo, como virus, parásitos, hongos o bacterias. En ocasiones, la peritonitis se produce por causas desconocidas.
La fiebre, la intoxicación de la sangre, el shock, la reducción de la presión arterial, la hemorragia, el dolor abdominal, la obstrucción paralítica de los intestinos con reducción de la producción fecal, los vómitos, la dilatación abdominal y la acumulación de líquido pueden ser signos de peritonitis. La rotura del tracto digestivo, con derrame de grandes volúmenes de contenido intestinal, da lugar a peritonitis a corto plazo. La muerte por shock producida por grandes cantidades de toxinas bacterianas puede producirse repentinamente.
Los veterinarios pueden sospechar peritonitis basándose en los hallazgos de la exploración física, análisis de sangre y radiografías. Para confirmar la peritonitis, pueden extraer y analizar una muestra de líquido abdominal.
La primera prioridad del tratamiento es estabilizar las consecuencias de la peritonitis (p. ej., shock, cambios en los electrolitos, desequilibrio ácido-base, pérdida de líquidos y anomalías en la coagulación sanguínea). Además, su veterinario querrá identificar el punto de origen de la inflamación y corregirlo o eliminarlo. Los antibióticos son una parte estándar del tratamiento. Puede ser necesario administrar fluidos de reemplazo, electrolitos, plasma o sangre completa para mantener el gasto cardiaco. También se pueden administrar medicamentos para reducir la inflamación.
Una vez que su mascota esté estabilizada, se puede realizar una cirugía para explorar el abdomen y reparar cualquier defecto. Su veterinario seguirá con un lavado a fondo de la cavidad abdominal para eliminar cualquier sustancia irritante. A veces también se colocan drenajes especializados en este momento para que el líquido anormal pueda continuar siendo eliminado después de la cirugía. Los antibióticos se continúan después de la cirugía. Puede ser necesario el apoyo nutricional con nutrición intravenosa, ya que muchos animales con peritonitis no comen después de la cirugía. En los animales con intoxicación sanguínea y shock, los fluidos, los electrolitos y los antibióticos son elementos cruciales del tratamiento.
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