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Linfoma maligno en los perros

PorSusan M. Cotter, DVM, DACVIM
Revisado/Modificado dic 2017

El linfoma maligno es un cáncer frecuente en perros. Es una enfermedad progresiva mortal causada por el crecimiento nocivo de linfocitos. El linfoma se origina con mayor frecuencia en los tejidos linfoides en la médula ósea, el timo, los nódulos linfáticos o el bazo. Otros sitios comunes incluyen la piel, los ojos, el sistema nervioso central y los huesos. Aunque es frecuente, las causas y el origen de la enfermedad no se conocen bien. Las posibles causas o factores contribuyentes incluyen infecciones víricas, contaminación ambiental por herbicidas, exposición a campos magnéticos, anomalías genéticas y disfunción inmunitaria.

Los signos, la respuesta al tratamiento y la evolución del linfoma canino variarán según factores como el tumor y las características del paciente, la parte del organismo afectada y la extensión de la enfermedad. La mayoría de los tipos de linfoma son de grado alto y afectan a los linfocitos T o B. En los perros, el linfoma se ha caracterizado clásicamente por las localizaciones corporales en las que se producen: 1) multicéntrico, que se origina en múltiples lugares; 2) alimentario, que se produce en el aparato digestivo, 3) mediastínico, que se produce dentro del tórax; y 4) extraganglionar, que puede afectar a los riñones, al sistema nervioso central o a la piel.

El linfoma multicéntrico es, de lejos, la forma más común, y representa aproximadamente el 80-85 % de todos los casos. Un signo clínico precoz de linfoma multicéntrico es el aumento de tamaño de los nódulos linfáticos, que pueden llegar a tener de 3 a 10 veces su tamaño normal. Además de esto, los linfocitos cancerosos pueden moverse hacia órganos internos, como el bazo, el hígado, la médula ósea y otras localizaciones. En un estado avanzado de enfermedad, cuando hay tumores múltiples y grandes, los perros pueden mostrar signos generales de enfermedad, incluyendo falta de energía, debilidad, fiebre, pérdida de apetito y deshidratación.

El linfoma alimentario es mucho menos frecuente y representa menos del 10 % de todos los linfomas caninos. Los perros con esta forma de la enfermedad pueden presentar signos relacionados con malestar estomacal, como vómitos y dolor abdominal. Cuando la enfermedad afecta a la mayor parte del tracto intestinal, los perros pueden presentar signos devastadores, como pérdida de apetito, vómitos, diarrea y pérdida continua de peso porque no pueden digerir los alimentos correctamente.

El linfoma mediastínico también es poco frecuente. Los perros con esta forma de la enfermedad pueden tener agrandado el timo, los nódulos linfáticos, o ambos. A medida que la enfermedad avanza, los signos pueden incluir dificultad para respirar a medida que se acumula líquido en el tórax y ejerce presión sobre los pulmones. El tumor puede bloquear la vena que dirige la sangre desde la parte superior del cuerpo hacia el corazón. Además de los signos relacionados con la respiración, algunos perros con linfoma mediastínico eliminan grandes cantidades de orina y beben más de lo normal. Esto puede estar causado por un aumento del calcio en la sangre, un síndrome que se observa en el 10 % al 40 % de los perros con linfoma.

Los problemas médicos asociados con el linfoma extraganglionar varían y dependen del órgano afectado. El linfoma cutáneo puede aparecer como nódulos simples, elevados, úlceras que tardan en curarse o regiones escamosas generalizadas. Los signos del linfoma de otras localizaciones extranodulares incluyen dificultad respiratoria (pulmones), insuficiencia renal (riñones), ceguera (ojos), convulsiones (sistema nervioso central) y fracturas óseas y dolor (huesos).

Aunque la mayoría de los casos de linfoma son cánceres de alto grado de linfocitos B y T, se produce una forma de bajo grado hasta el 30 % de los casos. Estos tumores se desarrollan lentamente, y los perros pueden no mostrar ningún signo de la enfermedad.

El linfoma canino a menudo es relativamente fácil de diagnosticar tomando una pequeña muestra de tejido o células del sistema orgánico afectado. En los perros con linfoma multicéntrico, una biopsia con aguja de los ganglios aumentados de tamaño suele proporcionar suficientes células para confirmar el diagnóstico. Las pruebas especializadas pueden ayudar a determinar el tipo de linfoma, qué tipos de células están afectadas y el resultado esperado.

Tratamiento y pronóstico

El tratamiento del linfoma canino multicéntrico de alto grado con quimioterapia mediante una combinación de fármacos suele tener éxito, ya que más del 90 % de todos los perros logran una remisión completa (una reducción completa de los tumores). Los planes individuales de tratamiento varían con respecto a los fármacos empleados, la dosis y la frecuencia y duración del tratamiento. Con la quimioterapia, el tiempo de supervivencia esperado para los perros con linfoma de linfocitos B es de alrededor de 12 meses. Para los perros con linfoma de linfocitos T, la supervivencia esperada es más corta (6 meses). Los perros que no responden a los fármacos habituales pueden mejorar cuando se utilizan otros planes de tratamiento. Estos planes alternativos pueden incluir otros fármacos o radiación. En los últimos años, el tratamiento ha incluido tanto la medicación inicial como a largo plazo. Ahora se observan respuestas similares o mejoradas con tratamientos a corto plazo, y la quimioterapia a menudo se suspende una vez que se alcanza la remisión. Los trasplantes de médula ósea pueden incluso ser una opción para algunos perros.

El tratamiento de otras formas de linfoma suele ser más difícil. El linfoma alimentario, si está concentrado en un área, se puede tratar eficazmente con cirugía para eliminar el tumor, en combinación con quimioterapia. Sin embargo, si el linfoma se disemina por todo el tracto intestinal, la respuesta al tratamiento no es tan buena y los tiempos de supervivencia son más cortos (a menudo menos de 3 meses). El uso de la quimioterapia combinada con o sin radiación puede dar a los perros con linfoma mediastínico una mejora considerable en los tiempos de supervivencia y en los resultados de calidad de vida. Los perros con un nivel anormalmente alto de calcio en la sangre, una afección a menudo asociada con el linfoma mediastínico, también tienen menos probabilidades de vivir mucho tiempo. El linfoma que comprende otras localizaciones extranodulares, como la piel, puede manejarse con cirugía, radiación y quimioterapia, según proceda; sin embargo, la enfermedad suele dejar de responder al tratamiento. Los perros con linfoma de bajo grado tienden a evolucionar bien y con quimioterapia pueden sobrevivir más de dos años.

Para más información

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