Los parásitos sanguíneos son organismos que viven en la sangre de sus hospedadores animales. Estos parásitos pueden variar desde protozoos unicelulares hasta bacterias más complejas y rickettsias. El método de transmisión varía, según el parásito, pero a menudo se transmiten a través de picaduras de garrapatas o moscas.
Babesiosis
La babesiosis es una enfermedad transmitida por garrapatas. Está causada por parásitos protozoarios del género Babesia, que infectan los glóbulos rojos. La babesiosis afecta a una amplia gama de animales domésticos y silvestres y, en ocasiones, a las personas. Aunque el principal impacto económico de la babesiosis se da sobre la industria del ganado vacuno, las infecciones en perros se producen en grados variables en todo el mundo.
Los signos de la infección pueden variar desde una enfermedad leve que pasa deprisa a una enfermedad grave que produce la muerte rápidamente. En algunos casos, el parásito causa una enfermedad a largo plazo con anemia grave y progresiva como signo principal. La babesiosis puede confundirse con otras enfermedades que causan fiebre, anemia, destrucción de los glóbulos rojos, ictericia u orina roja. Por lo tanto, se deben realizar pruebas de laboratorio para confirmar el diagnóstico.
Su veterinario podrá recetarle la medicación apropiada. El tratamiento de apoyo es útil, y puede incluir el uso de fármacos antiinflamatorios, antioxidantes y corticoesteroides. Las transfusiones sanguíneas pueden salvar la vida de los animales muy anémicos.
Hay una vacuna disponible basada en algunos tipos de Babesia, pero no protege frente a todos los tipos. La prevención de la exposición a garrapatas mediante el uso de productos adecuados para su control y la eliminación inmediata de las garrapatas ayudará a prevenir que su perro se exponga a este parásito.
Se ha descrito un pequeño número de casos de babesiosis humana, pero no está claro si las especies de Babesia que infectan a los perros son las mismas que producen infecciones en personas. Se han descrito casos mortales en personas a las que se les había extirpado el bazo o que tenían un sistema inmunitario debilitado. Las infecciones humanas por Babesia se adquieren mediante picaduras por garrapatas infectadas o por transfusiones de sangre contaminada.
Micoplasmas hemotrópicos (hemoplasmas)
Mycoplasma haemocanis es un parásito que vive en los glóbulos rojos de los perros afectados. Las infecciones no suelen causar signos, pero la destrucción de los glóbulos rojos (hemólisis) puede observarse en perros a los que se les ha extirpado el bazo. Los parásitos se transmiten a través de la transferencia de sangre infectada (p. ej., transfusiones de sangre o agujas contaminadas) o por picaduras de piojos, moscas, garrapatas y mosquitos. Los veterinarios usan análisis de sangre para diagnosticar la presencia de parásitos. Se usan tipos específicos de antibióticos para tratar el hemoplasma, pero incluso después del tratamiento, algunos perros permanecerán infectados. También pueden ser necesarios medicamentos adicionales o una transfusión de sangre para los perros con anemia. El examen de todos los donantes antes de las transfusiones de sangre y el control de los insectos pueden ayudar a limitar la diseminación de los parásitos hemoplasmas.
Hepatozoonosis
La hepatozoonosis es una enfermedad de los carnívoros silvestres y domésticos (animales que comen carne) causada por el protozoo Hepatozoon canis. Este microorganismo se transmite por garrapatas, pero su modo de transmisión es inusual. La garrapata recoge el microorganismo de un hospedador infectado mientras pica al animal. Un perro no infectado contrae la enfermedad al comerse la garrapata (o los animales que se comieron una garrapata), no al ser picados por la garrapata. En la mayor parte del mundo, el protozoo Hepatozoon canis es transmitido por la garrapata marrón del perro, causando la hepatozoonosis del Viejo Mundo. En América del Norte, los signos en los perros infectados son diferentes y más graves que en otras partes del mundo, y la enfermedad está causada por una especie de Hepatozoon, que ahora se llama Hepatozoon americanum. Esta especie se transmite por la garrapata de la costa del Golfo en lugar de por la garrapata marrón del perro. Debido a estas diferencias, la enfermedad en América del Norte se conoce como hepatozoonosis canina americana (véase más adelante).
En gran parte del mundo (India, África, sudeste de Asia, Oriente Medio, sur de Europa e islas de los océanos Pacífico e Índico), los perros infectados no presentan signos de infección o solo presentan signos leves. Tener un sistema inmunitario debilitado debido a otra enfermedad parece desempeñar un papel importante en el desarrollo de signos significativos. En EE. UU. pueden aparecer signos más graves, incluso en perros que no tienen un sistema inmunitario debilitado. La mayor parte de los casos en EE. UU. se han diagnosticado en Texas (principalmente a lo largo de la costa del Golfo), Oklahoma y Luisiana, pero también se han descrito casos tan al este como Tennessee, Alabama, Georgia y Florida. Se trata de una enfermedad reciente que se ha propagado principalmente hacia el norte y el este desde la costa del Golfo de Texas, donde se detectó originalmente en 1978.
Los perros mayores de 4 a 6 meses suelen ser resistentes a la infección con H canis. No obstante, H americanum provoca signos graves, incluso en perros adultos.
Hepatozoonosis canina americana
La infección por H americanum crea áreas de inflamación dentro de los tejidos corporales, que pueden causar signos de enfermedad como fiebre, depresión, pérdida de peso, mala condición corporal, pérdida muscular y debilidad, secreción de los ojos y diarrea hemorrágica. Estos signos pueden aparecer y desaparecer. También se pueden observar fiebres fluctuantes de 39,3 a 41,0 °C. Sorprendentemente, muchos perros tienen un apetito normal. También es frecuente la sensibilidad grave o el dolor cerca de la columna vertebral, así como la rigidez y la resistencia general a moverse. Finalmente, la hepatozoonosis puede producir inflamación de los riñones o amiloidosis de los riñones (una afección en la que hay una acumulación de una proteína anómala llamada amiloide en los tejidos renales).
Las biopsias musculares se consideran la mejor forma de diagnosticar la hepatozoonosis. Los análisis de sangre específicos, la visualización de células sanguíneas infectadas y las radiografías también pueden ayudar con el diagnóstico. Otros hallazgos de laboratorio pueden incluir un aumento significativo en el recuento de glóbulos blancos y una anemia de leve a moderada.
La hepatozoonosis es una infección que persiste de por vida en los perros. Ningún tratamiento conocido elimina completamente el microorganismo del cuerpo. En el pasado, la mayoría de los perros solo mostraban una mejoría temporal, con recidivas frecuentes en los 3 a 6 meses y muerte en los 2 años siguientes al diagnóstico. Sin embargo, la remisión puede lograrse ahora usando nuevas combinaciones de fármacos. Estos nuevos tratamientos han dado lugar a una mejoría notable en el pronóstico de los perros con hepatozoonosis.
La prevención del acceso a las garrapatas y la prevención de que los perros atrapen y coman presas son las formas más eficaces de controlar esta enfermedad. Asegúrese de proporcionar a su mascota un buen control de garrapatas, especialmente si vive en un área donde se ha descrito esta enfermedad. Los perros afectados no se deben cruzar. No hay ningún riesgo conocido de que esta enfermedad se transmita a las personas.
Tripanosomiasis transmitidas por la mosca africana tsetsé
Las tsetsé son moscas mordedoras pequeñas y aladas que se alimentan de la sangre de los humanos y otros animales. Estas solo se dan en el África subsahariana, donde son responsables de la transmisión de un grupo de enfermedades causadas por protozoos del género Trypanosoma, que afecta a todos los animales domésticos. Las moscas tsetsé están restringidas a África; sin embargo, los tábanos y otras moscas mordedoras pueden transmitir la enfermedad en otros lugares (como en América Central y del Sur). En los perros es más probable que Trypanosoma brucei cause la enfermedad. Los animales domésticos pueden ser una fuente de infecciones humanas.
Las moscas tsetsé infectadas inyectan los protozoos en la piel de los animales, donde crecen durante unos días y causan hinchazones localizadas llamadas chancros. Entran en los nódulos linfáticos y después en el torrente sanguíneo, donde se multiplican rápidamente. La respuesta inmunitaria es muy fuerte; sin embargo, no todos los tripanosomas son vulnerables a la respuesta inmunitaria, que da lugar a una infección a largo plazo.
La gravedad de la enfermedad varía de acuerdo con la especie y la edad del animal infectado y con la especie del tripanosoma implicado. El periodo de incubación suele ser de 1 a 4 semanas. Los signos principales son fiebre, anemia y pérdida de peso. Los ojos a menudo están afectados. Internamente, los nódulos linfáticos y el bazo suelen estar inflamados. El diagnóstico se confirma mediante pruebas de laboratorio para identificar tripanosomas en la sangre de un perro infectado.
Se pueden usar varios fármacos para el tratamiento; sin embargo, la mayoría de los fármacos solo funcionan si se administra la dosis correcta. Es muy importante seguir exactamente la dosis prescrita. Algunos tripanosomas se han vuelto resistentes a ciertos fármacos, lo que puede ser la causa en los casos que no responden al tratamiento médico.
El riesgo de infección puede reducirse en áreas donde la enfermedad es frecuente manteniendo a los perros en el interior o deshaciéndose de la mosca tsetsé y usando fármacos preventivos, que se administran para evitar que la infección se inicie. Las moscas pueden controlarse parcialmente aplicando esprais o soluciones sobre los animales para protegerlos, rociando insecticidas en áreas de reproducción de moscas, usando mosquiteras impregnadas de insecticidas, y limpiando la maleza para reducir los hábitats de las moscas. Se pueden administrar fármacos preventivos a los animales en áreas de alto riesgo de infecciones, pero esto rara vez se realiza en perros domésticos. No existe vacuna.
Surra (infección por Trypanosoma evansi)
La surra se separa de las enfermedades transmitidas por la mosca tsetsé porque por lo general se transmite por otras moscas mordedoras que habitan dentro y fuera de las áreas de la mosca tsetsé. Se da en el norte de África, Medio Oriente, Asia, Extremo Oriente y América Central y del Sur. Es una enfermedad que afecta principalmente a los caballos y camellos, pero todos los animales domésticos son sensibles. La enfermedad puede ser mortal, en particular en caballos, camellos y perros. El desarrollo y efectos de la enfermedad, signos, cambios físicos, diagnóstico y tratamiento son similares a los de los tripanosomas transmitidos por la mosca tsetsé (véase anteriormente).
Enfermedad de Chagas (infección por Trypanosoma cruzi)
La enfermedad de Chagas está causada por la infección por otro tripanosoma. Trypanosoma cruzi. Se da en América Central y del Sur, el sur de EE. UU. y Europa. Los insectos transmiten la enfermedad entre especies sensibles de animales y se han identificado infecciones en más de 100 especies diferentes de mamíferos. Las aves no se ven afectadas. La enfermedad se produce con mayor frecuencia en personas y perros. Los animales silvestres, incluyendo las zarigüeyas, los armadillos, los roedores y los carnívoros silvestres, sirven como fuente de infección. Los perros se infectan e introducen el tripanosoma en las viviendas, donde están presentes los insectos. Las personas y los perros se infectan por contaminación de heridas o por ingestión de alimentos contaminados con excrementos de insectos que contienen tripanosomas. Los perros afectados pueden morir súbitamente o presentar una inflamación a corto o largo plazo del músculo cardiaco. Otros signos incluyen inflamación de los nódulos linfáticos, disminución del apetito y de la energía, debilidad, vómitos, diarrea y agrandamiento del hígado o del bazo. Los pacientes con infecciones de larga duración pueden desarrollar una insuficiencia cardiaca potencialmente mortal. La enfermedad se diagnostica mediante la identificación del parásito o anticuerpos en la sangre del animal. Para tratar la enfermedad se usa un medicamento que mata al parásito. Dado que las vacunas no están disponibles, la enfermedad de Chagas se controla reduciendo el número de insectos que la propagan.
Para más información
Consulte también el contenido para veterinarios sobre parásitos sanguíneos.