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Medicina nuclear en animales

Gammagrafía nuclear, tomografía por emisión de positrones

PorJimmy C. Lattimer, DVM, DACVR
Última revisión/modificación nov 2019

Aunque existe desde hace más de 60 años, la gammagrafía nuclear sigue todavía sin usarse relativamente en medicina veterinaria porque utiliza radionúclidos, que son caros y están muy regulados. Además, las imágenes derivadas de los estudios son de naturaleza fisiológica y, por tanto, bastante desconocidas para la mayoría de los veterinarios. Esto es una lástima, porque la gammagrafía nuclear proporciona información sobre los procesos patológicos y fisiológicos que de otro modo no se pueden obtener.

El diagnóstico por imagen en medicina nuclear consiste en administrar al paciente una cantidad muy pequeña de un radioisótopo que emite rayos gamma. La localización y distribución del radioisótopo dentro del cuerpo se detecta entonces con una cámara gamma, un dispositivo diseñado específicamente para colimar y detectar rayos gamma. El isótopo puede inyectarse, ingerirse o inhalarse apropiadamente para que el estudio se realice.

El radioisótopo por lo general forma parte de una molécula grande que tiene una afinidad específica por un tejido u órgano de interés. Por ejemplo, algunos fosfonatos orgánicos tienen afinidad por el hueso, y los isótopos unidos a coloides de azufre se localizarán en el hígado y el bazo. Muy pocos radioisótopos tienen afinidad directa por un tejido determinado; el yodo es la notable excepción y se localiza muy marcadamente en la tiroides. Los gases o aerosoles inhalados se localizan en las vías respiratorias y los pulmones y pueden, o no, absorberse por el torrente sanguíneo. En veterinaria, el isótopo más utilizado es el tecnecio 99 metaestable (99mTc), aunque el yodo radiactivo, el indio y el talio también se utilizan en casos concretos.

Los datos recogidos por la cámara gamma pueden visualizarse directamente en un monitor y almacenarse en un archivo digital como registro permanente. La mayoría de los sistemas modernos envían los datos a un sistema informático para su análisis, lo que permite mejorar las diferencias de recuento y determinar los márgenes de los órganos. El operador puede seleccionar regiones de interés para analizar el contenido isotópico y la tasa de acumulación en el tiempo.

Cuando el estudio utiliza un radiofármaco que se metaboliza o que tiene un limitado tiempo de permanencia en un órgano, se puede determinar la función del órgano. Estos estudios dinámicos pueden emplearse para valorar la función de órganos como los pulmones, los riñones y el corazón. Estos estudios pueden revelar anomalías que las formas estáticas de visualización anatómica no pueden detectar.

La imagen funcional es el gran punto fuerte de la medicina nuclear y permite detectar la enfermedad antes y con mayor facilidad que los sistemas de imagen anatómica. Los estudios avanzados de RM pueden emular este aspecto funcional de las imágenes escintigráficas en algunos casos, pero esos sistemas son mucho más limitados en cuanto a su alcance y disponibilidad, además de ser más costosos.

La tomografía computarizada por emisión de fotón único (SPECT) y la tomografía por emisión de positrones (PET) son técnicas avanzadas de imagen escintigráfica ampliamente utilizadas en medicina humana para la detección y evaluación de muchas enfermedades. En ambas técnicas se genera una imagen transversal similar a la de la TC, basada en el depósito de radionúclidos dentro del cuerpo. Estas imágenes tienen mayor sensibilidad que las imágenes planas y también mayor especificidad.

La imagen por PET, en particular, ha experimentado un enorme crecimiento en la última década y se utiliza de forma rutinaria en la estadificación y evaluación de muchas enfermedades, especialmente el cáncer y algunos trastornos neurodegenerativos. Esta tecnología, basada en el uso de isótopos emisores de positrones de elementos más ligeros, como el oxígeno, el nitrógeno, el carbono y el flúor, que pueden insertarse en compuestos normalmente metabolizados por el organismo, puede evaluar el metabolismo y la localización de estos elementos con gran sensibilidad. Debido a las propiedades únicas de los positrones, la ubicación en la que estas partículas se depositan en el cuerpo puede determinarse con una precisión de un par de milímetros, incluso en pacientes muy grandes.

La exploración por PET está disponible en la mayoría de los centros académicos, y su uso excede al de la gammagrafía nuclear tradicional en algunos centros. Estos instrumentos son extremadamente sensibles y a menudo pueden definir la presencia de la extensión de algunos procesos patológicos o caracterizarlos mucho antes de que se puedan evaluar por sistemas de imagen anatómicos como la RM o la TC. Cuando estas imágenes se combinan con imágenes de TC o RM, se obtiene una sensibilidad tremenda para la detección de numerosas enfermedades. Los escáneres PET/TC y PET/RM son sistemas híbridos de obtención de imágenes que combinan la sensibilidad anatómica de la TC con la sensibilidad fisiológica de la PET, para proporcionar la localización de focos de enfermedad que podrían pasar desapercibidos fácilmente utilizando cualquiera de los dos instrumentos por separado. Estas imágenes híbridas se consideran ahora el estándar de atención en el tratamiento de muchas enfermedades cancerosas y metabólicas en humanos.

El problema principal con el uso de imágenes de medicina nuclear en medicina veterinaria no es la disponibilidad de cámaras gamma o la experiencia técnica necesaria para manejarlas. Las cámaras están fácilmente disponibles en el mercado de segunda mano y la formación de los técnicos para manejarlas no es prohibitiva. Se trata más bien de la normativa que rodea la adquisición y el uso de radiofármacos en animales. Todo uso debe estar estrictamente documentado y, a diferencia de lo que ocurre en la medicina humana, el paciente veterinario por lo general debe permanecer en el hospital después de realizar el estudio para permitir que cualquier eliminación de radionúclidos del organismo sea esencialmente completa. Esto se hace para limitar la exposición de los propietarios a los radionúclidos. Una segunda razón para el uso limitado es la naturaleza fisiológica de las lesiones, que da lugar a imágenes de mala resolución espacial, aunque son sumamente sensibles a algunos procesos patológicos. La formación especial necesaria para la interpretación de estas imágenes se proporciona como parte de un programa de residencia en radiología veterinaria disponible solo en unos pocos centros.

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