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Radiografía de los animales

PorJimmy C. Lattimer, DVM, DACVR
Última revisión/modificación nov 2019

La radiografía (generación de imágenes planas de transmisión) es una de las herramientas diagnósticas más utilizadas en la práctica veterinaria, aunque otras modalidades de imagen como la ecografía, la TC, la RM y las imágenes nucleares también son muy importantes y están habitualmente disponibles en consultorios especializados y centros académicos. Las imágenes proporcionan gran cantidad de información mediante métodos no invasivos. No alteran el proceso patológico ni causan malestar al animal. Aunque la radiografía en sí misma es indolora, la sedación es a menudo deseable para reducir la ansiedad y el estrés asociados al procedimiento, para favorecer la obtención de estudios diagnósticos con repeticiones mínimas y para controlar el dolor asociado a la manipulación en animales con trastornos dolorosos como fracturas y artritis.

Equipo utilizado para el diagnóstico por imagen en animales

Las radiografías se obtienen mediante un tipo especial de tubo de vacío que produce rayos X. La corriente del tubo, medida en miliamperios (mA), y el voltaje, medido en kilovoltios (kV), determinan la intensidad y el número de rayos X producidos y son dos de los tres factores de exposición que pueden ajustarse en la mayoría de los aparatos de rayos X. El pico de kilovoltaje (kVp) es el potencial de voltaje más alto que se alcanza en cualquier ajuste de kV.

La selección de kV más elevados genera haces más penetrantes, por lo que un porcentaje mayor de los rayos X producidos penetran en el sujeto que se está radiografiando. Hay también una disminución en el porcentaje de absorción entre los diferentes tejidos. Esto provoca una disminución del contraste (contraste a gran escala) en la imagen final. Las técnicas con elevado kVp se usan más para estudios de regiones del cuerpo con tejidos de diferentes densidades (p. ej., el tórax). Las técnicas con mayor kVp son apropiadas para los animales más grandes y gruesos, con limitaciones. El aumento del kV no es una función lineal, y pequeños incrementos en los ajustes de kVp pueden aumentar sustancialmente la cantidad de rayos X que penetran en el animal. Sin embargo, por varias razones relacionadas con la producción y absorción de rayos X, este efecto es mucho menos acusado por encima de 85 kVp.

Aumentando los mA en la máquina se incrementa el número de rayos X producidos. El espectro energético del haz de rayos X no varía esencialmente, al igual que el número relativo de fotones de rayos X que penetran en tejidos de diferentes densidades como huesos, tejidos blandos y grasa. Sin embargo, la exposición producida en la imagen está relacionada con el número total de fotones que le llegan. Por lo tanto, al aumentar los mA se incrementa el contraste de la imagen. Los cambios en los ajustes de mA son relativamente lineales; es deseable aumentar el contraste cuando las densidades de los tejidos son similares (p. ej., en los tejidos blandos del sistema musculoesquelético). Sin embargo, el aumento de mA suele provocar una mayor carga térmica en los tubos de rayos X, lo que limita los tiempos de exposición y reduce la vida útil del tubo, además de aumentar la exposición del paciente a la radiación.

El tercer parámetro importante en la realización de una exposición radiográfica es el tiempo de exposición. Al aumentar el tiempo de exposición, aumenta el número de fotones producidos y, por tanto, la oscuridad de la imagen. Para exposiciones en el ámbito del diagnóstico general, se trata de una función lineal; al igual que ocurre con el aumento de los mA, el aumento del tiempo de exposición suele provocar una mayor carga térmica del tubo de rayos X que el aumento de los kVp, lo que, una vez más, puede acortar la vida útil del tubo y aumentar la exposición a la radiación.

Los tres parámetros anteriores son interdependientes, y el tiempo de exposición y los mA son tan importantes que se suele utilizar el término miliamperios-segundo (mAs) para indicar el producto de estos dos factores. Aumentando los mA y disminuyendo el tiempo de exposición en una cantidad proporcional, se obtiene una radiografía con menor probabilidad de degradadarse por el movimiento. Por norma, es mejor minimizar el tiempo de exposición pero mantener unos mAs y una escala de contraste apropiados. Al aumentar el kVp se incrementa el número de fotones que penetran en el sujeto y, por tanto, se oscurece la imagen. Este efecto puede usarse dentro de unos límites para corregir una infraexposición. Lo mismo ocurre a la inversa.

Cuando se corrige una imagen previamente insatisfactoria, la subexposición o la sobreexposición deben corregirse ajustando los mAs cuando se examinan áreas de alto contraste (esqueleto) o ajustando los kVp cuando se examinan áreas de bajo contraste (tórax). Esto mantendrá el mismo contraste relativo para esa zona anatómica, mientras se ajusta la oscuridad de la imagen.

El establecimiento de una guía técnica para realizar radiografías facilita al operador llegar a una técnica simplemente corrigiendo el protocolo estandarizado en función del tamaño del animal y del área anatómica que se ha de estudiar. También garantiza que las radiografías de la misma región anatómica tengan un aspecto coherente de un animal a otro. Se debe elaborar una guía técnica para cada aparato. Sin embargo, se pueden hacer algunas generalizaciones. Los factores de exposición para el tórax deben tener valores de mAs de ≤5, a menos que el animal sea muy grande. Unos valores de 10 para el abdomen y de 15-20 para estudios esqueléticos son apropiados. En la mayoría de las máquinas de rayos X modernas, la guía técnica está integrada en el equipo. El operador solo tiene que introducir la especie, a parte del cuerpo y el grosor, y el equipo ajusta automáticamente la técnica. Esto es práctico y reduce los errores de técnica, pero puede ser necesario modificar los ajustes para adaptarlos al equipo específico, la velocidad de la pantalla (detector) y las preferencias del usuario (p. ej., el nivel de contraste).

El control automático de la exposición (CAE) es un sistema en el que el operador establece los kVp y los mA, y la máquina finaliza la exposición en el momento adecuado. Si se usa correctamente, este sistema produce imágenes de exposición casi idénticas entre animales. Sin embargo, se necesitan ajustes de kV apropiados, y es esencial un posicionamiento uniforme de los animales. Para conseguir imágenes idénticas, son necesarias posturas idénticas entre los animales. Al colocar el corazón o los pulmones sobre el sensor CAE se obtienen radiografías radicalmente diferentes. El CAE es probablemente más eficaz cuando se realiza un gran número de imágenes de la misma zona anatómica por el mismo personal. El CAE no suele utilizarse en la mayoría de las aplicaciones veterinarias debido a la gran variabilidad de tamaño y conformación de los perros.

Los aparatos de rayos X están equipados con colimadores que permiten ajustar el tamaño del haz al tamaño de la zona radiografiada. Esto reduce la cantidad de radiación dispersa generada, lo que mejora el contraste y el detalle de la imagen. La radiación dispersa es también la principal fuente de exposición a la radiación para los operadores, por lo que una colimación adecuada es importante para reducir este riesgo. Además, se requiere una colimación adecuada para que los algoritmos de reconstrucción digital funcionen correctamente.

Cuando se realiza una radiografía, algunos rayos X se dispersan. Cuando el objeto radiografiado tiene un grosor de ≥10 cm (15 cm en los sistemas digitales), la dispersión se convierte en un problema, ya que provoca una exposición no deseada de la película de rayos X. Entre el animal y la película puede colocarse una rejilla, que es una placa fina formada por tiras finas de plomo y plástico alternadas, para reducir la exposición de la placa a los rayos X dispersos. La capacidad de una rejilla para eliminar la radiación dispersa se mide según la proporción de la rejilla. La proporción de la rejilla viene determinada por la altura de las tiras de plomo dividida por la distancia entre ellas. Una rejilla con una relación de 8:1 eliminará más radiación dispersa al exponer la película que una rejilla con una relación de 6:1 si ambas tienen el mismo número de líneas de plomo por centímetro.

El uso de la grabación digital está muy extendido, pero las imágenes radiográficas se han almacenado tradicionalmente, y algunas aún lo hacen, en películas especialmente optimizadas. Sin embargo, incluso la mejor película de haluro de plata es relativamente insensible a los rayos X. Por ello, la película de rayos X suele colocarse entre pantallas fosforescentes especialmente diseñadas (paneles compuestos por cristales microscópicos fosforescentes incrustados en una matriz de plástico que dirige la propagación de la luz fosforescente hacia la película). Estas pantallas son mucho más sensibles a los rayos X que la película. Cuando los rayos X inciden en un cristal, provocan su fosforescencia y la luz expone la película de forma secundaria. Este proceso de registro de la imagen de rayos X es mucho más eficaz que el empleo de una única película y reduce notablemente la exposición a la radiación del sujeto (a veces por un factor de 100 o más) y del operador. También reduce la cantidad de radiación dispersa que se registra en la imagen. Las pantallas y la película están contenidas en un casete a prueba de luz, que es transparente a los rayos X.

Las pantallas y la película deben ser compatibles con el espectro de emisión y la sensibilidad. Las películas producidas por una empresa no suelen ser óptimamente sensibles a las pantallas fabricadas por otra, y es desaconsejable mezclar marcas de pantallas y películas. Las combinaciones de pantalla y película vienen en distintas velocidades. Cuanto más grandes sean los cristales de una pantalla, más probabilidades tendrán de interactuar con los rayos X y mayor será la cantidad de luz producida. Por desgracia, los cristales más grandes también producen áreas de luz más grandes, lo que disminuye el detalle de la película. Asimismo, las películas con granos de haluro de plata más grandes son más sensible a la luz que crea la exposición, pero también se reduce el detalle o la resolución de la imagen final. Por lo tanto, las películas de grano fino se adaptan a las pantallas de cristal fino, lo que da lugar a imágenes muy detalladas que necesitan más radiación para producirse. Con las películas de grano grande y las pantallas de cristal grande ocurre lo contrario.

La velocidad de estas combinaciones se designa con un índice de 100-1600, donde 100 es relativamente lento pero con muy buen detalle y 1 600 muy rápido pero con detalle limitado. En veterinaria se suelen usar combinaciones de pantalla-película con velocidades de 200-800; los sistemas de 200 velocidades se utilizan para las partes pequeñas del cuerpo y para el esqueleto, mientras que los sistemas de 800 velocidades se utilizan para abdómenes grandes en pequeños animales y radiografías torácicas en grandes animales. La elección de la velocidad adecuada para un uso específico se basa no solo en el área que se va a radiografiar, sino también en la capacidad del equipo. Las máquinas de rayos X pequeñas y portátiles pueden utilizarse para las partes más grandes del cuerpo con una combinación rápida de película-pantalla, lo cual mejora sustancialmente la utilidad de estos equipos.

El uso de película radiográfica está desapareciendo, salvo para fines especiales, y es probable que la utilización de imágenes digitales provoque el cese de la producción de películas para la mayoría de los casos. Aunque los sistemas de imagen digital aún no han podido igualar a la película radiográfica en cuanto a resolución absoluta, suelen producir imágenes que tienen un contraste mucho mejor, lo que compensa la resolución ligeramente reducida, al aumentar la visibilidad de las estructuras en la imagen. Hoy en día es difícil encontrar casetes de película y pantallas para radiografía médica que los vendan los principales proveedores.

Cuarto oscuro

Para la captura de imágenes digitales, que es ahora el método habitual en la radiografía veterinaria, no se requiere un cuarto oscuro, por lo que no se tratarán. Para obtener información sobre los procedimientos en un cuarto oscuro, consúltese algún texto dedicado a la radiografía veterinaria.

Radiografía sin película para el diagnóstico por imagen en animales

Los sistemas de registro de imágenes desarrollados en los últimos 20 años no requieren el uso de películas, pantallas o productos químicos de revelado. Tienen varias ventajas sobre la radiografía convencional con película:

  1. Las radiografías no pueden perderse si se utilizan protecciones de datos adecuadas.

  2. No es necesario el almacenamiento de las películas, ni los requisitos ambientales y de espacio que conlleva.

  3. El proceso permite manipular y mejorar la imagen después de haberla grabado.

  4. Las imágenes se pueden transmitir electrónicamente a una ubicación remota para su interpretación inmediata.

  5. Las imágenes suelen estar disponibles más rápidamente, normalmente en 30 segundos.

  6. No es necesario un cuarto oscuro.

Estos sistemas se pueden dividir en dos categorías: la radiografía computarizada (RC), en la que una placa semiconductora contenida en un casete se expone de la manera habitual y luego se lee electrónicamente dentro de un lector especial que detecta la magnitud de la carga electrostática en cada uno de los elementos semiconductores dentro de la placa; y la radiografía digital directa (RD), en la que una matriz de centelleo de yoduro de cesio absorbe los rayos X y produce un pulso de luz detectado por un gran conjunto (millones) de elementos fotodiodos/transistores de silicona amorfa.

En ambos sistemas, la salida eléctrica de cada uno de los elementos detectores es proporcional al número de rayos X que inciden en el elemento detector y es matemáticamente cuantificable, de ahí el término "imágenes digitales". En ambos sistemas, los datos producidos son procesados por un ordenador, que genera la imagen en un monitor según un algoritmo de procesamiento previamente determinado y específico para la región radiografiada. Los algoritmos de procesamiento son fundamentales para el desarrollo de imágenes de diagnóstico. En muchos sistemas de visualización, el algoritmo puede modificarse para mejorar diversas características de la imagen. Las imágenes digitales se almacenan electrónicamente y están disponibles para cualquier ordenador con acceso a archivos de imágenes y un adecuado programa de visualización.

La diferencia entre ambos sistemas radica en que en la RC existe un paso intermedio de exponer las placas, que luego se colocan en un lector. Estas placas deben reemplazarse periódicamente debido al desgaste que se produce durante el proceso de lectura. También está la cuestión de si la imagen registrada por el lector es una representación exacta de la imagen real. La portabilidad de los casetes es una ventaja importante en situaciones prácticas en las que se producen imágenes radiográficas en diversos lugares. Además, los sistemas de RC siguen siendo bastante menos costosos que los sistemas de RD, excepto los más sencillos, y suelen tener una mayor capacidad de resolución, lo que puede ser importante para obtener imágenes de las partes anatómicas más pequeñas. Sin embargo, muchos de estos puntos fuertes son ahora igualados o superados por los sistemas de RD. Por estas razones, la gran mayoría de los sistemas digitales instalados en la actualidad son de la variedad de RD.

Los sistemas de RD son electrónicamente muy complejos y están sujetos a los mismos fallos que cualquier sistema electrónico complejo. Son especialmente sensibles a los golpes y a las interferencias electrónicas. No obstante, cuando se cuidan adecuadamente, los sistemas de RD resultan duraderos y fiables. No requieren la manipulación de la placa de grabación de imágenes, lo que reduce el desgaste del sistema. Son mucho más rápidos que los sistemas de RC y no requieren el paso intermedio de un dispositivo de lectura.

Se han desarrollado sistemas de RD que no requieren cables para conectar el detector con el ordenador que procesa los datos de la imagen. Los cables se han sustituido por una comunicación inalámbrica en frecuencias electromagnéticas específicas que no se vean interferidas por otros dispositivos electromagnéticos, como teléfonos móviles y equipos electrónicos. Aunque siguen siendo algo más caros que los sistemas que incorporan una conexión por cable entre el detector y el ordenador, estos sistemas son especialmente adecuados para su uso en las consultas ambulatorias equinas. Las imágenes también pueden enviarse al sistema de almacenamiento a través de una conexión inalámbrica.

La flexibilidad y la fiabilidad de los sistemas de radiografía digital, ya sean inalámbricos o por cable, han mejorado hasta el punto de que se utilizan universalmente en los departamentos de radiología humana, así como en la mayoría de los hospitales veterinarios. A medida que los sistemas de RD aumentan su capacidad, fiabilidad, facilidad de uso y resolución y disminuyen su coste, se espera que acaben sustituyendo tanto a los sistemas de RC como a los tradicionales de película. Aunque actualmente la RD todavía no puede igualar la resolución espacial de los sistemas de películas de velocidad estándar o de los sistemas de RC, los nuevos equipos están reduciendo estas diferencias. Esta baja resolución espacial se compensa en gran medida con una mejor resolución de contraste, que es más agradable a la vista Los sistemas digitales directos también se están convirtiendo en el sistema de imagen de elección para animales muy grandes, debido a su alto contraste inherente.

La llegada de la imagen digital ha propiciado el desarrollo de sistemas y formatos especiales de almacenamiento de imágenes. Los datos almacenados en los ordenadores deben protegerse contra pérdidas y deterioro. La pérdida de datos puede evitarse almacenando los mismos datos en diferentes ordenadores, en distintas ubicaciones geográficas y/o copiando los archivos en soportes de almacenamiento óptico que se guardan en un lugar seguro. La protección de los datos frente al deterioro es un tema más espinoso. Dado que las imágenes almacenadas en formato digital son fácilmente manipulables por diversos programas informáticos, es posible que se alteren (accidental o deliberadamente) para reflejar una situación diferente a la real. Por esta razón, muchos formatos de imágenes electrónicas no se reconocen como documentos legales y no se aceptan en un tribunal. Debido a esta posibilidad de alteración o abuso, se ha desarrollado un formato especial de imagen médica (Digital Imaging and Communication in Medicine [DICOM III]) que lo ha aprobado el American College of Roentgenology, el American College of Veterinary Radiology y otros, como formato estándar para la generación y el almacenamiento de imágenes médicas.

La característica clave del DICOM III es la presencia de un encabezado oculto en el archivo de imagen que registra todas las manipulaciones de la imagen o del encabezado cada vez que se guarda la imagen. El encabezado también contiene una gran cantidad de información sobre el paciente, así como de los factores de producción de la imagen, que deben especificarse antes de su creación. Esto hace que la manipulación accidental o maliciosa de la imagen sea mucho más fácil de rastrear. Otra ventaja aún más importante del formato DICOM III es que hace que las imágenes sean fácilmente transferibles a otros centros, para su interpretación o la derivación de pacientes. No debe adquirirse ningún sistema de imagen digital que no se ajuste a la norma DICOM III.

La portabilidad de las imágenes digitales y la rapidez y facilidad de uso de Internet han propiciado un acceso mucho mayor de los veterinarios a las habilidades de interpretación de los radiólogos y otros especialistas. A los especialistas se les consulta mucho más que antes. Esto tiene como efecto la mejora de la calidad de la práctica veterinaria en todo el mundo, no solo en el campo de la imagen, sino en muchas otras especialidades.

Una idea errónea asociada a la radiografía digital es que esta disminuye las necesidades de radiación para proporcionar una imagen diagnóstica. Aunque se han producido algunos avances en este sentido, la mayoría de los sistemas actuales de radiografía digital requieren esencialmente la misma cantidad de radiación que los que utilizan película. El sistema informático intentará reconstruir la imagen con el nivel adecuado de contraste y realce de los bordes; sin embargo, a pesar de esta mejora, las imágenes con pocos datos suelen carecer de detalles.

Una vez generadas las imágenes digitales, deben almacenarse. La práctica habitual es almacenar estas imágenes en el formato DICOM III en el disco duro de un ordenador utilizando un programa de sistemas de comunicación y archivo de imágenes (PACS). Estos programas almacenan las imágenes y proporcionan un programa de visualización capaz de mostrar el formato DICOM III. Muchos de estos sistemas también pueden integrarse en un sistema de historias clínicas electrónicas, para que las imágenes puedan incluirse directamente en la historia clínica del paciente. La mayoría de ellos también proporcionan herramientas para ayudar en la evaluación de las imágenes y en su distribución a otros centros o al propietario. Los sistemas PACS también permiten ver las imágenes simultáneamente en diferentes lugares, como durante la consulta con un radiólogo u otro especialista. Aunque el uso de un sistema PACS puede parecer un gasto innecesario, hacen que el almacenamiento de las imágenes digitales sea más seguro y sencillo, especialmente en las consultas en las que la radiografía se utiliza de forma rutinaria.

Sujeción del animal durante el diagnóstico por imagen

Los animales deben estar adecuadamente sujetos y posicionados para obtener imágenes radiográficas de calidad. La sujeción manual debe reducirse al mínimo, aunque el personal con ropa protectora adecuada puede sujetar manualmente a los animales. En algunos países, la sujeción manual no está permitida excepto por circunstancias explícitamente definidas. A menudo, la sedación o la anestesia de corta duración son necesarias y normalmente deseables si las circunstancias médicas lo permiten. La contención química disminuye la necesidad y la intensidad de la contención manual, lo que da lugar a menos radiografías deficientes o inaceptables y suele acortar el tiempo necesario para completar el examen. En muchos casos, los animales pueden sujetarse y colocarse utilizando sacos de arena, cinta adhesiva y almohadillas de espuma. Con algo de práctica, a menudo es posible completar el examen radiográfico en prácticamente el mismo tiempo en el que se podría haber realizado utilizando la sujeción manual, con la ventaja añadida de que el animal tiene menos probabilidades de herir al personal o a sí mismo.

El movimiento del animal también puede minimizarse disminuyendo el tiempo de exposición y maximizando los mA para conseguir los mAs necesarios para la región del cuerpo examinada. En algunos casos, pueden realizarse otros ajustes técnicos, como la elevación del kVp o el acortamiento de la distancia de la placa al foco. Sin embargo, los cambios importantes en la distancia de enfoque de la película probablemente causarán una grave degradación de la imagen. En la mayoría de los casos, es preferible inmovilizar químicamente al animal siempre que no exista una contraindicación médica.

Paradójicamente, el desarrollo de los sistemas de RD, que permiten visualizar las imágenes a los 30 segundos de su producción, ha provocado un aumento del número de imágenes radiográficas que se suelen producir en una sesión de diagnóstico por imagen. Dado que las imágenes no tienen que procesarse en un cuarto oscuro o a través de sistemas secundarios como en la RC, el personal suele intentar mejorar el posicionamiento del animal varias veces. En particular, en los casos en los que al animal se le está sujetando manualmente, hay un aumento proporcional de la exposición a la radiación tanto para el animal como para los operarios. Esto puede evitarse tomando unos segundos más para posicionar correctamente al animal para la primera imagen.

El posicionamiento apropiado también es importante para maximizar el contenido diagnóstico del examen de rayos X. En muchos casos, una posición o un examen radiográfico inadecuados pueden dar lugar a un diagnóstico erróneo o a la incapacidad de apreciar lesiones importantes. Quizás el mejor ejemplo de esto es la radiografía torácica. En los perros y en los gatos se recomiendan las radiografías en decúbito lateral derecho e izquierdo. Esto se hace porque la colocación del animal de lado da lugar a una rápida reubicación de los líquidos y a una atelectasia del pulmón inferior. El resultado es una compresión y un aumento de la opacidad radiográfica del pulmón dependiente. Este fenómeno puede oscurecer los nódulos de los tejidos blandos, a veces de tamaño considerable.

Análogamente, las lesiones que afectan al píloro pueden ser más evidentes en una exploración radiográfica lateral izquierda del abdomen que en una lateral derecha. Por esta razón, en la mayoría de los hospitales universitarios de veterinaria estadounidenses, de manera estándar se realiza un conjunto de tres vistas del abdomen.

Otro ejemplo de posicionamiento que afecta a la interpretación se produce cuando se evalúan las articulaciones coxofemorales en busca de displasia de cadera en perros. Si las patas están excesivamente flexionadas, los cuellos femorales aparecerán engrosados, simulando la producción de osteofitos y pudiendo llevar a un diagnóstico erróneo. La radiografía de la columna vertebral, sin la ayuda de anestesia en un animal paraparético o parapléjico agudo, puede dar lugar a la incapacidad para posicionar adecuadamente al animal para obtener una visibilidad óptima de las estructuras vertebrales, debido al dolor que produce dicha posición.

Seguridad radiológica durante el diagnóstico por imagen en animales

Los exámenes radiográficos deben realizarse cumpliendo los protocolos de seguridad radiológica. Los aparatos de diagnóstico por rayos X son potentes fuentes de radiación y, si se utilizan de forma inadecuada, pueden dar lugar a una exposición perjudicial para el personal a lo largo del tiempo. Los factores de exposición que se utilizan en los sistemas modernos de rayos X son mucho menores que los utilizados en el pasado, pero todavía pueden dar lugar a lesiones. Nunca es aceptable sujetar animales sin usar delantales y guantes impregnados de plomo, para disminuir la exposición de las manos y el cuerpo del personal a la radiación dispersa. Los guantes con plomo no deben utilizarse dentro del haz primario de la máquina de rayos X. Estos guantes y delantales reducen la exposición a la radiación de dispersión en un factor de ~1000, pero reducen la exposición al haz primario solo en un factor de ~10. Los protectores tiroideos se consideran obligatorios, debido a la extrema sensibilidad a la radiación de la glándula tiroides, y también se recomiendan los protectores oculares en forma de "gafas" de plástico impregnadas de plomo, especialmente cuando se radiografían animales grandes, porque las exposiciones utilizadas son a veces bastante altas y la orientación del haz es más probable que sea horizontal. Los estudios de las extremidades superiores, la columna cervical y el cráneo en los caballos son particularmente propensos a provocar una exposición sustancial de la parte superior del cuerpo y la cabeza a cualquier persona que sujete la película/detector o al caballo

La colimación adecuada del haz de rayos X es una parte importante e integral de la protección contra la radiación. Si el haz de rayos X se extiende más allá del animal, esa radiación contribuye a aumentar la radiación dispersa y la exposición del personal. Cualquier imagen en la que se exponga todo el campo del detector o de la película está probablemente subcolimada, a menos que el animal se extienda hasta los límites del detector.

Además, con los sistemas de radiografía digital, una cantidad excesiva de exposición fuera del sujeto puede dar lugar a una falsa interpretación de los datos por parte del algoritmo de reconstrucción y degradar sustancialmente la calidad de la imagen. Si esto ocurre, la exposición debe repetirse con una colimación adecuada para lograr una imagen aceptable. En la mayoría de los casos, el haz de rayos X debe colimarse a ~1 cm fuera de los límites del sujeto para proporcionar una calidad de imagen óptima y protección radiológica para el personal. La colimación adecuada del haz de rayos X no puede reemplazarse por el uso de la herramienta de recorte de imágenes disponible en la mayoría de los sistemas de software utilizados para producir imágenes digitales. Esta es una herramienta de posprocesamiento y no afecta a la calidad de la imagen ni a la reconstrucción. Además, esta herramienta nunca debe usarse para recortar ninguna anatomía del paciente capturada por la exposición inicial y la reconstrucción.

Las mujeres embarazadas y el personal <18 años de edad deben abstenerse de participar directamente en la toma de imágenes radiográficas, siempre que sea posible. Si una mujer embarazada participa directamente en la toma de radiografías, debe llevar un delantal que rodee completamente su abdomen.

Aunque las autoridades federales y estatales han establecido límites máximos para la exposición a la radiación de las extremidades y el cuerpo para el personal expuesto, siempre debe respetarse el principio de "tan bajo como sea razonablemente posible" (ALARA, por sus siglas en inglés). Los límites fijados actualmente permiten que la exposición profesional de todo el cuerpo sea aproximadamente la misma que la que se produce a partir de fuentes ambientales. Sin embargo, en muchos hospitales de enseñanza veterinaria con gran cantidad de casos radiográficos, la exposición ocupacional se mantiene en <10 % de los valores permitidos, mediante el uso de equipos de protección y técnicas radiográficas adecuadas. No hay razón para que los veterinarios o los técnicos en la práctica privada reciban exposiciones que se aproximen a los límites permitidos, a menos que estén muy involucrados en radiografías intervencionistas especializadas.

Los individuos que participan en la realización de radiografías deben llevar un marcador para controlar la exposición a la radiación. Es esencial identificar y corregir las condiciones que pueden dar lugar a una excesiva exposición del personal a la radiación. La supervisión de la exposición también proporciona pruebas del cumplimiento adecuado de las normas de seguridad radiológica, en caso de que surjan dudas sobre si los problemas médicos de un empleado podrían estar relacionados con la exposición a la radiación. Varias empresas proporcionan este servicio por una tarifa relativamente baja.

Interpretación de imágenes radiográficas de los animales

Las imágenes radiográficas son complejas representaciones bidimensionales de sujetos tridimensionales que se generan en un formato poco conocido. Se requiere una gran experiencia y atención al detalle para dominar la interpretación. El inicio de la interpretación radiológica es el estudio adecuado de la posición y la exposición. Los estudios mal posicionados o inconsistentes son difíciles de interpretar, y una técnica inadecuada disminuye aún más la cantidad de información interpretable de la radiografía.

Aunque la experiencia favorece la interpretación, el uso consciente de un enfoque sistemático para la evaluación de la imagen mejorará la capacidad de lectura, incluso para personas muy experimentadas, y garantizará que no se pasen por alto lesiones en zonas que no son de interés primario o que están cerca del borde de la imagen. Sin embargo, muchos estudios han demostrado que la experiencia es el mejor maestro con respecto a la evaluación de las radiografías. Por lo tanto, aunque con el tiempo cualquier operario se volverá más experto en la interpretación de imágenes, aquellos que interpretan un gran número de imágenes serán los más competentes.

Incluso las personas competentes pueden pasar por alto lesiones que les resultan desconocidas, o las llamadas "lesiones por omisión". Una lesión por omisión es aquella en la que falta una estructura u órgano por lo general representado en la imagen. Un buen ejemplo de esto es la ausencia de un riñón o del bazo en una radiografía abdominal. Por lo tanto, es muy importante prestar especial atención a la evaluación sistemática de la imagen. Quizás sea mejor comenzar la interpretación de la imagen en un área que no sea de interés primordial. Por ejemplo, cuando se evalúa el tórax de un animal con un soplo cardiaco, se debe evaluar primero la columna vertebral y el esqueleto, porque si se identifica una lesión importante para el corazón, es posible que no se examinen las estructuras esqueléticas.

Es esencialmente imposible evaluar las radiografías sin un sesgo preexistente como resultado del conocimiento del historial, los hallazgos de la exploración física y los resultados de laboratorio realizados previamente. Este sesgo puede promover fácilmente una subvaloración de la imagen, al centrarse solo en el área de interés asociada con el sesgo. Aun así, es cierto que este conocimiento del historial y la señalización son necesarios para lograr una interpretación coherente y precisa de los estudios radiográficos.

La interpretación de las imágenes radiográficas depende del conocimiento riguroso de la anatomía y de la comprensión de la patología de la enfermedad. Los cambios anatómicos, como el tamaño, la forma, la localización/posición, la opacidad y la nitidez de los márgenes representan la base de la interpretación radiográfica. Además, debe evaluarse el grado de cambio, ya sea generalizado en todo un órgano o asociado a otras anomalías. La presencia de lesiones que no afectan a la totalidad de un órgano, como el agrandamiento focal del hígado o la opacificación focal del campo pulmonar, sugieren una enfermedad localizada, como tumores o infecciones bacterianas. Por el contrario, las lesiones que causan cambios generalizados en un órgano como el hígado o los riñones son más indicativas de una enfermedad sistémica, como infecciones virales o toxicidades. Las combinaciones de lesiones en diferentes localizaciones u órganos también ayudan a reducir el diagnóstico potencial. La atención cuidadosa a los principios básicos de interpretación y el uso de un enfoque sistemático proporcionarán resultados que no se aprecian fácilmente en el examen inicial.

Una vez identificadas todas las lesiones del estudio, se puede formular la causa para esas lesiones. Se obtiene la cantidad máxima de información del estudio radiográfico cuando la interpretación se lleva a cabo teniendo en cuenta toda la información clínica y clinicopatológica disponible. De esta manera, es más probable que pueda determinarse la causa del estado del animal. Sin embargo, muchas enfermedades pueden causar lesiones radiográficas similares, y las radiografías deben interpretarse a la luz de todas las lesiones presentes y no basándose en una única lesión, si están presentes múltiples anomalías. En muchos casos, es apropiado y aconsejable buscar la opinión de un radiólogo para la interpretación de las imágenes radiográficas, especialmente a medida que proliferan el número de estudios radiográficos disponibles y los diagnósticos potenciales.

Procedimientos de contraste en animales

La exposición radiográfica de la película por sí sola carece de contraste suficiente para evaluar muchas estructuras; por lo tanto, los procedimientos de contraste se usan para aumentar el contraste natural de los órganos y las lesiones, para separarlos de los tejidos circundantes. Esto todavía es cierto en la era de la imagen digital. Los procedimientos de contraste se desarrollaron para aumentar el contraste nativo de los órganos y las lesiones y para evaluar la función de algunos órganos, como el tracto GI.

Los medios de contraste son compuestos radiopacos que tienen una toxicidad extremadamente baja, aunque se observan alteraciones hemodinámicas bien reconocidas después de la administración de agentes de contraste por vía IV. Estos consisten principalmente en una hipotensión refleja seguida de una hipertensión leve de rebote. En casos extremos, la hipotensión puede conducir al colapso vascular e incluso a la anafilaxia. Se cree que este efecto está asociado principalmente a la naturaleza hipertónica de los agentes de contraste iónicos y es notablemente menos evidente cuando se usan agentes no iónicos modernos (de baja osmolaridad). Por esta razón, los agentes no iónicos han reemplazado casi por completo a los agentes iónicos como material de contraste por vía IV.

Los agentes de contraste por vía IV e intraarterial aumentan la opacidad de la sangre y hacen visibles las estructuras vasculares. Los medios de contraste se eliminan principalmente por los riñones, haciendo visible el sistema colector del tracto urinario. Los fármacos administrados oralmente, principalmente los compuestos de sulfato de bario, delimitan la mucosa y la luz del tracto GI. Los agentes de contraste intratecales también están basados en el yodo y permiten la evaluación de la médula espinal y las meninges.

Muchos de estos procedimientos de contraste se han sustituido por los procedimientos de imagen modernos, pero muchos de ellos siguen siendo la mejor manera de obtener imágenes de las estructuras para las que están diseñados y no deben olvidarse cuando los procedimientos de imagen modernos son insuficientes. Muchos procedimientos de contraste no requieren un equipo especial y pueden realizarse en la consulta veterinaria habitual, pero la interpretación la realiza mejor alguien con amplia experiencia y formación en la interpretación de imágenes radiográficas.

Telerradiología

Internet ha tenido un gran impacto en el uso de la radiología en la práctica veterinaria. Dado que todas las imágenes son o pueden convertirse en digitales de un modo u otro, es posible enviar imágenes de cualquier modalidad usando la utilidad de transferencia DICOM III u otro formato de imagen estándar, como JPEG, a un radiólogo para que las interprete y obtenga un informe en cuestión de minutos o de pocas horas. Anteriormente, cuando las películas debían enviarse por correo, llevaba días. Esto ha hecho posible consultar a un radiólogo incluso en casos de urgencia. A medida que el ámbito de la práctica veterinaria se amplia, muchos veterinarios generalistas quieren contar con el respaldo de un radiólogo para la interpretación de las imágenes radiográficas. En la actualidad, más de la mitad de los radiólogos certificados practican la telerradiología en una u otra medida, y muchos son exclusivamente telerradiólogos. Todavía quedan algunas cuestiones por resolver en lo que respecta a la acreditación de este tipo de práctica, pero está creciendo rápidamente. Para obtener más información, comuníquese con el American College of Veterinary Radiology.

Para más información