En la TC, un tubo de rayos X se mueve por todo el cuerpo y proyecta continuamente una delgada corriente de rayos X a través del cuerpo. Los detectores electrónicos situados frente al tubo controlan continuamente el número de rayos X que atraviesan el cuerpo y el ángulo con el que se proyecta el haz. El número de rayos X que llegan al detector varía cuando el haz pasa por diferentes tejidos, debido al movimiento del tubo. Un ordenador evalúa matemáticamente los datos y determina la densidad más probable de cualquier punto del interior del volumen del tejido explorado. La densidad se suele medir en términos de unidades Hounsfield, que dividen todo el espectro de densidades posibles en 4000 niveles que van desde un valor de –1000 a +3000. Se considera que el aire tiene un valor de –1000, el agua está en 0 y el plomo o algún otro metal pesado está en +3000.
Dado que estas unidades representan el grado de atenuación del haz de rayos X, la imagen generada es realmente un mapa de atenuación, que se muestra en el monitor y se guarda en el ordenador como un archivo digital. En conjunto, todos los puntos de atenuación forman una imagen de la sección transversal de la parte del cuerpo por la que pasa el haz. Esta imagen tomográfica se suele denominar corte, y cada uno de los puntos de atenuación individuales en la imagen se conoce como vóxel (elemento de volumen).
A continuación, el animal se desplaza un número determinado de milímetros y se repite el proceso. Mediante un examen secuencial del cuerpo, todo el volumen de interés puede visualizarse sin ninguna superposición de estructuras. La TC también tiene mejor diferenciación de contraste que las radiografías estándar, por eso estructuras como partes individuales del cerebro o partes internas del músculo se observan como partes separadas y distintas en la exploración tomográfica. Con frecuencia, para mejorar aún más el contraste entre las estructuras y ayudar a caracterizar las lesiones, se utiliza el mismo medio de contraste utilizado para realzar las estructuras en las imágenes planas de rayos X.
Cortesía del Dr. Jimmy Lattimer.
Los modernos escáneres de TC multicorte pueden captar hasta 620 imágenes transversales a la vez; cada rotación puede ser muy corta, hasta de ¼ de segundo. Estos sistemas son capaces de realizar una rotación continua (exploración helicoidal o en espiral), en la que el movimiento del paciente a través del escáner se produce al mismo tiempo que la rotación del escáner. Estos sistemas pueden realizar una exploración completa del abdomen o el tórax en ~10 segundos y, con un control adecuado basado en el ECG, pueden proporcionar imágenes de TC de un corazón que late durante todas las fases del ciclo cardiaco. El tiempo de reconstrucción de la imagen es corto, y todo el estudio puede completarse en menos tiempo del que se necesitaba para adquirir una sola imagen hace 25 años. Esta mayor rapidez y flexibilidad ha traído consigo una proliferación del número de imágenes producidas en un solo examen. A mediados de la década de 1980, para realizar una TC del cráneo de un perro pequeño se necesitaba más de 1 hora para obtener una docena de imágenes de baja resolución. Hoy en día, un examen de 10-15 minutos usando un escáner de 64 cortes suele generar más de 5000 imágenes.
Muchos consultorios veterinarios de referencia y algunos consultorios generales tienen instalados escáneres de 8 a 64 cortes, y la exploración real lleva menos tiempo del que se tarda en colocar al animal en la mesa de exploración. Incluso con sistemas tan extraordinariamente rápidos, a los pacientes veterinarios se les debe anestesiar e inmovilizar para realizar la mayoría de los estudios, pero el periodo de anestesia es corto y el valor y el volumen de la información obtenida son elevados. Aunque se han publicado estudios en los que se obtuvieron imágenes de animales totalmente despiertos o mínimamente sedados, las exploraciones realizadas de esta manera carecen de posicionamiento controlado y reflejan el movimiento, por lo que son difíciles de interpretar. Este tipo de estudio debe reservarse para los casos en los que la conciencia del animal está muy disminuida debido a la enfermedad o para los raros casos en los que la sedación alteraría significativamente el estado de los tejidos (como un intento de evaluar el efecto de una intervención farmacológica en un gato asmático).
Cortesía del Dr. Jimmy Lattimer.
Los sistemas de TC se están instalando ahora en consultorios equinos privados y académicos para ayudar a evaluar enfermedades del cráneo. Estos son sistemas de pie en los que se coloca a un caballo sedado en un dispositivo de sujeción y, en lugar de mover al paciente, se mueve el pórtico de la TC. Aunque se trata de un uso limitado y costoso de la TC, algunas consultas creen que el valor de la información derivada merece la pena. La mayoría de las exploraciones por TC en caballos se siguen realizando en pacientes anestesiados, pero se están desarrollando sistemas que permitirían realizar exploraciones con TC en todas las zonas anatómicas de los animales grandes con los pacientes de pie. Estos sistemas pueden revolucionar la obtención de imágenes de las extremidades de los équidos cuando estén disponibles. Las imágenes por TC de la extremidad equina son muy superiores a las radiografías en cuanto a su capacidad para detectar y localizar lesiones, tanto óseas como de tejidos blandos. Lamentablemente, todavía no existen escáneres capaces de explorar el abdomen o el tórax de los caballos adultos. Si se dispusiera de estos sistemas, es probable que la TC se convirtiera rápidamente en la modalidad de imagen de elección para estas zonas en los caballos.
Como en la radiografía convencional, el uso de agentes de contraste no iónicos puede mejorar notablemente la precisión diagnóstica y la sensibilidad de la TC. Para los estudios vasculares, la dosis de contraste es también sustancialmente menor que la utilizada en la angiografía radiográfica convencional. La utilidad de la intensificación del contraste en las imágenes de TC es tan importante que casi todos los estudios de TC veterinarios de las estructuras de los tejidos blandos, como el cerebro o los órganos abdominales, se potencian con contraste. Esto es diferente a la medicina humana, en la que muchos exámenes de TC se realizan sin contraste porque la exploración se realiza para responder preguntas específicas que no requieren el uso de contraste. La obtención de una imagen con contraste después de un estudio sin contraste permite comparar las dos imágenes para comprender los cambios hemodinámicos y fisiológicos presentes.
Los algoritmos modernos de reconstrucción ofrecen opciones de reformateo para generar imágenes en planos ortogonales a la imagen axial (transversal) original, y también imágenes oblicuas reformateadas en prácticamente cualquier plano, así como la reconstrucción tridimensional de estructuras con una densidad determinada. Los huesos pueden representarse sin los tejidos blandos que los recubren, y las estructuras vasculares que se han realzado por el contraste pueden representarse sin ningún tejido que las recubra. Los nuevos escáneres pueden producir imágenes de los vasos que rivalizan con las obtenidas con angiografía de contraste convencional. Estas imágenes se pueden mostrar como una imagen giratoria que se puede examinar desde cualquier ángulo. Aunque el propio escáner de TC no disponga de este tipo de software, muchos sistemas de visualización de imágenes optimizados para evaluar las exploraciones de TC también incluyen habitualmente software para generar estas imágenes.
Cortesía del Dr. Jimmy Lattimer.
Además de algunos de los procedimientos de imagen exclusivos de la TC, esta modalidad está reemplazando a la radiografía convencional para la evaluación de algunas estructuras y enfermedades evaluadas tradicionalmente por radiografía. Las TC del cráneo de cualquier especie son mucho más informativas y diagnósticas que cualquier radiografía convencional porque la compleja anatomía del cráneo, que da lugar a un patrón de estructuras superpuestas en una radiografía, se simplifica enormemente en una TC, lo que hace que el diagnóstico sea mucho más específico y preciso y mejora los resultados del tratamiento. La principal excepción a esto es la radiografía dental, para la cual la resolución espacial y de contraste de las imágenes radiográficas no tiene rival.
La TC casi ha reemplazado a la mielografía para la evaluación de la enfermedad de la médula espinal debido a su mayor seguridad y velocidad, así como a la posibilidad de obtener imágenes directamente de los discos y las vértebras. Sin embargo, este uso de la imagen por TC está siendo cuestionado por la RM. La TC también está recibiendo mucha atención como procedimiento para la evaluación de los pulmones y otras áreas anatómicas en busca de evidencia de metástasis a distancia en pacientes con cáncer. Las lesiones metastásicas en el pulmón de pequeño tamaño son mucho más evidentes en la TC que en las radiografías convencionales. Si se realiza una TC después de la detección de lesiones metastásicas en las radiografías, la TC casi siempre encontrará más nódulos de los que son evidentes en las imágenes radiográficas.
La TC también se usa para guiar la obtención de la biopsia y el aspirado de muestras de muchas áreas del cuerpo, incluidos los pulmones, la columna vertebral y el cerebro, a las que no se puede acceder mediante ecografía u otras modalidades de imagen. La TC también puede utilizarse para realizar el tratamiento guiado por imágenes de algunas enfermedades, como la ablación por radiofrecuencia de los nódulos tumorales en el hígado. Este tratamiento guiado por imágenes evita la necesidad de un procedimiento quirúrgico, lo que reduce el impacto del tratamiento en el paciente.
Los exámenes de TC se usan para detectar cambios estructurales profundos dentro del cuerpo, incluso tumores, abscesos, anomalías vasculares, fracturas ocultas y hematomas. Los escáneres modernos de alta velocidad también se usan para evaluar procesos fisiológicos dinámicos como el flujo sanguíneo, los cambios en el volumen respiratorio, la función cardiaca y la dinámica intestinal. El radiólogo debe tener sólidos conocimientos de anatomía y fisiología, para identificar las estructuras en cualquier plano a través del cuerpo y evaluar los cambios en su anatomía y/o fisiología. El conocimiento de los artefactos también es importante en la evaluación de las TC. Se requiere un amplio estudio, experiencia y formación para convertirse en un experto en la realización de procedimientos de TC y obtener la máxima información de las imágenes. Los técnicos que manejan escáneres de TC deben estar específicamente formados y tener experiencia en su uso para proporcionar los estudios de mejor calidad posible para una máquina determinada.
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