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Citología

PorTrevor J. Whitbread, BVSc, DECVP, Abbey Veterinary Services/NationWide Laboraties
Revisado/Modificado jun 2015

La citología es una herramienta clínica útil para la investigación de procesos patológicos, y las técnicas y su interpretación se han convertido en una disciplina completa. Esta discusión es una guía breve que permite a los profesionales preparar muestras y realizar una interpretación básica. Aunque se refiere principalmente a pequeños animales, los principios básicos también son aplicables a todas las especies.

La citología debe considerarse una guía. Las características de las células pueden no ser suficientes en muchos casos para emitir un diagnóstico definitivo o indicar el probable comportamiento de la lesión. Estos pueden requerir el examen de la arquitectura general del tejido, para lo cual la citología no es apropiada. Si se considera una terapia compleja, costosa o potencialmente mortal, el diagnóstico debería, si es posible, confirmarse por histología.

Técnicas

La interpretación citológica completa requiere una muestra de buena calidad. Una minoría sustancial de las muestras recolectadas por los clínicos no son aptas para una interpretación completa. La técnica parece simple, pero la obtención consistente de muestras de buena calidad requiere práctica. Si las muestras se envían a un laboratorio para su interpretación, se recomienda enviar más de una. Además, la tinción y el examen de una de las preparaciones ayuda a valorar la calidad de las muestras colectadas y a realizar un diagnóstico provisional. Esto requiere una buena técnica de tinción y un microscopio de buena calidad con una variedad de objetivos, incluido el aceite de inmersión.

Tinción:

Las tinciones y las técnicas utilizadas para las preparaciones de citología en un entorno práctico son las mismas que se utilizan para las preparaciones hematológicas. Las tinciones tradicionales para las preparaciones citológicas son la tinción de Wright modificada (Wright-Giemsa) y la de May-Grünwald Giemsa. En los últimos años se han desarrollado tinciones rápidas de Romanowsky de buena calidad para citología y hematología y, se utilizan a menudo en los laboratorios de diagnóstico veterinario. Se han desarrollado diferentes marcas comerciales de tinción rápida, por lo que se recomienda probar varios productos para ver qué tinción se adapta mejor a la práctica. La mala preparación no siempre es culpa del técnico que realiza la recolección; los colorantes pueden ser el problema. Los colorantes se deterioran con el uso y requieren una renovación regular. Para ajustar el color puede devolverse el portaobjetos teñido al colorante para que el color sea más intenso, o si se tiñe demasiado se puede retirar algo de colorante sumergiendo el portaobjetos en alcohol. Las preparaciones citológicas fijadas en formol deben teñirse con tinción de H&E o de Papanicolaou. Si las muestras se envían a un laboratorio externo para su interpretación, en el formulario de envío se debe indicar que se ha añadido formol.

Aspiración con aguja fina:

El objetivo de la aspiración con aguja fina es obtener una alta celularidad con un mínimo de daño artefactual o contaminación sanguínea. El kit de muestreo básico consta de agujas de calibre 21 y 25 G y jeringas de 3, 5 y 10 mL. La técnica precisa y la elección del equipo dependen de las características de la lesión y de la posible contaminación sanguínea.

La técnica básica utiliza una aguja de calibre 25 G y una jeringa de 10 mL. La aguja se inserta en la lesión y se redirige repetidamente para tomar muestras de varias áreas mientras se aplica vacío en la jeringa. El vacío se libera antes de retirar la aguja. Si se continúa succionando durante la extracción, la muestra puede entrar en la jeringa violentamente y se produce la rotura celular. El tamaño de la muestra suele ser muy pequeño y debe estar presente dentro del lumen de la aguja y no en la jeringa. Una vez obtenida la muestra, se retira la jeringa, se llena de aire, se vuelve a colocar y se deposita suavemente sobre un portaobjetos de vidrio limpio y seco. La excesiva presión de la muestra con la jeringa puede romper las células. Se coloca otro portaobjetos encima de la muestra y se extiende en forma de monocapa. No se debe aplicar presión adicional, ya que también puede causar la rotura de las células. Las áreas más gruesas no son preocupantes, ya que los bordes serán lo suficientemente delgados como para examinar las células individualmente no superpuestas. La muestra debe secarse al aire lo más rápido posible para reducir los efectos de retracción. Se puede utilizar un secador de pelo para este fin, pero evitando calentar la muestra.

Esta técnica se puede adaptar a diferentes situaciones. Si la contaminación sanguínea es un problema, se puede reducir el tamaño de la jeringa y la succión o retirar la jeringa por completo. Esto es particularmente un problema con la aspiración de médula ósea, pero es común en todas las muestras para citología, y se cree que se debe a la excesiva presión ejercida con la jeringa. Si la contaminación sanguínea es inevitable, la sangre puede centrifugarse. Sin embargo, si la muestra se fricciona directamente, se debe examinar el borde porque aquí es donde las células más pesadas tienden a congregarse. La contaminación sanguínea a menudo se puede reducir con el uso de una aguja muy fina (25 G), aumentando la posibilidad de recoger suficientes células para la interpretación.

Una técnica alternativa utiliza una aguja sin jeringa. No se ha demostrado ninguna diferencia en la recolección de células entre estas dos técnicas. La aguja se inserta sin la jeringa y se redirige repetidamente para muestrear diferentes profundidades y direcciones dentro de la lesión. Las células se desprenden del borde cortante de la aguja y entran en el interior de la aguja por capilaridad. Después de retirar la aguja, se vuelve a colocar la jeringa que contiene aire y se extrae suavemente la muestra. Esta técnica también es particularmente útil para tomar muestras de células frágiles, como las células linfoides de los nódulos linfáticos. Se obtiene una recolección de células mucho mejor de las lesiones esplénicas con esta técnica que aplicando succión. Además, existe una mayor sensibilidad en la colocación de la aguja, lo cual es especialmente útil para lesiones pequeñas.

Ciertos tejidos tienden a producir una colección de células muy baja. Estos suelen estar compuestos por células mesenquimales (tejido conectivo) que se adhieren fuertemente entre sí y, por tanto, no se exfolian fácilmente. Para estas lesiones, puede ser necesaria una aguja de mayor calibre y una mayor succión. Sin embargo, una aguja con un calibre >21 G proporciona un núcleo tisular más adecuado para la interpretación histológica que la citología.

Improntas:

Las improntas se utilizan a menudo para lesiones superficiales ulceradas. Son de valor limitado, porque solo suelen tomar muestras de exudado inflamatorio superficial, y rara vez incluyen células de tejidos más profundos. El uso de esta técnica mejora en el momento de la biopsia, ya que permite una valoración inmediata de la lesión antes de la fijación y el procesamiento de la muestra de tejido. La superficie de corte de la muestra se seca varias veces para retirar sangre y suero de la superficie, y luego sobre la superficie seca se sobrepone un portaobjetos limpio y seco ejerciendo una presión leve. Se pueden preparar varias áreas en un solo portaobjetos. Las preparaciones deben secarse al aire rápidamente y luego teñirse.

Evaluación de fluidos corporales:

Una vez que se obtiene un fluido corporal (p. ej., orina, líquido pleural o peritoneal), el mejor método para concentrar las células sería utilizar una citospina. Sin embargo, pocos laboratorios tienen acceso a una citospina, por lo que la centrifugación de la muestra es el método habitual para la concentración celular. Una vez que se ha preparado el portaobjetos, se debe secar rápidamente al aire antes de teñirlo.

Si el líquido se va a enviar a un laboratorio, agregar unas gotas de formol (a concentración no crítica) ayuda a preservar las células y prevenir el crecimiento excesivo de bacterias durante el tránsito. El sobrecrecimiento bacteriano severo oscurece las células, y sus productos metabólicos tienden a destruir las células en las preparaciones citológicas. Esto es particularmente útil para el líquido de lavado broncoalveolar y la orina, que contienen a menudo agentes infecciosos y son propensos a contaminar las muestras. No obstante, el laboratorio debe tener conocimiento de la presencia de formol, en cuyo caso no pueden utilizarse tinciones habituales de Romanowsky. A menudo se recomienda la adición de EDTA para ayudar a preservar las muestras citológicas, pero el efecto es mínimo.

Las células en las muestras de LCR se degeneran muy rápidamente y suelen estar presentes en cantidades muy bajas. Para el examen del LCR es casi esencial el uso de una citospina; por lo general, solo puede lograrse en un laboratorio de referencia. La adición de unas gotas de formol al 10 % preserva muy bien las células en el LCR durante el tránsito.

Interpretación de las muestras citológicas

La interpretación de la citología puede guiarse por un algoritmo que también cubre las preguntas frecuentes de los clínicos. Desde un punto de vista clínico, a menudo no es necesario completar todas las etapas de este algoritmo. Por ejemplo, una simple diferenciación entre inflamación y neoplasia puede ser suficiente para permitir una decisión sobre la siguiente etapa del tratamiento del caso. La interpretación citológica completa puede precisar los servicios de un laboratorio externo, y para llegar a un diagnóstico definitivo a menudo se requiere histopatología. Algunas lesiones no pueden diagnosticarse de forma definitiva mediante citología. En caso de duda o si la interpretación citológica no se correlaciona con el cuadro clínico, la histología es esencial para la interpretación. Se indica la biopsia siempre que el diagnóstico sea dudoso.

Algoritmo de citología

Algoritmo para interpretar muestras citológicas.

Inflamación:

El reconocimiento de las células inflamatorias básicas (neutrófilos, eosinófilos, linfocitos, macrófagos y células plasmáticas) es esencial para la interpretación de las muestras citológicas. Algunos tumores contienen un gran número de células inflamatorias, pero es raro, incluso cuando hay necrosis tumoral. La presencia solo de células inflamatorias en una muestra suele indicar una lesión inflamatoria primaria. La ulceración produce inflamación en la superficie de las lesiones neoplásicas, pero incluso en este caso las células inflamatorias no se extienden profundamente dentro de la lesión neoplásica. Sin embargo, un pequeño porcentaje de tumores de mastocitos están compuestos casi en su totalidad por inflamación, hemorragia y edema con un escaso número de mastocitos. Estos pueden ser difíciles de identificar incluso por histología.

Neutrófilos:

Estas son las primeras células en llegar a un área de inflamación, y continúan siendo atraídas hacia el lugar de lesión mientras dure el estímulo inflamatorio. Un gran número de neutrófilos indica inflamación aguda y a menudo se acompaña de un número menor de macrófagos. Este patrón suele estar causado por una infección o una reacción a un cuerpo extraño, incluidas las reacciones forunculosas dirigidas contra el pelo y la queratina incrustada en el tejido blando. Si los fluidos no se examinan de inmediato, si hay bacterias presentes comenzarán a proliferar, aunque la fagocitosis de las bacterias no se produce después del muestreo. Por tanto, si las bacterias son verdaderamente patógenas, deberían estar dentro del citoplasma de las células fagocitarias. El citoplasma de las células puede contener eritrocitos, restos tisulares o material extraño.

Macrófagos:

Los macrófagos llegan a un lugar de la inflamación en 2-3 h y no necesariamente son indicadores de cronicidad, aunque a menudo aumentan con el tiempo. Fagocitan bacterias y también estructuras más grandes, como hongos, restos celulares y material extraño. Estas células se asocian a menudo con destrucción tisular.

Los macrófagos provienen de los monocitos circulantes y presentan una morfología variable. En el tejido, el citoplasma se agranda mucho con el tiempo y por lo general se vacuoliza. Los núcleos se redondean. Si un macrófago presenta vacuolización o fagocitosis, a menudo se describe como activado. Pueden ser multinucleados, especialmente con reacciones a cuerpos extraños y en lesiones de larga duración. En determinadas circunstancias, pueden volverse epitelioides. Estas células tienen núcleos ovalados o redondeados con nucléolos pequeños, a menudo indiferenciados. Su citoplasma se expande pero se tiñe uniformemente y no se vacuoliza. Pueden parecer células epiteliales, y se debe tener mucho cuidado al interpretar dichas células. Sin embargo, normalmente no forman grupos, lo cual es un factor clave en la diferenciación de las células epiteliales.

Los macrófagos casi siempre se observan en el líquido de lavado broncoalveolar (provienen de los alvéolos) y los fluidos de las cavidades corporales (parte del proceso de modificación), las articulaciones (componente normal pero aumentado en la enfermedad) y los contenidos de quistes (reacción inespecífica).

Eosinófilos:

Los eosinófilos tienen núcleos segmentados y gránulos citoplasmáticos eosinofílicos. Varían ligeramente entre especies y suelen ser un poco más grandes que los neutrófilos. En las preparaciones citológicas, en ocasiones puede ser difícil distinguir los eosinófilos mal teñidos de los neutrófilos, ya que los gránulos pueden volverse indistinguibles y el citoplasma de los neutrófilos en degeneración se vuelve más ácido, lo que da una reacción de tinción más eosinofílica. A menudo se asocian con mastocitos. Los eosinófilos se asocian con alergias y también destacan en las enfermedades parasitarias, las infecciones víricas cutáneas superficiales en gatos y las infecciones fúngicas. Son el tipo de célula predominante en afecciones eosinofílicas específicas como el granuloma eosinofílico en los gatos (raramente en los perros), la foliculitis eosinofílica canina y la forunculosis y el granuloma colagenolítico eosinofílico en caballos. Algunos casos de mastocitomas cutáneos caninos presentan una proporción muy alta de eosinófilos y muy pocos mastocitos (<5 % de los casos).

De las especies veterinarias más comúnmente encontradas, los conejos y las cobayas tienen células inflamatorias equivalentes a los neutrófilos de otras especies, pero presentan gránulos citoplasmáticos eosinofílicos. Estos se denominan heterófilos. Pueden ser difíciles de distinguir de los eosinófilos. El equivalente celular a los neutrófilos en aves y reptiles también son los heterófilos con gránulos eosinofílicos.

Linfocitos:

Los linfocitos suelen ser pequeños con muy poco citoplasma y cromatina densa sin nucléolos. Los núcleos casi redondos son similares en tamaño a los eritrocitos. Los eritrocitos están a menudo presentes en las preparaciones citológicas, donde pueden usarse a modo de escala comparativa y absoluta. Los eritrocitos varían ligeramente según la especie; en los perros, los eritrocitos miden ~7 micrones de diámetro. Los linfocitos medianos y grandes, que tienen un patrón de cromatina ligeramente escotado y más citoplasma, también se pueden ver en procesos inflamatorios. Junto con las células plasmáticas, los linfocitos forman parte de la respuesta inflamatoria crónica, y tienden a llegar al tejido unos días después del comienzo de la inflamación aguda. Sin embargo, no son específicos para un estímulo en particular, y en su mayoría son linfocitos pequeños. Si la mayoría de los linfocitos son de mediano o gran tamaño, existe la posibilidad de linfoma. Sin embargo, incluso las células linfoblásticas grandes pueden verse en números reducidos en procesos inflamatorios. Los linfocitos normales y reactivos en los fluidos corporales a menudo parecen más grandes que las mismas células de los tejidos blandos.

Células multinucleadas:

Estas células son grandes y presentan mayor número de núcleos, con uno a tres pequeños nucléolos y citoplasma vacuolado. Se desarrollan a partir de los macrófagos (véase anteriormente) y aparecen de forma tardía en el curso de la inflamación. El citoplasma debe examinarse para detectar la presencia de organismos fúngicos y material extraño. Las células multinucleadas se suelen ver en pequeñas cantidades conjuntamente con otras células inflamatorias como parte de una reacción granulomatosa. Las células multinucleadas son mucho menos específicas en aves y reptiles, en los que son comunes en muchas lesiones inflamatorias focales, independientemente de la causa, y pueden aparecer muy tempranamente en el proceso inflamatorio.

Fibroblastos:

Los fibroblastos no son células inflamatorias, pero a menudo se asocian con inflamación. Los fibroblastos proliferarán como parte de la reacción de reparación asociada con cualquier daño tisular y aparecerán en una lesión inflamatoria después de ~2 días. Clásicamente, los fibroblastos y los fibrocitos son células alargadas con citoplasma terminado en una cola puntiaguda. Tienen núcleos redondeados u ovales, nucléolos indiferenciados y una cantidad moderada de citoplasma uniforme, pálido y de color azulado. Los límites citoplasmáticos son indistintos, lo que da una apariencia "tenue". Cuando los fibroblastos se aspiran del tejido, las células pierden por lo general su forma de huso alargado y se vuelven redondeadas, aunque un pequeño número, especialmente las células en grupo, conservan su morfología alargada. Los fibroblastos reactivos no se pueden distinguir citológicamente de los tumores de células fusiformes de bajo grado. Si se encuentran en asociación con células inflamatorias, las células fusiformes suelen ser reactivas. Si se encuentran en grupos grandes sin estímulo aparente, con mayor frecuencia son neoplásicos (pero no se puede excluir la neoplasia). Dado que los fibroblastos y los fibrocitos son las principales células del tejido conjuntivo, se adhieren estrechamente entre sí y la recolección de células tiende a ser baja.

Neoplasia:

Las lesiones inflamatorias se caracterizan por la presencia de células de diferentes poblaciones. La presencia de células que son predominantemente de la misma población indica tejido normal, hiperplasia o neoplasia. Lo ideal es que la primera etapa en la evaluación de una muestra citológica para detectar una neoplasia sea determinar el tipo de tejido del que provienen las células. Si esto no es posible, es necesario simplemente determinar el probable comportamiento de las células. Esto a menudo se puede hacer sin identificar específicamente el tipo de célula. La siguiente lista de verificación incluye características que se pueden examinar para determinar el tipo de tejido y el comportamiento probable de la lesión: 1) número de células, 2) distribución de las células en el frotis, 3) forma de las células, 4) relación núcleo:citoplasma, 5) pleomorfismo (tanto nuclear como citoplasmático), 6) número, forma y tamaño de los nucléolos, y 7) contenido citoplasmático como la melanina, los gránulos metacromáticos, la grasa, etc. La clasificación del tipo de célula y el probable comportamiento puede requerir una biopsia tisular. Con muy pocas excepciones, la histología será necesaria para el diagnóstico definitivo y siempre es necesaria para evaluar el índice mitótico y para clasificar un tumor.

Hay tres tipos básicos de tejido: epitelial, mesenquimal (tejido de sostén o conectivo) y de células redondas.

Células epiteliales:

Las células epiteliales son redondeadas, cuboidales o poligonales, y tienden a adherirse firmemente unas a otras y a exfoliarse en forma de racimo o de sábana. Tienen un límite citoplasmático marcado y se exfolian de forma moderada. Las células con más de un núcleo son infrecuentes.

Células mesenquimales:

Las células mesenquimales son muy adherentes y, por lo general, se exfolian en pequeñas cantidades como células individuales o pequeños agregados. Tienen la forma clásica de huso, pero suelen redondearse y agrandarse cuando se retiran del tejido, particularmente cuando se encuentran aisladas en el frotis. La forma del huso es a menudo más evidente en pequeños agregados. Tienden a parecer "tenues" debido a sus límites citoplasmáticos indiferenciados. Las células binucleadas no son infrecuentes.

Células redondas:

Las células redondas presentan escasa o ninguna adherencia en el organismo. Por lo general, se exfolian en grandes cantidades y se colocan individualmente en el frotis sin formar grumos. Las células de esta categoría incluyen mastocitos, linfocitos, histiocitos, células plasmáticas y células de tumores venéreos transmisibles.

Evaluación del tumor:

Para distinguir los tumores benignos de los malignos, se debe evaluar la cantidad de variaciones de ciertas características dentro de la población celular. Por regla general, cuanto más maligna es la célula, menos diferenciada se vuelve y más variación existe en la morfología celular. Los tumores benignos tienen células que son a menudo de tamaño uniforme, con una proporción núcleo:citoplasma uniforme, y muy semejantes a las células de origen. Cuanto más malignas se vuelven las células, más variación se observa en estos criterios. Los criterios nucleares son los indicadores principales de malignidad.

Los criterios de malignidad incluyen los siguientes: variación en el tamaño y la forma de las células, aumento de la exfoliación celular, aumento del tamaño del núcleo, aumento de la proporción núcleo:citoplasma, variación en el tamaño nuclear y multinucleación, aumento de la mitosis con figuras mitóticas anormales, patrón de cromatina agrupada, forma alterada del núcleo debido a la aproximación al núcleo de la célula adyacente (moldeo nuclear) y nucléolos grandes y a menudo múltiples de forma irregular y anormal. Hay una serie de excepciones a estos indicadores; en tales situaciones, la histología es esencial para una interpretación completa.

A continuación se exponen algunas excepciones a las reglas de interpretación:

Los carcinomas de tiroides suelen tener células bastante uniformes y bien diferenciadas. El diagnóstico de carcinoma se puede hacer simplemente por el tamaño de la masa en perros (los tumores >3 cm se consideran automáticamente malignos) pero no en gatos. Las principales características de malignidad, como la invasión capsular de los tejidos blandos y de los vasos, solo pueden identificarse histológicamente. Otros tejidos en los que puede ser imposible diferenciar las células benignas de las malignas son los carcinomas de glándulas apocrinas, los tumores de células basales, los melanomas y las lesiones proliferativas del hígado.

A diferencia de la mayoría de los tumores malignos, el linfoma se caracteriza comúnmente por una población uniforme de células que son más grandes que las células linfoides normales. Por tanto, la variación en la morfología no es necesaria para un diagnóstico de malignidad con este tipo de tejido. Si hay una variación marcada y linfocitos pequeños, es más típico de hiperplasia.

Algunas estructuras normales, como las glándulas hepatoides, presentan más de un tipo de célula (células de reserva y terminales) y, por tanto, pueden mostrar variaciones en la morfología, y los tumores benignos de las glándulas hepatoides pueden tener una combinación similar. Sin embargo, la morfología nuclear mantiene características de benignidad.

Muchos tumores mamarios pueden mostrar marcada variación en la morfología celular, pero histológicamente se clasificarían como benignos. Los indicadores del comportamiento del tumor mamario son características arquitectónicas, como la invasión local del tejido y de los vasos. Estos no se pueden evaluar mediante citología. Estas excepciones a menudo hacen que la interpretación citológica no sea fiable, en particular para estos tipos de tejidos.

La mayoría de los tumores de células fusiformes no metastatizan, pero son localmente agresivos y, a menudo, difíciles de extirpar. Los criterios de malignidad son a menudo menos importantes con respecto al comportamiento de estos tumores que los tumores epiteliales.

Resultados comunes en la citología:

Algunas características específicas de las preparaciones de citología pueden proporcionar una interpretación más precisa de la muestra. A continuación se enumeran algunos resultados comunes y su interpretación.

Células grasas maduras:

Las células grasas maduras se observan en los lipomas benignos y en la grasa corporal madura. No es posible diferenciarlos citológicamente. Las células grasas son células mesenquimales y, como tienden a no exfoliarse bien, suelen estar presentes en cantidades reducidas. Si una muestra procede del centro de una masa nodular, las células grasas son diagnósticas de lipoma. Estas células con forma de globo, de tinción clara, a menudo están agrupadas, dobladas y superpuestas.

Células fusiformes:

Por lo general, no es posible diferenciar las células fusiformes reactivas de las de la neoplasia de células fusiformes. Los indicadores de neoplasia incluyen la ausencia de estímulo reactivo, como inflamación o hemorragia, y una población celular con grupos de células más numerosos y más grandes. Una mayor variación en la morfología celular indica un comportamiento más agresivo. Cuando se extraen de su tejido, a menudo se redondean y pueden confundirse con células redondas, pero suele haber algunas células fusiformes distintivas en la mayoría de las preparaciones.

Queratina:

La queratina incluye células epiteliales escamosas no nucleadas, nucleadas y terminalmente diferenciadas. La queratina puede ser un contaminante de la superficie de la piel del animal o de la piel de quien manipula la muestra, y es un artefacto común. También se pueden tomar muestras de quistes cutáneos llenos de queratina, que siempre son benignos y muy comunes, especialmente en la piel de los perros. Los grupos grandes y densamente empaquetados de queratina en áreas restringidas en el centro del portaobjetos sugieren que la queratina no es un artefacto, sino que la muestra se ha tomado de la lesión.

Sangre:

La sangre es un artefacto común de la aspiración con aguja fina, pero también puede provenir de espacios llenos de sangre en los tejidos. Estos pueden ser no neoplásicos, como hematomas, aneurismas o hematomas graves, o lesiones neoplásicas como hemangiomas y hemangiosarcomas. La presencia de células fusiformes no diferencia adecuadamente las causas neoplásicas de hemorragia de las no neoplásicas ( ver Evaluación del tumor:). Las células fusiformes producen los vasos sanguíneos neoplásicos en los hemangiosarcomas, pero especialmente en perros jóvenes ocasionalmente pueden producir una cápsula muy celular en un hematoma de tejido blando. La cápsula contiene fibroblastos muy activos, pero no son neoplásicos. La sangre que proviene directamente del sistema vascular por lo general contiene un número significativo de plaquetas. El uso de una aguja muy fina (25 G) ayuda a disminuir la contaminación con sangre. Casi siempre se observa sangre en la aspiración de órganos parenquimatosos, como el hígado, el bazo, los riñones y la médula ósea.

Sin células:

La falta de células es un problema común de la aspiración con aguja fina. Si la técnica se realiza correctamente, la ausencia de células puede indicar la proliferación de células mesenquimales (incluidos los lipomas), porque estas células estructurales dentro del organismo son células fuertemente adherentes que no se exfolian bien.

Células con gránulos citoplasmáticos:

El tipo más importante entre las células con gránulos citoplasmáticos es el mastocito, dado que los tumores de mastocitos son comunes en perros. Son células de tamaño medio con núcleo redondeado. Con tinciones de tipo Romanowsky, los gránulos son pequeños, de color azul oscuro o púrpura (similares a las bacterias), y suelen encontrarse en gran número en el citoplasma. Los mastocitos menos diferenciados tienen menos gránulos. La citología no se puede utilizar para clasificar los tumores de mastocitos; la clasificación siempre requiere histología, ya que no depende solo de la morfología celular. Las células son frágiles y a menudo existe un gran número de gránulos en el fondo que se han liberado de las células dañadas. En los perros, los eosinófilos suelen estar presentes y, muy ocasionalmente, pueden ser el tipo de célula predominante; sin embargo, son menos comunes en otras especies. Los tumores de mastocitos en caballos tienen una citología similar a la de los perros, pero en los gatos, las células son a menudo más pequeñas, más uniformes y tienen una granulación menos distintiva.

Las células tiroideas también pueden tener gránulos oscuros, por lo general de color azulado o negro. Estos gránulos de tirosina son muy pequeños, poco numerosos y pueden ser difíciles de ver. Los gránulos negros más grandes se asocian con melanomas. La citología no puede diferenciar los melanomas benignos de los malignos; sin embargo, los melanomas de piel con pelo en perros suelen ser benignos y los de las zonas sin pelo, como labios, pies y boca, suelen ser malignos. Los tumores de células basales a menudo también contienen células con melanina, especialmente en gatos. Estos tumores suelen ser benignos y citológicamente pueden ser difíciles de distinguir de los melanomas. La melanina también se puede observar en los macrófagos (melanófagos), a veces en grandes cantidades, pero por lo general se encuentra en grupos mucho más grandes dentro del citoplasma, en lugar de los gránulos finos que se ven en los melanocitos. A veces se pueden ver gránulos magenta muy finos en las células osteoblásticas del osteosarcoma. El material granular dorado se acumula en el citoplasma de los macrófagos cuando se ha producido una hemorragia en el tejido blando (hemosiderófagos). Las células hepáticas a veces pueden contener bilis, que se tiñe muy oscura, y ocasionalmente pueden verse hebras largas y delgadas de material oscuro en los canalículos llenos de bilis.

Células con vacuolas citoplasmáticas:

En las células grasas se observa una vacuola grande y única. En las células normales o benignas, los núcleos son pequeños y a menudo indistinguibles, y las células con frecuencia se pliegan como una bola colapsada. Las células más pequeñas con núcleos más grandes y prominentes y algo de citoplasma, además de vacuolas claras a menudo pequeñas, son más sugestivas de malignidad.

Las células con múltiples vacuolas pequeñas con apariencia espumosa incluyen macrófagos, células glandulares sebáceas y células salivales. Puede resultar muy difícil diferenciarlas; el lugar y otras características clínicas pueden ser un factor decisivo en la interpretación.

Diferenciación de los tumores de células redondas:

Los tumores de células redondas incluyen mastocitos, células plasmáticas, linfocitos, histiocitos y células de tumores venéreos transmisibles. Los mastocitos presentan gránulos distintivos dentro del citoplasma y son fáciles de identificar; si son el tipo celular dominante es diagnóstico de mastocitoma. En casos raros, los mastocitos pueden tener escasos o ningún gránulo en el citoplasma. Las células linfoides típicamente tienen una elevada relación núcleo:citoplasma, pocas células presentan esta característica. Las células linfoides neoplásicas son de mediano a gran tamaño, con un núcleo de al menos 1,5 veces el tamaño de un eritrocito. Los nucléolos son a menudo múltiples, a veces bastante prominentes. Sin embargo, los casos raros de linfoma de células pequeñas tienen células indistinguibles de los linfocitos normales.

Las células de un histiocitoma (células de Langerhans) no son especialmente histiocíticas citológicamente. Son células redondas con citoplasma de escaso a moderado tamaño, de tinción pálida. Son bastante uniformes y tienen núcleos excéntricos dentro de la célula. Los nucléolos son indistinguibles. Las células histiocíticas verdaderas son más problemáticas de interpretar. Son parte de la línea celular que incluye las células presentadoras de antígenos, como los macrófagos y las células de Langerhans, aunque pueden variar desde células inflamatorias y reactivas hasta tumores de células redondas altamente malignos. Suelen ser más grandes que otras células redondas con más citoplasma, a veces están vacuoladas y pueden presentar núcleos ovalados o dentados. Los infiltrados de células histiocíticas con frecuencia son difíciles de identificar, incluso con un examen de biopsia, y siempre requieren un examen histológico para evaluar el comportamiento.

Las células plasmáticas neoplásicas incluyen células del mieloma. Estas suelen estar bien diferenciadas y tienen la mayoría de las características de las células plasmáticas normales. Cuando son neoplásicas, se encuentran en grandes cantidades con escasas células de otros tipos presentes. La proliferación nodular benigna de células plasmáticas, el plasmocitoma, muestra un pleomorfismo más marcado y, a menudo, difiere notablemente de las células plasmáticas normales. Muchas tienen una ligera apariencia histiocitaria y pueden ser difíciles de diferenciar citológicamente. Estas células tienen un núcleo redondo y un patrón de cromatina grueso, que a veces se agrupa alrededor de la membrana nuclear. El núcleo a menudo es excéntrico con un citoplasma intensamente basófilo y una zona paranuclear de Golgi pálida.

Las células de los tumores venéreos transmisibles suelen tener una cantidad moderada de citoplasma (superior al del linfoblasto), a menudo con pequeñas vacuolas. La cromatina nuclear es gruesa, con uno o dos nucléolos bastante prominentes. Son frecuentes las figuras mitóticas. A diferencia de la mayoría de las preparaciones de citología de lesiones neoplásicas, suelen tener una variación moderada en la relación núcleo:citoplasma.

Citología de localizaciones específicas:

Nódulos linfáticos:

Los nódulos linfáticos normales, hiperplásicos y neoplásicos tempranos presentan una población celular mixta. Las células son predominantemente linfocitos pequeños con un número variable de células linfoides medianas y grandes y algunas células plasmáticas. Una población uniforme de células indica neoplasia. Los aspirados de nódulos linfáticos a menudo presentan células que se tiñen mucho más pálidas y son más grandes, y algunas células pierden por completo su citoplasma. Estas células se encuentran en distintas etapas de degeneración y deben ignorarse. Es útil comparar el núcleo de los linfocitos con el tamaño del eritrocito. Los linfocitos normales maduros o los linfocitos neoplásicos pequeños (raros) tienen el núcleo del mismo tamaño que los eritrocitos. Sin embargo, las células linfoides neoplásicas tienen núcleos al menos 1,5 veces el diámetro de los eritrocitos. Los nódulos linfáticos linfomatosos aún pueden contener una cantidad significativa de células linfoides normales. La proporción de linfocitos maduros más pequeños debe compararse con las células inmaduras más grandes para diferenciar la hiperplasia de la neoplasia. La proporción considerada significativa varía, pero en general la mayoría de los citólogos consideran un diagnóstico de linfoma cuando las células inmaduras representan >50 % de la población celular total. Algunos citólogos requieren un mayor porcentaje de células inmaduras, especialmente si solo hay un nódulo linfático agrandado. En caso de duda, se debe realizar una biopsia. La confirmación histopatológica del diagnóstico es esencial si se considera la terapia para el linfoma, y siempre es necesaria para la estadificación.

Los nódulos linfáticos submandibulares son a menudo difíciles de valorar. Drenan las áreas bucal y nasal, y están sometidos a estímulos antigénicos potentes. Experimentan hiperplasia con frecuencia, a menudo histológicamente atípica, especialmente en gatos. Los gatos también desarrollan afecciones neoplásicas inusuales que afectan a este ganglio, como el linfoma de células B rico en células T y el linfoma similar al Hodgkin, ambos con una mayoría de células ganglionares normales. Por estas razones, se debe tener mucho cuidado en la interpretación de las lesiones que afectan a los nódulos linfáticos submandibulares, ya que los resultados falsos negativos y falsos positivos para la neoplasia no son infrecuentes.

Las aspiraciones de los nódulos linfáticos submandibulares sospechosos de estar agrandados a menudo ofrecen solo células espumosas grandes, que son células salivales. Esto puede deberse a un error de muestreo o a una hipertrofia de la glándula salival en casos de sialoadenosis. La causa de la sialoadenosis no se conoce, pero una minoría significativa de aspirados submandibulares contienen solo estas células.

Fluidos de las cavidades corporales:

El análisis pormenorizado de los fluidos cavitarios requiere proteína total (medida con refractómetro manual), recuento celular total y un diferencial de los distintos tipos de células presentes ( ver la Tabla: Características de los trasudados y exudados). Los trasudados puros son raros porque se modifican rápidamente por la fuga de fluido de los vasos linfáticos o sanguíneos y la atracción de células inflamatorias mixtas. Los trasudados atraen macrófagos activados con un número variable de neutrófilos no degenerados. Los linfocitos, que también pueden estar presentes, se clasifican como pequeños, pero la mayoría parecen un poco más grandes que los linfocitos circulantes y son parte del proceso reactivo del fluido dentro de la cavidad. Además, cuando se acumula líquido en la cavidad corporal, las células mesoteliales de revestimiento se desprenden dentro del líquido. Estas células son grandes, a menudo multinucleadas, varían en apariencia, y con frecuencia se observan en grupos con nucléolos de gran tamaño. A veces forman racimos parecidos a un racimo de uvas con un espacio pálido y estrecho entre las células. Por lo general, se considera que estas características están asociadas con malignidad, pero en este caso las células son simplemente reactivas y no neoplásicas. Se debe tener cuidado al diferenciar estas células mesoteliales de las células neoplásicas en el fluido cavitario. Un escaso número de estas células suele tener una corona alrededor de la membrana citoplasmática (lo que da un contorno borroso); esta es una característica distintiva de las células mesoteliales.

Tabla
Tabla

Las células mesoteliales pueden estar presentes en grandes cantidades, especialmente en el líquido pericárdico. Los mesoteliomas malignos son raros en las especies domésticas, pero no es posible diferenciar las células mesoteliales neoplásicas de las reactivas mediante un examen citológico. El grado de poliploidismo no es una característica distintiva.

Las células inflamatorias mixtas aumentan en número a medida que un trasudado se modifica y están presentes en grandes cantidades en un exudado. En estos tipos de muestras cabría espera la presencia de células mesoteliales, por lo que puede ser útil examinar una segunda población en caso de búsqueda de una neoplasia. Los agregados suavemente demarcados de células atípicas sin espacios estrechos entre las células pueden indicar una segunda población de células de carcinoma.

Lavado traqueal o broncoalveolar:

Se observan células epiteliales respiratorias en el lavado broncoalveolar (LBA) de animales sanos y enfermos. Las células epiteliales pueden conservar su estructura original, con una superficie ciliada y núcleo basal, pero a menudo aparecen redondeadas con cilios indistinguibles.

El macrófago es normalmente el tipo celular inflamatorio dominante en el LBA de animales sanos. Los macrófagos provienen de la profundidad de los alvéolos y forman parte de los mecanismos de defensa normales. Aumentan mucho con la acumulación de líquido en el pulmón (p. ej., insuficiencia cardiovascular) y en condiciones inflamatorias, en los que se acompañan de otras células inflamatorias. En ocasiones, en el citoplasma de estas células se pueden observar desechos, material extraño, hemosiderina, eritrocitos y microorganismos. Los macrófagos que contienen hemosiderina en las personas se denominan células de insuficiencia cardiaca, pero su causa es menos específica en las especies domésticas. Hay un mayor número de macrófagos en muchos trastornos pulmonares subagudos y crónicos.

En perros y gatos sanos, los neutrófilos contribuyen con <5 % de la totalidad de las células en las preparaciones de LBA. Los neutrófilos son células inflamatorias inespecíficas del aparato respiratorio y no necesariamente indican infección. Pueden ser las células más numerosas en una reacción inflamatoria, incluso en casos de alergia. Sin embargo, cuando hay neutrófilos, el citoplasma siempre debe examinarse cuidadosamente para detectar la presencia de algún agente infeccioso. Algunas veces también se pueden ver bacterias en las partes extracelulares del frotis, pero las bacterias extracelulares a menudo son contaminantes de la faringe.

Se debe tener gran cuidado para diferenciar los eosinófilos de los neutrófilos en las preparaciones del LBA, ya que los gránulos son a menudo claros y difíciles de identificar. Los eosinófilos pueden constituir hasta un 5 % de las células en LBA en perros sanos, aunque pueden alcanzar el 10 % en gatos sanos. Los eosinófilos que comprenden >10 % de las células indican una enfermedad respiratoria alérgica, aunque los gusanos pulmonares y los gusanos del corazón también pueden causar esta reacción. Con la infestación por gusanos pulmonares, las larvas a veces están presentes como grandes estructuras en espiral.

Las células escamosas nucleadas y no nucleadas se ven comúnmente en las preparaciones de LBA y a menudo se asocian con bacterias en la superficie celular. Esto indica contaminación faríngea. Las bacterias son habitantes normales de la faringe, en particular Simonsiella, que son organismos muy grandes en forma de escalera. Su presencia confirma la contaminación de la faringe. Si las bacterias están presentes junto con células epiteliales escamosas, puede que no sea posible concluir si las bacterias son de las vías respiratorias o de la faringe. La presencia de bacterias en el citoplasma de los neutrófilos confirma una infección significativa.

Líquido sinovial:

El examen del líquido sinovial debe incluir el contenido de proteínas, la formación del coágulo de mucina, la viscosidad, el recuento total y diferencial de células y el examen microscópico directo. Por lo general, no es factible realizar todas estas pruebas en un entorno práctico, pero el examen citológico y el examen físico suelen dar una buena estimación de los resultados de la mayoría de estas pruebas. La citología, por tanto, es la prueba más útil en el examen del líquido sinovial.

La técnica para el muestreo requiere el siguiente equipamiento: jeringa de 3 mL, aguja de 21 o 25 G, portaobjetos limpios y varios tubos de recogida (sin anticoagulante, EDTA y heparina). Esta técnica siempre requiere un cierto grado de sedación y es esencial una técnica estéril. Cada articulación tiene un lugar recomendado para la aspiración (más allá del alcance de esta descripción), y suele requerir una ligera flexión o hiperextensión. La aguja unida a la jeringa se hace avanzar lentamente dentro del espacio articular y, teniendo cuidado de no alterar la superficie articular, se aplica una succión suave. El líquido articular normal es viscoso y pegajoso y de pequeño volumen. Sin embargo, el volumen de líquido depende del tamaño del animal, de la articulación afectada y del grado de efusión articular. Cuando el tamaño de la muestra es suficiente, es esencial liberar la succión de la jeringa antes de retirar la aguja.

La manipulación de la muestra es fundamental. Dado que muchas pruebas pueden realizarse en el líquido sinovial y la citología es la más importante, a veces el volumen de la muestra es tan pequeño que no es posible realizar ninguna otra prueba. Por tanto, siempre se debe hacer un frotis simple y secarlo al aire rápidamente una vez obtenida la muestra. La mayoría de las pruebas se pueden realizar en muestras sin anticoagulante (tubo con tapón rojo), o la muestra se puede dejar en la jeringa de muestreo. Sin embargo, la contaminación sanguínea, la hemartrosis y el derrame inflamatorio introducen fibrina en la articulación y la muestra puede coagularse. La colocación de parte de la muestra en un tubo con EDTA puede evitarlo, pero el EDTA puede interferir en la prueba de coágulo de mucina y, por esta razón, también puede ser necesaria una muestra heparinizada.

Los resultados de las preparaciones citológicas pueden indicar el número de células presentes, el tipo de célula y el diferencial, y la presencia de células tumorales y bacterias. Las células pueden dar una indicación de la viscosidad. En el líquido de viscosidad normal o aumentada, las células tienden a alinearse en hileras en la dirección de la extensión, que se describe como formación de hileras.

En animales sanos, los recuentos celulares varían ampliamente (p. ej., 0-4400/mL en perros), pero suelen ser muy bajos. Los recuentos >500/mL en perros por lo general indican un aumento significativo. El líquido sinovial normal contiene ~2 células/campo de alta potencia (aumento de ×400). En la gran mayoría de los casos un número de células bajo (hasta 4 o 5 células/campo de alta potencia) puede ser indicativo de enfermedad degenerativa articular, y uno muy alto, de artritis séptica o inmunomediada. Los resultados equívocos intermedios son extremadamente infrecuentes.

Los tipos celulares de la articulación incluyen células mononucleares, que son una mezcla de monocitos circulantes, macrófagos tisulares y células de revestimiento sinovial. No es posible, ni siquiera necesario, diferenciar estas células, ya que todas presentan una morfología similar y reaccionan a estímulos similares. La vacuolización citoplasmática de estas células, y especialmente la presencia de fagocitosis de detritos o eritrocitos, indican activación, una característica que no se observa en las células mononucleares articulares normales. En la enfermedad degenerativa articular, el líquido sinovial suele contener solo macrófagos, en ocasiones con cantidades extremadamente bajas de neutrófilos.

La hemorragia es frecuente en preparaciones sinoviales, pero puede tratarse de un artefacto. La hemartrosis verdadera proporciona una muestra de líquido sinovial uniformemente contaminada con sangre en el momento del muestreo. Si la contaminación sanguínea se produce al final del procedimiento de muestreo en un líquido claro inicialmente, es más probable que se trate de un artefacto. Además, en la hemartrosis verdadera, los eritrocitos pueden observarse en el interior del citoplasma de los macrófagos. La contaminación sanguínea artefactual también introducirá leucocitos como los neutrófilos, lo cual dificulta la interpretación de la muestra, si bien la contaminación sanguínea de la muestra provoca escasa celularidad.

Los neutrófilos están presentes en grandes cantidades tanto en la artritis séptica como en la enfermedad articular inmunomediada. Estas dos afecciones pueden diferenciarse normalmente por la historia clínica. En la artritis séptica, las bacterias se encuentran a veces dentro del citoplasma de las células fagocitarias. La ausencia de bacterias, ya sea en las preparaciones citológicas o en el cultivo, no excluye a las bacterias como posible causa de artritis. Los resultados falsos negativos para bacterias no son infrecuentes.

Los linfocitos suelen estar presentes en cantidades muy pequeñas en los procesos inflamatorios, pero no son específicos de una causa concreta.

Los osteoclastos muy ocasionalmente se observan cuando se ha producido una erosión del cartílago articular con exposición del hueso subcondral.

Las células neoplásicas son raras en el líquido articular, aunque las articulaciones pueden ser un lugar de asentamiento de los tumores primarios y secundarios.

Los macrófagos aumentan en presencia de cualquier daño en la articulación, especialmente en los casos de enfermedad degenerativa articular. La vacuolización citoplasmática de estas células, y especialmente la presencia de fagocitosis de detritos o eritrocitos, indican activación de los macrófagos, una característica que no se observa en las células mononucleares articulares normales. En la enfermedad degenerativa articular, el líquido sinovial a menudo contiene solo macrófagos.

Cavidad nasal:

La citología de las preparaciones del lavado nasal es similar a la observada con las preparaciones del LBA. Con el exudado se libera una escasa cantidad de células epiteliales respiratorias. Cuando existe un predominio de eosinófilos puede indicar inhalación de alérgenos, parásitos u hongos, y ocasionalmente puede indicar presencia de bacterias o neoplasia. Por tanto, la presencia de eosinófilos en la cavidad nasal es menos indicativa de un proceso específico que en otras localizaciones (p. ej., la tráquea o los bronquios).

Los neutrófilos son la célula exudativa más común pero, al igual que con el LBA, a menudo indican una infección secundaria. En el caso de la neoplasia intranasal, pueden estar presentes células con características neoplásicas ( ver Neoplasia:), pero la ausencia de estas células no excluye la neoplasia. Solo una minoría de procesos neoplásicos erosiona el epitelio respiratorio subyacente y permite la exfoliación de las células neoplásicas.

Igualmente, la ausencia de hifas fúngicas en la preparación no excluye una posible infección micótica. A menos que las placas fúngicas se muestreen directamente tanto para la citología como para el cultivo, los resultados falsos negativos son comunes. Rara vez se observan inclusiones virales.

Citología vaginal:

La citología vaginal puede utilizarse para identificar las diversas etapas del ciclo estral canino, aunque los resultados deben interpretarse junto al comportamiento del animal. Las células exfoliadas de la mucosa vaginal en la porción craneal al orificio uretral se toman mediante un hisopo o varilla de vidrio con punta terminada en algodón. Las células se extienden suavemente sobre un portaobjetos, se secan al aire y se tiñen. Las características que deben identificarse incluyen neutrófilos, bacterias, eritrocitos y los tipos de células epiteliales. Las células epiteliales (en orden creciente de diferenciación) son células intermedias parabasales pequeñas y grandes, y células superficiales. Las células parabasales son pequeñas, con núcleos centrales redondos, nucléolos indistinguibles, citoplasma relativamente estrecho y relación núcleo:citoplasma de ~1:1. Las células intermedias pequeñas tienen un núcleo similar, pero, en este caso, la cantidad de citoplasma es mucho mayor. Por otro lado, las células intermedias grandes tienen un núcleo similar, con gran cantidad de citoplasma y un límite angular irregular. Las células superficiales tienen también una gran cantidad de citoplasma, pero sus núcleos son picnóticos (pequeños y reducidos) o están ausentes.

Las fases del ciclo estral cambian gradualmente. Si una preparación no se ajusta exactamente a una parte específica del ciclo, se debe estimar qué etapas pueden estar presentes. En el proestro, todos los tipos de células epiteliales están presentes junto con neutrófilos, eritrocitos y moco. A medida que progresa el proestro, las células epiteliales se acercan cada vez más a la diferenciación terminal (células superficiales) y disminuyen lentamente los neutrófilos. Las bacterias suelen estar presentes en grandes cantidades. En el estro, >90 % de las células epiteliales son células superficiales en ausencia de moco en el fondo de la preparación. Hay una gran cantidad de bacterias, pero no neutrófilos. En el diestro, las células intermedias y parabasales son >80 % del total de las células epiteliales. En esta fase hay una cantidad variable de neutrófilos y bacterias, pero por lo general menos que en el proestro. Puede ser difícil diferenciar algunas etapas del proestro del diestro. En el anestro predominan las células parabasales e intermedias. Los neutrófilos y las bacterias son raros. Los eritrocitos no ayudan a diferenciar las etapas del estro.

Líquido cefalorraquídeo:

La interpretación de la citología del LCR es complicada, ya que puede resultar difícil obtener suficientes células bien conservadas antes de que la muestra se deteriore. Los recuentos de células en el LCR normal son bajos (0-5 células/mcL en perros y 0-8 células/mcL en gatos). Sin embargo, existe una gran variación en el recuento de células entre individuos. Los recuentos también pueden variar dependiendo del lugar de la punción (lumbar y cisterna magna) en el mismo individuo. Debido a que el nivel de albúmina en el LCR es ~20 % del existente en el suero, las células presentes se degeneran rápidamente. Lo ideal es realizar recuentos de células y examinar la morfología en el plazo de 1 h tras la colección.

El bajo número de células en el LCR hace que no sea apropiado utilizar un contador celular automatizado. Se puede utilizar un hemocitómetro para el recuento de células y una citocentrífuga para las preparaciones de citología. Para uso práctico, estaría recomendado utilizar una técnica de sedimentación simplificada (cuya descripción queda más allá del alcance de esta discusión) con el objetivo de concentrar las células en un portaobjetos. La presencia de más de una o dos células nucleadas en un frotis simple de LCR debe considerarse potencialmente significativa.

En el LCR, un aumento de células nucleadas se denomina pleocitosis. En condiciones infecciosas y no infecciosas del SNC existe una enorme variación y superposición tanto en el grado de pleocitosis como en los tipos de células presentes. La interpretación debe integrarse con los demás detalles clínicos del caso. Si hay neutrófilos y/o macrófagos, se deben buscar bacterias y hongos en el citoplasma de las células. La ausencia de microorganismos o pleocitosis no excluye la infección, ya que las condiciones no infecciosas del SNC también pueden producir pleocitosis neutrofílica.

Aparte del linfoma, es raro encontrar células neoplásicas en el LCR. Si hay células no inflamatorias presentes en el LCR, debe interpretarse utilizando los principios básicos detallados anteriormente.

Citología de orina:

La orina se puede examinar como una preparación húmeda o como un frotis citológico seco. Debido a la ausencia de tinción en una preparación húmeda, el análisis se limita al examen de cristales y eritrocitos. Aunque se pueden ver células nucleadas, en la mayoría de los casos no se pueden identificar y se examinan mejor con un frotis citológico seco.

Existen al menos 10 formas de cristales urinarios comunes. La identificación de los cristales no se analiza aquí, pero puede lograrse fácilmente mediante el uso de buenas ilustraciones de referencia. (También ver Urolitiasis en pequeños animales.)

Debido a que las células en la orina se degeneran rápidamente, particularmente si hay bacterias, las preparaciones centrifugadas de muestras de orina deben examinarse rápidamente tras la toma de muestras. Si no es posible, a menudo se agrega ácido bórico a la muestra para prevenir la degeneración y el crecimiento excesivo de bacterias, aunque su efecto puede ser muy limitado. Si es probable que se produzca un retraso entre el muestreo y el examen, un método mejor para la conservación es la adición de unas gotas de formol. Sin embargo, las tinciones tradicionales de Romanowsky no se pueden utilizar en muestras conservadas en formol. La tinción de H&E es una mejor alternativa para las muestras fijadas en formol.

La orina normal suele tener muy pocas células nucleadas. Ocasionalmente se encuentran células uroteliales únicas. Las células epiteliales escamosas también se observan en la orina y provienen de la uretra terminal, la vagina, la vulva y el epitelio prepucial. La metaplasia escamosa del epitelio de la vejiga urinaria después de una inflamación crónica es muy rara.

Las células neoplásicas en las muestras de orina casi siempre son epiteliales. Son células poligonales redondeadas, a menudo agrupadas, con marcada variación en la morfología, especialmente en la relación núcleo:citoplasma. Es más probable que las células normales sean uniformes. Las células levemente pleomórficas pueden asociarse con hiperplasia (p. ej., algunos casos de cistitis polipoide).

Las células inflamatorias que se observan en la cistitis son casi exclusivamente neutrófilos. Los eosinófilos se observan en algunas afecciones inflamatorias específicas y raras, pero los macrófagos son muy poco comunes incluso en afecciones crónicas. La causa más común de inflamación es la infección, por lo que debe examinarse cuidadosamente el citoplasma de los neutrófilos en busca de bacterias. Es muy poco común ver un componente neutrófilo significativo acompañando a una neoplasia o cálculos.

Los eritrocitos se ven comúnmente en enfermedades neoplásicas e inflamatorias de la vejiga, pero también se observan a menudo sin una indicación de otra patología. Esto puede ser un artefacto de muestreo, aunque también es un hallazgo común en casos de cistitis intersticial. En los gatos, este término se usa a menudo como sinónimo del síndrome urológico felino, si bien la cistitis intersticial también se observa en perros y en personas, lo que sugiere la presencia de otros factores patogénicos desconocidos como causa de esta afección. La hematuria persistente sin evidencia citológica de neoplasia o inflamación puede indicar cistitis intersticial.

También ver Análisis de orina.

Citología hepática:

Aunque la citología es un método popular para investigar la enfermedad hepática, existe desacuerdo sobre su utilidad. En la mayoría de las muestras presentan contaminación sanguínea, lo cual puede eclipsar los infiltrados inflamatorios al introducir leucocitos circulantes. El diagnóstico de muchas enfermedades hepáticas se basa en las características arquitectónicas y la distribución de los cambios dentro del hígado, más que en la morfología de las células de forma individual. Finalmente, en algunos trastornos hepáticos, los hepatocitos proliferan sin cambios significativos en su morfología individual (véase más adelante). Estos factores limitan la información que puede obtenerse de la citología del tejido hepático.

Los métodos de muestreo son similares a los utilizados en otros órganos. El muestreo se suele realizar de forma ecoguiada, pero la toma de muestras a ciegas puede hacerse en el décimo espacio intercostal al nivel de la unión costocondral. El sangrado durante este procedimiento no es un riesgo importante.

En el hígado sano, los hepatocitos son células redondeadas poligonales regordetas con un diámetro de 25-30 micrones. Los núcleos son centrales y redondos con un solo nucléolo grande y prominente. Algunas células son binucleadas. La célula presenta citoplasma de gran tamaño teñido de azul, que suele tener un aspecto granular.

Se pueden observar cambios en el metabolismo de las células hepáticas dentro del citoplasma. La presencia de numerosas vacuolas pequeñas y discretas o una gran vacuola indica acumulación de grasa. Existen varias causas potenciales, y es más prominente en el síndrome de lipidosis hepática felina, la inanición, la gestación y la diabetes mellitus. Los hepatocitos agrandados con citoplasma de tinción granular pálida pero sin vacuolas discretas son característicos del almacenamiento excesivo de glucógeno. La causa más frecuentes el aumento de los niveles de esteroides circulantes.

La estasis biliar y la acumulación de pigmentos (p. ej., hierro) también se pueden evaluar mediante el examen del citoplasma. Los hepatocitos normalmente acumulan pigmento de lipofuscina, que se observa como gránulos pequeños, bastante uniformes y de tinción oscura, mientras que la bilis y a menudo la hemosiderina tienden a aparecer como cuerpos ligeramente más grandes de tinción oscura dentro del citoplasma. Ocasionalmente, también se puede observar acumulación de bilis dentro de los canalículos (tapones canaliculares). Estos aparecen como cintas negras en la superficie de los hepatocitos.

La interpretación citológica de la inflamación es difícil debido a la inevitable contaminación sanguínea de las muestras. La inflamación debe considerarse significativa solo si está presente dentro de los grupos de hepatocitos. Aunque se pueden reconocer las células inflamatorias individuales, no es posible indicar qué parte del hígado está principalmente afectada. Los neutrófilos se pueden observar en la hepatitis difusa y también en la colangitis focal. Los linfocitos inflamatorios pequeños y maduros suelen observarse en las afecciones inflamatorias periportales, como la pericolangitis linfocítica en gatos y la hepatitis crónica activa en perros. Los macrófagos también se pueden ver en afecciones inflamatorias crónicas y también en ciertas infecciones. Deben investigarse las células fagocitarias para detectar la presencia de organismos dentro del citoplasma, si bien es poco común en la enfermedad hepática.

Las lesiones hepatocelulares nodulares proliferativas primarias incluyen hiperplasia regenerativa, hiperplasia nodular, adenoma (hepatoma) y carcinoma hepatocelular. Las proliferaciones biliares pueden aparecer como quistes, adenomas o carcinomas. Las células del conducto biliar tienden a ser más pequeñas que los hepatocitos con menos citoplasma. Son células cuboidales o columnares bajas que ocasionalmente producen estructuras tubulares dentro de las muestras citológicas. El citoplasma también presenta una tinción pálida uniforme y no significativamente granular. Los nucléolos son más pequeños y menos distinguibles. La colección de células de los conductos biliares quísticos es poco común, ya que la mayoría de estas lesiones son simplemente del espacio quístico. Si se obtiene una cantidad significativa de células epiteliales biliares, lo más probable es que haya neoplasia. Sin embargo, las células malignas de los conductos biliares son más comúnmente uniformes en tamaño y forma y, por tanto, no siempre muestran características morfológicas asociadas a malignidad.

La proliferación hepatocelular es un área de interpretación difícil, ya que los hepatocitos en las lesiones proliferativas benignas son muy similares a los de los carcinomas bien diferenciados. De hecho, a menudo no pueden diferenciarse ni siquiera de los hepatocitos normales. Solo en casos de células pleomórficas pobremente diferenciadas se puede hacer una interpretación adecuada de malignidad. Las proliferaciones benignas y no neoplásicas siempre presentan la misma morfología que los hepatocitos normales. Por ello, los resultados falsos negativos para las lesiones proliferativas en el hígado son comunes. Por tanto, la citología tiene un valor limitado en las lesiones hepatocelulares nodulares.

La citología puede ser una técnica útil para el diagnóstico de tumores de células redondas en el hígado. Incluso con lesiones inflamatorias graves, los linfocitos están presentes en números reducidos y, en general, son pequeños y maduros. Una gran población de células linfoides de mediano y gran tamaño indica linfoma. Ninguna otra enfermedad dará este resultado.

El otro tumor común de células redondas que puede afectar al hígado (particularmente en gatos, y ocasionalmente en perros) es el mastocitoma. Los gránulos dentro de los mastocitos son metacromáticos, lo cual facilita el diagnóstico. Los aspirados normales de hígado pueden contener algunos mastocitos, pero en las neoplasias suelen estar presentes en grandes cantidades. Si se obtienen otras células a partir de preparaciones citológicas, deben interpretarse utilizando los principios descritos anteriormente.

Citología renal:

Los aspirados renales normales tienen casi una población pura de células tubulares renales. Se trata de células uniformes de tamaño mediano de ~17-20 micrones con núcleos centrales, pequeños nucléolos o indistinguibles, y moderada porción de citoplasma de tinción pálida. En los gatos, una característica normal y común es la presencia de gotitas de lípidos dentro del citoplasma. Las células pueden estar presentes individualmente o en grupos y, ocasionalmente, pueden verse como estructuras tubulares. A veces contienen gránulos pequeños y oscuros dentro del citoplasma.

El linfoma renal es la enfermedad neoplásica del riñón más común en perros y gatos. Debido a que las células se suelen distribuir ampliamente dentro del tejido, los resultados falsos negativos del examen citológico son poco comunes. El diagnóstico se puede realizar utilizando los criterios descritos anteriormente. Los tumores renales primarios son poco frecuentes.

Las lesiones quísticas incluyen quistes renales, que se observan con mayor frecuencia en gatos y ocasionalmente en perros, y la hidronefrosis. En ambos trastornos, la recolección de células suele ser escasa, con gran cantidad de líquido. El componente celular de la muestra rara vez es útil para identificar mejor la naturaleza de la estructura quística.

La mayoría de las lesiones inflamatorias del riñón son crónicas y producen tejido conectivo fibroso. La colección de células de estas lesiones suele ser extremadamente escasa, y la citología no suele ser una técnica útil. A veces se puede diagnosticar inflamación piógena. La citología puede ayudar a diagnosticar la peritonitis infecciosa felina, aunque el diagnóstico mediante técnicas serológicas es más común. Debido a la naturaleza por lo general grave y extendida de la inflamación, la colección de células suele ser elevada. La amplia combinación de células inflamatorias presentes en la peritonitis infecciosa felina, con predominio de neutrófilos junto a la historia clínica, son típicas de este trastorno.

Citología mamaria:

La citología es útil para diferenciar las lesiones nodulares inflamatorias de las neoplásicas en el tejido mamario. Los tumores mamarios no suelen inflamarse. Es menos útil para diferenciar las afecciones neoplásicas.

Las lesiones neoplásicas deben interpretarse utilizando los criterios enumerados anteriormente ( ver Neoplasia:). Los criterios más útiles para determinar el comportamiento y el pronóstico de un tumor mamario son la invasión tisular y vascular, no la morfología celular. Estos se evalúan mejor histológicamente que citológicamente. Por tanto, la morfología celular no es necesariamente una buena guía del comportamiento del tumor. En los gatos, las células malignas suelen ser uniformes y no presentan las características malignas comunes; el indicador pronóstico más útil es el tamaño del tumor.