Al examinar las oportunidades y los métodos para abordar los problemas de salud humana y animal, se reconocen en general tres etapas en la prevención:
La prevención primaria se centra en evitar el desarrollo de una enfermedad previniéndola antes de la exposición. Ejemplos de estrategias de prevención primaria son los programas de inmunización, la educación sanitaria y las intervenciones para dejar de fumar. Dado que la enfermedad se evita en gran medida con estas estrategias, la prevención primaria se considera por lo general como la forma de prevención más rentable.
La prevención secundaria se centra en la detección e intervención precoces de la enfermedad, preferentemente antes de la aparición de los signos clínicos. Los ejemplos incluyen los programas de cribado contra formas específicas de cáncer (p. ej., de mama, colon, próstata, etc.), la profilaxis de la rabia posterior a la exposición, las pruebas cutáneas de tuberculosis y las investigaciones por contacto de enfermedades infecciosas.
La prevención terciaria se centra en el tratamiento de la enfermedad después del diagnóstico para detener o retrasar la progresión. Algunos ejemplos incluyen el tratamiento antimicrobiano, los fármacos para la hipertensión, la rehabilitación de ataques cardiacos y accidentes cerebrovasculares y la detección de complicaciones. Dado que esta etapa centra sus esfuerzos después de que la enfermedad está establecida, la prevención terciaria es la forma menos rentable de prevención.