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Aparición y reemergencia de enfermedades zoonóticas

PorAnna Rovid Spickler, DVM, PhD
Última revisión/modificación feb 2023

Las enfermedades emergentes se definen comúnmente como enfermedades cuya incidencia ha aumentado durante las dos últimas décadas o que es probable que aumenten en un futuro próximo. Muchas de estas enfermedades son zoonóticas.

Una enfermedad zoonótica puede surgir como resultado de un mayor contacto humano con el hospedador animal, los tejidos animales, los vectores o las fuentes ambientales de los patógenos. También puede ser el resultado de una mayor prevalencia del agente en animales domésticos o silvestres o en vectores. Muchas enfermedades emergentes y reemergentes tienen reservorios en los animales silvestres o son transmitidas por los alimentos.

Los factores que pueden causar la aparición incluyen cambios demográficos o de comportamiento humano, que van desde trastornos sociales (p. ej, la guerra) que hacen que las personas abandonen las zonas urbanas hasta simples cambios en las preferencias alimentarias. Por ejemplo, los brotes debidos a Escherichia coli enterohemorrágica (E coli O157:H7) se han relacionado con verduras prelavadas.

Los fallos en las medidas de salud pública, como el saneamiento y la vacunación, también aumentan la propagación de la enfermedad.

Los cambios en los patrones de uso de la tierra pueden alterar el número de reservorios de hospedadores, aumentar la incidencia de la infección en estos animales, fomentar cambios genéticos en el patógeno (p. ej., la recombinación con otras cepas) o acercar los hospedadores animales o los vectores de enfermedades a las personas. Debido a que muchos dípteros se reproducen preferentemente a lo largo de los márgenes de los bosques en lugar de en las profundidades de los árboles, la deforestación puede aumentar su número, con el consiguiente aumento potencial de la exposición a algunas enfermedades transmitidas por dípteros. La degradación de sus hábitats naturales, así como la fácil disponibilidad de alimentos cerca de las viviendas humanas, pueden alentar a la vida silvestre a trasladarse a áreas suburbanas.

El crecimiento de la población humana también ejerce presiones que finalmente dan lugar a un mayor contacto con los animales silvestres.

El cambio climático puede a veces ser un factor en la aparición de enfermedades, particularmente para patógenos transmitidos por artrópodos como las Rickettsia spp. Un clima más cálido no solo permite que los vectores sobrevivan al invierno, sino que también permite una temporada de transmisión más larga.

Los cambios tecnológicos e industriales en la producción de alimentos pueden contribuir a la aparición de enfermedades al aumentar la concentración, el movimiento y la mezcla de animales. El transporte de los animales a larga distancia se ha asociado con una mayor excreción de patógenos entéricos, incluyendo Salmonella. La disminución de la diversidad genética puede eliminar especies, razas o individuos con resistencia innata a una enfermedad. El desarrollo de granjas e instalaciones de procesamiento de alimentos a gran escala ha llevado a la exposición de un mayor número de personas a una fuente de alimentos contaminada. La mayor movilidad de personas, animales y mercancías permite que las enfermedades se propaguen rápidamente. Los virus que antes desaparecían después de afectar a un pequeño número de animales y/o personas, ahora pueden encontrar muchos posibles hospedadores en un periodo corto de tiempo. El síndrome agudo respiratorio severo (SARS), de hecho, se extendió a casi 30 países en 6 continentes a los pocos meses del brote inicial.

En ocasiones, un patógeno puede volverse más virulento o adaptarse mejor a las personas, o puede sufrir cambios que afecten a los patrones de transmisión.

La mayor propensión humana ha también contribuido a la aparición o a la identificación de algunos patógenos oportunistas. El número de humanos inmunodeprimidos se ha incrementado por factores como la epidemia del SIDA, el éxito de los programas de trasplante de órganos y los avances que permiten a las personas con inmunodeficiencias primarias y secundarias vivir más tiempo. La medicina moderna también permite que más personas, muchas de las cuales desarrollan afecciones crónicas, sobrevivan hasta una edad avanzada.

Finalmente, algunas enfermedades están surgiendo no porque sean más comunes, sino porque se identifican mejor. Una mayor identificación puede ser el resultado de la mejora de las técnicas de diagnóstico, un mayor uso de los laboratorios para la identificación de patógenos específicos y una mejor concienciación entre los médicos. Alguna vez se pensó que el virus de Marburgo, por ejemplo, era un pariente muy raro y menos virulento de los ebolavirus. Sin embargo, más tarde se descubrió que había causado enfermedad hemorrágica en trabajadores de una mina africana desde la década de 1980 o antes. Este foco de infecciones transmitidas por murciélagos solo se identificó cuando los brotes altamente mortales afectaron a cientos de personas en la República Democrática del Congo en 1998-2000. Asimismo, algunas especies de Rickettsia están emergiendo, en parte, porque el uso creciente de técnicas moleculares facilita su identificación y permite diferencirlas de microorganismos similares.

Puntos clave

  • Los cambios ambientales, el aumento del contacto entre humanos y la fauna silvestre, un mayor número de humanos sensibles y los cambios en la producción y distribución de alimentos pueden hacer que algunas zoonosis sean más frecuentes.

  • Un mayor conocimiento y mejores pruebas de laboratorio han mejorado el reconocimiento de las zoonosis emergentes.

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