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Endocarditis infecciosa en perros y gatos

PorMark D. Kittleson, DVM, PhD, DACVIM-Cardiology
Última revisión/modificación ene 2023

    La infección del endocardio suele afectar a una de las válvulas cardiacas, por lo general a la válvula AV o aórtica en perros y gatos. El daño endotelial, más comúnmente debido a una estenosis subaórtica en perros, es un factor predisponente para el desarrollo de endocarditis infecciosa; sin embargo, es común que se forme endocarditis en una válvula normal. La inmunodeficiencia puede ser un factor predisponente.

    Cuando el endotelio se erosiona parcialmente y el colágeno subyacente queda expuesto, las plaquetas se adhieren y producen microtrombos. Las bacterias transmitidas por vía hematógena quedan atrapadas en el coágulo, lo que produce una infección localizada que causa una destrucción progresiva de la válvula y a menudo da lugar a una insuficiencia valvular. La válvula tricúspide casi nunca está afectada, y es extremadamente rara la endocarditis infecciosa de la válvula pulmonar en pequeños animales. La endocarditis infecciosa es rara en los gatos y no hay predilección de raza. En los perros, los de mediana edad y de razas grandes tienen predisposición, y los machos se ven afectados con mayor frecuencia que las hembras.

    Los trombos infecciosos liberados por las válvulas aórtica mitral infectadas pueden pasar a la circulación sistémica y embolizar otros órganos y extremidades; por consiguiente, la endocarditis infecciosa produce un amplio espectro de signos clínicos, incluyendo efectos cardiovasculares primarios o signos relacionados con el sistema nervioso, tracto GI, sistema urogenital o articulaciones. Suele haber una fiebre crónica continua o intermitente. Puede observarse cojera alternante y pérdida de peso y letargo. La insuficiencia aguda o subaguda de la válvula mitral o aórtica puede producir insuficiencia cardiaca izquierda (es decir, edema pulmonar) y signos clínicos de taquipnea, disnea y tos. Si la válvula tricúspide está afectada, se pueden presentar ascitis y pulso yugular. En el ganado vacuno afectado se produce mastitis y disminución en la producción de leche. También puede observarse hematuria y piuria. Hay un soplo cardiaco presente en la mayoría de los casos y varía según la válvula afectada.

    Las bacterias que se aíslan con mayor frecuencia en perros y gatos con endocarditis infecciosa incluyen Streptococcus, Staphylococcus, Klebsiella spp y Escherichia coli, pero pueden estar implicadas muchas otras especies bacterianas. Bartonella es también una causa reconocida de endocarditis infecciosa de la válvula aórtica en perros.

    En los casos de endocarditis infecciosa, un hemograma completo a menudo muestra leucocitosis neutrofílica y anemia de la enfermedad crónica. Las anomalías del análisis sérico reflejan la afectación de órganos secundaria a émbolos infecciosos y pueden incluir elevaciones de las enzimas hepáticas, el BUN y la creatinina. Los animales desarrollan una glomerulonefritis por inmunocomplejos, con una significativa pérdida de proteínas por la orina e hipoalbuminemia. En los animales afectados deben obtenerse hemocultivos sensibles a los antibióticos. Si los hemocultivos son negativos, el microorganismo responsable puede aislarse a veces de un cultivo de orina.

    La radiografía puede demostrar una dilatación de la cavidad cardiaca en la endocarditis infecciosa, según la localización y extensión de la insuficiencia de la válvula afectada. Dado que los hemocultivos pueden ser negativos incluso en casos con lesiones bacterianas, la ecocardiografía es la prueba diagnóstica de elección. La válvula afectada se suele detectar fácilmente: el área afectada es hiperecoica, está engrosada y con aspecto vegetativo (similar a una coliflor).

    El tratamiento está dirigido a controlar los signos clínicos de insuficiencia cardiaca, resolver cualquier arritmia notable y esterilizar la lesión para evitar los aluviones bacteriémicos recurrentes. La insuficiencia cardiaca puede ser grave e intratable si la válvula aórtica está extensamente implicada de forma significativa; el pronóstico es grave en estos casos. El pronóstico es mucho más favorable cuando la infección es leve y se limita a una de las válvulas auriculoventriculares. El control de la insuficiencia cardíaca requiere el uso de un diurético, como la furosemida, un inhibidor de la ECA y el pimobendán. En perros, inicialmente están indicados los antibióticos parenterales durante 1-2 semanas (cuyo coste puede ser prohibitivo), seguidos de antibióticos orales durante al menos 6-8 semanas. Como tratamiento inicial se utilizan antibióticos de amplio espectro (una combinación de ampicilina y gentamicina o enrofloxacino o cefalotina más gentamicina) y se cambian, si es necesario, a partir de los estudios de sensibilidad antibiótica.

    La profilaxis antibiótica está indicada en perros con estenosis subaórtica cuando se realiza cualquier tipo de procedimiento que pueda dar lugar a una bacteriemia significativa. La profilaxis antibiótica de rutina para procedimientos dentales no está justificada con otros tipos de enfermedad cardiaca, especialmente en perros con degeneración mixomatosa de la válvula mitral, porque no hay evidencia que sugiera que estos perros tengan un mayor riesgo de endocarditis infecciosa.