Trichophyton verrucosum es la causa más frecuente de tiña en el ganado vacuno, pero en algunos casos también se han aislado T mentagrophytes, T equinum, Microsporum gypseum, M nanum y M canis. La dermatofitosis se reconoce con mayor frecuencia en terneros, en los que las lesiones perioculares no pruriginosas son las más características, aunque puede desarrollarse una enfermedad cutánea generalizada. Las vacas y las novillas desarrollan lesiones en el pecho y las extremidades, y los toros desarrollan lesiones en la papada y la piel intermaxilar. Las lesiones características son parches alopécicos y escamosos asociados a costras blanquecinas y grisáceas que en ocasiones forman costras gruesas y supurativas. La dermatofitosis como problema de salud del rebaño es más común en el invierno y se reconoce más comúnmente en climas templados.
Cortesía del Dr. Karen A. Moriello.
No es rentable tratar al ganado vacuno con medicamentos antimicóticos orales. El tratamiento implica la mejora de la cría porque el hacinamiento aumenta la prevalencia de la enfermedad. Hay que eliminar las costras con un cepillo y desechar el cepillo y quemar el material infeccioso. La terapia tópica es el tratamiento de elección, con lavados sin aclarado con sulfuro de cal 1:16 o enilconazol 1:100. No se debe utilizar lejía, ya que puede ser irritante y un peligro para la salud humana. Se recomienda el tratamiento dos veces por semana si resulta práctico. La dermatofitosis se autocura en los animales.
En algunos países se utiliza una vacuna fúngica viva atenuada; no está disponible en América del Norte. La vacuna se ha utilizado en programas de control y erradicación para reducir con éxito el número de nuevos rebaños infectados. La vacuna previene el desarrollo de lesiones clínicas y la transmisión a otros animales. La vacunación ha reducido en gran medida la incidencia de la enfermedad zoonótica en los granjeros, sus hogares, los veterinarios y las personas que trabajan en mataderos y curtidurías.