Cortesía del Dr. Max Bonniwell, Oban, Escocia.
Las viruelas ovina y caprina son enfermedades graves, a veces mortales, caracterizadas por una extensa erupción cutánea. Ambas enfermedades se limitan a partes del sudeste de Europa, África y Asia. Los virus de las viruelas ovina y caprina (capripoxvirus) están estrechamente relacionados entre sí, tanto antigénicamente como en cuanto a sus características fisicoquímicas. También están relacionados con el virus de la enfermedad cutánea nodosa. Los informes sobre la sensibilidad natural de las ovejas al virus de la viruela caprina y de las cabras al virus de la viruela ovina son contradictorios; al menos algunas cepas parecen capaces de infectar a ambas especies.
El periodo de incubación de la viruela ovina es de 4-8 días, y el de la caprina de 5-14 días. El cuadro clínico de ambas enfermedades es similar, pero el observado en las cabras es por lo general menos grave. Se desarrolla fiebre y trastornos sistémicos de intensidad variable. Los párpados aparecen tumefactos y las fosas nasales están cubiertas de secreción mucopurulenta encostrada. Aparecen lesiones cutáneas extensas que se observan más fácilmente en el hocico, las orejas y las áreas libres de vellón o de pelo largo. La palpación puede detectar lesiones difíciles de ver. Las lesiones comienzan como áreas eritematosas en la piel y progresan rápidamente hasta formar placas circulares elevadas, con bordes congestivos, causadas por inflamación local, edema e hiperplasia epitelial.
Cortesía del Dr. Max Bonniwell, Oban, Escocia.
Aunque histológicamente hay microvesículas, las vesículas y pústulas no son evidentes clínicamente. En esta fase, el virus abunda en las lesiones cutáneas. A medida que las lesiones comienzan a desaparecer, se produce necrosis de la dermis y se forman costras oscuras y duras, bien separadas de la piel circundante. La regeneración del epitelio debajo de las costras tarda varias semanas. Cuando se quitan las costras queda una marca en forma de estrella, sin pelo ni lana. En los casos graves pueden observarse lesiones en los pulmones. En algunas ovejas y en ciertas razas, la enfermedad puede ser leve o, incluso, inaparente.
Se ha sugerido que la transmisión puede realizarse a través del aire, por contacto directo con las lesiones o mecánicamente mediante insectos que pican.
En cualquiera de las dos especies, la enfermedad debe diferenciarse de la infección más leve, el ectima contagioso (orf), que causa principalmente lesiones proliferativas y costrosas alrededor de la boca.
La infección da como resultado una inmunidad sólida y duradera. Las vacunas de virus atenuados vivos confieren una inmunidad más prolongada que las de virus inactivados.